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TLoZ MM La Ranchera y un espadachín verde- 2p

en Parodias

NOMBRE: Cremia                                                                                                                                  NOMBRE: Link

CARACTERÍSTICAS: ojos azules marinos,                                                                                                CARACTERÍSTICAS: ojos azules, cabello rubio y

cabellera larga marrón rojizo y orejas puntiagudas                                                                                   orejas puntiagudas

RAZA: Términiana                                                                                                                                RAZA: Hyliano

EDAD: 15-20 (?)                                                                                                                                   EDAD: 8-10 (?)

GÉNERO: femenino                                                                                                                               GÉNERO: masculino

LUGAR DE NACIMIENTO: Rancho Romani-Términa                                                                                    LUGAR DE NACIMIENTO: Hyrule

OCUPACIÓN: ranchera en el Rancho Romani                                                                                           OCUPACIÓN: guerrero

 

 

No comprendo por qué estoy aquí. Tengo la canción de Epona, y puedo llamarla de nuevo cuando yo quiera. Pero, ¿hay algo más que me atrae a este rancho?

  No podía dejar de pensar en esa noche. Durante todo este tiempo, estuve luchando contra el mal, y haber sufrido un montón de dolor por culpa de las acciones del enemigo. Sin embargo, esa experiencia... era nueva. Y me había gustado. Mejor aún... me gustaría repetirlo de nuevo.

  Cuando caminé hacía ella, que estaba ordeñando a las vacas en el campo, me fijé en su figura, de espalda ante mí. Sín saber que yo la estaba contemplando, seguía ordeñando.

-Te has portado bien -ella dijo calmada, acariciando el lomo de la vaca.

  Retiró el cubo de leche, dándose la vuelta. En aquel momento se percató de mí, y la observé atentamente algo asombrada.

-¿No me digas que el camino Lácteo está abierto? -se conmovió sujetando el cubo con las dos manos y por delante.

  Yo afirmé algo nervioso, pues me estaba hablando, y después de lo que me hizo esa vez, me resultó algo incomodo.

-Si has sido tú el responsable de quitar ese pedrusco enorme de la entrada, te lo agradezco mucho -dijo-. Por fin podré llevar la reserva Romani a la ciudad.

 Yo estuve en silenció, pues la vergüenza me ganaba a cada segundo. En cuestión, de vez en cuando pensaba en ella como otra persona diferente a los demás, y eso me alivió de un forma agradable. Me miraba con esa sonrisa de aquella vez, cosa que me dio a pensar. Era una buena persona, en ningún momento me lastimó. Era al revés, me cuidó con cariño y afición, y ejerció ese cargo sobre mí. Me gustaría que me tratara de esa forma, pero sería algo egoísta por mi parte. Ella se inclinó educadamente con cortesía. Yo estuve algo absortó.

-Muchas gracias joven, por haber visitado nuestro hogar -se puso firme-. Es un lugar muy fácil de vivir con tranquilidad. Apenas hay alteraciones, por no decir nunca. La gente conviven con los demás, con respeto. Se cuidan y se tratan adecuadamente -caminó hacia su casa. Yo me quedé muy pensativo a la vez que la miraba. Fue así, hasta que se paró y se giró hacía mí.

-Es una extrañeza y curiosidad -dijo a lo lejos-, pero tengo la sensación de haberte conocido tiempo atrás. ¿Nos conocimos en otro lugar? -yo negué rápidamente, muy intranquilo. Sabía a lo que se refería-. Qué pena. Es una lastima no habernos conocido por esa curiosidad mía, porque esa sensación es extraña, es como si nosotros dos hubiéramos hecho algo juntos, algo muy especial. ¿Tú no sientes lo mismo? -me preguntó de nuevo. Esa pregunta no la respondí, porque sí, siento lo mismo. Pero no se lo voy a decir, sería algo muy fuerte para ambos -No importa. Aunque me dejarás con la intriga. Ardo en deseos de saberlo. ¿Tú no? -sonrió-. No te preocupes. Seré tu amiga. Quizás tu mejor amiga que hayas conocido.

  Se giró y comenzó a marchar a lo lejos. Yo me alivié. Durante todo este tiempo he estado muy intranquilo, nervioso. Aunque no se como va a reaccionar si yo le comento sobre el asunto. De todos modos, es el pasado, y todas las cosas del pasado no pueden volver a repetirse, porque para eso están los errores. Mi error fue haber hecho aquello, y yo me rectifico ante ese error. No volverá a pasar. Volví a montar en Epona y me largué hacia la Gran Bahía.

 

  Recuperé todos lo huevos de Lulú, la cantante de la banda de Indigo- Go's. Tuve que ir al templo, cosa que me dio complejidad hacerlo. Además, tengo la canción del tiempo, con esa canción podré ir al templo siempre que me apetezca, ya que tengo la melodía de la Tortuga Gigante.

  Eso había pensado, hasta la noche del primer día que acabó dando el amanecer. Pensé en el Rancho Romani. ¿Qué había sido de Romani? Toqué la canción del Vuelo y me fui directamente al camino Lácteo.

 

  El día amanecía pausadamente sobre aquel camino, y yo anduve algo preocupado. Una vez llegué al rancho lo vi completamente normal al principio. Los pastos seguían verdes y el cielo del mismo color. Sin embargo, una vez me acerqué al establo, contemplé que esa estructura no tenía tejado. Algo lo había quitado. Sabía perfectamente que ''Ellos'' eran los responsables. Me dirigí seguidamente hacía la casa.

  La puerta estaba cerrada esa mañana. Toqué varias veces, pero nadie respondió. Estuve unos cuantos largos segundos más esperando, pero toqué por tercera vez, hasta que Cremia abrió la puerta enseguida.

 La chica que no quería mencionar, y no pensar, surgió ante mí con la mirada baja y algo apenada. Algo terrible sucedió.

-Buenas días, joven -.su voz estaba floja. No estaba motivada para recibirme-. Pasa.

  Me dejó pasar apartándose de la puerta. Yo entré algo preocupado.

-Toma asiento -cerró la puerta cuando yo me acerqué a la mesa del salón.

  Aquel lugar lo recordaba detalladamente. Y pensar que donde ellos comen se llevo aquel suceso entre nosotros dos. Estuve algo pensativo, pero cuando ella pasó por mi lado, rozandome con su falda larga, reaccioné. La observé como se sentaba al otro lado de la mesa, y seguidamente me senté frente a ella, apartando la silla.

-Puedes comer lo que prefieras, joven Link -no era posible, sabe mi nombre-. Tranquilo, Romani me contó que tu nombre era Link, pero ella prefirió llamarte ''Saltamontes''  

  Cuando comentó aquello miré a los alrededores. Romani no estaba allí, ni siquiera, Cremia mencionaba su nombre alegre.

-¿Puedes estar conmigo? -me preguntó enseguida-. Mi hermanad pequeña se fue, y no se cuándo volverá.

  ¿Cómo? ¿Romani se ha ido? ''Ellos se lo llevaron''. ¿Por qué no la ayudé?

-Link, esa niña ha sido secuestrada, ¿cierto? -Taya estaba oculto en mi bolsillo, susurrandome desde su lugar. Yo afirmé-. Que irresponsable por tu parte. Yo la hubiese ayudado. Deberías prestar atención -se metió de nuevo en el bolsillo.

-¿Decías algo? -Cremia me habló.

-No -le dije-. No fue nada -recogí una manzana y empecé a morder de su piel.

-No me has respondido, pequeño Link -continuó mirándome muy segura, con sus ojos azules marinos firmes a los mios-. ¿Puedes estar conmigo? -tragué un trozo sin masticarlo.

-Di que sí, mendrugo -contestó Taya de nuevo en mi bolsillo-. Se honesto y acepta. Eres un héroe ¿verdad? Tienes que cumplir las necesidades de los más necesitados. Además, tienes la Ocarina, siempre puedes retroceder el tiempo.

  Aquello era cierto, y ya lo hice aquella vez. Pero... recordé cuando me miraba enfadada, cuando yo tomé el control.

-Pero te enfadarás -dije en voz baja mirando al mantel.

-¿Qué me enfadaré? -ella se sorprendió-. ¿Por qué iba a enfadarme contigo? Soy yo el que te ha preguntado aquello. ¿Estarás conmigo? Al menos, hasta que la luna caiga.

  Esa última frase me conmovió, pues esa vez no creyó que la luna iba a caer. Estoy seguro. Ella siente tristeza en su corazón. Creo que ha perdido a Romani... para siempre, y ha perdido la esperanza. Por eso dice eso, y por ese motivo, quiere que yo reemplacé a su hermana menor. Me seguía mirando, esperando respuesta. Tengo que aceptar. no puedo dejarla sola con esa aflicción.

  Afirmé ante ella, muy seriamente. Ella sonrió felizmente desde su posición.

 

  La mañana transcurrió calmosa y alegre, el viento se respiraba fresco. Aunque Romani no estaba, sentía tristeza y preocupación. Estaba en la parte trasera de la casa, observando los árboles. El perro de Romani correteaba por aquellos pasares, pero yo anduve pensativo y sin tomarle atención. Me senté apoyado en la pared, en la esquina trasera. Durante un rato así estuve, muy inquieto por lo ocurrido. Cremia no mostraba ninguna emoción sobre su hermana menor, Romani. Es como si no quisiera atormentarse sobre su perdida. Me pide que yo esté con ella hasta el final, como hubiese hecho Romani. ¿Me tratará como su hermana menor? ¿Cómo un hermano?

  Oí los pasos sobre las hierbas cerca de la entrada a la casa, así que observé de reojo. Cremia estaba plantada de perfil, mirando al cielo, con una mirada muy vacía. Su postura alzada, me llamó mucho la atención. Enseguida recordé el momento cuando ella se quitó su blusa blanca de ranchera, exponiendo su delantera. En eso me fije, tenía aquellos bultos a mi mira, en mis ojos atentos. Se podía distinguir bastante bien desde mi posición. Cuando recordé lo que me hizo con aquellos dos volúmenes, sentí deseos. Dejé de mirarla, notando como la cosa de mi entrepierna se agrandaba pensando en ella. Me volví intranquilo, pero no paraba de crecer a medida que especulaba mi mente con esas fechorías y todo sus acciones hasta el final. Me miré atentamente, contemplando como tenía un bulto que se distinguía en mi ropaje. Aquello me daba pudor notarlo de esa forma extraña.

-¿Link? -oí enseguida a Cremia. Miré como ella estaba a mi lado, mirándome con extrañeza-. ¿Qué haces aquí?

  Enseguida me tapé con mis dos manos por aquella parte, y apreté con mis piernas para que ella no lo avistase desde su posición.

-¿Te ocurre algo? -caminó al frente mía, mirando con atención por mis piernas. Me ruboricé, y muy nervioso, seguí ocultando aquella corpulencia que mis manos velaban -¿Qué tienes entre tus manos?-.

-¡Nada! -eso me alarmó bastante levantandome, aún cubriéndome con las manos. Salí corriendo hacía la casa, sin mirar atrás, dejando a esa mujer curiosa.

 

 Entré en la casa muy exaltado, subí las escaleras y me adentré en el cuarto. Estaba muy excitado por lo ocurrido, muy inquieto, que me senté en la cama continua a la puerta. sentí esa energía de nuevo, como esa vez con ella. me quite las manos y contemple el gran bulto. Esa sensación, esa motivación me dejó perplejo, pues inconscientemente me dejé llevar por mi. Con una mano me estrujé esa parte y la manoseé. enseguida me parte la túnica, y mostré mi pito a gran nivel. Estaba tieso y enorme, pero cuando más pensaba en aquello, más me entraba ganas de tocármela. y aquello hice sin dudar. Con mi anterior mano, me la toqué y estrujé a mi antojo. Siguiendo varias pautas de manoseo. Me lo manipulé con mi mano. Una masturbación, eso hice aliviando mi necesidad durante varios minutos, lentamente.

 Mi deseo estaba satisfacciones con mis fantasías sobre aquella mujer, pero... enseguida recordé que nunca iba a pensar en estas cosas. Dejé de manosearla, y me la miré durante poco rato. Estaba muy erguida, y se le distinguía pequeños fluidos. Me lo tensé hasta ver que del agujero me salió una gota de aquello que me incumbía por dentro. Con un dedo lo pringué entre la yema, y me lo acerqué a mis ojos. Era translúcido a mi vista, y bastante pringoso una vez que lo unte con la yema del pulgar. Arrimé mi nariz para olfatear, y olía un olor muy extraño. Era un olor nuevo, y desde mi punto de vista, me era irreconocible distinguir aquel olor y describirlo con detalles. Solo me quedó catarlo, así que dudarlo, acerqué mi lengua y lo lame sin preocupación. Tiene un sabor amargo, pero agradable. Sin embargo es tan poco, que me es insuficiente.

  De pronto oí un ruido cercano y giré mi cabeza hacía la puerta. Ésta estaba entreabierta, y una figura en el pasillo desapareció corriendo. Me exalté enseguida, ocultando mi pito entre mi prenda, y salí preocupado afuera.

  Fuera estaba las escaleras al piso inferior, donde se oyó la puerta de la entrada cerrarse.

-¿Cremia? -dije muy alarmado. Me bajé a continuación.

  En el salón no había nadie, y la puerta estaba allí, cerrada.  

 

  Durante todo este tiempo, hasta el mediodía, yo estuve muy inquieto por lo ocurrido. Había pensado en aquello con todos los detalles. Solo se me había ocurrido la idea de que Cremia era la única que podía haber estado allí. ¿Me había visto? y sí es así, ¿qué ocurrirá? Me entró pudor cavilando esa situación y en la que me voy a encontrar. No sé cómo va reaccionar, y qué es lo qué me va a decir. Pero una cosa está clara, ella me ha visto; estoy seguro de ello. Estuve muy preocupado en la habitación, sentado.

 Cremia estaba abajo, la oí entrar hace un rato, y me parece que está haciendo la comida; el ruido de la cacerola me inquietaba. Porque si estaba haciendo la comida, me lo estaba haciendo a mi, y eso significa que tendré que bajar a comer junto a ella. Después de lo ocurrido y de haberlo estudiado, me entra ganas de huir. Pero no soy un cobarde, además, son solamente teorías mías, ¿y si no es cierto? ¿Y no era ella la que me vio? Me levanté de la cama, y me dispuse afrontar el problema. Salí de allí y bajé lentamente la escaleras sin hacer bastante ruido. Una vez haber alcanzado la vista al comedor, la observé a ella junto al puchero en la mesa.

-¿Por qué te escondes? -me dijo Taya saliendo de mi gorra

Yo me molesté, porque Cremia lo oyó levantando su mirada hacía a mi.

-¡Calla! -metí a Taya de nuevo en el sombrero.

-Link... -me habló acercándose hacía mi algo intrigada-. ¿Por qué has corrido antes?

Inclinó su mirada hacia la mía, notando seriamente su olor a escasos centímetros. Yo me sonrojé hasta que me dio una leve sonrisa.

-Ya está preparada la comida, ¿comemos? -se dirigió hacia su asiento.

Yo estuve muy extrañado, se comportaba como ella siempre lo hace, sin mostrar ningún movimiento raro. ¿

Tendré razón y ella no sabrá nada? ¿O es que lo disimulaba? Porque si es así, sabe hacerlo muy bien. Durante ese corto tiempo, me alivió su comportamiento, así que decidí acompañarla durante la comida, sentándome en la silla y tomando el puchero con tranquilidad. A medida que comíamos, ella me miraba sonriente. Su sonrisa me era extraña; apenas caté el puchero.

-¿Me ayudarás después en el establo? -me preguntó. Yo afirmé.

 

  Después, al cabo de un rato, ella y yo nos dirigimos al establo. Entre nosotros acarreábamos una tina grande entre los brazos.

-Esto pesa -entrando los dos en el establo junto, con aquel recipiente de madera. Lo dejámos al final, frente a la entrada.

-Ya está, espera aquí -salió del lugar.

  Cuando llegó, trajo consigo un barreño, donde tenía agua en su interior, arrojándola continuo a la tina. Salió de nuevo, entrado con más agua en el barreño. Estuve esperando un rato a que llenará ese recipiente.

 

-Normalmente, esta tina no se utiliza para el baño. Pero no la usamos, así que aprovecharemos su uso -dijo una vez terminado de llenarla. Yo estuve asomándome y removiendo las aguas con mi mano-. Está algo caliente, date prisa y quitase la ropa. Una vez lo hagas, metase dentro, tienes que bañarte-. me sorprendí al oír eso, pero cuando volví mi mirada, ella no estaba. Había salido dejando la puerta abierta.

-Así qué te vas a bañar. Eso no me pierdo -salió Taya de mi ropaje-. Venga, metase ya.

-No, Taya, tendrás que irte. Esto no te incumbe -le dije algo molesto-. Vete fuera, por favor.

-Qué maneras son esas de dirigirte a una dama -se puso vanidosa-. Está bien, te haré caso. No tardes demasiado.

  Cuando la vi salir, me quité el sombrero verde de los Kokiris. Una vez lo observé, recordé a Saria y a todos. Sin embargó, cuando quise quitarme la prenda, pensé en Cremia. Ella me pidió que me quitara la ropa y me bañara. Si se ha ido, eso quiere decir que podré hacerlo solo sin preocuparme de que ella se presenté de nuevo. Me sentiría incomodo estar desnudo de nuevo, mientras su presencia acechara cerca de mí; y tan cerca, como esa vez.

  Una vez pensado en ello, me quite todo, quedando desnudo en el establo. Sentía el frió de la estación de invierno que incumbía Términa., así que caminé de puntillas a la tina, y me metí escalando la madera de la cuadra. Me rodeé de agua por todos lados. Mi cuerpo estaba metido bajo el agua calentita. Eso me confortó respirando aliviado. Estuve algo relajado, sintiendo la calidez en todo mi cuerpo, y notando como el vapor del agua resurgía.

  Sentado con la rodillas abiertas, me empecé a lavar el pelo, mojando cada rizos, mi rostro, y los hombros. Estuve de espada a la puerta, así que noté el frió recorriendo mi dorso fuera del agua; me incliné un poco.

-¡Ya estoy aquí! -se oyó a Cremia entrar en la puerta, cerrándola tras de si.

  Yo me quedé paralizado tras notar su presencia caminando por mi lado. Mi ojos la observa sin mover la cabeza. llevaba un par de frascos de champú y gel en cada mano

 -Muy bien, así me gusta -se puso frente a mí, mostrándome los frascos-. Tengo esto. Aguarda.

  Una vez que me dio aquello, ella caminó a la parte trasera, y noté lo que me sospechaba. Se oía como si se quitara las cosas. También había oído la caía de su prenda caer al suelo. Hasta que percibí como su falda larga, cayó abajo por mi lado, eso me dejó... ruborizado. Miré de reojo, y lo primero que observé fue su pierna entrando dentro, hasta colocarla detrás de mí, hasta el fondo.

-Qué caliente -dijo metiendo todo su cuerpo-. Así está bien, ¿no te parece?  

  Yo no contesté a eso, porque estaba concentrado como a escasos centímetros de mí, notaba su delantera desnuda. Colocó su rostro encima de mi hombro; su piel estaba fría, y eso me erizó. Su cabello rodeaba mi nuca y mis hombros. Mis ojos no paró de mirar como ella recogía los frascos de mi mano, con su brazos desnudos, y una vez pegó sus pechos a mi torso. Eso me puso tieso como una estaca, y muy ruborizado, cosa que disimulé bajado mi mirada. Eran grandes, y se moldeaba a mí, hasta que se separó una vez ella se echó para atrás.

  Enseguida echó el champú en mi cabello, dejandome a continuación. Empezó a manosear mi cabello de un lado para otro, juntando su dedos para untarme el champú por todo mi pelo.

-Lo vas a tener muy limpio, reluciente -comentó siguiendo con su trabajo-. Cuando el sol te bañe, tu pelo brillara a merced de sus rayos.

-Gracias -me sentí muy agradecido tras lo dicho.

-¿Gracias? No me lo agradezcas, Link. Hay que ayudarse mutuo, ¿no crees? -me dijo rozandome con su dedos por parte de mi cuello. Aquello me hizo cosquillas, así que me reí.

-Qué gracioso eres -se puso de pie detrás mía para recoger el barreño mientras se inclinaba en la tina.

  Trajo antes consigo un caldero repleto de agua, donde echó el barreño para llenarlo de agua y echarlo encima mía a continuación.

-Qué costoso-me dijo-. Se siente muy bien, ¿cierto?

  Yo afirme algo feliz, con un sonrisa en mi cara. Todo el champú cayó al agua que nos envolvía a ambos. Enseguida, me echó el gel pro los hombros, empezando a flotármela con su manos. Sus manos estaban frías, así que tensé el hombro, pero ella me enjabonó delicadamente por la espalda de abajo a arriba y viceversa varias veces. Con su tacto en mi espalda, me sentí muy excitado. de nuevo esa sensación me consumió por dentro. Mi pito se estaba agrandando a medida que lela continuaba por mis hombros y por mi delantera, mi tórax y mi abdomen eran consumidos con su manos lavandose muy tranquila. Yo miraba como su manos se estaban impregnado con el gel junto a mi piel eso me estimuló un poco más. Cuando la noté lo suficiente, me tapé con mis manos mis partes, mientras ella continuaba por mis brazos.

¿Te pasa algo? -me dijo a continuación-. te encuentro algo tenso y muy quieto-. deja las manos los brazos libres, necesito limpiarlas.

 No podía dejarlas libres, hacer caso a esta mujer llevaría mi perdición de mostrar lo oculto. Imaginaros que luego me está lavando por las piernas... ¿qué pasará? encontrará ese sitio y ella.. ella...

  De pronto sentí como ella con ímpetu, me forzó a dejar las manos libres, al que enseguida empezó a lavarmelas con sus manos una por una. Ella me limpiaba, y yo tenía aquello enorme allí abajo. menos mal que no me lo podía ver, por que estaba detrás.

-Hay a veces que tengo que obligarte, lo siento. Dejó mis brazos al fin-. sigue tú.

  Yo al instante mi limpié las piernas con mis propias manos muy nervioso, e incluido mis partes que estaba erguida a merced del agua, sumergida al fondo. Al cabo de poco tiempo, noté que ella estaba limpiándose el pelo, mucho champú caía al agua, pues ella tenía mucho cabello.

-Link -de pronto sentí una caía de agua encima mía. me lavó con el barreño de nuevo-. Venga, ahora te toca a ti. date la prisa.

-¿Qué quieres decir con eso? -le pregunté poniéndome en lo peor.

-Untame el gel y limpiame parte de la espalda y el hombro -me entregó el frasco.

  Ella se puso de pie y se dio la vuelta, colocando su espada tras de mí. notaba su piel suave apegada a la mía. Eso me agradó un poco, pero... ¿tengo que darme la vuelta? ¿con esto entre mis piernas?

  Me giré rápidamente, colocando de rodillas detrás. la estaba mirando. Tenia una torso muy bonito, blanca, y pulcra. Es como una cortina de nieve ante mis ojos. Por otra parte, me resultó más incomodó de esa forma.

-Venga, saca el frasco del agua, y untame en los hombros -ordenó.

¿Qué saque el frasco del agua? Si tengo el frasco fuera. Miré hacía abajo, y percibí que la punta de mi pito estaba tocando parte de su nalga. Muy pronto, y muy al rojo vivo, apegué aquello a mi vientre y unte el gel en su hombro.

-¿Qué ha pasado?-me dijo.

-¡Nada! -empece a manosear su hombro y parte de la piel de su espalda.

-Qué manos mas calientes tienes, link -contó relajando su cuerpo.

  A medida que acariciaba su espada para lavarla, me acercaba a su trasero, cosa que me alarmó, y sentí que mi cabeza me daba muchas vueltas. Sentía esa sensación muy fuerte en mí, mi corazón palpitaba, lo notaba con mi respiración más leve de lo normal. Algo me hacía perder la cabeza,a mi consciencia caía en la nada.

-¿Link? ¿Te pasa algo? -se dio la vuelta.

  Contemplé sus delantera, y algo más fuerte salió de mi nariz perdiendo la consciencia al mismo tiempo

-¡Link, estás echando sangre por la nariz ¡Link!

     

 

 

                                                                                      Oía su voz...