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El Novato

en Hetero: Primera vez

Yo estaba intensamente motivada y excitada con el muchacho como si fuera una niña a quien le han dado un juguete nuevo y no una puta que había ya iniciado a otros chicos.

Me desnudé delante de él y le pregunté si yo le gustaba. Movió afirmativamente la cabeza. Lo tomé de una mano y le dije:  -"ven".

Nos internamos entre los árboles del jardín hasta llegar a un pequeño claro cubierto con una fina yerba. Le pregunté al chico si era su primera vez y me respondió que sí. -"No tengas miedo, cierra los ojos y déjame a mí", le dije mientras le quitaba la camisa y lo acostaba boca arriba sobre el césped.

Me arrodillé a su lado y lo besé en el rostro, los ojos, el cuello, el pecho, me detuve un rato besando y chupando sus tetillas, bajé al ombligo, su vientre y sus muslos. Volví a subir besándolo y le dejé caer mis pechos sobre su cara pidiéndole que besara y chupara mis pezones.

 De nuevo recorrí su cuerpo con mis labios, le quité el short que vestía y su pene se alzó frente a mí. Sin tocarlo, empecé a besarlo y a lamerlo como si fuera un helado y me lo metí en la boca.

 Yo mamaba su pene suavemente mientras él, instintivamente, movía su pelvis y empujaba su pene en mi boca para hacer más profunda mi mamada. Estaba él tan excitado que supe que se iba a venir en cualquier momento. Me monté a horcajadas sobre su cuerpo, cogí su pene, me penetré y empecé a moverme muy despacio.

 Tenía yo razón pues unos minutos después de penetrada el muchacho emitió unos quedos gruñidos, empujó dentro de mí y sentí las sacudidas de su pene escupiendo su leche.

 Me adherí a su cuerpo con piernas y brazos y así estuvimos hasta que sentí que su pene se ablandaba. Me arrodillé de nuevo a su lado y le dije que se quedara como estaba. Le lamí y chupé su pene, sus huevos, su vientre y sus muslos hasta limpiarlos de mis fluidos y de su leche.

 Me tendí sobre mi espalda a su lado, él se volvió sobre mi descansando su cabeza sobre mis pechos y, envolviéndolo con uno de mis brazos, nos quedamos allí sin conversar en un instante de infinita ternura.