Pasados unos días volví a ir a casa de mi nuevo súbdito y bastantes marcas le quedaron de nuestro primer encuentro. Me encanto, jamas había experimentado este sentimiento de supremacía, de tener a mis ordenes a un sumiso por fin, un deseo de hace años y que ahora había aflorado para
hacerse realidad.
En cuanto entre por el jardín que llegaba hasta la casa de mi sumiso pude observar como mi dominación había calado en el y como buen sumiso había quitado unas figuras horrorosas que tenia el jardín y la mala hierba que había, dejándolo bien limpito - este cabrón quiere recompensa hoy- .
Llegue hasta su puerta y toque el timbre 3 veces para que sepa que su ama ha llegado. Me abrió la puerta a 4 patas adorándome primero y luego tumbándose, me limpie las zuelas en su espalda y entre, le ordene que cerrara la puerta y que viniera hasta donde yo estaba , me dio 3 besos en cada zapato y le dije:
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Buen perrito, he visto que has limpiado el jardín y lo has dejado bonito , que antes lo tenias que daba asco hedionda. – Le di permiso para hablar, alzo la cabeza sin mirarme a los ojos y dijo:
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Si mi ama, al ver su descontento recogí todo el jardín y lo deje en buenas condiciones para cuando usted se presentase mi ama.
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Haber sumiso porque mi croissant no tiene todos los ingredientes que pasa ¿es que de las fustas del otro día no aprendiste nada ?
Tras darle dos cachetones y darle permiso para responder me dijo titubeando :
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Lo siento mi ama es que se me ha acabado, hoy tenia que ir a comprar.
No podía castigarle duramente porque se había estado comportando la muy zorra, así que le ordene que mientras yo me comía el croissant tan cutre que me había preparado me chupara la zuela de mis botas llenas suciedad y que solo las tocara con la lengua. Asi que mientras yo disfrutaba de mi incompleto desayuno ese gusano lamia y lamia con sumo cuidado , pero derrepente sentí una presión en la bota mire , y era ese maldito zángano con su mano tocándome , levante la pierna y le di una patada en el hombro, era tan patético ver como caía hacia atrás que se me escapo alguna carcajada, le ordene que siguiera con su trabajo y le dije:
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Como se te ocurra volver a tocarme con tus apestosas extremidades vas a saber lo que es un buen castigo, porque los latigazos que te propine el otro día no serán nada . El próximo día recuerdame este incidente zorra.
Sin darle permiso para hablar me levante tire el plato al suelo y mi sumiso me abrio la puerta se tumbo, me limpie y me fui.
CONTINUARA...