Te llamo, no vienes, suspiro e insisto,
así que me acerco a ti lentamente,
no me detengo hasta tenerte enfrente
y ver que eres lo más bello que he visto.
Mis impulsos contengo, me resisto,
y para que no nos mire la gente
te llevo al coche como un delincuente,
cuento hasta tres y por fin me desvisto.
Me doy cuenta de que me amas, me besas,
así que yo me dispongo a abrazarte,
cariño, ¿por qué no me lo dijiste?
Tu boca tiene el sabor de las fresas,
cuando me besas, más quiero besarte;
me da igual lo que has hecho o lo que hiciste.