Es de noche, está empezando a hacer frío,
apenas veo tus ojos hermosos
que sólo me parecen deliciosos
y me miran lanzando un desafío.
Bajo la luna, feliz como un crío
por poder tocar tus dedos sedosos,
llevo mi boca a tus labios carnosos
para empezar a besarte con brío.
Y amanece, y los dos sobre el rocío,
tú encantada por los dedos golosos
que muevo expresando mi poderío,
y yo haciendo caso a impulsos morbosos
mientras que tu boca, boca que yo ansío,
besa al fin mis labios libidinosos.