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Por eso es mejor vivir en el campo

en Erotismo y Amor

En una zona rural aislada del bullicio de la ciudad, estaba aquella sencilla casa victoriana que acogía a una pareja de jóvenes que se dedicaban a enamorarse cada día, y si bien no.. ¿de eso no trata un buen matrimonio? aparte de esos días de sexo lujurioso e intenso, no hay que amarse y cuidarse, respetarse y demostrarse ese amor como si fuese el ultimo día que fuesen a disfrutar de sus sonrisas, besos, caricias y abrazos.

Así lo pensaba mildred mientras miraba otro amanecer mientras su esposo, jacob cortaba la leña. Recordó cuando lo conoció en el bosque mientras caminaba un rato para ordenar pensamientos cuando vio a ese sexy leñador cortando madera sudado y sin camisa, las gotas de sudor recorrían su cuerpo y su mirada intensa llego a tocar y estrujar su alma.

Ese día lo paso recordando como jacob acostumbraba ha iniciar el sexo y como de forma apresurada la desnudaba y la hacia llegar a la locura, como sus manos la tomaban por la cintura y mientras besaba su cuello y aprisionaba su cuerpo semi desnudo y sudado por las largas jornadas de trabajo le hacían saber que era solo suya.

-Que piensas mujer-le pregunto en el almuerzo jacob mientras comía-

Nada, solo pienso que debo dar gracias porque estas allí cada mañana y a quien sea que tenga el poder de dar y remover la vida debo agradecerle por permitirme que la primera imagen que vea cada mañana sean tus ojos abrirse-dijo mildred con la mirada perdida-

Y que sientas mi polla erecta todas las mañanas también deberías dar gracias por eso -dijo jacob entre sonrisas-

Esa noche mildred lo espero en la cama mientras el se duchaba y por primera vez en 5 años viviendo juntos fue ella quien avivo el fuego de su marido. Lo espero bajo las sabanas en tono seductor le llamo para preguntar porque la demora, así que se dirigió el baño y lo encontró con jabón de pies a cabeza

Hay, mi grandullón necesita ayuda -dijo con inocencia dirigiéndose a sus brazos-

Con eso no, pequeña-dijo intensificando la mirada- con eso si -dijo señalando su pene bien erecto-

Y como te ayudo con eso -recordando que le encanta hacerse de maestro-

Así -dijo mientras tomaba su boca dispuesta a chupar todo lo que buena y forzándola a propiciar una buena mamada-

Sus labios recorrieron cada rincón de su pene y cada centímetro de piel fueron cubiertas por su lengua, la cual recorría su glande dando pequeños movimientos circulares mientras su mano subía y bajaba y sus uñas arañaban cuando podían, su lengua se dirigió a sus huevos mientras el solo hacia gemir de extinción pura y desenfrenada.

No aguanto mas esto-dijo mientras la levantaba la cargaba en sus musculosos brazos y la llevaba a su nido, su cama-

Allí procedió a amarla, la desnudo con rapidez, la coloco a su lado y sus labios empezaron a besar su cuello mientras sus manos recorrían la longitud de su torso, su cintura, sus senos perfectamente erectos y su entrepierna, su detuvo allí posándose en sus alrededores mientras le susurraba al oído: De hacerte el amor lo que mas me gusta es saber que puedo poseerte y al mismo tiempo hacerme saber que te necesito no solo como mujer, si no como dama. Luego de esas palabras bajo y olio su vagina depilada, olia a los amaneceres, a las estaciones, a los monzones a su amor y a ella, su lengua recorrió su clítoris y mientras mordisquiaba y sentía como ella gemía y enloquecía introducía su dedo en su humedad, primero uno luego otro, su lengua recorrió a lo largo de su húmedo coñito mientras sacaba y metía sus dedos, luego los retiro e introdujo su lengua una, dos tres veces, allí sintió desde sus entrañas una profunda avalancha orgasmica.

El la disfruto mientras observaba el espectáculo, sus manos sudaban, sus ojos se volvían hacia atrás, sus músculos se contraían y el sorbía sus jugos.

Metemelo-dijo entrecortada-

Metió y saco aquella polla chispeante de liquido preseminal mientras su boca besaba sus senos, mordiqueaba sus pezones y daba pequeños masajes en los senos que para el eran perfectos, mientras se miraban a los ojos podían sentir el orgasmo del otro, ella enterraba las uñas en su espalda y el mordía sus labios. Ella sintio el liquido caliente recorrer su cuerpo, y el sintió el sensual y seductor amor que ella le profesaba.

Cambie de parecer, lo que mas me gusta de hacerte mía es ver como llegas a un orgasmo, porque asi voltees los ojos, te suden las manos y se te contraiga cada músculo, para mi sigues siendo bella -le dijo el mientras contemplaban el amanecer desde la ventana de su cuarto-