miprimita.com

Castigo

en Gays

La historia que os voy a contar pasó cuando tenia 19 años, tenia ganas de compartirla con mas gente, porque no se la he contado a nadie. Seguramente, el estilo no sea muy bueno, pero no me lo tengáis en cuenta, es la primera vez que escribo algo así.

Todo pasó en un pueblo de los alrededores de Barcelona, mientras estaba haciendo FP. Allí conocí a una chica, nos gustamos, quedábamos de vez en cuando y nos acabamos acostando. Nada fuera de lo común. Pero esa misma noche, me llamo llorando, confesándome que tenia novio llamado Alberto y se lo había dicho, para cortar con él. En realidad, lo que quería decirme, era que su novio iba a por mi, que tuviera cuidado y que seria mejor que no nos volviéramos a ver. Al día siguiente no fue a clase y ya no volvió, aunque mas tarde me entere que había cambiado de instituto. Pasé unos días que no tenia ganas de salir a la calle por miedo a encontrármelo, pero fueron pasando los días hasta que pensé que era una falsa amenaza.

Para llegar a casa tenia que cruzar un descampado, así que acelere el ritmo ya que esa zona estaba frecuentada por drogadictos. Noté la presencia de varias personas por detrás de mi, pensé que eran drogadictos que iban a inyectarse la dosis donde nadie les pudiera ver. De pronto, esas personas empezaron a correr en mi dirección. No tuve apenas tiempo de correr 10 metros, cuando dos de esas personas me cogieron fuertemente por ambos brazos y me giraron en dirección contraria. Otro de ellos, aun en carrera, me descargo un puñetazo en en estomago, que hizo que cayera al suelo de rodillas. No llegue a caer del todo al suelo, porque me sujetaban esos dos hombres. Todo fue muy rápido, no me dio tiempo a verles las caras. Al final, el que me dio el puñetazo habló.

 

  • Ahora te vamos a enseñar lo que pasa cuando te follas a la novia de otro

 

Entonces entendí quien eran esas personas, era Alberto y tres gorilas del equipo de rugby. Uno de ellos que cogió del pelo y me hizo levantar la cabeza para ver a Alberto. Era un militar de 26 años, corpulento de casi un metro noventa, con ropa ceñida que hacia que se me marcara toda su musculatura. Mientras avanzaba hacia mi, empezó a desabrocharse los pantalones. Paró a unos centímetros de mi cara, se bajó los pantalones y luego los boxers. Uno de ellos que aun no había participado, me sujetó por la cabeza mientras los otros dos, me soltaron los brazos para ponerse delante del mismo modo que Alberto. Tenia 3 pollas a escasa distancia de la cara, las de los gorilas estaban totalmente erectas, la de Alberto aun estaba morcillona.

 

  • Abre la boca y empieza a chupármela, puta

  • Lo siento, yo no sabia nada. Pensaba que no tenia novio

  • Cállate y chúpamela, puta

 

Intenté contestarle, pero me agarró la cabeza como un balón de rugby y me taponó la boca con su pene. Violentamente, empezó a follarme la boca. No le costó nada llegar a la campanilla y apunto estuvo de hacerme vomitar dos veces. La sacó y le ofreció mi cabeza a uno de sus amigos.

 

  • Por favor, no lo volváis a hacer así, os la chupare, pero no lo volváis a hacer

  • Mira el maricón, como le gusta mamar pollas – y todos rieron.

 

Le agarré por el tallo y me llevé el glande a la boca. Mis labios acariciaba el perfil de su capullo, mientras mi lengua lamía la punta. Entraba y salía con suavidad, lubricándola con la saliva. El otro gorila, se impacientó y cogiéndome por los pelos, me dijo que le hiciera una paja mientras se la chupaba a su amigo y así lo hice. De los tres, era el que mas grande la tenia y también el que menos tardó en correrse. No paso ni un minuto, cuando se acercó a mi cara para descargar toda su leche mientras le hacia el trabajito a su compañero. Alberto, se había mantenido un poco al margen, masturbándose enfrente de mi, hasta que volvió a coger las riendas de la situación. Se adueño de mi cabeza de nuevo, dejando con las ganas a su amigo. Y volvió a follarme la boca. Sus huevos chocaban violentamente contra mi barbilla. Mientras lo hacia, su amigo eyaculo sobre mi pelo, provocando la risa entre todos los que estaban. Alberto, metía y sacaba el rabo de mi boca cada vez mas rápido, hasta que el final. Me llenó la boca con su semen. Apretó mi cabeza contra su cuerpo y la lefa que aun salía abundantemente,bajó por mi garganta.

 

  • Estaba rica la leche, putita?

  • ...

  • Escúchame bien zorrita, ahora me perteneces. Vas a ser mi puta. Cuando me apetezca que me hagas una mamada, me la vas a hacer. Si quiero follarte el culo, te lo voy a follar. ¿Me has oído bien?

  • No quiero....

 

Entonces, su puño me golpeo de nuevo en el estomago pero ahora si que acabe en el suelo. Quede tendido bocaarriba, Alberto pisó sobre mi pecho y apretó con fuerza.

 

  • ¿Lo haras, putita?

  • Está bien, lo haré...

  • Así me gusta, que seas una putita obediente. Dejad a esta mierda aquí y vamonos,

 

Uno de ellos antes de irse, escupió sobre mi y los cuatro desaparecieron en la oscuridad. Estuve un rato tumbado en el suelo sin poder moverme, mis músculos no respondían. Pero no todos los músculos estaban como muertos, los de mi entrepierna estaban duros como piedras. Era increíble pero estaba excitado. En la boca, paladeaba aun el esperma de Alberto y no me pareció desagradable, al contrario. No se que comía ese tío, pero resultaba incluso dulce.

 

Dos días después, apareció en el portal de casa, esperando dentro de su coche. Yo llegaba de trabajar por la noche. Cuando me vio, bajó la ventanilla del coche y cuando capto mi atención, me hizo señas para que me acercara al coche.

 

  • Sube al coche, zorrita. Me apetece que me la mames

  • Ahora no puedo, me esperan en casa...

  • Cállate la puta boca y sube

 

Obedecí mansamente. Me ordeno que me tumbara en los asientos de atrás, para que nadie nos viera juntos. Alberto, no dijo nada en los 10 minutos que estuvo conduciendo. Paró el coche y me dijo que saliera. El también lo hizo. Era un descampado, en el que a lo lejos se veían las luces del pueblo. Me agarró del brazo y me empujo hacia el capó del coche. Se desabrochó los pantalones y los bajo junto a los boxers. Apoyó el culo en el capó y me ofreció toda su virilidad en su máximo esplendor. Arrodillado enfrente de el, hice ademan de chupársela, pero el se la agarró y levantándola para arriba, me ordeno que le comiera los huevos. Pasé la punta de la lengua por su bolsa testicular, hasta recorrerla entera. Absorbía un huevo y jugaba con él con la lengua dentro de la boca. Lo soltaba me metía en la boca el otro, para disfrute de Alberto. Mire hacia arriba mientras lo hacia y vi que tenia la cabeza echada para atrás, síntoma de que estaba disfrutando enormemente. Y no solo él.

Se retorció de placer cuando me los metí los dos en la boca y los masajee con la lengua.

 

  • Dios, la de pollas que habrás comido para chuparla así. maricón

  • ....

  • No pares, puta de mierda, ahora mámamela, que tengo un regalo para ti

 

Agarré firmemente el tronco de su falo y lamí varias veces el glande suavemente antes de llevármelo a la boca. Desde su punto de vista, podría ver como su cipote entraba y salía de mi boca, mientras con la mano, lo masturbaba. Solo lo soltaba para pasarle la lengua por su miembro e inmediatamente después volvérsela a chupar. Entonces, unas luces de coche aparecieron relativamente cerca en esa dirección. Alberto se puso nervioso y me gritó que subiera al coche. El coche que se acercaba era solamente otra pareja que también había elegido ese lugar para desfogarse. Visiblemente irritado por la interrupción, me cogió violentamente del pelo y me empujó contra su entrepierna para que siguiera con la felación, pero esta vez, el marcaba el ritmo con mi pelo aun sujeto.

 

  • Me corro zorra, trágatelo todo, no quiero que me manches el asiento del coche..

 

Eyaculó dentro de mi boca por segunda vez y no dejé que escapara ni una sola gota, pero no por la amenaza, sino porque quería volver a saborear su leche sin que nada de perdiera.

 

  • Dame tu móvil

  • Para que lo quieres?

  • Dame tu móvil, a partir de ahora te llamare cuando quiera que me alivies y tu vendrás a mi casa para hacérmelo sin rechistar

  • En tu casa, para que?

  • No lo has visto, puta? Casi nos pillan y no quiero que me vean con una escoria como tu y menos aun que crean que somos maricones. Aquí el único maricón eres tu, esta claro?

  • Si..

 

Le dije el numero y lo apuntó en su móvil. A empujones me echó del coche, arrancó y se marchó dejándome solo allí en el descampado.

Durante el trayecto hacia casa, pensé en lo que me había dicho sobre las pollas que habría chupado. En realidad, aparte de la suya y la de sus amigos dos días atrás, solo había probado una. Un amigo del instituto, que cuando lo dejó su novia, en una borrachera, pusimos en practica que mientras que no tuviéramos novia, nos satisfaríamos el uno al otro. Eso duró hasta que terminamos bachillerato, 3 años, así que las pajas y las mamadas que nos hicimos fueron muchas. Pero jamas nos llegamos a follar el culo.

 

Pasaron dos semanas sin saber de él, y aunque no me gustaban nuestros encuentros, tenia una especie de mono por chupársela y beberme su delicioso esperma. Mas tardé me entere que había estado de maniobras con el ejercito. Imaginaba como podría ser en la cama, de igual a igual. Lo imaginaba como un macho dominante y a mi como una mujer sumisa, que hace todo lo que desea. Me masturbaba pensando en eso mientras estaba en la ducha, esperando que llegara el momento.

Sonó el móvil y vi que era un numero desconocido, al escuchar su voz, sentí excitación.

 

  • Ven a mi casa ahora mismo, no me hagas esperar...

 

Me dio la dirección de su casa y antes de que pudiera contestar, colgó. Podía sentir el bombeo de sangre en mi rabo. Me vestí corriendo, cogí el coche y fui a su piso. Toqué el timbre y apareció Alberto, sin camiseta y con solo unos shorts puestos. Su torso parecía esculpido. Unos pectorales perfectos, bíceps abultados y unos abdominales bien marcados, sin un gramo de grasa. Solo mirándolo, podría haberme llegado a correr. Sus shorts no dejaban nada a la imaginación, porque le marcaban perfectamente su polla erecta. Se sentó en el sofá, se quito los shorts, quedando totalmente desnudo y se masturbó lentamente mientras yo me arrodillaba entre sus piernas. La mamada fue tan placentera como otras, solo que con mucha mas lefa, por el tiempo que había pasado sin correrse en el ejercito. Pero lo nuevo pasó después, cuando lo había dejado seco y estaba dispuesto a irme a casa...

 

  • Donde te crees que vas?

  • Ya hemos terminado, no? Pues me voy

  • No hemos terminado, al menos, tu no. Ves a la cocina y frega todo lo que esta para fregar

  • Quedamos en que solo te la chuparía

  • Eso no es así, te dije que ahora eras mi puta y como mi puta que eres quiero que me friegues los platos

  • No lo pienso hacer

 

Eso lo alteró, salto como un resorte en mi dirección y cogiéndome por la nuca, me empujo al sofá, saltó encima de mi e amenazó con golpearme con el puño.

 

  • Esta bien, esta bien, lo haré...

  • Así me gusta y ahora, largo de sofá, puta barata

 

Tardé 20 minutos en acabar de fregar todos los vasos, platos y demás cubertería. Entonces, apareció de nuevo Alberto, desnudo y empalmado de nuevo. Me cogió fuertemente de la nuca e hizo que apoyara mi pecho en la encimera. Con la otra mano, me desabrochó los tejanos y los bajo hasta los tobillos. Lo mismo hizo con los slip. Tenia a su disposición mi virginidad anal y tenia intención de ponerle fin. Se la sujetó con la mano que tenia libre y la dirigió a mi ano. Sentí la presión que hacía su polla para entrar, pero sin lubricar iba a ser imposible. Le suplique que se echara algún tipo de lubricante, pero no respondió. El agujero empezó a ceder ante su empuje, no sin un intenso dolor. Ya había entrado el capullo entero y la metía y sacaba solo unos milímetros, lo suficiente para hacerme ver las estrellas. Pero seguía entrando mas y mas. Hasta que estuvo totalmente metida. Entonces, su excitación lo convirtió en un animal, penetrándome violentamente, sentía un gran dolor, pero no quería parar, al mismo tiempo sentía mucho placer. Sus dedos se marcaban en mis caderas mientras me enculaba con rabia. Entonces fue cuando, entre gemidos, noté como un liquido caliente me inundaba por dentro. Dio una ultima embestida y la metió todo lo dentro que pudo mientras continuaba corriéndose. Finalmente me soltó la nunca y me dijo que me fuera de su casa, que ya no me necesitaba. Y eso hice.

 

Este tipo de visitas a su casa se fueron haciendo cada vez mas frecuentes, hasta el punto de ir casi cada día a su casa. La mayoría de veces era para sexo oral, pero solía haber penetración una vez a la semana como mínimo. Pero hubo una visita que fue especial, todo pasó igual, me llamo y me dijo que fuera para su casa, pero estaba vez no parecía una orden. Así que fui cuanto antes.

Llame al timbre de su casa, me abrió Alberto, me dijo que pasara a la habitación y me fuera desnudando. Una vez desnudo, me senté en la cama y espere que viniera. A los cinco minutos, entró en la habitación desnudo completamente y me dijo que me pusiera en la cama a cuatro patas. Eso disparo mis niveles de excitación, saber que me iba a follar como una perra. Me fascinaba ver su cuerpo bien musculado y depilado, y sobretodo, ver que ya tenia la polla dura. Rebuscó en un cajón y sacó un bote que parecía de lubricante.. Se roció todo el pene con el gel y se acercó a la cama. Me abrió las nalgas y echó un chorro sobre mi ano. Me agarró de la cadera y me colocó a los pies de la cama. Deseaba que me la metiera inmediatamente, pero se dedicó a restregar el glande por los alrededores del agujero.

 

  • Deseas que te la meta?

  • Si...

  • Suplícame que te la meta?

  • Fóllame, te lo ruego, fóllame

 

Al mínimo contacto de su punta con mi ano, relaje el esfínter y su rabo se fue abriendo paso dentro de mi culo fácilmente. Hundí la cabeza en el nórdico mientras me penetraba hasta el fondo. En la habitación solo se escuchaba su respiración agitada y los golpes de su cadena en mis nalgas. Alberto, era una persona brusca y cada vez las embestidas eran mas violentas. Por una banda no quería que dejara de sodomizarme, pero por otra, deseaba que me llenara por dentro con su leche. Por sorpresa, me agarró de la polla y empezó a masturbarme al mismo ritmo que me la metía. No entendía nada, pero me volvía loco. La saco bruscamente y agarrándome de las caderas, me dio la vuelta, quedando tendido en la cama bocaarriba. Entonces, se llevó mi polla a la boca y me la chupó. No notaba que era la primera vez que lo hacia, pero estaba tan excitado que no me importó. Solo cerré los ojos y disfruté de la felación. Cuando estaba a punto de correrme, le avise que estaba apunto de hacerlo, pero hizo oídos sordos y siguió haciéndome el trabajito. Hasta que no pude aguantar mas y todo mi semen acabo en su boca, que no paraba de succionarlo. Se tumbó sobre mi y me besó en los labios. Cuando se abrieron, compartimos en nuestras bocas, mi esperma y nuestras lenguas, llegando incluso a rebosar y escaparse por la mejilla. Mientras nos besábamos, nuestras pollas se frotaban y aunque acaba de correrme, seguía dura como una piedra. Rodamos hacia el lado y quedé encima de el, pero ahora con la cabeza apoyada en sus marcados pectorales.

 

  • Por que lo has hecho?

  • A que te refieres?

  • Pues a la mamada que me acabas de hacer

  • Porque me apetecía

  • Es que no entiendo lo que ha cambiado, para que hasta hoy me hayas tratado como una mierda y ahora, me la hayas comido

  • Te lo explicare, al principio estaba furioso contigo, solo deseaba hacerte daño y humillarte, pero al mismo tiempo deseaba probar con un tío. Ese es mi gran secreto, también me gusta experimentar con hombres y ahora estoy totalmente seguro.

  • Entonces, eres marica?

  • No, al igual que tu soy bisexual. Desde la primera vez que me la chupaste me volví adicto a que lo hicieras. Deseaba ir a buscarte, para que me la comieras y te tragaras mi semen

  • Quieres que te diga un secreto?

  • Por supuesto, dime

  • Para mi nunca fue un castigo, adoro tu leche, adoro tragármela, la encuentro deliciosa mmmm.

  • Pues si tanto de gusta, estoy a punto para darte mas

  • Tus deseos son ordenes, para algo soy tu putita

Lo besé en los labios y bajé a su entrepierna, hasta que le saque la ultima gota de lefa, sin dejar de mirarnos a los ojos.

 

Una semana mas tarde, me fui a vivir a su casa y hasta hoy. Espero que os haya gustado la historia. Sinceramente espero que os haya gustado tanto como a mi