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Propón un plan #1

en Gays

Antes de empezar, hay un relato que escribí hace 6 años. Con el final de aquella relación empieza esta serie de relatos. No es necesario leerlo para estos próximos relatos, pero ahí está para quien quiera leerlo.

Todo lo que vais a leer empezó después de la salida abrupta de un relación de 6 años. Llevábamos juntos desde los 19 años. Todo iba bien hasta que empecé a intuir que se veía con otros. Después de mucho presionarlo y acorralarlo, acabo confesando. Hacia un tiempo que usaba una aplicación de contactos dedicada al publico gay. No quiso decirme con cuantos me había engañado pero sabía que había sido con muchos. En ese momento, di por finalizada la relación y a día de hoy no he vuelto a saber de él.

Ya para entonces tenía 25 años y estuve meses sin salir de casa. En ese tiempo estuve dándole vueltas a usar esa misma aplicación, por curiosidad, para ver podría haber encontrado allí, hasta que al final me decidí a usarla para conocer a gente. Cree una cuenta, adjunte varias fotos y puse una descripción. Pensaba que tardaría más en recibir mensajes, pero en cuanto validaron las fotos, empezaron a llegar mensajes. Normalmente se limitaban a sexo, que no era lo que yo buscaba antes de inscribirme, pero no me disgustaba en absoluto. Empecé teníendo 2 o 3 contactos a la semana y en su punto álgido, cada día con al menos dos personas al día.

Disfrutaba de cada encuentro, pero tenía algo nuevo en mente. En el perfil, pedí que me propusieran un plan. Si lo que proponian, me despertaba curiosidad o me estimulaba, quedaría con esa persona. Me llegaron todo tipo de propuestas, algunas eran simples fantasías, otras sexo normal y otras ciertamente aberrantes. Las que voy a describir en este relato y los siguientes son las que más me han gustado. Todas tienen gran parte de realidad y algo de ficción. Las historias no siguen un orden cronológico.

Plan 1. Marcos, el chico virgen

No solía interesarme por los mensajes de perfil sin foto, salvo en contadas ocasiones y solo si estaba justificado o el plan era lo suficientemente atractivo. En el mensaje se presentaba como Marcos, un chico de 30 años que no había tenido relaciones sexuales, ni con hombres ni con mujeres. Su propuesta era clara, quería que lo desvirgara. La única experiencia que tenía se limitaba a masturbarse viendo porno. Le pregunté el porque de su falta de foto de perfil. Me contestó que viene de una familia conservadora, al igual que sus amistades, y no se podía permitir salir del armario por lo que cuanta menos información hubiera sobre él, mejor. Sin duda su plan me excitaba. Lo único que me pidió es si podíamos quedar en mi casa, ya que él aún vivía con sus padres y, obviamente, no sería nada agradable que sus padres encontrarán a su heredero follando con otro hombre. Así que quedamos para esa misma tarde en mi casa.

Con puntualidad británica, se presentó en casa. A primera vista no parecía el típico hijo de familia conservadora. Llevaba un look que definiría como heavy. Pelo largo acabado en trenza, camiseta negra, pantalones negros ajustados y botas. A primera vista no era el tipo de hombre en el que me fijaría, tanto por su vestimenta como físicamente, ya que su musculatura era nula a primera vista. Todo ello lo compensaba con creces lo caliente que me ponía estrenarlo.

Su problema no eran solo sus circunstancias familiares, sino que también era extremadamente tímido. Costaba sacarle las palabras pero poco a poco fue sintiéndose cómodo y hablar con más naturalidad. Me comentó que llevaba tiempo en la app pero al poner foto, nadie le hablaba y si les hablaba él, no solían contestar.

- Entonces, que tenías algo pensado o querías dejarte llevar? Me refiero a si preferías un rol más activo o pasivo.

- No tengo preferencias, pero cierto es que la mayoría de porno que he visto era de sexo oral, ya sea hacerlo como recibirlo.

- Pues enséñame lo que sabes hacer

Hice que se sentará en el sofá y me sitúe delante suyo. Empujé el pantalón hacia abajo, arrastrando también boxer. Mi polla quedó flacida frente a su cara. Intentó llevársela rápido a la boca pero lo detuve. Quería que primero me pusiera a tono. Guíe su mano para que me agarrara el miembro y lo estimulara. Siguiendo mis indicaciones fue ganando dureza hasta quedar totalmente empalmado delante suyo. Agarró el tronco con firmeza y comenzó a lamerla, sobretodo el glande. Sujeté su cabeza con ambas manos y le dije que juntara los labios. Me puse de costado y frote todo mi rabo por su boca. Volvi a ponerme enfrente y con la cabeza aún sujeta, la atraje hacia mí para abrirme camino dentro de su boca. Conforme iba entrando, Marcos jugaba con su lengua. Continúe hasta que tuvo una arcada al llegar al final. La saqué para que tosiera y una vez paró, volví a la carga. Le follé la boca lentamente, metiéndola y sacándola con suavidad, pasándole la punta por las paredes laterales. Dejé que siguiera haciéndome la manada mientras me quitaba la camiseta. Marcos paró y le ayude a levantarse. Se quitó la camiseta mientras yo le desabrochaba los pantalones. Por un momento, mientras le bajaba los slip, quedé arrodillado delante suyo. La tenía dura como una piedra. Era larga, delgada, muy venosa y no paraba de temblar por la excitación. Tenía los testículos grandes y muy colgantes. El pubis no había visto una maquinilla en su vida.

Lo tumbé en el sofá con las piernas abiertas y me coloqué entre ellas. Con una mano , sujeté su polla contra el abdomen y con la punta de la lengua jugaba con los huevos. Los chupaba, los mordía, los absorbía, los acariciaba con la otra mano, todo ellos entre sus gemidos. Marcos apartó mi mano y con la suya, puso su polla apuntando hacia mi boca para que se la mamara y vaya si lo hice. Primero se la lubrique con saliva y me la metí entera en la boca. Me estaba mirando como lo hacía y mirándolo fijamente, su miembro aparecía y desaparecía entre mis labios. Dijo que fuera más despacio, que estaba a punto de correrse pero me dio igual, ahora sólo le estimulaba el glande con la boca y lo masturbaba con la mano derecha. Seguíamos mirándonos hasta que Marcos echó la cabeza para atrás y mi boca se llenó con su semen. Sin apartar la boca del capullo, lo masturbé para no dejar ni una gota. Una vez vacío, escupí toda la lefa sobre su abdomen.

- Que te ha parecido tu primera vez?

- Increíble, aún sigo sintiendo placer aunque me hubiera gustado aguantar un poco más.

- Te lo esperabas asi?

- Para ser sinceros, más bien esperaba recibir tú descarga, pero esto ha sido mejor.

- Tranquilo, queda mucha tarde aún. Si quieres limpiarte, puedes ir al baño.

 

Una vez limpio, volvió de nuevo al salón , iba a sentarse pero le dije que había pensado otra cosa mejor. Puse dos cojines encima de la mesa de madera maciza del salón y lo coloqué de forma que su pecho quedará encima de los cojines y su culo en pompa. Fui a buscar el lubricante y lo puse sobre la mesa. Arrodillandome frente a sus nalgas, empecé a besarlas, curiosamente en esa zona no tenía ni un pelo. Metí la mano entre sus piernas para agarrar los huevos y se los chupé con avidez. Volví de nuevo a su culo, se lo separé y pase el dedo pulgar por su ano, haciéndolo estremecerse. Pasé la lengua por él haciendo círculos a su alrededor hasta que empecé a presionar con la punta para introducirla en su agujero. Entró un poco en el primer intento y un poco más en el segundo. Agarré el lubricante y se lo apliqué en ano para después hacerlo en mi dedo corazón. Con dicho dedo, acaricie su agujero. Fui aumentando la presión y fue entrando. Marcos me dijo que lo hiciera despacio, que le dolía, así que sus prisas fui dilatandolo. El dedo iba entrando cada vez más profundamente y con más facilidad. Cuando lo tuvo lo suficientemente dilatado, introduje también el índice. Y por fin llegó el momento. Me unté la pene con lubricante, colocandome detrás de él. Con una mano le sujetaba y le abría la nalga y con la otra agarraba mi verga para metérsela. Esto ya le dolió más, le dije que lo haría con suavidad. Poco a poco, logré meter el glande entero. Sujetaba su cadera con las dos manos, mientras me abría paso a través de él. Por sus quejidos, le estaba doliendo. Así que la saqué para lubricarla un poco más y volví a la carga. Aparte del glande, habían entrado un par de centímetros más, así que con esos centímetros de márgen empecé a bombear. A cada embestida, trataba de ganar terreno y poco a poco, fue cediendo. Cada vez la penetración era más profunda hasta que la cadera chocó contra su culo. Seguía siendo doloroso para Marcos pero lo peor ya había pasado. En cada sacudida, podía sacarla casi entera y volver a empalarlo. Cada vez más rápido y más duro. Apretaba sus nalgas con fuerza mientras lo follaba. Después de un buen rato empotrandolo contra la mesa, sentía que no tardaría en correrme. Le dije si lo quería dentro o fuera, rápidamente me contesto que dentro y atrayéndolo a mí por última vez, derramé toda la leche dentro de su culo. Al sacarla, chorreó todo el esperma al suelo.

- Me ha dolido, pero pensaba que sería más.

- Es importante dilatar antes de la penetración y el lubricante es esencial, sobretodo las primera veces.

- Al final he llegado a disfrutarlo, sobretodo cuando se sentido la leche caliente dentro.

- Entonces, de momento, que te ha gustado más? Que te la chupara o que te follara?

- Las dos cosas, pero si me tengo que quedar con una, me quedo con la manada, era menos dolorosa.

 

Hablando desnudos uno en frente al otro, bajé la vista a sus rabo y lo volvía a tener erecto. Lo cogí de la mano y lo conduje a la habitación. Busqué en el armario un cojín más duro, lo coloqué en mitad de la cama y me tumbé boca abajo con la cadera sobre el cojín, lo que mantenía el culo en una posición elevada. Abriendo un poco las piernas, invitaba a Marcos a qué me perforara. Se tumbó encima de mí y lo primero que note fue su miembro duro contra mis glúteos. Levantó un poco la cadera y me aplicó un poco de lubricante alrededor del agujero. Metiendome la mano entre las piernas, me lo esparcí bien por la zona con los dedos. Con lo que sobró, lo unté por su polla y agarrándola, la acerque a mi ano. En ese punto, dejé a Marcos que siguiera. Entró con más facilidad, no solo porque era más delgada que la mía, sino porque ya habían entrado unas cuantas pollas más antes que la suya. Una vez metida hasta el fondo, su ritmo era frenético, empotrandome sin piedad contra el colchón. Le dije que aunque a mí me gustaba que me follaran así de duro, que aflojara un poco el ritmo o se iba a correr enseguida. Aminoró el ritmo pero al poco ya volvía a acelerarse, así que le dejé hacer. La verdad que para ser la primera vez que le daba por culo a alguien, no lo estaba haciendo nada mal. De algo lo tuvo que servir todo el porno que había visto. Sus respiración acelerada la tapaba el golpeteo incesante de su cadera contra mis nalgas. Dejo caer su pecho contra mi espalda y sujetándome la cadera, se corrió dentro entre jadeos. Aún seguía bombeando lentamente, mientras escupía los últimos chorros de esperma.

- Dios, esto sin duda ha sido lo mejor, es el mejor orgasmo que he tenido en mi vida.

- Para ser la primera vez que lo haces, ha estado muy bien.

- Ufff, le voy a pillar el gusto a esto rápido.

- Cierto, además tienes que recuperar los años perdidos.

- Y todo gracias a ti por iniciarme.

Después de limpiarme la corrida, estuvimos tumbados en la cama hablando sobre a qué se dedicaba, la problemática de confesar a su familia su homosexualidad. También hablamos de cómo me iban los planes en la aplicación. Estuve contándole algunos planes que había tenido. Eso pareció volver a excitarlo porque mientras le contaba uno de ellos, me pregunto si podría volver a encularme. Le respondí que claro, que para eso habíamos quedado. Esta vez me puso a cuatro patas. Se le notaba mucho más suelto. Bien lubricados, su pene miembro entró en mi como cuchillo caliente en mantequilla. Agarrándome bien de la cadera, sus acometidas eran más lentas que en el anterior polvo pero aún así el ritmo era fuerte. Estaba disfrutando de esta follada especialmente. Hundí la cabeza en la almohada mientras jadeaba. Eso pareció excitar aún más a Marcos, que me embestía más duro. En ese momento, me pasó algo que nunca me había pasado, la excitación era tal que eyaculé sobre la cama, mientras Marcos seguía dándome por detrás. Estaba extasiado y para postre, recibí su corrida unos instantes después, cayendo los dos rendidos sobre la cama.

- No te lo vas a creer, pero acabo de correrme mientras me follabas. No me había pasado nunca.

- Algo bien habré hecho, digo yo

- Sin duda, aprendes muy rápido.

- El porno y que he tenido un buen profesor. Por cierto, quería preguntarte si quedaremos alguna otra vez. Me ha encantado la experiencia y contigo me puedo soltar.

- Lo siento Marcos pero una de las condiciones que me pongo es no repetir con la misma persona. Lo he pasado muy bien pero no sé repetirá

- Vaya, es una pena, es la mejor tarde que he pasado en mi vida, pero lo entiendo. Así que gracias por todo.

Ambos nos vestimos, lo acompañe a la puerta, nos despedimos y nunca más volví a verlo.