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The Simpson Dark Stories 05

en Parodias

THE SIMPSON DARK STORIES 05

-Homero, no creo que debas... ya sabes, ir a esa reunión -decía preocupada Marge a su marido. Éste se ponía una elegante camisa.

-¿Por qué lo dices Marge? Has estado tratando de evitarlo desde que te enteraste, nunca debería contarte las cosas -se molestó un poco el hombre.

-Nunca me cuentas las cosas... se te olvidan con cerveza o con sexo.

-Ah sí, cierto, jaja... -se rió el calvo, olvidándose de la discusión.

-Es solo que, bueno... la que organizó el evento es Mindy Simmons, y según sabes solo te invitó a ti, y ella una vez... -recordó Marge a la compañera de trabajo de Homero, con quien casi él es infiel, pero que se arrepintió a último momento.

-No he hablado ni con Lenny ni con Carl para saber si los invitó, pero supongo que es así, ellos tienen casi el mismo puesto que yo... ¿Cuál es mi puesto, amor?

-Inspector de Seguridad...

-Sí, eso. Debe haber invitado a todos menos a Smithers y al Sr Burns.

-Todo lo que te digo es que... no confío en ella, ten cuidado. No quisiera que te enamoraras y me fueras infiel -Marge estaba a punto de llorar.

-No haría eso amor, tranquila -Homero besó apasionadamente a su mujer, y ella pensó que podría intentar seducirlo para que no fuera a la reunión, así que le agarró el paquete por encima del pantalón con una mirada lujuriosa.

-Otra opción sería... ya sabes... que nos quedemos aquí y tengamos un poco de diversión... jejeje

-Oh Marge -babeó Homero, besándole el cuello, pero mirando el reloj de la habitación, arruinó las esperanzas de Marge -¡Jebús, voy a llegar tarde! ¡No me esperes Marge!

Dándole un beso, y dejándola despechada, salió disparado como un cohete. Él no quería hacer algo con Mindy, ni tampoco se dio cuenta de lo mal que estaba su esposa. Todo lo que Homero sentía era hambre por la exquisita comida que de seguro habría en la reunión.

Sin embargo, Marge tenía otros planes. Poco después de que Homero saliera, tomó el auto y partió también, detrás de su esposo, siguiéndolo para vigilarlo y asegurarse de que nada malo pasaría. Lo siguió por 30 minutos, hasta que se detuvo en una linda casa de dos pisos, en el área turístico de la ciudad.

Marge notó como no había más autos, y comenzó a sospechar. Homero bajó y tocó el timbre. La puerta se abrió y él entró rápidamente. A decir verdad, la peliazul no desconfiaba tanto de Homero, por dentro sabía que él había ido solo por la comida, pero no confiaba nada en la tal Mindy. No logró ver su rostro, pero si su brazo que hizo pasar cálidamente al jefe de la familia Simpson. Marge bajó vestida completamente de negro, como una espía, y oculta en las sombras, se dirigió hacia una de las ventanas.

No estaba pasando nada. Claro, como pensaba, nadie más había llegado esa casa, pero Mindy y Homero estaban solo charlando en la sala, mientras el calvo no paraba de comer nachos de una mesita de centro. Pero entonces, Marge vio como su esposo se tomaba la cabeza y empezaba a tambalearse como cuando estaba borracho, pero esta vez era distinto. De repente, se desmayó, cayó durmiendo en el sofá, y Mindy se acercó a él, le bajó el cierre del pantalón y sacó su enorme verga. Marge nunca fue tonta, se dio cuenta de inmediato que habían drogado a su marido para violarlo, así que abrió la ventana y como un ladrón experto, se metió adentro sin hacer ruido.

-¡Eres tú, Marge! Eh... ¿Q-qué haces aquí? -preguntó Mindy. Nunca había visto a la mujer de pelo azul, pero no era difícil adivinarlo viendo la mirada de odio y los dientes rechinando que tenía la celosa esposa. Mindy comenzó a temblar.

-¡¿QUÉ HACES CON MI ESPOSO?! -Marge tomó una de las botellas y la rompió para atacar a su rival, pero esa botella aún estaba llena, Marge no la golpeó con tanta fuerza, y todo el licor saltó sobre la ropa de la peliazul.

-¿Qué hago? Lo que quiero... hace mucho conocí a este hombre y me enamoré completamente. Nunca había conocido un hombre que compartiera mis gustos, que durmiera en el trabajo, que le fascinaran las donas, que fuera tan grosero y tierno como yo... Bueno, voy a hacer lo que pueda para llevármelo. Al principio me llevé una sorpresa con que vinieras, pero ahora no tengo problema. Tú, una mujer que se mete ilegalmente a una casa ajena, de horrible cabello azul, y que tiene la ropa empapada de alcohol, ¿Cómo podrías ser mejor que yo para este tremendo macho? -dijo Mindy con total seguridad en sus palabras.

Marge se había quedado de piedra. Nunca le habían hablado con tal sinvergüencería. Estaba furiosa con la compañera de trabajo de su esposo, que yacía aún en el sofá con la verga erecta, profundamente dormido. Pero algo le molestaba ¿Tendría razón Mindy?

-¡Usurpadora! ¡Usurpadoraaaa! -repitió Marge lo que le había dicho a una mujer que ella pensaba también le quería quitar a su esposo, y que había sido pareja de Otto (Ref. Capítulo “Marge está loca, loca, loca”)

-¿De qué hablas? La mejor gana siempre, y en las condiciones en que te ves y en que llegaste, no creo que la policía acepte tus palabras -Mindy movió su mano, acercándola nuevamente al pene de Homero, poco a poco.

-He sido la esposa de ese hombre por 10 años, no me lo vas a quitar solo porque tengo unas gotas de cerveza en mi ropa.

-¿Gotas? ¡Ja! Mírate, Marge, se te ven las tetas- Y Mindy tenía razón. Con el licor se transparentaba la camiseta negra que llevaba, reflejando el sostén, sujetando las enormes tetas de Marge. Marge se ruborizó, olvidándose por unos momentos de la rabia que tenía.

-¡Por Dios, qué desastre!

-¿Estás diciendo que nunca has seducido a alguna pareja con tus tetas mojadas por licor? -preguntó Mindy, con una aparentemente sincera curiosidad.

-¿Qué? ¡No! Además solo he tenido una pareja en mi vida...

-¿Solo una? ¡Vaya, qué aburrida! -Marge volvió a molestarse ante estas palabras, más viendo que Mindy volvía a masturbar la verga del Jefe de los Simpson- pero deberías estar contenta y hacerlo más a menudo ya que, como ves, el pene de Homie se puso más duro al oír que tenías las tetas mojadas.

-¡Deja de pajear a mi marido, maldita! -Marge se arrojó sobre Mindy, pero ella supo cómo defenderse. Tuvieron un forcejeo en el sofá, sobre Homero que ni si quiera se inmutó, y cayó al suelo. Marge tuvo un momento de descuido al preocuparse por su esposo, y Mindy lo aprovechó para tumbar a su rival de un manotazo. Acto seguido, la ingeniera tomó unas cuerdas de quien sabe dónde, y ató a Marge a una pata del sillón. Marge gritaba y se movía como una leona furiosa, sus dientes parecían a punto de quebrarse al chocarlos unos con otros. No podía mover los brazos y sus piernas estaban pegadas, ella en el suelo a un costado de su esposo.

-Ok, tranquila Marge. Hagamos de esto una competencia sana -Mindy se apoyó en sus rodillas y acercó su boca a la verga de Homero que comenzaba a perder vigor.

-¿Sana? ¿¡¡SANA!!? ¡Pero si me tienes atada! ¡Y él es MÍO, incluso el Diablo lo sabe!

-Ahora te demostraré que soy la mejor mujer para Homie, yo, quien se parece tanto a él, y no tú, una inexperta, conservadora, obsesiva tipa de extraño cabello azul... y teñido, puedo ver- al terminar de mofarse de su rival, Mindy se engulló todo el largo de Homero de un bocado. Él dio un respingo de placer, mientras que Marge daba un grito aterrorizada.

-¡Déjalo, ese pene es mío!

Mindy no paraba de chupar, se notaba que era bastante buena en eso, lamía la punta mientras acariciaba sus bolas, besaba todo el tronco para luego volver a tragárselo, y mover la cabeza en un sincronizado ritmo.

Había algo que Marge no esperaba, y que la llenó de vergüenza. El sostén que llevaba no era muy ajustado a las tetas, por lo que cuando sus pezones se ponían erectos, era bastante notorio. Eso era justamente lo que estaba ocurriendo, sin Marge poder entender cómo podía excitarse ante la escena de la mamada de otra mujer a su marido inconsciente. Además, se mostraba muy furiosa.

-¿Eh? No me digas que te estás excitando, mujer -Mindy soltó un escupitajo sobre la pinga de Homero para volver a pajearlo- Vaya, vaya... creo que le daré libertad a esos pobres mientras te doy un poco más de espectáculo.

Segundos después, Mindy se subió la falda y mostró que no llevaba ropa interior. Marge se puso gritar, sabiendo lo que ocurriría, y quería evitarlo a toda costa. La pelirroja se tocó su conchita depilada con un dedo y luego llevó un poco de sus chorreantes flujos a su boca. Acto seguido se sentó sobre Homero que babeaba y sonreía en el suelo, sin saber lo que realmente pasaba. Se acomodó y se disponía a meterse el rabo gordo del inconsciente, pero los insultos y gritos de la celosa esposa aumentaron su intensidad, diciendo cosas que pensó nunca diría...

-¡Basta, puta barata de mierda! ¡Deja la verga de mi marido, zorra, sucia, maldita siliconada llena de mierda! ¡No eres nada más que una...! -Marge no pudo terminar la oración, ya que recibió una fuerte cachetada de Mindy. Los ojos de Marge se abrieron como platos ante el golpe inesperado, más aún al ver que Simmons no estaba molesta, sino que sonriendo lujuriosamente. Se acercó a la atada y le rompió violentamente el suéter que llevaba, para luego tironear el sostén y hacerlo pedazos, lo que Marge trataba de evitar moviéndose bruscamente.

-¡Deja de moverte, zorra! -Le dio otra bofetada a la mejilla contraria -¿Sabes cómo me excita que me insulten así? Nunca creí que te gustara calentar otras chicas, mujer...

-¡No soy de esas, Mindy! -cuidó esta vez sus palabras Marge- Me gustan solo los hombres, Homero más que nadie, y nunca trataría de estimular a una... ¡Puta barata!

La peliazul volvió a gritar cuando Mindy logró deshacerse del sujetador y mordió con delicadeza y pasión a la vez una de las tetas de Marge. Los pezones en esos enormes pechos se habían puesto como piedra, y Mindy quería aumentar eso. Por lo cual, se montó encima de Homero y se dejó caer, logrando lo que quería hace tanto tiempo. Dando saltitos rápidos, Mindy ya estaba follando con el calvo Instructor de Seguridad.

-¡Ah sí...! ¡Oh, qué bueno, me encanta! Marge, eres una zorra egoísta al quedarte con esto para ti sola todas las noches... ah... ahhhh... sí, más... Deberías compartir el rabo de tu esposo, Marge -Mindy babeaba al igual que el aún inconsciente Homero. La saliva caía en el vestido negro de la pelirroja, sobre las tetas, y Marge tenía lágrimas en las mejillas.

-Homero... despierta por favor... esa noche maravillosa en el golfito me prometiste que tu pene solo sería para mí...

-Ay, no te pongas melodramática, ¿Qué has hecho por tu hombre para que él no desee metérsela a otra? ¿Has realizado fetiches con él? ¿Swingers, lluvia dorada, disfraces, lugares públicos...?

-¡Eso sí!

-No es suficiente, ¡Ah!... yo haría de todo por... Uf... Homie. Más aún teniendo en cuenta -y esto es lo que me hace superior a ti- que somos almas gemelas... ¡Ah, por Dios, qué rico está, qué buena verga! Nos gustan las hamburguesas, siestas en el baño antes y después del almuerzo en la Planta, donas de doble glaseado de chocolate, la misma estación de trabajo, la cerveza Duff, dormirnos en la Iglesia, la televisión absurda, las cosas sexys... ¡Espera, espera, ya, ya, ya!... ¡Falta poco para que me corra!... ¿y tú? Eres... una sencilla ama de casa que solo se preocupa de los niños, hacer el aseo, limpiar y tener todo correctamente justo.

-¿Qué dices? -Marge gritaba, pero no parecía tan molesta como antes, cosa notoria en sus pezones y mejillas sonrojadas. Parecía darle importancia a lo que decía la pelirroja.

-Supe por ejemplo cuando quisiste prohibir un programa animado de televisión, ¡Qué diablos pensabas!

-Tenía mucha violencia...

-Tonterías, hay que disfrutar de todo. Además, ah... no todo lo agresivo es malo -Mindy se estiró y pellizcó con suavidad y pasión los pezones de Marge, que gimió de placer -¿Ves? Ahhhhhhhhhhh, la verga de tu marido es espectacular, ¡Acaboooooooooooooooo!

-Basta... desátame, perra -Marge no pudo dejar de mirar el orgasmo de su adversaria, sintiendo una cálida sensación en la entrepierna. Mindy no se preocupó del clímax y siguió montando a Homero.

-Sí, soy una perra Marge, ¡Y tú también! -Mindy abofeteó esta vez los pechos de Marge sin soltar los pezones, y ella se retorció de placer y dolor- ¡Sé que te gustaría ser más liberal, sentir más dolor! Pero yo ya soy así, por eso es que me he ganado a Homero. Porque somos tal para cual, Puta.

-¡NO LO CREO! -sacando fuerzas de flaqueza, Marge rompió sus ataduras y se abalanzó sobre la pelirroja. Cayeron al suelo y botaron las botellas que aún estaban en la mesa. Se quebraron y derramaron su líquido sobre los cuerpos de Marge y Mindy, que se despedazaban la ropa que aún quedaba de la otra intentando hacerse daño. Los pantalones y calzones de la ama de casa volaron en pedazos, al igual que el vestido de la ingeniera, destruido en el suelo.

Mindy mordió el cuello de Marge, y ésta a su vez arañó la espalda de Simmons. La sangre se comenzaba a derramas a gotas, a la vez que aumentaba la pasión y calentura en ambas mujeres, lo que unido a la rabia y odio generaba una ardiente y desenfrenada escena sexual a través de todo el piso de la sala. Homero seguía durmiendo, pero la verga estaba perdiendo intensidad otra vez.

Ambas mujeres notaron esto, y sin soltarse los cabellos de la otra agarraron el pene de su gordo favorito y empezaron a pajearlo. Se miraban con una apasionada rabia, y el ardor hizo que se montaran encima de Homero a la vez, forzando una a la otra con rasguños y bofetadas a conformarse con observar.

-¡Él es mío, Perra asquerosa! -Marge dio una fuerte palmada en el trasero de su adversaria, dejándolo rojo.

-¡Yo ya lo ocupé, hazte dedo en el sofá mientras me lo mete, zorra! ¡Ah! -Mindy entonces unió sus labios con los de la peliazul para agarrar con fuerza su lengua, y proceder a morderla.

-¡¡¡Ahhh, tú RAMERA!!! -Marge metió sus dedos bruscamente en el interior de la concha de Mindy para que no pudiera meterse el rabo de su esposo. Con eso, la mujer Simpson logró que la pinga de su esposo se sumergiera en su interior.

Hecho esto, iba a sacar la mano de la vagina de la pelirroja, pero ella la detuvo aferrando su brazo. Con la mano libre jaló violentamente del cabello de la Marge y la acercó a su cara.

-¡No te atrevas a sacar la mano de ahí, furcia de pelo azul! -entonces escupió la cara de Marge, intentando molestarla, pero no ocurrió así.

-¡No me llames furcia, golfa barata! -Marge agarró esta vez la lengua de su adversaria, pero no la mordió, sino que la chupó apasionadamente. Decididamente Marge ya no era dueña de sus actos, nunca tuvo intención de un acto así de lésbico. A la vez, empezó a dar saltos más bruscos sobre la verga de Homero, aumentó la velocidad de la mano empapada de jugos al interior de Mindy, y con la mano libre enterró sus uñas en su cuello, causando un fuerte grito de placer.

Mindy estaba sentada en el enorme estómago de “Homie”, que se movía al vaivén del sexo causando una placentera sensación en la entrepierna de la chica. Con una bofetada le ordenó a Marge que la mano que tenía en su concha la metiera sin delicadeza en su ano.

-¡Méteme los dedos atrás, Marge!

-¡No tendré compasión, mujerzuela! -al tiempo que escupía la cara de Mindy, metió dos dedos al interior del recto de la ingeniera, quien gritó de dolor y placer.

-¡Eso, empápame de tu saliva, puta! ¡Más, más! -pedía con aullidos que la escupieran y babearan más.

-¡Creo que estoy cerca de correrme, es tu culpa zorra! -Marge se abrazó fuertemente a Mindy, enterrando sus uñas y dientes en el cuerpo de la pelirroja.

-¿Qué, solo así? Sin metértelo atrás, qué tonta eres -volvió a abofetear la cara de Marge, la escupió, le golpeó los senos y la obligó a levantarse. La dulce ama de casa obedeció y entendió. Nunca lo había hecho, pero claramente estaba en un vórtice de pasión y confusión que la tenía al borde de la locura, quería ser lo más parecida a Mindy para complacer a su marido. Con ayuda de saliva en los dedos de la que habían confundido con Venus alguna vez, Marge se metió todo el tronco en sus entrañas, su trasero totalmente lleno. Sintió mucho dolor, pero irónicamente el que la violencia de Mindy sobre su cuerpo, ya totalmente arañado, aumentara, hizo que el placer lo sobrepasara totalmente.

Incluso las lenguas de ambas competías por quien entraba más al fondo de la garganta de la otra. La mano derecha de Marge alternaba entre enterrar las uñas en el cuello y jalar del cabello a la pelirroja, mientras que su mano izquierda le masturbaba el ano frenéticamente. Por otro lado, la mano derecha de Mindy se había metido casi por completo al interior de la vagina de la peliazul, y estaba cubierta de jugos, y la mano izquierda arañaba la espalda de su rival. La Ingeniera Simmons rozaba su coño con el movimiento constante del estómago de Homero, mientras que Marge no dejaba de disfrutar de su verga, penetrando en lo más profundo de su agujero trasero. Finalmente, Homero estaba a un segundo de correrse, lo cual su mujer notó, por supuesto.

-Este hombre va a correrse... ¡Va a eyacular en mi trasero!

-¡¡Veamos entonces quien disfruta de un mejor orgasmo, puta de mierda!! -Mindy mordió un pezón de Marge, lo cual ésta hizo con el cuello de su adversaria, llenándola de más saliva. En ese momento, Homero gruñó y expulsó toda una carga de semen al interior de las entrañas de su esposa, lo cual hizo que ambas chicas se corrieran también, cubiertas de sudor, jugos y sangre.

Marge cayó de rodillas, exhausta, sobre el cuerpo de su esposo. Mindy, mientras tanto, se posicionó detrás de Marge y metió su lengua al interior del ano de la peliazul, que no puso ningún impedimento, tal vez de lo cansada que estaba, o quizás por el placer que esta chica le propinaba. Después de algunos lametazos, Mindy recogió una gran cantidad de leche del hombre que amaba, y se acercó nuevamente a Marge.

-¿Crees que ganaste a mi marido solo porque tienes su caliente leche en tu boca, maldita mujerzuela? -le dio una débil bofetada a la ingeniera, quien respondió con una sonrisa lujuriosa.

-Esta batalla, quizás, pero no significa que haya acabado la guerra, esto debe continuar, perra lujuriosa- diciendo esto, derramó unas cuantas gotas de semen sobre la cara de su rival, quien solo cerró los ojos para dormir.

Al día siguiente, Homero le preguntó cómo es que había despertado en su cama a su esposa, si recordaba haber ido donde Mindy.

-¿No recuerdas nada, amor?

-No... Tengo algunos recuerdos de que nos visitó el presidente, o Will Smith, pero quizás fue un sueño... bien pudo haber sido Michael Jordan, ahora que lo pienso...

-Bebiste mucho y Mindy te trajo a casa... eh... junto a algunos compañeros tuyos de la Planta, no sé quiénes eran.

-¿Lenny y Carl?

-No, sabes que los conozco... ¿Por qué siempre los nombran juntos? En fin, el punto es que aparentemente Mindy es una buena mujer, y creo que compartiremos ideas sobre ser mejores mujeres. De hecho, podríamos vernos uno de estos días, quizás necesitemos algo de competencia, jejeje -Homero no entendió, pero estaba bien, mientras hubiera comida ahí.

Después, en THE SIMPSON DARK STORIES 06, los niños de la escuela Primaria deben volver a la Isla donde alguna vez quedaron abandonaron, y podrán conocerse un poco mejor.