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The Simpson Dark Stories 16

en Parodias

THE SIMPSON DARK STORIES 16

“Un Orgasmo Dominical, Vol.3”

En “Baile del Caño”, Edna Krabappel obtuvo la victoria gracias a su sensualidad y “mutua confianza” con el alcalde Quimby. En “Paja”, Luann van Houten ganó fácilmente al hacer correr a su patético marido en menos de cinco minutos. En “Lésbico”, gracias a las fantasías de Allison, la chica de los squishees, su hermana Annette, se quedó con el triunfo. En “Bukkake”, la jarra de Helen Lovejoy se llenó más de semen que las demás gracias al amateur Todd Flanders.

La quinta prueba comenzaría ya. Edna los reunió nuevamente, y pidió a las mujeres que prepararan su creatividad.

—¿Qué tramas ahora, mujer? —inquirió Helen.

—Cinco minutos —contestó Krabappel—, durante cinco minutos debemos tener sexo en la mayor cantidad de posiciones posibles, con quien deseemos de nuestro grupo, ¡Ja!

—¿Qué? ¿Sexo entre nosotros mismos? —preguntó Marge, abrazando a sus dos hijos. Homero ya comenzaba a despertarse.

—¡Ja! ¿Ahora te vas a arrepentir, Marge? Es obvio, ya que no has estado ni cerca de ganar en ninguna de las pruebas, prefieres retirarte.

—¡Participaremos! —contraatacó Lisa.

—¡Y mamá ganará! —siguió Bart.

—¡Soy Batman! —gritó Homero al despertar completamente, aún algo ebrio. Marge los miró con cariño.

—Los jueces ya están en sus posiciones, así que empezaremos. Y si se corren, quedarán fuera de esta prueba.

—¿Qué jueces? —indagó Luann van Houten, bajándole ya los pantaloncitos a su hijo.

—Sorpresa, ¡Já! —Edna dio el inicio empujando fuertemente al ya muy avergonzado Ned sobre el banquillo, le bajó los pantalones y se montó sin pensarlo sobre él.

Las demás la imitaron. La sección de “Posiciones sexuales” comenzó.

—¡Ah, hermana, qué bien! —gimió Annette sentada con las piernas abiertas, Allison le acariciaba el coñito frente a ella, y ambas gemelas le besaban los pezones.

—¿Juajote asjf cumcum poipi tetis sensuax? (¿Qué te parece hacerlo con otras chicas?)

—Penito soy buuuuuuu (Es muy rico)

—Poipoi cum lechans... (Entonces lo haremos más se...)

—¿Para qué hablan así? —preguntó Allison, a punto de meter la lengua al interior de la rajita de su hermana— Yo ya descifré su código de gemelas, no es necesario.

—¡No discutan, y sigan lamiéndome! —ordenó Annette.

Edna montaba a su esposo mientras intentaba poner en guardia las pollas de Todd y Rod.

—¡Vamos chicos, pongan algo de su parte! —pidió Edna, con ambas manos ocupadas, saltando con sensualidad sobre la verga de Ned.

—Pero... pero... —titubeaban los dos, rojos de vergüenza, sus pollas estaban creciendo cada vez más.

—¿Estás segura que esto es parte de la educación materna, Edna?

—Claro que sí, Ned, lo que pasa es que no estás al tanto de las costumbres modernas, pero no te preocupes que estaré feliz de enseñarte —Edna se dio vuelta, volvió a sujetar los penes de los chicos, y se metió esta vez, seductoramente, la verga de su marido en el culo— ¡Ahh, sí, no me digas que te gusta esto Ned! ¡¡¡Ahhh, sí, eso es...!!!

Helen comenzó recostada de espaldas, su esposo se le montó encima en la posición de “misionero”, quizás la más común, pero la favorita de ambos, mientras la putita de Jessica se sentaba sobre la boquita de su madre.

—Lámeme, mami —Jessica se quitó la ropa rápidamente hasta quedar solo con sus dulces calcetas blancas— Soy una chica sucia, lame a esta niña mala...

—Hija, sí, no sé cómo lo haces para que tu conchita siempre esté tan llena de jugos, es como si siempre estuvieras cachonda —Helen comenzó a lamer con voracidad, sus caderas se movían al ritmo que marcaba el reverendo sobre ella. Éste quedó a la altura del rostro de su hija.

—Ese es mi secreto, mami, siempre estoy excitada.

—Déjame extirparte los malos espíritus, hija mía —Timothy sacó la lengua y Jessica aplicó el mejor morreo que podía, prácticamente se empezó a comer la boca de su padre con los brazos alrededor de su cuello.

—Es el mejor Día del Señor de toda mi vida —susurró antes de volver a besar a su padre.

Marge optó por comenzar de la mejor manera desde el principio. Era su primera doble penetración, pero ni siquiera pensó en ello. De rodillas, la mujer de cabello azul fue atravesada por dos vergas al mismo tiempo, Bart tomó el frente y Homero la entrada trasera, era una totalmente nueva experiencia para ellos, ya habían cruzado definitivamente el límite de los tabúes. Lisa, mientras tanto, se recostó bajo Bart y comenzó a chupar sus bolas con lascivia. No importaba qué pasara, o qué situaciones sexuales viera, no había nada que calentara más a Lisa Simpson que hacerlo con su hermano.

—¡Oh, Homero, cada vez me acostumbro mejor a que me lo hagas por allí!

—Sí, sí, muchos melones... —murmuró el calvo, bombeando sin parar en la puerta trasera de mi esposa.

—Nunca había hecho algo igual, dejarme penetrar por otro hombre, dos a la vez...

—¿Cómo se siente, mamá? —preguntó Lisa con la boca ocupada con esferas de carne. Ya lo había hecho antes (DARK STORIES 09), pero le interesaba saber la opinión de su madre, el recuerdo sería un objeto más de masturbación para más adelante.

—¡¡¡Una delicia!!!

—¡Es lógica, mamá, nadie puede superar el pene de Bart Simpson! —gritó el rubio.

Luann van Houten comenzó en cuatro, su esposo empezó a darle por el culo mientras ella se regodeaba con la polla de su hijo, quien estaba en el cielo, un aspecto de Nirvana cruzaba cada poro de su rostro nerd.

—Uh, mamá, qué bien se siente...

—Lo sé hijo, y es bueno tener una polla que tarda más que la de este inútil —contestó la de pelo azul, jugando con las bolas de su hijo.

—¿Sabes que estoy aquí, verdad Luann? —se ofendió Kirk, pero continuó de todas maneras, penetrando el estrecho culito de su infiel esposa.

Instintivamente, por azar, las cinco mujeres miraron al mismo tiempo a Manjula y su esposo, y rápidamente quedaron con la boca de diez metros.

—¡Eso es, esposos míos, demuéstrales!

—¡Cambios! —gruñó Apu, saliendo del interior de su esposa. Ella se dio vuelta a una velocidad impresionante, y él volvió a metérsela. En menos de 20 segundos, el encargado de la tienda estaba en posición invertida con las piernas abiertas, y Manjula se había sentado en él en una posición casi imposible, como si hicieran tijeritas verticalmente.

Las otras cinco mujeres, alarmadas, cambiaron rápidamente de posición, pero el placer que les brindaban sus parejas les impedía cambiar a la misma velocidad.

En un punto, Luann tenía su culo perforado por Millhouse, de pie, mientras sostenía la verga de Kirk entre sus tetas, lo lamía con pasión, pero no tanto, para que ni eyaculara ni se le quedara flácida.

—¡Mami! Estoy cansado, tus cambios me están mareando.

—Cállate, no puedes recostarte, ya pasamos por esa posición.

—Luann, yo...

—¡Tú sí que cierra la boca! —de repente, Luann recibió una fuerte lechada de su marido en el rostro que le hizo retroceder, lanzando al suelo al muchacho de lentes. Se había arruinado.

Annette hacía tijeras con una de las gemelas mientras lamía la entrada de la otra, quien se morreaba con Allison.

—¡Nos corremos! —gritaron las gemelas a la vez.

—No, esperen chicas, tienen que...

—¡¡¡Ahhhhh!!! —Terri se vino sobre la boca de la rubia, y Sherri inundó la concha de la hermana de Allison, quien era la única opción de su hermana, a pesar de su agotamiento.

Edna tenía tres hombres a su disposición, además de insaciable creatividad, pero Todd y Rod estaban muy confundidos por los cambios, y Ned solo podía penetrarla.

—Edna, quizás si hacemos otra cosa más que penetrar...

—¡No puedo, Ned! Soy una puta sin remedio, nunca pensé que con tanta creatividad, sería tan perra como para no poderme sacar una verga del coño o el culo.

Helen recibió tanto placer que cuando llegaron a los cuatro minutos, no pudo aguantar más con la polla de su marido taladrando su boca, y la lengua de Jessica.

—Mami, tu culito sabe delicioso —murmuró la chica “puritana”, de rodillas lamiendo la entrada trasera de su madre en cuatro.

—Esperen...

—¡Elimina todos los espíritus, así sea! —rezó el reverendo.

—Esperen... —se quitó la verga de la boca, pero él rápidamente se fue hacia atrás. No pudo ver lo que ocurría, solo escuchó los gemidos de Jessica quien apuró la lamida de culo. La incertidumbre, la pasión de su hija, la locura... —Maldición, ¡me corrooooo!

—¡Eliminada! —avisó una voz masculina invisible, nadie supo de dónde venía aparte de Edna, quien sonrió con picardía.

Marge estaba en ese momento abrazada a su hija, cansadas pero aún calientes. Penetrada por Homero, su hija por Bart, ya habían probado algunas posiciones, era fácil con cuatro personas, pero lamentablemente el cariño y la curiosidad estaban ganando. Disfrutaban tanto hacerlo juntos por primera vez en algunas poses, que les costó mucho deshacerlas.

—Oh no, el tiempo va a acabarse —musitó Lisa, tocando los pezones erectos de mamá.

—No importa, hija —respondió la mujer con tristeza.

—Pero ahora va a quedar una prueba, y no nos van a quedar opciones... —se lamentó Homero, quien agarraba con fuerza las nalgas de su esposa.

—No importa, Homie... —contestó Marge.

—Mamá, ¿Estás bien? —se preocupó Bart, sin soltar la follada de su hermana— Que no te digan otra cosa, aún así somos la mejor familia.

—Sí, gracias, Bart —Marge bajó la cabeza y sonrió fingidamente.

Apu y Manjula, dentro de diez segundos, intercambiaron penetrada vaginal, anal, y una deliciosa y sensual chupada como contorsionistas.

—¡Y el tiempo se acabó! —anunció Edna—, señores del jurado, den su veredicto.

Lo que pasó en ese momento los dejó a todos en shock. Seymour Skinner con la polla erecta al ver a su esposa, el jardinero Willie, Luigi, el gordo de las historietas, Fat Tony y gran parte de la mafia, Moe, Lenny, Carl, Barney, Krusty el Payaso, Mel vanHorne, el doctor Hibbert, varios Duffman, el Abejorro, Lou el policía, Jimbo, Kearney, Dolph, y muchos hombres más de la ciudad en ropas ligeras.

También mujeres. Lindsay Naegle, Berenice Hibbert, la profesora Hoovert, Mindy Simmons, Patty y Selma, Brandine Spuckler, la “princesa” Cashemira, Ruth Powells, y varias más.

—Hemos decidido que los señores Nahasapeemapetillon son los ganadores —dijo el payaso Krusty, visiblemente cachondo—, dentro de cinco minutos pasaron por cincuenta y cinco posiciones diferentes, mientras que la que más se le acercó fue Helen Lovejoy con diez.

Apu y Manjula celebraron con un acalorado morreo, mientras las demás se lamentaban, y al mismo tiempo, sorprendían de las habilidades Kamasutra de los hindúes.

—Un momento, ¿por qué hay tanta gente aquí? —interrumpió Annette, enfadada— ¿Era necesario traer tanta gente para contar cuántas posiciones hacíamos?

—No, mi querida ex alumna, ¡Ja! Hice un trato con Nelson, le pedí unos curiosos ajíes que ponen “divertidas” a las personas (visto por primera vez en DARK STORIES 01), y los usé en ellos cuando los invité. ¿O pensaban que invitaría a mi fiesta a dos o tres familias? ¡Ja já!

—Pero... ¿Por qué...? —preguntó Marge, sudorosa aún sobre su marido.

—¿Tú lo preguntas a pesar de que eres la que tiene menos opción de ganar? —entendió Helen a la vez que se mofaba— Ellos son parte de la prueba final, ¿no?

Marge simplemente se lamentó más, estaba a punto de llorar.

—Exactamente, puta. Si queremos demostrar cuál de nosotras es la mejor, debemos actuar como las perras que somos. Haremos un acto sexy cada una, como queramos y con quien deseemos, y dejaremos que la gente se corra sobre nosotras, en estas piscinas que Fat Tony a brindado gentilmente para nosotras —Edna le guió un ojo lujuriosamente al jefe de la mafia. Éste simplemente asintió con una elegante sonrisa italiana.

Seis piscinas de niños vacías quedaron repartidas en el centro del parque.

—¿Todos sobre nosotras? —inquirió Luann, limpiándole la polla a su hijo.

—Sí, un gangbang masivo. Ellos mismos, estando fuera de sí, un poco hipnotizados, decidirán sobre quién pone su semen, o meado, o jugos vaginales, o escupitajos o lo que quieran. Quien llene más su piscina ganará, así que no les conviene tragarse cosas por cualquiera de sus agujeros —Edna se metió a la piscina con solo su ropa interior negra— Cinco de nosotras tenemos la opción de ganar, y la otra... participará, ¡Já! ¿Quieren comenzar ya?

Esa gente estaba hipnotizada con ajíes misteriosos. Quizás no recordarían lo que pasara más adelante, pero lo que les importaba era el ahora. Muchos hombres se quitaron rápidamente la ropa (y algunas mujeres, como las hermanas de Marge, a pesar de los gritos de horror de Homero) y la fiesta dio inicio.

—Vamos, háganlo sobre mí, soy unaaaa perra caliente que solo vive para eeeesto —cantó Edna, mientras se quitaba sensualmente, y muy lentamente, el sujetador. Primero los tirantes de los hombros, siempre sonriendo con lascivia mientras algunos hombres ya se acercaban hacia ella, quien seguía cantando— Vengaaan conmigo, soy toda para ustedes.

Luann agarró las vergas de dos Duffman diferentes, y un tercero se lo metió en la boca, totalmente desnuda en su bañera.

—¡Oh sí, lo hace muy bien! —suspiró el primero.

—Creo que ya lo había hecho con esta, ¡Oh yeah! —gimió el segundo.

—¡Duffman, Duffman, Duffman! —el tercero empezó a literalmente follar la boca de la peliazul, mientras Kirk se la cascaba cerca de ella, con un rostro patético.

—Como me encantan las pollas que no son de ese imbécil, ya perdí la cuenta de con cuántos lo he hecho —pensó Luann, y luego habló en voz alta— ¡Todos aquellos con los que haya puesto los cuernos a Kirk vengan aquí a repetirse el plato! Avisen a los nuevos.

—¿Mamá, puedo? —preguntó Millhouse, su pequeño pene ya en guardia.

—Claro que sí, amor, recuéstate y me sentaré sobre ti. Si no te vienes en mi interior, te compraré un nuevo inhalador —rápidamente la mujer comenzó a botar sobre su hijo, quien se relamió de gusto.

Kirk iba a tomar la entrada trasera, pero Pyro, el novio más común de su mujer, le ganó el puesto. Era un gladiador de lucha, no podía esperarse mucha fineza.

—¿Me extrañaste, querida?

—¡¡¡Ah, sí, sí, sí!!! —gritó mientras él le daba palmaditas en el trasero.

Kirk siguió masturbándose.

Ocho seres semitransparentes aparecieron cerca de Manjula, que pajeaba frenéticamente a su esposo Apu. Los octillizos estaban desnudos.

—Mira quienes vinieron a vernos, esposas —advirtió él, sonriente.

—¡Hijos míos, han venidos! —saludó Manjula dándole un beso de lengua a cada uno. Estaba vestida con un tierno babydoll rojo que le compró Apu en un aniversario, se subió ligeramente la falda para mostrar sus bellas y morenas piernas, se recostó en la piscina y empezó a jugar con la polla de su marido.

Los cuatro chicos se pusieron a la cabecera, masturbándose con rapidez, acompañado de las groserías de Nabendu, y que Manjula no sacaba los ojos de la gigantesca verga de Annop.

Las cuatro chicas se frotaron los clítoris al otro lado. Pría acarició sensualmente las piernas de su madre, Sashi se puso a jugar traviesamente con sus enormes senos sobre la delicada tela, Poonam besó el pecho de Apu y Uma solo se dedicaba a relamerse los labios mientras ambas manos jugaban con su conchita. Las cuatro estaban dispuestas a desparramar todos sus jugos vaginales en mamá...

...Hasta que Annette los llamó. Chicos, chicas y Apu.

—Oye, querido morenazo, ¿por qué no vienes a jugar aquí también? —preguntó sentada de rodillas, acariciándose sensualmente en las tetas con una mano, los dedos de la otra jugaban con su lengua. Varios hombres, como Krusty, estaban cerca de ella, masturbándose, deleitados por su belleza juvenil, a pesar de tener su camisa y pequeños shorts puestos.

—¡No la tomen en cuenta! —gritó Manjula, pero tres de los muchachos (menos Gheet) estaban ya a medio camino entre ambas piscinas, indecisos.

—¿No te gustaría ser mi asistenta, preciosa? —preguntó el Krusty.

—¿Cuáles serían mis tareas? ¿Quizás esto...? —Annette agarró la verga del payaso que tenía en frente y se puso a chuparla sin quitarle los ojos de encima al hindú. El dr. Hibbert se acercó a ellos con su esposa, y ambos empezaron a follar casi inmediatamente, sin quitarse la ropa (eran bastante conservadores, después de todo) dejando que los líquidos que salían del coño de Berenice cayera sobre el cabello de la joven rubia.

—Oh... vaya... —Apu se relamió los labios cuando vio a ambas mujeres pelear por él. Las dos comenzaron a masturbarse con la mano que tuvieran libre.

—¡Esposos, mírame! Estoy haciéndolos con nuestros hijos e hijas, córretes sobre mí —pidió Manjula, sentada de rodillas lamiendo la rajita de una de sus hijas, mientras otros hombres se acercaban con las pollas en guardia.

—Acércate cariño, únete la orgía que tengo planeada contigo como el principal de mis catadores de agujeros —murmuró Annette. Las gemelas y Allison empezaron a babear sobre ella al mismo tiempo que se metían dedos en sus coñitos.

—¡Un momento! ¿Quién cuida a Maggie? —preguntó Marge después de ver a los octillizos, estaba totalmente desnuda, pajeando a Homero y Bart al mismo tiempo. Lisa se agarraba los pechitos con una mano mientras con la otra se acariciaba el conejito, dispuesta a hacer que su madre ganara.

—Los Wiggum, aún se están besando lejos, pero le tienen un ojo encima —contestó alguien, detrás de ella.

—Ah, gracias, pero quién... ¡¿Mindy, perra descarada?!

—Vine a ayudarte un poco, puta —la compañera de Homero con quien mantuvo una competencia/pelea/escena sexual (DARK STORIES 05), le agarró el rostro y besó sus labios. Lisa y Bart se quedaron embobados mirándolos, más cuando la sensual pelirroja comenzó a escupir sobre el rostro de su madre —¿Te gusta, zorra? ¡¿Te gusta?!

—Mmmm, el Zorro, carne a la española —babeó Homero, mirando a ambas mujeres. La baba también servía.

—Solo por esta vez lo permitiré, puta de porquería, necesito ganar, ¡voy a ganar! —<> pensó.

Lisa y Bart comenzaron a derramar su saliva también en los pechos de su madre. Iban a lograr que Marge se llevara todos los aplausos y corridas disponibles.

Helen se desabrochó la camisa y dejó sus tetas al aire.

—¡Tanto pecado me ha ensuciado, soy una puta sucia! Aquellos que quieran limpiarme, echen su líquido dorado sobre mí...

—Ya escucharon, ¡méense sobre mi madre! —ordenó Jessica, la primera en bajarse los calzones y levantarse la falda— ¿Lista, mami?

—Siempre, hijita.

—Oh, ahí va, ahí está... ah... —la expresión que puso la muchacha era más parecida a la de una corrida que la de orinar, estaba en perfecto éxtasis. Su meado empapaba los pechos de su madre haciéndolos brillar.

—Abre la boca, querida, y recibe el cielo —predicó el reverendo, y de su polla dura comenzó a caer un fino chorro dorado que cayó sobre el cabello de la peligris.

—¡Qué oportunidad! Hace seis días que no hago esto —dijo alguien subiéndose la falda y corriéndose a un lado las bragas.

—¿Quién es usted?

—Lindsay Naegle, ninfómana local, prepárese señora —y la rubia empresaria se empezó a mear sobre el rostro de Helen. Ella no la reconoció, o no la recordó, pero después de titubear abrió la boca y dejó que el líquido fuera a su garganta. Cuando se acumulaba lo suficiente, lo dejaba caer sobre sus tetas.

Otros hombres vieron esa oportunidad de tal guarrada, una que la mujer parecía disfrutar bastante, y se acercaron a ella, incluyendo a Lenny, Carl y por supuesto, Moe.

Eso le daba una gran ventaja sobre las demás, así que pusieron cartas en el asunto. Luann, Annette, Edna y Manjula decidieron imitarla, suplicando que las mearan también además de las corridas y los escupitajos.

—¡Háganse sobre mi! Les prometo que lo repetiremos cada vez que le ponga los cuernos a mi esposo —juró Luann. El cornudo fue el primero en derramar tanto su leche como su orina sobre el rostro de su madre.

—¡Aquí, aquí! —pidió Annette. Además de Berenice Hibbert y Barney (cuyo olor casi la hace vomitar, pero logró mantener la compostura), la mitad de los hijos de Apu se corrieron sobre ella. Sandeep y Nabendu derramaron su lefa sobre las piernas de la rubia, quien se había quitado los shorts para que Poonam y Sashi se masturbaran con ello, sus olores y jugos. Annette se frotó la prenda con los jugos vaginales de ambas chicas.

—¡¡Más, más, más!! —gimió Manjula. La princesa exótica Cashemira se sentó sobre ella, la abrazó, y dejó que su orina se derramara en las piernas de la hindú mientras se morreaban con pasión y lujuria desenfrenada. Anoop y Gheet se vinieron sobre ambas entre gemidos que hicieron a la madre correrse, mientras que Pría y Uma llevaron las manos de Manjula a sus entrepiernas para que se llenaran de sus jugos vaginales. Apu le agarró las nalgas y se puso a follarla por detrás.

—Qué rico, ¡qué rico, méenme más, más por favor! —suplicó Edna al borde del éxtasis mientras era cogida analmente por Flanders, vaginalmente por Willy, y otros profesores de la escuela se meaban sobre ella en cuatro. Era una práctica casi común en ella, le encantaba el olor y sentirse así de sucia.

Marge no aguantaba más. Veía tantas cosas y estaba absolutamente cachonda. Si quería ganar eso, daría todo de sí...

—Ustedes, ¡vengan aquí! —ordenó con una mezcla de sensualidad, imponencia y lujuria. Kearney, Dolph, Nelson, Jimbo y su novia Shauna fueron hacia ella. En dos segundos estaban desnudos y degustándose con las habilidades crecientes de la mujer Simpson.

—¡Increíble!

—¡Sensacional!

—¡Qué rico!

—¡Jaaaa jaaa!

—¡Uh, sí, sí!

Marge estaba sentada sobre Nelson, montándolo con pasión. Por detrás se puso Jimbo, quien la cogió con violencia, pero a ella no le disgustó. Con las ambas se puso a pajear las vergas de Dolph y Kearney, y metió la lengua adentro de Shauna Chalmers.

Mindy Simmons y su amiga Ruth Powells se ubicaron a los costados y comenzaron a mearse sobre sus tetas, una para ayudarla a la vez que la humillaba, y la otra por el cariño que le tenía. El líquido dorado corría por su cintura, y a Marge le encantaba. Sus hermanas Patty y Selma fueron las siguientes.

Homero se corrió en su espalda, pero bien podía parecer falsa, u orina blanca. Fue una impresionante lechada que la llenó de cuello a culo, Marge se corrió apenas sintió eso.

—¡¡¡¡Ah, sí Homie, gracias cariño!!!! Pero falta, ¡puedo más, más, más! —sus gritos eran tan fuertes que llamaron la atención de todos.

Bart y Lisa, que follaban en cuatro con la deliciosa perspectiva del voyeur, se miraron pícaramente, con triunfo a medida que incluso los que se pajeaban por segunda o tercera vez sobre las otras mujeres se acercaban a Marge, quien ya atendía a 10 personas. El número empezó a aumentar, y ellos solo pudieron incrementar su propio placer.

—Recuerda avisarme, hermano, tienes que echar tu corrida sobre mamá, uf, uf —suspiró Lisa, recibiendo al General Bart en su interior.

—Tú también, Lis, me encantaría verte meando sobre nuestra madre —le susurró en el oído, acompañándolo de un lametón.

—Oh, Bart, si te complace con mucho gusto lo haré, derramaré todos los líquidos que tenga sobre mi mamá para que lo veas y lo disfrutes, para me cojas mucho mejor la próxima vez.

—¡¡Más, más, más, más, échenme todo, córranse sobre mí, soy toda suya, soy de la ciudad de Springfiel para que hagan lo que quieran conmigo!! —gritó Marge.

Llegó un punto en que los únicos que acompañaban a las demás mujeres eran sus propios familiares, los miembros respectivos de sus grupos. Los demás estaban haciendo fila para correrse o mearse o escupir sobre la esposa de Homero.

—Parece que nos superó —suspiró sonriente Luann, recibiendo chorros de lefa de su hijo en la cara, se deslizaba por sus lentes.

—¡Ja! Imagino que tenía que pasar, el destino juega a esas cosas —reflexionó Edna, de pie recibiendo la culeada de Ned.

—¡Qué bueno que sean tan buenillas, perfectirijillo!

—Esa furcia solo tiene suerte —dijo Helen recostada en su piscina, Jessica se degustaba con su coño metiendo la lengua en lo más profundo del interior de su entrepierna.

—Es una sucias inmundas, ¿qué tal si dejamos de lado nuestras rencillas y la manchamos un poquitos? —sugirió Manjula, montando sobre Apu, sus hijos ya habían vuelto a sus cuerpos infantes. Annette estaba sentada sobre la boca del hindú, y apretaba con fuerza (y lascivia) los pezones de la morena.

—Por ahora estoy de acuerdo contigo, puta.

Marge estaba casi vestida de blanco y amarillo, relucía con transparencias, casi todo el mundo había tenido su turno con ella y la piscina estaba llena. Sonrió con picardía a las cinco mujeres que se le acercaban.

—¿Y bien? —preguntó mientras se acariciaba las tetas. Se sentía sucia, zorra, y no le desagradaba para nada.

—Está bien, casi eres la ganadora, lo aceptamos —afirmó Edna.

—¿Casi?

—Sí. Todavía te faltan cinco personas.

Se alinearon a su alrededor, en las posiciones de una estrellas. Se llevaron las manos a los coños y empezaron a frotar sus clítoris a toda velocidad.

—¿Lista?

—Jeje, háganlo, perras de mierda —Marge cerró los ojos, sacó la lengua, y recibió su triunfo. Cinco chorros de jugos semitransparentes mezclados con líquidos dorados, una verdadera lluvia sensual que inundó todos sus sentidos, le devolvió la confianza, la hizo sentir como mujer.

Cuando la gente se retiró, mareada al pasar los efectos del ají, el picnic siguió como antes de que todo pasara, habitual. Jugaron cartas, comieron, bebieron, algunos tuvieron un poco más de sexo entre los matorrales, conversaron sobre la vida, discutieron sobre política y religión, y organizaron un grupo de lectura de libros entre las mujeres.

No sabían si sería el único objetivo, en todo caso.

En el próximo capítulo, THE SIMPSONS DARK STORIES 17, Bart cumplirá años. Y Lisa se lo celebrará a lo grande, no se lo pierdan.