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Degeneración parte 3

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La caudilla estaba de pie sobre la cama con aquel extraño ingenio que había llamado arnés. Ver aquellas correas de cuero ceñidas a los fuertes muslos de la bárbara hacía que Gar la deseara aún más. El sudor corría por su cuerpo y sus pechos se erguían desafiantes con los pezones duros.

Con un ademán hizo que la princesa avanzara hasta estar de rodillas ante ella. Todo en aquella mujer llamaba a obedecerla y al parecer ni siquiera la realeza quedaba exenta de ello. Ahí estaba la hija del rey, uno de los cinco más poderosos del continente, doblando la rodilla ante ella, una simple caudilla bárbara. Y más aún, entregándole su sexo y virginidad. El escudero se preguntó si acaso tenía poderes mágicos esa mujer.

-          Ylva, este será el falo que rompa tu himen y acabe con tu virginidad. Será el comienzo de tu sexualidad. Crees que eres casta por mantenerte pura para tu futuro esposo, pero créeme en cuanto te folle sabrás que ha sido una pérdida de tiempo esperar. Hoy vas a ser mujer pequeña, y eso implica que serás una puta. Anhelarás el calor de una polla en tu interior siempre, hoy será una falsa, pero dentro de poco notarás la verga de un hombre y aprenderás a complacerle para hacer pequeños bastardos reales, ahora chupa pequeña zorra.

La educación real hizo que la joven fuera de repente consciente de los insultos, pese a tener la vagina empapada. Ella no merecía esa clase de trato y se rebeló.

-          No soy ninguna furcia, soy la hija del rey y exijo un trato acorde a mi posición. Creí que eráis mi amiga después de todo el amor que nos hemos dado, me siento traicionada, yo…

La bofetada que le propinó su captora hizo que se callara de inmediato, se llevó una mano a la enrojecida mejilla, pero se detuvo al notar el fuerte tirón del pelo que elevó su cara para mirar a la bárbara.

-          Ya es hora de que aprendas tu lugar en el mundo zorra, deberías estarme agradecida. Si te entregara a uno de mis hombres sabrías lo que es el dolor de tu primera monta, los hombres nos toman con rudeza y disfrutan de nuestro dolor. Puede que esta forma de perder tu virginidad no te agrade, pero créeme, ser violada es mucho peor.

Entre las dos hubo una mirada en la que Ylva comprendió que sus últimas palabras hablaban por propia experiencia. Sintió empatía con aquella ruda mujer, incluso entendió que quería aleccionarla realmente.

-          Gracias Grelya, perdóname, no me resistiré más.

La respuesta de aquella chica le dejó sorprendida, la calidez con que le miró de rodillas, aquellos ojos azules eran tan inocentes y puros que le recordaron a ella misma. Aflojó la presa de sus cabellos dorados y comenzó a acariciar su cabeza mientras la chica tímidamente daba lamidas al largo falo de madera, las tiernas manos de aquella chica acariciaron sus muslos en círculos.

-          Dime princesa, ¿qué eres?- inquirió la bárbara mirándola con deseo.

-          Tu puta- repuso ella melosa mientras lamía descaradamente el capullo tallado en la madera.

-          ¿Y cuál es tu cometido?- la entrepierna de Grelya se humedecía por momentos.

-          Ser tomada por ti y darte placer- se metió el falo en la boca mirándola mientras.

-          ¿A quién perteneces?- suspiró la bárbara conteniéndose para no follarla en ese mismo momento.

-          A ti mi señora- la saliva de sus tiernos labios cayó en un reguero al sacarse el arnés de la boca, y bajó hasta sus rosados pechos.

Las manos de Grelya cogieron la cara de Ylva y empezó a follar su boca despacio, metiendo el suave falo tallado poco a poco. Los labios de la chica se llenaban de saliva haciendo que la polla entrara y saliera con facilidad de su boca. Poco a poco fue llegando más adentro, hasta la garganta, la princesa sentía arcadas pero la bárbara no dejaba que se echara hacia atrás. Cuando el falo llegó hasta la garganta Grelya se detuvo y dejó que la garganta de la chica cediera y se acostumbrara al cuerpo extraño.

La cara de Ylva se tornó roja, sus ojos lloraban e intentaba apartarse para poder respirar. Pero Grelya no soltaba su presa, ruidos de succión y ahogo de la princesa llenaban el aire, incluso casi de vómitos, espumarajos de saliva salían de la comisura de los labios hacia la base del arnes. Intentaba hablar, pero solo emergían sonidos regurgitantes , se estaba atragantando.

-          Relájate princesa, traga saliva y respira poco a poco. Te irás acostumbrando, serás la mejor mamona del reino. Tendrás que comer muchas pollas en palacio, así que aprende mi pequeña furcia.

La actitud de la chica cambió poco a poco, incluso se abrazó al culo de la caudilla para empalarse mejor en el arnés, se oía como sorbía ruidosamente tanto por la nariz como por la garganta.

-          Qué grosera alteza, ¿esto te enseñó tu madre mientras se la comía al rey?- bromeó Grelya mientras sacaba poco a poco la polla y dejaba respirar a la princesa para a continuación metérsela de nuevo. No tardó mucho en que la joven se acomodara al ritmo alentadada por la caudilla.

-          Lo haces muy bien putita, te comerás más rabos que yo, estoy segura- mientras seguía la mamada llevó su mano al coño de la chica- Estás empapada, te gusta chuparla, ya verás lo que sientes al notar que te folla, haré de ti una ramera mayor que las de cualquier burdel Ylva.

Gar desde su privilegiada posición observó la felación y como su princesa se humillaba ante su captora con evidente placer, colaborando activamente en acariciar las piernas, los muslos, el culo e incluso el coño de la mujer. Posiblemente le pasaba como a él, enfrentada a la lujuria todo cedía, si su padre la viese en esa actitud la repudiaría sin duda. Por supuesto cuando le llegara la prueba de la sangre virginal, su padre creería que ella se resistió. No podía reprocharle nada a su princesa, puesto que su polla tiesa confirmaba que le gustaba ver todo aquello.

Grelya apartó a la joven y la tiró suavemente a la cama, se arrodilló entre sus piernas y las acarició describiendo círculos con sus dedos que llegaban a los muslos y al vientre, la chica se relajó y fue alzando las rodillas instintivamente y abriéndolas para la bárbara.

-          Has dejado el falo bien mojado, así que podemos empezar ya, ¿estás lista cariño?- la dulzura en la voz de Grelya encantó a la chica, quería hacerle sentir cómoda y que su primera vez fuera placentera, es cierto que jamás pensó que sería con una mujer, pero ahora que estaba pasando… lo prefería.

-          Sí, mi señora. Tómame, soy tuya…- el corazón le latía desbocado, cerró los ojos y giró la cabeza despacio.

-          Muy bien Ylva, tranquila- abrió aún más las piernas de la chica, se colocó entre sus muslos, sus rodillas en contacto casi con el culo de la princesa.

Las tetas con los pezones duros y muy sensibilizados de ambas se juntaron provocando que la chica abriera los ojos y se encontrara con la cara de Grelya a escasos centímetros. Ya no había nada más que decir entre ellas. Se besaron con pasión, las lenguas enredándose salivando sin parar y cada boca intentando saborear a la otra. Las firmes manos de la bárbara se afianzaron a los hombros de la princesa y maniobró expertamente el falo del arnés, dirigiéndolo a la entrepierna ya chorreante de la joven.

Tres suaves embestidas hicieron que el himen se rompiera liberando un poco de sangre y varios gemidos de Ylva. La cuarta embestida nunca la olvidaría, le llenó por completo como nunca se habría imaginado, olvidó que era un instrumento de madera y pensó que era la polla de Grelya, pese a ser anatómicamente imposible. Las siguientes embestidas le llevaron al delirio, las paredes de su recién estrenado coño notaban toda aquella larga y dura polla, aprendió a abrir y cerrar más las paredes para retenerlo y sentir mejor la follada. Grelya la follaba despacio y mordisqueaba su cuello llevándola  al cielo.

Las manos recorrieron la espalda de la bárbara acariciándola, abrazándola, bajando a su magnífico culo, pellizcándolo, amasándolo… Las palabras surgieron solas- Te deseo Grelya, fóllame, fóllame, no pares de tomarme, soy tuya, solo tuya, qué bien lo haces dioses..

La caudilla por respuesta le sonrió lascivamente y alzó las piernas de la princesa por encima de sus hombros y continuó follándola, esta vez hasta el fondo sin parar, incansable.

La princesa ya no se cortaba y gritaba con placer, gimiendo y diciendo obscenidades mientras miraba a los ojos de la lujuriosa bárbara que la estaba poseyendo por vez primera.

-          ¿Te gusta zorrita? Pues te voy a tomar a diario para que tu coño chorree sin parar cada vez que no esté cerca. ¿Qué diría el cabrón de tu padre si te viera así, bajo mi peso, siendo follada como una puta?- preguntó la caudilla jadeando mientras se la seguía follando a un ritmo mayor

-            Me encanta mi señora, diría que soy una jodida puta, pero me da igual, porque mi coño es tuyo y quiero que me lo revientes ummmm- respondió gimiendo sin parar.

-          Mira que eres cerda princesita, ¿de quién habrás aprendido esas cosas tan sucias? –la puso a 4 patas y le azotó el culo hasta dejárselo rojo.

Ylva enterró la cara entre las pieles y puso el culo en pompa para dejar que la montara a gusto, Grelya la poseyó como hacían los hombres, humillándola bajo su peso, como a la hembra de cualquier animal, se excitó sobremanera al ver que a ella le gustaba ser sometida de esa manera. Bastaron unas pocas embestidas más de aquel falo, unidas a caricias de sus pechos y agarres de caderas para que la princesa tuviera un orgasmo detrás de otro, se corrió y mojó la cama. Cayó derrumbada a la cama jadeando y temblando.

Mientras la bárbara cogió las bragas de la princesa para limpiar el falo de madera, así como el coño de la chica. La poca sangre derramada quedó pronto adherida a la tela. La puso apartada de ambas y se quitó el arnés. Al rato yació con ella acariciándola y abrazándola, las dos se miraron entre besos apasionados.

-          ¿Has gozado Ylva?- inquirió mordisqueándole la oreja.

-          Sí, mi señora, mucho… no sabía que me gustaran las mujeres, mi madre jamás me habló de esto- la miró interrogativamente.

-          Es algo que solo se descubre si pruebas, comprobarás que el sexo con un hombre es muy distinto. Quizás cuando vuelvas probarás con otras chicas si tienes curiosidad- le guiñó un ojo.

-          Quiero más contigo mi señora- el movimiento sorprendió a la bárbara, la tímida jovencita había tomado la iniciativa, se había subido sobre ella y estaba comiéndole a besos y lametones todo el cuerpo hasta llegar a su húmedo coño. Aquella chica le sacaba toda la lujuria que tenía, le daría más, mucho más.

La cogió en volandas e hizo que quedaran una encima de la otra, pero al revés. Le enseñó los maravillosos orgasmos que producían aquello que llamaba ella un número 69. La princesa lamió su ano y su coño con fruición, los mordisqueó como si fueran el mejor manjar del mundo, ella le correspondió haciendo que la princesa se corriera y le empapara la cara en repetidas ocasiones.

También probaron el placer de las tijeras, con ambas enfrentadas y unidas por sus empapados coños, unidas por ellos, frotándose y cogiéndose de las manos, moviendo sin parar las caderas, llevadas al delirio con el ruido de chapoteo y los gemidos de ambas.

Las visiones que le ofrecieron a Gar durante todos sus juegos fueron sencillamente paradisíacos, se sentía tremendamente sucio por espiarlas con la connivencia de la bárbara, pero no rompió su silencio ni un solo instante, ni dejó de tener la polla dura en todo momento al ver a su dulce y civilizada princesa en manos de aquella salvaje pelirroja.

Tras varias horas de gozo desmedido y curiosidades satisfechas, Grelya dejó a la princesa agotada y feliz, durmiendo plácidamente tras haber sido bien follada por la caudilla. Salió del dosel desnuda con las bragas de la princesa en la mano y se acercó al escudero.

Le acarició la polla y se pegó a su cuerpo para susurrarle al oído, olía a sudor, a la princesa, a sexo…- Dime Gar, y sé sincero, ¿te ha gustado lo que has visto?

-          Sí mi señora- contestó temblándole la voz por las caricias que recibía a manos de la bárbara.

-          Bien, bien, ya vas siendo honesto con tus deseos y no es malo- le machacó la polla con más fuerza haciendo que el chico cerrar los ojos.

-          Sé que no está bien esto mi señora, pero me gusta y… sois mi enemiga, pero no puedo pensar en vos así…- dos dedos de la bárbara se posaron en sus labios haciéndole callar.

-          Estos dedos han follado mi coño, el de la princesa y nuestros culos, lámelos Gar.

El chico obedeció sin poner reparos, con lengüetazos y después con la boca, mientras sostenía la mirada llena de lujuria de la caudilla. Al rato Grelya apartó los dedos y acarició el pecho del chico con ellos mientras la otra mano le pajeaba sin cesar.

-          Dime, ¿te gustaría follarnos a las dos?- inquirió frotándose más y más con el cuerpo del chico.

-          Sí… lo deseo- dijo besándola en la boca cuando estuvo a su alcance.

-          Y si solo te dejo elegir a una, ¿cuál quieres escudero?- paró de besarle y le miró fijamente.

-          A vos señora- lo dijo con tanto ardor y seguridad que se sonrojó al decirlo.

-          Y me tendrás- le sonrió con dulzura, le besó y notó la pasión con que el chico le correspondió, el pecho de ambos latía con fuerza.

Se puso tras el poniendo su coño en contacto con las manos atadas de el a la espalda, de inmediato Gar las movió cuanto pudo para acariciarla, notó las firmes tetas contra su espalda aparte del poste de madera que le tenía retenido. Una mano de ella siguió pajeándole con firmeza mientras la otra mano acariciaba su torso, cuello, cara, labios…

-          Eres mío Gar y yo soy tuya, lo seré pronto, me tomarás, pero antes te tomaré a ti y gozarás de ello créeme. Mi coño, mi culo y mi boca alojarán tu polla todas las veces que anheles.

Todo se agolpó en la mente del chico y tras aquellas horas interminables se corrió jadeando en las manos de la bárbara, mientras miraba a su princesa desnuda en la cama. El clímax fue la recompensa de tantas visiones de deseo. Grelya acabó de masturbarle hasta que sacó toda su leche, se lo llevó a los labios y lo degustó despacio hasta comerlo todo. Se apoyó en el abrazándolo desde detrás y besó su cuello.

-          Descansa ahora mi cachorro, me complacerás bien y yo a ti.

Por primera vez el chico no se sintió culpable ni mal, solo deseó estar libre para besarla de nuevo.

Grelya se alejó contra su voluntad del escudero. Le gustaban, tanto el chico como la chica, aunque de una manera diferente. Cuando entregó la prenda empapada en sangre a uno de sus hombres para que el mensajero la llevara al rey, otro de sus hombres la interrumpió.

-          Mi señor, debéis saber algo. El chamán Gorshag ha anunciado que vendrá hacía aquí en cinco días.

El ceño de la caudilla se frunció, le había prometido oro por el intercambio. ¿Por qué quería ir a su campamento antes de cerrar el trato? Era un mal augurio, maldito viejo…

Despidió con un gesto a sus dos hombres y caminó de vuelta a su tienda, un mal presentimiento anidó en su mente separándole de sus placenteros momentos anteriores.

CONTINUARA…