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Manoli y el tecnico de la nevera.

en Hetero: Infidelidad

Hola de nuevo amigos, soy Manoli, algunos ya habéis leído mi aventura con mi amiga Isabel, ¡sí! esa chica negrita que resultó ser un travestí, ¡bueno! si no lo habéis hecho, buscadlo y leed como fue mi primer polvo tras dos años de hacerme pajas, aquella aventura me abrió de nuevo el apetito por los hombres.

Como recordareis soy viuda, vivo en una pequeña ciudad al oeste del país, físicamente dicen que soy guapa, llevo el pelo moreno suelto y me llega hasta los hombros, tengo treinta y pocos años, mido 1´67, soy delgada aunque con unas tetas grandecitas, tengo las caderas estrechas y firmes que me hacen un culito apetecible para cualquier hombre, en resumen que me siguen diciendo piropos por la calle.

Sigo teniendo sexo con la negrita Isa, ¡casi a diario! si bien ahora llevo el coñito bien afeitado, (la primera vez me pillo de improviso) esa travestí se ha convertido en mi macho de color y adoro exprimir su polla al menos una vez al día, el problema es que los fines de semana se ha de dedicar a su novio, yo me quedo triste y sola en casa con mi niña de 5 añitos, juego con ella y nos reímos mucho, pero añoro la verga oscura y las corridas que me doy con mi amiga travestí.

Este viernes pasado la nevera se me apagó de golpe tras dar un chispazo, ya era por la tarde y llame al servicio técnico pero me daban excusas, la operadora decía:

 

  • Perdone señora, pero no tengo técnicos disponibles hasta el lunes a mediodía, estamos saturados de trabajo.

  • Pues cojan más gente, -contesté- en el paro hay centenares de técnicos sin nada que hacer, mi seguro de hogar dice que me atenderán en menos de 24 horas.

  • Con todo respeto señora, por mí como si pone que le van a regalar un viaje a cuba, yo tengo un número limitado de técnicos y ya están citados, hasta el lunes no hay nadie libre.

  • Mire señorita a lo mejor es una tontería, hágame el favor, tal vez alguno esté por mi barrio y se pueda pasar un momento al acabar su cita actual, vivo en la calle tal… número 11, 3ºB, por favor mire a ver…

  • Un momento que mire a ver si hay suerte –diez minutos después la telefonista prosiguió- tengo un técnico cerca que podría pasar al final del turno, pero solo verá lo que ocurre y poco más, no puedo comprometerme a que arregle la avería fuera del horario laboral, eso se paga aparte como horas extras y son más caras.

  • ¿Cómo de caras?

  • Entre diez y quince euros por hora, depende la categoría profesional del técnico y de la importancia de la avería, además tenga en cuenta que fuera del horario, los repuestos no los paga el seguro sino el usuario.

  • Vale, mándeme el técnico para un primer vistazo, ¡qué remedio!

La tarde pasó lentamente, mi genio empeoraba temiendo que se me descongelasen todas las cosas de la nevera, tendría que comerme deprisa o tirar varios kilos de carne, pescado y otros comestibles que tenía en el congelador, por fin casi a las ocho de la tarde sonó el timbre del portero automático, más que coger el telefonillo le di un zarpazo y me lo lleve a la oreja diciendo:

  • ¡SI! ¿DIGAME?

  • Técnico del frigorífico, ¿la señora Manoli?

  • Si aquí es, suba al 3ºB, le abro.

Estaba en la puerta esperando al ascensor, cuando me di cuenta de que solo llevaba puesta mi bata y las bragas, ¡no podía recibir así a un desconocido! Menuda pinta ¡parecía una puta esperando a un cliente! Rápidamente entre en casa y me quité la bata sustituyéndola por mi camiseta marrón de tirantitos finos, abajo me coloqué unos pantaloncitos cortos azulones de gimnasia, llegue de vuelta a la puerta cuando un hombre asomaba la cabeza por el dintel, diciendo:

  • ¿Hola? ¿señora Manoli?

  • Si soy yo, disculpe pero tenía algo urgente que atender, pase por favor.

  • Gracias guapetona, ¿la cocina?

  • Aquí, recto al fondo. –le acompaño.

  • Bien veamos qué le pasa a su máquina. –dejo la bolsa de herramientas y comenzó a trastear.

  • Vale, entretanto llevare a la niña a su habitación para que no moleste.

Volví enseguida y me entretuve mirándole, el hombre seria de mi edad más o menos, moreno y de ojos castaños, un poquito de tripita, barba de pocos días y comedor de chicle, era mucho más alto que yo, le calculé metro ochenta, sinceramente me pareció atractivo y se le veía fuerte, mis pezones se irguieron viéndole trabajar, pues movía el pesado frigorífico como si fuera una caja de cartón vacía.

Minutos después y tras sacar el frigorífico al medio de la cocina exclamó:

  • ¡Aja… te pillé, granujilla!

  • ¿Qué pasa?

  • Que ya tengo la avería guapetona, es fácil de ver, su marido podría haberla reparado en un momento.

  • Soy viuda.

  • Oh perdone, tan guapa y… –su cara enrojeció un poco- no pretendía molestar.

  • No me ha molestado, son cosas que pasan.

  • Bien, tengo una buena noticia para usted Manoli, esto es solo es un cable machacado que ha hecho contacto, así que se lo puedo cambiar y dejare la maquina funcionando, ¿no sabrá como se pudo machacar el cable?

  • Así de pronto no. –respondí, pero mi cara enrojeció de vergüenza.

  • Da igual vale, se lo cambio y estará listo en un momento.

Mientras el hombre trabajaba me senté en el sofá, mi mente volvió a la tarde del jueves, mientras nuestros niños estaban durmiendo la siesta en su habitación, Isa había estado comiéndome el chocho durante un buen rato, reconozco que lo pase de vicio y me corrí como una bestia, cuando me recobré él travestí estaba claramente excitado y con su negra verga bien tiesa, pero aceptó mi ofrecimiento de tomar una cervecita helada, así desnuda como estaba fui a buscarla, cuando tenía la cabeza metida en la nevera y el culo en pompa, Isa se acercó sigilosamente y me metió su polla negra en el coño de un golpe, yo apenas le había oído llegar así que aquel vergazo abriéndose paso me sorprendió muchísimo.

Me agarre a lo que pude, los estantes, las bandejas de pollo y salchichas, los yogures, todo temblaba y se tambaleaba bajo las potentes estocadas que recibía, varias latas de cerveza y refrescos rodaron cayendo al suelo, él se agarraba con una mano a la puerta y la otra a mi culo, sin cesar de mover sus caderas llenándome de carne erecta y caliente, le sentía golpearme en lo más hondo a cada envestida, mi coño recién mamado y corrido se adaptaba como podía ansioso y receptivo al miembro de Isa, sentí que mi siguiente orgasmo llegaba rápidamente, grite al fondo de la nevera que me corría, la maquina se agitaba como si hubiera un terremoto, mis gritos de placer resonaron ahogados entre bolsas de queso en tiritas y ensalada, allá atrás mi travesti acelero sus estocadas hasta alcanzar su propio orgasmo, saco rápidamente la polla y la apretó sobre mi ano donde escupió su simiente en varias potentes oleadas, estas me empaparon todo el culo y las nalgas antes de resbalar lentamente por mis piernas.

¡Claro que sabía cómo se machacó el cable! Pero eso quedaría entre Isa y yo, recordar aquel polvo me había puesto cachonda, tenía un hombre a pocos metros y ya me había llamado guapetona dos veces, ¿podría llegar a tirármelo? Suponía que si pues parecía evidente que le gustaba, el problema era que hacer con mi hija para que no se diese cuenta de nada.

Entre en su habitación y jugué un poco con ella hasta que sentí unos golpes en la puerta entreabierta, era el técnico informándome de que la avería estaba resuelta, salí de la habitación cerrando la puerta y volví con él a la cocina, había devuelto la nevera a su sitio y se la escuchaba zumbar, abrió la puerta y tenía luz interior, me mostro el cable pelado y con su correspondiente chispazo, me mostré aliviada y conforme con la reparación y pedí la cuenta.

El hombre se puso a hacer números, en total 35 Euros, tanto por la hora de trabajo, tanto por el cable nuevo, el transporte y el IVA, todo estaba desglosado en la factura, yo miraba asombrada y compungida, en casa solo tenía entre 15 y 20 euros, ahí estaba mi excusa para follarme a este tío, puse cara triste y dije:

  • Solo contaba con pagar una hora, no supuse lo demás.

  • ¡No tiene dinero! –respondió muy serio.

  • No lo bastante.

  • Bien, si baja a la calle la acompañare al cajero automático.

  • ¡Pero debería cambiarme y vestir a la niña! ¿no me cobrara otra hora verdad? además estamos a mediados y no sé si mi saldo es suficiente.

  • Mire señora Manoli, me dedico a esto hace tiempo, no intente tomarme el pelo.

  • A lo mejor hay otra manera de pagarle. –dije bajando la voz y poniendo una mano en su muslo.

  • ¡Joder otra más! Va a ser que no Manoli, desde que empezó la crisis me pagan en carne dos veces al día, voy a acabar en los huesos, además la jefa quiere el dinerito en la mano.

  • Vale no te enfades –contesté tuteándole- ¿y mitad y mitad?

  • Pudiera ser porque eres guapa, vale me das 20 ¿y el resto?

  • Te la chupo un rato, ¿por cierto cómo te llamas?

  • Fede, ¡gracias pero no! hay mucha tonta que no tiene ni puta idea de mamar y muerden o arañan, ¿hace un polvo?

  • ¡Por 15 euros! Me debes estar tomando el pelo, vete al polígono industrial y tírate una rumana gorda, ¿tú has visto lo bien que estoy?

  • Si la verdad es que estas muy buena, mira… si te dejas follar te correrás ¡Te lo garantizo! eso igualara la cuenta al disfrutar los dos.

  • ¡Que boquita tiene mi niño y como se promociona! ¡Vale si me corro te llevas los 20 y estaremos en paz, pero si no lo consigues te vas de aquí sin dinero ninguno! ¿conforme?

  • Para las tías es fácil ponerse a mirar el techo y no correrse, no me fio.

  • Llevo casi dos años sin follar hasta hace poco Fede –respondí- si vas bien equipado te resultara fácil hacer que me corra.

  • Vale ¡trato hecho! ¿Dónde lo hacemos?

  • En la cama será más cómodo, ve al lavabo y lávate un poco mientras entretengo a la niña para que no moleste, espérame en la habitación pero dame cinco minutos.

  • Está bien morenaza, pero no me tardes mucho. –respondió sonriendo.

Jugué un poco con la niña mientras escuchaba el agua correr en el servicio, me sentía caliente de nuevo, aquella misma mañana Isabel me había dado por el culo por primera vez, lo habíamos hecho en la misma cama que ahora iba a usar para tirarme al técnico, recordé su polla oscura embadurnada de lubricante y como la fue metiendo en mi culito dilatando el esfínter, con un lento vaivén al principio hasta que me acostumbre al dolor, luego ella aumento la cadencia de sus meneos, al principio me sentía taladrada dolorosamente y algo humillada, pero a los pocos minutos el dolor remitía suavemente hasta convertirse en placer, aprendí a relajar los músculos y todo fue más fácil, conseguí estar muy cerca del orgasmo, sus embestidas se hicieron más veloces y profundos, sus grititos y gemidos proclamaban lo puta que yo era y lo mucho que ella disfrutaba, pero en aquella ocasión Isa se me adelantó al correrse antes, la sentí derramándose dentro de mi sin cortarse ni intentar sacármela, recuerdo cuando me mordí los labios para contener mi frustración al sentir como se detenía el vaivén, notaba dentro de mí el calor húmedo de su esperma llenándome el culo.

Afortunadamente tuve mi cuota de orgasmos unos minutos después, para compensarme la exigí una de sus fenomenales mamadas de raja con dedos incluidos y sesión extra de lengua en el clítoris, no la deje levantar cabeza hasta que me corrí dos veces casi seguidas, aquello me había calmado y puesto de buen humor para el resto del día.

Claro está hasta que pasó lo de la nevera, ahora estaba a punto de encamarme para follar por segunda vez en un día, ¡y además con una persona distinta! hace un mes ni tan siquiera habría pensado algo parecido, escuche la puerta de la habitación cerrándose y volví a la realidad, Fede me esperaba en la cama ¿estaría desnudo? O tal vez se había dejado algo puesto ¿tal vez solo llevaba los pantalones o el slip? Le imagine posando como los mecánicos de los calendarios, o aquellos de los bomberos y policías municipales que se veían de vez en cuando.

Llevé a la niña de vuelta al salón y la deje jugando y viendo la tele, calculé que aquello la entretendría un rato largo, si eremos rápidos me daría tiempo a un polvo sin interrupciones, antes de la peque llorase de aburrimiento o pidiendo su cena, así que algo más tranquila fui a la habitación, encontré a Fede estirando las sabanas inclinado en una pose indecorosa y con solo un slip azul oscuro, al verme se incorporó y se acercó a mí de frente, mis ojos recorrían su cuerpo musculado pero con un poquito de tripita, su cara sonreía con un gesto de picardía, sentí sus dedos en mis hombros desplazando simultáneamente los tirantitos marrones de mi camiseta, esta se deslizo por mi cuerpo hasta las caderas, vi los ojos de Fede abrirse al contemplar mis senos desnudos, trague saliva y pregunté:

  • ¿Te gustan?

  • ¡Son perfectos! –respondió mirándome a los ojos.

  • Tócalos, ¡chúpame los pezones! ¡fuerte!

Obedeció y palpo mis senos, al principio suave, luego algo más bruscamente al bajar su boca para chuparme las aureolas y los pezones gruesos, ¡dios, que placer! Su boca hacia diabluras en mis tetas, la lengua recorría veloz las aureolas, sus dientes se insinuaban en mis pezones pero los apretaba con los labios sin dañarlos, solo con aquello me estaba empapando las bragas, ¡aquel tío era bueno con su boca! Imaginar lo que podía hacerme al llegar al chichi me ponía a cien.

  • Uuff… lo haces muy bien aah… –dije suspirando contra su pelo.

No contestó, seguía con la boca ocupada, pero sentí sus manos en mis caderas bajándome el pantalón y la braguita juntos, sentí caer las prendas a mis pies y sus dedos en mi vientre, acariciaba suavemente mi piel, aquel tío era un experto con las mujeres, se notaba su experiencia en cada toque o beso que daba por mi cuerpo.

  • Déjame vértelo. –dije apartándolo de mi cuerpo.

Retrocedió un paso y sonrió, se bajó el slip dejándome ver su polla ya erecta, debía medir 17 o18cm, más o menos como la de Isa, parecía algo más gruesa en la cabeza que en su base y tenía los huevos algo más grandes, su gran prepucio rojizo descapullado me atrajo inmediatamente, así que empujé a Fede por el pecho hasta que cayo sentado en la cama, me arrodille y acerque mi boca a su polla.

Era como lamer un cucurucho de helado, lamia por un flanco y giraba hasta el lado contrario, llene mi boca de saliva y puse mis labios sobre el glande, baje lentamente metiéndome aquel trozo de carne cálida en mi boca, debió parecerle de lo más placentero porque jadeó fuerte al sentirlo, lo repetí ciñendo mis labios bajo la corona a la vez que mi lengua jugaba por dentro a recorrer cuanto podía de su glande, mis manos acariciaban los pelotas y comencé un movimiento pajillero en la columna de carne, sus gemidos aumentaron delatando el placer que sentía.

  • Jooo…der menuda ma… mamada, retiro lo dicho aahh… antes.

  • ¿hummmpff?

  • Dejaloooo, no importa, para… o me correré.

  • Pues hazlo. –dije sacándome la polla de la boca.

  • No quiero dejarte a medias morenaza, -dijo estirando sus manos- ven aquí.

Subí a la cama sentándome a horcajadas sobre él, mis rodillas estaba a la altura de sus caderas, sentí la polla contra mi coño ambos mojados y empapados de saliva y deseo, puso sus manos en mi culo y empujo un poco, sentí su polla entrando y me deje caer sobre ella para facilitar la penetración, ¡oh dios, aquel cabezón! Molestó un poco al entrar pero luego fue algo maravilloso sentirlo dentro, yo basculaba las caderas intentando rotarlas un poco, Fede impulsaba las suyas con ganas una y otra vez dándome polla bien dentro, el placer aumentaba por ambas partes, mi vagina se adaptaba perfectamente a la verga comprimiéndola, caí sobre el cuerpo masculino gimiendo, el me tomo los pechos acariciándolos sin dejar de agitarse, busque su boca y metí mi lengua dentro sin dejar de besarnos y follarnos mutuamente, no podíamos parar pues nos ajustábamos a la perfección, sus manos en mis tetas, su polla en mi coño, todo se aceleraba y el placer crecía cada vez más, me corrí sin dejar de besarle en la boca, jadeando contra sus labios mientras mi cuerpo se crispaba en oleadas de gusto.

Fede lo había notado y no se detuvo apenas, acaricio mis pechos mientras me corría, solo ralentizo un poco sus envites para no eyacular dentro de mí, pero no podía posponer lo inevitable, dijo entre suspiros:

  • No aguanto más, aahh…me voy a correr.

  • Espera un instante, aguanta.

Descabalgue de su cuerpo, quedé arrodillada en la cama al lado de su cadera, viendo a un palmo de mi cara su polla hinchada, tenía el prepucio amoratado y tembloroso, puse mi mano izquierda en su base y la agité diciendo:

  • Ahora si ¡córrete para mí!

Bastaron unos pocos movimientos de muñeca, su semen broto con fuerza por la rendija, el primer chorro casi me da en la cara, vi como el líquido espeso saltaba muy alto y acerque el rostro a la polla yendo al encuentro de lo que viniera, el segundo chorro me dio en la mejilla salpicándome con su potencia, puse mis labios goteando semen sobre el prepucio sin dejar de masturbarle y recibí en mi boca todo lo que soltó a continuación, saboree y trague con ganas los siguientes tres chorros ya menos fuertes, finalmente lamí su polla como me había enseñado Isa hasta dejarla limpia, solo entonces la saque de mi boca.

  • Hostias tía ¡MENUDA FIERA! Follas como los ángeles bonita.

  • Gracias… tú también. –respondí.

  • Me gustaría repetirlo, me parece que no te cobrare la reparación si me dejas volver el lunes por la mañana.

  • No –vi su cara entristecerse de golpe- quiero decir que el lunes por la mañana no puede ser – vi como su cara se relajaba y añadí- tengo que llevar la niña al cole y algunas cosas que hacer (tirarme a Isa) pero tengo todo el fin de semana libre.

  • ¿Todo el sábado y domingo libres? Me vale, yo tengo poco que hacer a partir de la tarde del sábado.

  • Entonces me puedes invitar a salir y cenar este sábado ¿quieres? Iríamos con la niña.

  • Vale, lo pasaremos bien los tres, luego tú acuestas a la niña y…

  • Y tú a mí, ¡dame un beso tonto!