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Manoli y Julia. (I)

en Fetichismo

Hola soy Manoli otra vez, algunos ya me habéis leído, soy de una pequeña ciudad al oeste del país, estoy viuda y vivo con mi niña de 5 años, yo tengo treinta y muchos, físicamente dicen que soy guapilla, pelo moreno por los hombros, mido 1,67 y soy delgada pero con buenos pechos y algo estrecha de caderas, mi culito está bien formado y los hombres aún me dicen piropos por la calle.

Mi vida sexual era inexistente hace un mes, salvo algunas pajillas esporádicas (una no es de piedra) pero últimamente me estoy poniendo muy al día y ando algo preocupa, como ya sabéis los lectores de mis historias, mi reestreno total fue con mi amiga Isabel la negrita, que convive con su hombre y su niño, la conocí en la puerta del colegio para llevar a los peques, para mi sorpresa aquella mujercita delgada de color resultó ser un travestí, con ella disfruto de lo lindo con su hermosa polla negra de lunes a viernes, generalmente por las mañanas y alguna tarde suelta.

Luego y debido a un polvo que me fastidio la nevera, apareció Fede el técnico, que tras reparar la avería me dio un buen repaso personal, desde aquel día nos vemos los fines de semana. También tengo que contar a Julio el sobrino gay de Isa y también travestí, aunque me he acostumbrado a llamarla simplemente julia y tratarla como una guapa joven con polla, solo la había probado una vez y además compartiéndolo con mi negrita, pero reconozco que la experiencia fue algo estupendo, desde entonces la jovencita no para de preguntarme por teléfono si quiero quedar con ella a solas o cuando le visitaremos de nuevo.

Como veis mi simple y rutinaria vida ha dado un vuelco total en un mes y pico, pero lo bien que lo paso me compensa y no me como el coco, soy consciente de ser muy discreta por el barrio para evitar cotilleos, también tomo precauciones en forma de píldoras anticonceptivas y mientras hacen su efecto estoy usando condones, ya que de momento no quiero más hijos.

Este relato ocurrió el viernes pasado, Isabel tenia cosas que hacer y solo pude verla fugazmente en el colegio y darla un beso, así que tenía ante mi toda la tarde libre, pues contaba con pasar el sábado y domingo con Fede, ya había quedado con mis padres en que recogerían a la niña a la salida del colegio y me la traerían de vuelta la noche del domingo, me resignaba a pasar un día tranquilo cuando sonó el teléfono, era julia:

  • Hola tía Manoli ¿Cómo estás?

Sonreí al reconocer su voz, la joven me consideraba su tía adoptiva desde lo ocurrido en casa con Isa, yo la seguía la corriente pues lo consideraba apropiado en esta nueva fase de su vida como chica, ya que ella había cambiado de aspecto, de preferencias sexuales y de amigos, supuse que mi ficticia adopción la vendría bien.

  • Estoy bien gracias –respondí.

  • Un profe se ha puesto enfermo y tengo media mañana libre, ¿podríamos quedar?

  • Si claro, ya me apetecía verte –contesté.

  • ¿En serio has pensado en mí?

  • ¡Un poquito! ¿a qué hora te viene bien y dónde?

  • A las once y media en el centro comercial sería guay.

  • Vale Julia, así quedamos, iremos a ver tiendas y cosas de chicas, te gustara.

  • Me gusta más saber que te veré y… ¿Qué llevas puesto?

  • Ya lo veras más tarde picarona, un beso.

  • ¡Gracias! Te lo devuelvo largo y con lengua.

Compré algunas cosas en el híper del barrio y las llevé a casa, aproveche la ocasión para ducharme y cambiarme de ropa, sustituyendo así mis pantalones por una falda gris oscura casi hasta las rodillas, debajo me puse medias negras hasta el muslo y un tanga también negro, arriba llevaría mi top verde clarito, y sobre este una camisa entreabierta de color marfil, mis zapatos de tacón bajo completaban el conjunto que era discreto pero lo bastante insinuante para dejar entrever mi apetecible escote.

Llegué al centro comercial a la hora acordada, Julia estaba la cafetería que hay frente a las escaleras mecánicas de salida del parking, vestía una camisa clara y falda tableada corta azul con cuadros blancos y rojos, su atractiva cara delgada de ojos verdes enmarcada con su pelo rubio corto pero con cierto volumen, en el cuello lucía una cadena dorada con una pequeña luna azul, la joven sonrió al verme, me acerque y nos dimos un beso en las mejillas, luego me miró detenidamente y dijo

  • ¡Estás muy guapa tía Manoli!

  • Gracias rubia, ¡tú también! vamos a sentarnos, me tomare un café y haremos planes.

  • ¿Has visto como me abultan las tetas? –dijo una vez sentada.

  • Lo he notado, ¿es un relleno?

  • ¡Sí! La tía Isa me dio alguna ropa interior, he puesto algo de algodón dentro de un sujetador y ahora los chicos me miran más.

  • Supongo que es una solución hasta que las hormonas hagan su efecto, te quedan bien.

  • Ojala las llegue a tener como las tuyas Manoli ¡me encantan!

  • Si no eres buena y tomas mucha leche de hombre se te pondrán así –contesté riendo pícaramente y guiñando un ojo.

Hicimos planes, lo primero era ir de tiendas, luego comeríamos y tal vez fuésemos al cine, daríamos otro paseo y finalmente la llevaría de vuelta a su casa, ambas sabíamos que tendríamos sexo en algún momento pero ninguna lo mencionó, supongo que respecto a eso cada una teníamos un plan particular, el resultado fue mejor de lo esperado.

Visitamos varias tiendas de ropa, zapatos, complementos, y lencería, en esta última decidí comprar un sujetador monísimo, era negro de microfibra con volantitos, también había echado el ojo a unos tangas a juego muy ligeros e insinuantes, tomamos varias prendas para disimular y entramos en los probadores, el cubículo tenía una larga cortina gris a modo de puerta y era pequeño, mediría metro y medio de largo por uno de ancho y disponía de un taburete, en su pared había un espejo estrecho y largo, apenas quedarnos a solas Julia se me vino encima besándome en la boca, respondí al beso sintiendo además sus manos en mis tetas, aquello me calentó bastante, yo misma estaba dispuesta a besarla pero la joven se me adelantó, un minuto después separamos las bocas y dije:

  • Uuuf menudo primer beso, ¡me pones cachonda!

  • Yo sí que estoy caliente –respondió la rubita- deseaba besarte y tocarte desde que te vi, además ese escote me pone mucho.

  • Ya he notado que tu falda abulta un poco.

  • Mira como estoy tiita –Julia se levantó la falda añadiendo- pon tu mano aquí, ¡la necesito!

Así lo hice, vi que había seguido el ejemplo de Isa respecto a su ropa interior, usaba bragas altas para contener su erección y sobre estas el panty, a pesar de eso el bulto alargado se notaba bastante, pase mis dedos por aquella columna de carne sintiendo su dureza, julia no tardó en suspirar flojito mientras desabrochaba mi camisa con dedos torpes, le interrumpí diciendo:

  • Espera guapa, eso lo hare yo, solo mira mientras me pruebo ese sujetador tan bonito.

  • ¡Eres cruel, mira como estoy!

  • Mirar lo que te gusta te excitara más, esperaras si quieres el premio.

Acabe de desabrocharme y quitarme la camisa, verme en top le entusiasmó e intento acariciarme pero le contuve para sacármelo por la cabeza, le hice esperar mirando mis pechos desnudos con la boca abierta, no pudo apartar sus ojos mientras me probaba los tres modelos de sujetador sin aros que había escogido, el espectáculo de ver mis tetas dentro y fuera de la tela, al alcance de sus manos pero sin poder tocarlas le ponía a cien, tenía puesto uno negro cuando le mire maliciosamente y pregunté:

  • ¿Cuál te gusta más, el negro con volantitos, el blanco más pequeño o el rojo con bordes rosa.

  • ¡El negro! Pero estas divina con todos y mejor aún sin nada.

  • ¡Zalamero! Te dejare que me lamas un poco el coñito mientras me pruebo la otra camisa.

Sentada en el taburete con las piernas abiertas, hice arrodillarse a Julia y acercar su boca a mi coño, ella mantuvo la tirilla del tanga apartada y puso la boca en mi raja, sentí sus labios y lengua lamiendo febrilmente, un suspiro se me escapó mientras veía la imagen de aquella rubia agachada reflejada en el espejo, mi calentura hizo que olvidara los prejuicios, sentí su boca chupándome cada vez mejor mientras me contemplaba lasciva en el reflejo, mis tetas temblaban, vi mi cara expresando placer, su cabeza entre mis piernas, el placer aguzándose en el clítoris y un dedo entrando en mi coño agitándose por dentro, me mordí los labios para no jadear sintiendo los estremecimientos del orgasmo crecer rápido dentro de mí, alcance la meta instantes después, recuerdo que me obligue a abrir los ojos contemplando mi cara en el espejo durante la corrida, vi mis ojos entrecerrándose, mi boca medio abierta intentando no gritar, me encantaba verme entre espasmos de placer jadeando suavemente, con las mejillas sonrosadas mezcla de lascivia y temor a ser descubierta.

Tras el orgasmo quede algo relajada, julia aún de rodillas se acercó rozándome su verga tiesa por la raja, he de confesar que estuve a punto de dejarle hacer, pero cuando le noté entrar el prepucio en mí empapado coño le dije:

  • Un momento, ¡para!

  • Vamos tía Manoli, ¡solo un poquito!

  • Humm… vale… pero solo metela diez veces, nos pondrán a tono pero no nos correremos, aquí no podemos hacer mucho ruido.

  • ¡Jooo…! ¿Cuándo podemos…?

  • Dale y calla, aprovecha rubia.

Vaya si aprovechó, no fueron diez sino quince o veinte veces las que sentí aquella polla dentro mí, entrando y saliendo despacio, estuve a punto de dejarle hacer y acabar gozando los dos en aquel cubículo, pero la prudencia y la fuerza de voluntad me hicieron detener a julia, abrazándola por las caderas contra mi cuerpo.

  • ¡Déjame acabar! –suplicó en voz baja.

  • Aquí no pues pueden oírnos, ahora lo harás en el coche, estaremos más tranquilos.

  • ¿No me engañas?

  • Tengo tantas ganas de ti como tú de mí, enseguida lo comprobaras.

Nos pusimos la ropa en orden y salimos, la dura mirada de la dependiente madura delataba que nos había oído o imaginado la escena, pero algo en su expresión de indicó que ya estaba acostumbrada, compré varias prendas de ropa interior y salimos en dirección al aparcamiento subterráneo del centro comercial.

Una vez allí metí las bolsas en el maletero y subimos al coche, lo puse en marcha y cambie su lugar de estacionamiento por otro más discreto en una esquina, aquí teníamos pared por delante y a la derecha, un monovolumen rojo nos ocultaba por la izquierda de posibles peatones, dije a julia:

  • Vale guapa, vamos al asiento de atrás que es más cómodo.

Antes de acabar la frase julia ya estaba saliendo del coche, tras abatir el asiento delantero se sentó esperándome, yo la imité y tras cerrar las puertas nos besamos con ganas en plena boca, sentí sus manos desabrochándome la camisa, a la vez levante su falda acariciando el paquete, dejamos de besarnos pues quería chuparme los pezones lo cual consiguió bajándome el top, sentí su lengua y los suaves mordisquitos que me daba, entretanto use mis manos para descubrir bajo bragas y panty aquella polla, la cogí en la mano apreciando su dureza y calor, ella me había penetrado minutos antes, deseaba probar mi propio sabor en la boca, separe sus manos y me incliné metiéndomela suavemente en los labios, mi lengua recorría aquella carne dura y suave, saboreé los restos de mi flujo paladeándolos, me sentía sucia pero a la vez muy cachonda.

Naturalmente la verga de julia no tardo en recuperar su plenitud, aquellos 17 Cm de carne llenaron mi boca, podía circunvalar el prepucio con relativa facilidad al no ser demasiado grueso, mi lengua se entretenía enredando bajo la corona y el tallo carnoso, con las manos acabe de bajar las bragas y la saque los huevos al aire donde jugué un poco con las uñas, aquella mezcla de caricias y sonidos babosos estaba poniendo frenética a la rubia, sentí su culo oscilar intentando meterme la polla hasta la campanilla, mi propia calentura reclamaba una follada rápida.

Decidí no posponerlo más, solté aquella verga y tras levantar la falda me quite la braga mojada, mi coñito requería su ración de polla dura urgentemente, me puse a horcajadas sobre el cuerpo de Julia y enseguida note su dureza entre mis labios vaginales, no recuerdo si yo baje o la verga subió, el caso es que de repente me vi rellena de carne, nuestros movimientos se acompasaron rápido, yo agitaba las caderas recibiendo las estocadas fuertes de mi “sobrina” rubia, la vagina se ajustaba chorreando a aquella dura polla que no cesaba de agitarse dentro en un metisaca cada vez más frenético, en algún momento confuso sus manos se habían metido de nuevo bajo el top, las sentía en mis tetas presionando los pezones, nuestras bocas se unieron en un beso corto pero intenso, los movimientos pélvicos se volvieron frenéticos, tanto los chasquidos húmedos, como nuestros lascivos jadeos de placer, resonaban dentro del coche cerrado, amplificando nuestros lujuriosos deseos.

El orgasmo ansiado por ambas partes llegó rápido, nuestros cuerpos ardían al compás de aquella follada, nuestros alientos jadeantes impactaban en el rostro de la otra persona, podíamos ver la cara del contrario estremecerse en pleno gozo en la penumbra, nos envaramos casi a la vez, las corridas nos hicieron jadear muy alto, me derrame en las pelotas de Julia mientras ella me rellenaba de esperma cremoso, sentí mi vientre arder mientras caía contra su cuerpo y nuestras bocas se fundieron en un beso largo.

Minutos después nos limpiábamos con pañuelos de papel, Julia me dijo:

  • Siento no haberla sacado al correrme.

  • No te preocupes bonita –conteste mirándola a los ojos- desde que empecé con Isa tomo la píldora, ahora que ha pasado el tiempo recomendado de prudencia, ya podéis correros dentro tú y tu tía sin problemas.

  • Vale, gracias por decírmelo Manoli, no tenía gomas pues pensaba comprarlas más tarde.

  • De todas maneras hazlo y lleva siempre alguna encima, con ese aparato tuyo y algunas lecciones “familiares” no me sorprendería que las nenas se te rifen.

  • ¿A mí? –exclamo asombrado señalándose a sí mismo con un dedo.

  • Claro tonto, piénsatelo bien –repuse mirándole a la cara- vas de chica y con chicas, entras en los servicios y vestuarios con tus compañeras y no despiertas sospechas de sus padres si estáis solas, tanto da si es de paseo o durante horas en su habitación.

  • Creo que comienzo a comprenderte.

  • ¡Claro que sí! Entre chicas nos contamos problemas y consultamos dudas, es cuestión de tiempo y astucia que caiga la primera tontita o alguna a la que le salga mal un rollete y se quiera consolar, ahí entras tu pero en vez de rollo lésbico le darás un palmo de carne para quitarla las penas, en cuanto se corra la voz no pararas.

  • No me lo creo, me dejaran de lado.

  • Cuenta con las rivalidades y la envidia femenina, sazónalo de astucia, comienza por la hembra alfa o líder del grupo y ve bajando, así evitaras celos o peleas que te descubrirán, usando tu escusa de gay evitaras compromisos pero debes usar la picardía.

  • Creo que no te entiendo bien. –la cara de Julia delataba confusión.

  • Tus amigas se te van a follar intentando devolverte al “Buen camino” ya lo veras.

  • Vamos Manoli, me parece que me tomas el pelo.

  • Estoy tan segura de lo que digo que te apuesto humm… ¡todo un fin de semana de cama! Sigue mis indicaciones y antes de fin de curso habrás catado a varias de tus compañeras, créeme pues soy mujer y sé de qué va esto.

  • Acepto la apuesta, ¿el que gana le da el fin de semana al otro o el que pierda?

  • El que pierda se esforzara en dejar seco al otro durante todo un fin de semana, sin esperar nada a cambio, ¿aceptas?

  • No lo sé, el perdedor quedaría aún más frustrado de lo que ya estaba.

  • Bien, pongamos que solo recibirá un orgasmo al día ese fin de semana por… digamos, recompensa por su bien hacer, ¿está mejor así?

  • Vale tía Manoli, así sí que acepto la apuesta.

  • Pero recuerda las gomas, ellas te libraran de preñar a las chicas, además de pillar Sida, Sífilis, Gonorrea o Herpes y algunas más, cosa que las pastillas no hacen…

Salimos del coche de vuelta al centro comercial y seguimos charlando, le puse en guardia sobre muchas cosas, suponía que esa conversación la habría tenido con sus padres o en clase pero no le vendría mal un repaso; comimos en uno de los restaurantes del local y confieso que hice una travesura, durante la comida me las ingenie para acariciar su verga bajo la mesa con el pie descalzo, estábamos sentadas enfrente y no me pude resistir a jugar, fue tremendo ver como la travesti rubita intentaba masticar sin delatarse, mientras mi empeine se deslizaba suavemente por el costado de su polla, el pie iba y venía de sus pelotas al prepucio una y otra vez, sentí su dureza y sus espasmos, me excitaba ver en su cara una expresión medio gozosa y medio suplicante, decidí no hacerle acabar pues la tarde solo comenzaba y yo tenía otros planes.

Acabamos la comida y decidí que iríamos a una de las salas de cine, lo bueno de las primeras sesiones es que va poca gente, si además la película es un rollete y no es “dia del espectador” va aún menos público, elegí entrar a ver una comedia insulsa, al apagarse las luces solo éramos siete personas en la sala, dos parejas y nosotras más un cincuentón solitario, estábamos colocadas muy atrás y a la izquierda casi pegadas al tabique, la película comenzó y las parejitas unieron sus cabezas, podría decirse que todos habíamos pensado en lo mismo, pues estaban pasando de películas y dándose directamente la paliza, el maduro miraba la pantalla pero controlaba de reojo a los demás con solo mover un poco la cabeza.

Julia estaba sentada más cerca del tabique y yo en el lado del pasillo, intercambiamos solo un beso breve en los labios, mirábamos a las parejas intentando descubrir qué tipo de caricias hacían, la película solo era una excusa para estar allí y su luz nos daba intimidad, dije muy bajito al oído de la rubia:

  • Bájate las bragas y deja la polla suelta bajo te falda, quiero hacerte una paja mientras me metes los dedos.

  • ¿Aquí en público?

  • Si cariño, esto es parte de tu educación así que no repliques y obedece, se llama morbo y lo que aprendas lo repetirás con tus amigas de clase.

Mientras ella obedecía en silencio yo me recosté en la butaca, con un rápido y discreto movimiento me baje las bragas hasta medio muslo, comprobé de un vistazo que Julia me imitaba, nuestros vientres permanecían ocultos por las faldas, abrace su cuerpo con el brazo izquierdo y tome la verga en la mano derecha, estaba medio erecta supongo que por la novedad de la situación, pero mis dedos enseguida comenzaron a reanimar el órgano, sentí los dedos juveniles metiéndose bajo mi falda, comenzando a hurgar en mi rajita entreabriéndola, aquellos dedos se movían mojándose con mi flujo, recorriéndome hasta hallar el clítoris, los sentí hurgar como si me pellizcaran estimulando el órgano, luego Julia se limitó a frotar la zona con dos dedos dejando mi clítoris en medio, me intentaba masturbar como si mi pequeño órgano fuera una verga como la que yo zaleaba en mi mano, reconozco que lo hacía bien y sentí placer, pero se notaba su torpeza.

Sintiendo que aquello de pajear a una mujer no era su fuerte, me incline y susurre en su oreja:

  • Méteme dos dedos despacio aprovechando la humedad.

Sentí como obedecía la orden, en tanto yo pasaba los dedos por su verga, centrando mi pulgar en movimientos suaves y rotatorios sobre la cabezota, presionando y acariciando con los demás dedos en la barra de carne.

  • ¿Así mejor? –preguntó Julia también en susurros.

  • Si cariño, se nota más placer, ahora introdúcelos más y ponlos en forma de gancho, aaasiii… mucho mejor, debes follarme con ellos pero no de forma brusca.

Mis dedos agitaron su polla, no tarde en sentir algo viscoso en la yema del pulgar, era el líquido preseminal, aquella verga estaba totalmente erecta y deseosa de escupir su placer, aceleré un poco más los dedos sintiéndome correspondida por los de la rubia en mi conejo, pero algo fallaba, ella estaba a punto y a mi faltaba algo así que volví a susurrar:

  • Sin dejar de follarme con ellos, intenta rozarme el clítoris con la parte interior del final de los dedos cariño, sii ahí donde se unen a la palma, debes notar tus nudillos contra el asiento, prueba… aahhh… aprovecha el vaivén ooggh… meejooor… aahh… sigue, aasi.

La cara de julia delataba el placer que mi paja la producía, aquel juego de luces y sombras producido por la pantalla me revelaba u ocultaba su rostro a ráfagas, suponía que ella me vería igual con la cara deformada por el placer de sus dedos dentro de mi coño, gire la vista hacia los demás espectadores para controlar si éramos observadas, naturalmente el respaldo de las butacas nos ocultaba los cuerpos pero si alguien miraba vería nuestras caras y supondría lo que pasaba.

Mis ojos se encontraron con los del cincuentón solitario de dos filas por delante, tenía el codo izquierdo apoyado en la butaca y nos miraba sin perder detalle, sentí sus ojos fijos en los míos, su hombro derecho hacia leves movimientos rítmicos, supuse que se habría dado cuenta de lo que nosotras hacíamos y se estaría masturbando, en aquel momento aquello me halagó, ¡entendámonos! Yo me sentía en aquel momento una guarrilla pajeando a un travesti, que a su vez me pajeaba algo torpemente, mientras un tío hecho y derecho se la pelaba mirándome a los ojos.

Supongo que mi calentura aumentó e inconscientemente pajee con más ganas a Julia, esta se estremeció envarándose y mordiéndose los labios para no gemir demasiado alto, sus dedos dejaron de moverse en mi coño, de su polla surgió un chorro de esperma que supero el palmo de alto, le siguieron varios más que salpicaron sus piernas y el asiento, así como su falda dejando mi mano chorreando esperma.

Rompí el abrazo y saque unos pañuelos de papel del bolso, se los di a Julia que seguía atontada por la corrida para que se limpiase, mientras esta lo hacía suspirando flojito, me gire hacia el cincuentón he hice algo que jamás pensé hacer, me lamí la mano derecha mirándole a los ojos, el sabor del esperma aún caliente me excitó aún más, adelanté mi mano izquierda y le llame con un gesto de los dedos, el maduro no podía creer en su suerte y tardó unos segundos en obedecer.

El hombre se levantó tapándose la verga con una rebeca o algún tipo de chaqueta, salió de su fila y vino a la nuestra para sentarse a mi lado, en el corto trayecto me incliné a la izquierda susurrando en la oreja de Julia:

  • Ya que me has dejado a medias este tío acabara el trabajo, guárdate la polla, súbete las bragas y compórtate como una chica, recuerda no decir nombres, si obedeces lo que te diga vendrás a mi casa y follaremos bien, pero si no estás dispuesta levántate y vete.

  • Si Manoli, yo… hare lo que digas.

  • Eso está mejor porque vas a ser la putita de tu tía durante un rato, pero prometo compensarte más tarde.

El cincuentón se sentó aun indeciso a mi lado derecho y dijo:

  • Hola me llamo…

  • No me importa –le corté, añadiendo- eres un pajillero y esta zorrita rubia me ha dejado a medias, tu acabaras el trabajo.

  • ¿Así sin más?

Aquel tío era un hombre normal a media luz, ni alto ni bajo, ni guapo ni feo, ni tonto ni listo, por primera vez no quería saber nada de una persona, solo alguien para usar y olvidar fácilmente, lo justo para un alivio rápido, aquellos sentimientos me sorprendieron incluso a mí misma, pero estaba cachonda y algo frustrada por la veloz corrida de Julia, me sentía perversamente inclinada en dominar a alguien para satisfacerme.

  • Si ¡así sin más por mi parte! Pero ella te satisfará como castigo por dejarme a medias ¿verdad guarrilla?

  • Si tía, lo que tú quieras.

  • ¿Tía y sobrina? –el tío estaba alucinando- ¿es en serio?

  • No te importa lo más mínimo –repuse- solo quiero sentir tus dedos en mi coño ¡ya y bien!

  • Vale preciosa ahí que voy.

Sentí sus dedos en mi chirla, ooh… dedos de hombre, gruesos y duros, este sí que sabía tocar a una mujer en los puntos apropiados, se notaba su experiencia de pajillero de cine, usaba la derecha mientras tanteaba mis tetas con la izquierda, metiendo su mano por el escote de la camisa, cerré los ojos de placer, sentí como julia me desabrochaba dicha camisa e inclinaba la cabeza, intentando ver en la penumbra los dedos de aquel tío jugando en mi vagina, estaba siendo masturbada, magreada, observada, y a la vez dominaba la situación, la mano del tío se movía bajo el top sopesando una de mis tetas, los dedos de la otra mano se agitaban sabiamente dentro de mí con movimientos circulares y de vaivén combinados, me llevé la mano a la boca para no gemir demasiado alto, el placer venia rápidamente.

  • Ven rubia, échame una mano –dijo el hombre- mete dos dedos bajo los míos en su chocho, así, y pon la cara aquí....

Sentí mi vagina aún más llena de carne movediza, dos dedos se movían hacia arriba y los de Julia hacia abajo o a los lados sin parar de entrar y salir, sentía mi clítoris hinchado contra la palma del hombre, pero la cosa no acababa allí, aquellos pervertidos parecían haberse puesto de acuerdo, me habían levantado el top y cada uno mamaba una de mis tetas, mi cuerpo temblaba de gusto, me mordí la mano entre jadeos intensos para evitar gritar de placer, un intenso ramalazo de placer recorrió mi cuerpo desde el sexo en todas direcciones, me corrí como pocas veces, sintiendo mis pezones mordisqueados y el coño estremeciéndose a golpes, mis propios latidos repercutían en mi cabeza como latigazos de gusto, aquel orgasmo tan fuerte me hizo cerrar los ojos y olvidarme del mundo.

  • Anda rubia ven con papá –escuché como muy lejos la voz del hombre.

Yo estaba agotada y casi tumbada en la butaca, en mi mente aún se repetían los espasmos, ante mis ojos veía chispitas de luz y fogonazos que venían de la pantalla, sentí mi coño vaciarse de dedos un minuto y después sentí entrar solo uno muy lentamente.

Por fin reaccione y tome el control bajando de mi nube de placer, podían haber pasado dos minutos o media hora, ¡todo me daba igual! Mis tetas seguían al aire, con el top arrugado por encima y enmarcadas por la camisa abierta, Julia estaba arrodillada entre los asientos ante el regazo del hombre, este se dejaba chupar la polla mientras mantenía la mano derecha en la nuca de la joven, con ella acariciaba o daba pequeños tironcitos marcando el ritmo a la rubia, aun así el tío no me descuidaba, pues tenía metidos los dedos de su zurda en mi coño agitándolos suavemente.

Me moví un poco y tome mis pechos en las manos, me los acaricie sin dejar de mirar la escena, la cabeza de Julia bajaba y subía sin brusquedades en el regazo del hombre, escuche sonidos húmedos mezclados con suspiros de placer surgiendo de ambos, imagine los labios de mi amiga ceñidos a aquella polla, su lengua acariciando viciosa aquella polla caliente, mientras el dedos masculino seguían hurgándome el coñito y el placer se mantenía, yo estaba tirando suave pero firmemente de mis pezones cuando el tío acerco su boca y susurró:

  • Hola de nuevo tiita, ¿te gusta lo que ves?

  • Uuummmf… ¡SI! ¿y a ti lo que te hacen?

  • Si ahora lo hace mejor, empezó algo sosa pero mejora rápidamente, un toque en la nuca o un dedo en la oreja hacen maravillas para marcar el ritmo.

  • ¿Tan bien lo hace?

  • Ahhh… que bueno, hummm… -el tío contraía la cara donde se reflejaba su placer- digamos que ya está en tiempo de descuento, espero que la guste la leche calentita.

  • Entonces pajéame más rápido –dije- y no dejes de mirarme si te corres, quiero ver el placer en tus ojos.

Mis dedos torturaban los pezones, el hombre me había metido otro dedo y agitaba ambos con rapidez en mi coño de nuevo encharcado, yo intentaba mirar su cara y la cabeza de Julia a la vez, cuyo movimiento oscilante había aumentado, creí distinguir bastante saliva mojando los huevos del desconocido, todos suspirábamos, sentí la boca del desconocido contra la mía y acepte el beso, nuestras lenguas se agitaban, aquellos dedos dentro de mi vagina se agitaban frenéticos, el clítoris ardía en cada roce, sentí el orgasmo creciendo en mi vientre, el hombre se separó un poco diciendo:

  • Me voy, me voy aahh… ahoraaa… aggh…

  • Dáselo todo, llenala, aaahhg… llenala laaa… boca, pero sigue moviendo looos… dedos.

Los dedos en mi conejo frenaban, solté mis tetas y cogí su mano con las mías con decisión, moviéndome un poco oscilé las caderas y usando su mano como un juguete la frote y empuje, frenéticamente dentro y fuera de mi vagina, no tarde apenas en correrme de esa manera, con los dedos de la mano agitándose y temblando por dentro, mientras su dueño descargaba intensamente en la garganta de la rubita, esta soltaba gruñidos húmedos intentando tragar aquella impresionante corrida, algunos hilillos se escaparon de su boca pero trago glotonamente la mayoría de la descarga, después aun de rodillas, se dedicó más pausadamente a lamer la verga.

La película acabo mientras nos arreglábamos la ropa, al encenderse las luces pude ver al tío y me gusto su aspecto, la ropa era buena y aunque no era un bombón se podía decir que era interesante, moreno con las sienes plateadas y cara cuadrada con una rajita en la barbilla, estatura media y brazos fuertes, antes de darme cuenta había sacado de su bolsillo una tarjeta y me la puso en la mano diciendo:

  • El próximo día que la tía… ¿Mari? quiera venir al cine a divertirse te ruego que me llames, soy Edu y me gustas mucho.

  • No creo que te llame, eres un pervertido mansote y pajillero que…

  • Sshh –se llevó un dedo a los labios y añadió- solo he seguido tus indicaciones ¡Se obedecer pero también mandar! Solo depende del momento, el lugar y la persona.

  • Si pero esto… solo ha sido un juego del momento, no sé si será prudente llamarte.

  • Es tu decisión, pero como has visto, se adaptarme a una situación imprevista y morbosa, puedes meditarlo cuanto quieras, pero por favor no tires la tarjeta en unos días.

  • No la tirare descuida, siendo sincera te diré que lo he pasado bien.

  • Con eso me vale.

Julia estaba callada en un segundo plano, en la salida del cine el hombre se fue en otra dirección y nosotras fuimos a tomar un café, la tarde no había acabado y seguiríamos la fiesta en casa, pero eso lo leeréis en el siguiente capítulo.

Un beso.