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en Amor filial

Mire por la ventana el funeral del rey, el funeral de mi padre. Como hija de una de sus concubinas no se me dejaba asistir. Aunque mi madre hubiese sido reina a la muerte de la anterior. Sentí un escalofrió y mire hacia abajo. Mi hermano Patrick me miraba fijamente. Me adentre en la estancia de mi dormitorio y mire por la otra ventana, mi yegua levanto la mirada y me sentí más cómoda. El rey de las islas del verano, mi padre, tenía treinta concubinas en el momento de su muerte, sin contar a la reina, y todas sus cabezas serian cortadas para ser enterradas con él. Todas ellas. Cuando murió la primera reina, mi madre, la concubina favorita, había sido nombrada reina. Todos los niños nacidos en el harén real eran destinados como soldados y las niñas formarían parte del siguiente harén. Sabía que mi hermano pronto reclamaría sus derechos sobre mí. Igual que había hecho con algunas de mis hermanas mayores.

Había observado lo que pasaba desde que él cumplió los quince años. Al principio las llamaba cada noche a sus aposentos. Luego se veían los golpes. Los llantos a través de las paredes y los regalos. Después los huesos rotos y las marcas de cuerdas en el cuello. Y al final un funeral.

Sabía que era su tipo. Todas nos parecíamos. Cabellos largos y ondulados de oro y fuego, ojos de esmeralda. Tenía miedo. No quería que me tocase. Solo tenía quince años

-Hermana Liam- cerró la puerta de mi dormitorio y metió la llave en su bolsillo

Me apreté contra la pared y se acerco a mí. Sus manos vagaron por mi cuerpo desde mi cuello hasta mis muslos. Una de sus manos empezó a hurgar y a frotar mi entrepierna mientras la otra masajeaba mis pechos. Voltee la cabeza y cerré los ojos llorando silenciosamente. Sus labios devoraban mi cuello y subieron hasta mis labios. Su mano me agarro de la mandíbula y me obligo a girar la cabeza hacia él.

-No…-gemí llorando

Una bofetada rápida y fuerte me tiro al suelo

-Nunca. Me. Digas. No- su voz remarco cada palabra como si fuese un frase- Nunca me dirás que no. Soy tu rey. Te quiero esta noche en mi dormitorio

-Mi madre fue reina

-Pero tú naciste cuando ella era una concubina. Pero eres más bonita que la mayoría. Te tratare un poco mejor que al resto. Quiero conservarte mucho tiempo.  Tus doncellas te prepararan para esta noche

-Soy tu hermana… ¿como puedes hacerme esto?

Me agarro de los cabellos y me levanto

-Para mí solo eres un agujero donde meterla. Y más te valdrá mantener la boca cerrada si no quieres perder la lengua, eso no dañaría tu belleza. Sería una pena perder una voz tan bonita

Me soltó y salió dejándome en el suelo. La ropa descolocada o rota y una marca en la mejilla. Con movimientos mecánicos me cambie de ropa y mire por la ventana al capitán de la guardia, Derrick. Aquel con quien compartía madre y padre. Solo le basto una mirada para entender lo que pasaba. Una mirada que estuvo cargada de pesar y sentimiento

-Princesa- me gire y vi a unas sirvientas- Venimos a prepararla

Llenaron la bañera que traían con las jarras de agua, varias manos me desnudaron y me lavaron una vez que estuve en la bañera. Yo estaba estática sintiendo como me frotaban con aceites aromáticos y lavaban mis cabellos.

-Lo siento princesa- susurro la que fue mi nodriza-Beba esto, le hará bien

Puso una copa de vino en mis manos y supe que dentro había un sedante. Levante la copa y bebí su contenido de un trago. En ese momento todo se hizo muy borroso y cálido.

Me desperté en mi cama por la mañana. No sabía que había pasado ayer noche pero esperaba que la inconsciencia me hubiese librado de ese mal trago

-Me gusta que mis mujeres lloren

Me gire y le vi apoyado en la pared

-Que griten y se resistan. Eso me excita-se acerco a mi- No me gusta que estén drogadas y flácidas como tablas. No te toque, pero eso va a cambiar ¿Por qué no miras por la ventana?

Mire y vi a mis doncellas. Vi lo que los soldados les estaban haciendo.

-Su castigo por ayudarte- dijo en mi oreja- Llevan haciendo eso desde la medianoche, míralas, ya no se resisten ni lloran. Ha llegado el momento de nuestra fiesta

Me tiro sobre la cama y sus manos rasgaron el camisón exponiendo mis pechos a su mirada. Sus manos aterrizaron sobre ellos y juguetearon con sus cumbres rosadas

-Agh…-gemí en voz baja sintiendo un placer que surgía de mi vientre.

Su boca se apodero de una de las cumbres y la otra mano bajo a mi entrepierna y me toco allí

-Te estás calentando, como una prostituta-susurro mientras mordía mi pezón con fuerza. Y cambiaba de pecho.

Jadeaba por lo bajo entregándome a las caricias que me estaba regalando

-Mira que mojada estas…-dijo extendiendo mi humedad por mis muslos-Voy a probarte-Su cabeza descendió entre mis piernas y sentí su lengua recorriéndome. Le agarre fuerte de su cabello tirando hasta casi arrancárselo. ¿Cuándo se había quitado la camisa? No lo sabía

Se enderezo y le vi como un guerrero. Sobre mí, reclamando mi cuerpo. Se abrió los pantalones y vi como su cosa saltaba fuera. Era enorme, unos 26 cm de largo y 5 de ancho

-Chúpamela- me agarro la cabeza poniéndome a cuatro patas y me la metió en la boca. Marcaba el ritmo agarrando mi cabello, bajándome y subiéndome. Cuando empezaba a asfixiarme me levanto y tumbo en la cama. Se sentó sobre mi estomago y empezó a pasarme su cosa por los pechos. La cabeza jugueteaba con los pezones y  en ese momento sentí que algo estallaba en mi interior dándome oleadas de placer

Cuando volví a centrar la vista le vi sobre mí. Entre mis piernas abiertas. Sentía como eso me rozaba sin parar el clítoris. Su cabeza bajo y me beso metiendo la lengua entre mis dientes a la vez que esa cosa me atravesaba. Sentí un segundo de dolor y luego  mucho placer

-Te gusta zorra –empezó a moverse-mucho…

Jadeaba con sus empujes contra mi cuerpo. Sentía un remolino creciendo en mi pecho y engulléndome a su interior. En el momento en el que volví a caer en un remolino de placer sentí como un líquido tibio me llenaba por dentro

-Vístete-dijo levantándose de la cama sin mirarme-Esta noche te sentaras conmigo en la cena

Mi atuendo formal no llamaba la atención, pero todos me miraban. Todos sabían lo que había pasado, en lo que me había convertido. Me obligo a sentarme a su diestra mientras cenábamos. Nunca vi el salón en más absoluto silencio. Mi hermano ignoraba a todo el mundo y estaba a su bola… Uno de los ministros se levanto e hizo una reverencia ante la mesa

-¿Qué ocurre?-mi hermano no sonaba enojado

-Mi rey, creemos que ya ha llegado el momento de que elijáis a vuestra esposa. El puesto de reina no puede quedar desocupado mucho tiempo

Mi hermano dio vueltas al contenido de su copa con gesto interrogante

-Supongo que ya tendréis aquí a las candidatas

-Si mi rey-dio una palmada y siete chicas se alinearon a su espalda- Todas tienen linajes impecables y una alta posición en la nobleza. Además de las aptitudes típicas de una reina.

-No me gustan

El ministro se quedo pálido y empezó a tartamudear

-Tenéis que tener un hijo cuanto antes para garantizar la línea real-dijo otro ministro- Es vuestro deber

-Entonces elijo a mi hermanastra Liam

Si antes había silencio ahora la sala debía de estar vacía, nadie respiraba siquiera. Luego empezó el griterío

-¡Eso es indignante!

-La tradición dicta…

-Vuestra primera esposa no debe pertenecer al harén

-La línea real necesita sangre nueva

-¡Silencio!-grito mi hermano tirando su copa contra la pared. Me estremecí al ver el vidrio chocar contra la pared-Soy el rey y mi palabra es ley. Mi primera esposa será mi hermanastra Liam

Otro ministro se acerco temblando

-La razón de por qué la primera reina no es de la línea real es para que entre sangre nueva al harén y no se estanque la que ya hay. Majestad, elegid a una de estas damas. Podréis mantener a vuestra hermana como amante, sería lo mismo que un matrimonio, solo que no estaría legalizado. Luego, si a la reina le pasa algo, podréis casaros con ella

-¿Y si ella muere antes de ser mi reina? No, ella será mi reina, y si queréis que sangre nueva se agrega al harén tomare a esas siete mujeres como mis concubinas-me tomo del brazo y me obligo a levantarme con él- Si nos disculpáis…

Tiro de mí hasta sus aposentos y luego me arrojo sobre la cama. Me alce asustada por su rudeza, pero él me volvió a tumbar sobre el colchón.

-¿Ahora tu vas a desobedecerme?-dijo sujetando mi cuello con una mano y empujando hacia abajo-Eres una puta de mi propiedad, harás lo que yo diga. O matare a Derrick-me puse pálida y empecé a llorar-¿Lo entiendes? Bésame si lo has entendido

Quito la mano de mi cuello y me alce para posar mis labios contra los suyos. Su mano agarro fuertemente mi nuca y su lengua invadió mi boca. Movía la lengua por todo el interior de mi boca y obligaba a mi lengua a acompañar el movimiento. Me separe de él en busca de aire y jadeando. Su boca se deslizo por mi cuello y empezó a chupar la zona donde mi pulso latía de manera descontrolada.

Solté un largo y prolongado gemido cuando me empezó a mordisquear el cuello. Mi vestido empezó a deslizarse hacia abajo ¿Cuándo me lo había desabrochado? Las palmas de su mano lo abrieron y dejaron mis pechos al descubierto. Sentí como presionaba sus palmas contra mis alzados pezones y jadee con fuerza

-Ahora, córrete-dijo antes de besarme de nuevo

Mi orgasmo me sorprendió hasta a mí, no sabía de donde había salido. Me dejo temblorosa y jadeante. No sentí como me termino de quitar el vestido, pero si como se levantaba de la cama y se desnudaba a la velocidad del rayo.

Mi vagina se empezó a humedecer aun más y él me beso mientras sus dedos exploraban ese territorio. Sentí dos de ellos entrar con fuerza en mi estrecha funda. Mi espalda se arqueo y solté un sollozo mientras empezaba a bombear con fuerza.

Su boca bajo a mis pechos y… ¡Dios bendito! ¿Cómo podía hacer eso con la lengua y mis pezones?

-Oh, Dios… ¡DIOS!-grite mientras sentía otro orgasmo atravesarme como un rayo

Sus manos abrieron mis piernas mientras estaba medio desmayada por la fuerza del orgasmo. Sentí la cabeza de su gran falo tantear mi entrada antes de introducirse con fuerza hasta el fondo. Sentí como sus testículos se chocaban contra mis nalgas

Solté un chillido amortiguado y me empecé a retorcer entre sus brazos. Sus manos agarraron mis nalgas y me pegaron a su cuerpo todo lo que pudieron. Mis caderas empezaron a girar por sí mismas mientras mordía su cuello para retener los gemidos de placer que nacían de mi garganta.

Me empezó a embestir con fuerza mientras golpeaba mi cuerpo con sus testículos. La punta de su falo me golpeaba por dentro en el lugar donde debía. Me abrazo más fuerte y se alzo, llevándome con él

-Bota-me dijo mientras estiraba las piernas detrás de mí y estábamos los dos sentados.

Puse mis manos en sus hombros y empecé a moverme con fuerza mientras sus labios intentaban atrapar mis pezones que se movían al mismo ritmo que mis pechos. Sentí como su miembro se hinchaba aun más y él se tumbo en la cama. Sus manos sostuvieron mis pechos mientras me obligaba a acelerar el ritmo

Sentí como se vertía en mi interior antes de explotar por tercera vez y desmayarme sobre su cuerpo.