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2ª parte. que caro puede salir un error.

en Sadomaso

Eran voces de hombres. ¿Qué hacían allí? ¿Qué iban ahora hacerlas?. Paloma no deja de darle vueltas.

Ya no podían más. Sus cuerpos estaban destrozados de tanto latigazo y habían perdido mucho líquido de tanto berrido y lloros.

¿a que se refería la celadora jefe con que no tenían educación y que no habían agradecido? ¿tenia encima que darle las gracias por la paliza recibida? ¿seria eso? Pues haría todo lo necesario para que esa no volviera a causarle daño. Agradecería, suplicaría o lo que hiciera falta para que no volviera a azotar. En esos pensamientos seguía Patricia cuando se la ocurrió empezar dar las gracias y pedir perdón, pero no pudo.

La jefa de celadoras volvió a tronar.

-         Estas dos zorritas necesitan un tratamiento especial, ya que no contestan cuando el Sr Juez se lo ordena. Y cuando contestan, son muy maleducadas. Entiendo que lo mejor ahora es un tratamiento de cariño y de amor, a ver si de esta manera aprenden a comportarse. – todo esto iba diciendo la celadora jefe mientras que miraba a la cara a ambas acusadas.

Dio la orden a las otras celadoras para que las desataran del potro. No se sostenían en pie por la zurra que había recibido, aunque eso no importó mucho.

Cuando se dieron cuenta estaban colgadas por sus manos a un gancho del techo. Tenían las manos encadenadas y los pies apenas tocaban el suelo.

Aunque tenían el cuerpo terriblemente dolorido, no podían ambas evitar sentir una vergüenza por encontrarse desnudas ante extraños.

Antes de que la celadora volviera a hablar, ambas se dieron cuenta de que en la sala había no menos de seis hombres. Algunos se los veía sucios y harapientos. Les faltaban dientes, pelo y alguno iba descalzo. Tenían toda la pinta de ser vagabundos.

-         Estos señores os van a dar amor y cariño, así que disfrutar de sus atenciones. Después comprobaremos si esta mejor forma de trataros os ha hecho mejorar vuestro comportamiento. Muchachos, hay las tienen para ustedes solos. Pueden hacer lo que deseen con ellas, pero tengan en cuenta que el Sr Juez quiere luego poder hablar con ellas, así

Los hombres se quedaron mirando a las dos desamparadas, las cuales ya sabían lo que las pasaría. Sus caras de horror y asco lo decían todo.

Por el pensamiento de Patricia paso una idea fugaz y feliz: si no se equivocaba la zorra de su compañera de fechorías era lesbiana. Así que si la violación ya de por sí sería terrible, para ella lo sería aún más. Ese pensamiento la hizo sentir un poco mejor. Visto lo visto y lo que pensaba Ángeles, ya no quería saber nada de ella. Es más, quería verla sufrir, ya que si no fuera por ella ahora no estaría en esa situación.

El pensamiento que la tenía ensimismada desapareció bruscamente. Algo la invadió su ano. Cuando se quiso dar cuenta tenía dos dedos metidos por el culo, tenía a alguien por detrás. Un hombre asqueroso que se encontraba delante de ella se cogió la polla con la mano y se acercaba a ella babeando. En un rápido movimiento este le abrió las piernas, la levantó y la metió sin contemplaciones si grueso aunque corto miembro.

Según tenia Paloma el cuerpo de castigado y la rudeza con la que estaba siendo penetrada pensó que se desmayaría. Pero estaba equivocada. Equivocada del aguante que ella tenía y de que lo que la estaba pasando era un nanearía con lo que el futuro la deparaba. A ella y su compañera de fechorías.

El dolor de las manos, el coño arañado por las malas formas y embestidas de aquel degenerado, los latigazos de su cuerpo, los dedos violando su cerrado ano,  la hacían ser consciente de su cuerpo como nunca lo había sido antes. Y ahora para rematar la situación, un tercero estaba retorciendo duramente sus pezones.

Y en esos momentos, aunque no era consciente de sus propios gritos y lamentos, si acertó a escuchar los gritos de desesperación de Ángela. Y lejos de indiferencia o de lastima, lo que sintió fue satisfacción. Alegría por ver que la cabrona de su compañera estaba sufriendo más que ella.

Ángela se encontraba también colgada y a ella la estaba destrozando su culo un gigantesco pordiosero que tenía la verga igual de grande que él. Los chillidos de dolor no sabían si era por la violación de su ano o por el palo que la estaban metiendo por su sexo o por los verdaderos bocados que se llevaban alternativamente sus senos. El palo se veía que estaba sució y asqueroso.

A Ángela le habían tocado sus violadores un poco mas depravados y sádicos que ella. Y eso la encantaba. Aunque esa alegría la duró poco debido a su estado.

Fueron descolgadas y derribadas al suelo. Allí siguieron siendo violadas de todas las maneras inimaginables.

Ambas tuvieron que tragar el semen de los que allí quisieron descargar, aunque el resto de agujeros también fueron depósitos de los vertidos de sus captores. La mayoría repitió y se fueron con sus cojones vacíos. Seguro que ninguna puta de ningún lugar del mundo jamás había recibido tanto. O eso pensaban las violadas.

La paliza que recibieron y las múltiples violaciones las dejaron derrotadas en el suelo. Preguntas de cómo habían llegado a eso, de cómo podían tratarlas así, de si acabaría alguna vez, etc flotaban en sus mentes, aunque estaban prácticamente desmayadas.

-         ¿qué tal están las dos perritas? ¿les han gustado las atenciones recibidas?. Pues claro que sí, que preguntas tengo – decía la celadora jefe mientras reía. –

-         Aunque parece que tanta buena atención las ha dormido. Ayudarme un poco a refrescarlas.

Y todos los hombres que allí estaban entendieron lo que ésta quería decir. La celadora jefe se arremango la falda, se bajó la falda y acercó su coño a escasos centímetros de la cara de Ángela. Comenzó a orinar encima de ella. El resto de hombres esperaron a la orden de ésta.

Ángela apenas se movió, aunque era consciente de este humillante tratamiento. Y apenas se movió cuando todo ese líquido se la introducía directamente en la garganta y pasaba por su boca. La dio un amago de arcada, pero estaba tan cansada que ni le salió.

Cuando terminó y ante el gesto de la anfitriona, los hombres rociaron a las dos acusadas con su orín. La escena era un poema. Las dos protagonistas estaban destrozadas. Vapuleadas, violadas brutalmente y ahora empapadas.

Después de esto y mediante sendas mangueras, fueron lavadas a presión con agua fría. Tuvieron que ser sujetadas a la pared mediante dos argollas para que se pudieran sostener en pie. Ya no tenían gritos que sacar fuera. Solo lamentos y lágrimas.

-         ¿tienen algo que decirme estas dos zorritas?