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¿y porque no? una gran experiencia en pajera

en Intercambios

A la 12h30 nos vamos con el descapotable “Marcelo”, los tres tapados con gorras. Lena nos cuenta que sus amigos Paolo y Maleva son una pareja brasileña viviendo en la isla desde hace un par de años. Han abierto un gabinete de relajación y recuperación psicológica, para problemas de stress, depresión, etc… Al margen de eso, para algunos privilegiados hacen otro tipo de masajes. Ante  nuestra cara de sorpresa añade:

-¡Tranquilos…! Os explicaran en qué consisten los masajes y sus reglas ¡Relajaros…!

Riéndome le pregunto:

-¿Pero dónde nos llevas? ¡Me das medio! Jajaja

Se parte de risa y me contesta:

-¡Hasta una gran experiencia de pareja! jajaja

-¡Contigo se puede esperar lo peor! Le dice Stone

-¡O lo mejor! Le responde Lena, enviándole un beso imaginario soplando en la palma de su mano.

Hemos atravesado Eivissa, corremos entre dunas y arenales, nos empreñamos del olor singular de los bosques de sabinas. Este paisaje salvaje es un alivio para el cuerpo y la mente. Vamos despacio dejando pasar algunas lagartijas que atraviesan la carretera.

Llegamos delante de una casa típica de la isla, blanca, muy floreada, un encanto de casita perdida en un lugar paradisiaco. Maleva y Paolo nos abren la puerta, es una pareja joven. Ella, más bien pequeña, parece una muñequita, frágil, guapísima con un pelo largo, rubio como el trigo y una piel dorada con reflejos satinados. Parece una ninfa saliendo de un cuento de hadas. Su mirada avellana brillante como el cristal nos deja cautivados e hechizados. En cuanto a Paolo, tienes ganas de envolverte dentro de sus brazos, es grande y fuerte, el pelo negro muy largo y liso, con brazos de boxeador y aspecto de buen chico, al final tienes ganas de cogerlo tú en tus brazos como un oso de peluche. En dos palabras: atractivo y sexy.

Pasamos a un salón con paredes negras y suelo blanco, 2 sofás de cuero negro y mesita negra. Una multitud de velas dan una luz tenue y relajante. Paolo nos sirve un mojito bien cargado de ron. Son una pareja encantadora, casados y padres de gemelas guapísimas de 6 añitos (nos enseñan un par de fotos).

Nos presentamos también y pasa media hora sin darnos cuenta.

Ahora Maleva nos explica lo que va a suceder:

-El masaje, para personas elegidas, se divide en tres partes. Se puede parar en cualquier momento y en el caso de una pareja, si cualquiera de los dos para el suyo, obligatoriamente se para el de su compañero o compañera. No se sigue el masaje de uno sin el otro, ¿De acuerdo?

Delante nuestro mutismo entiende que de momento no tenemos preguntas y sigue:

-Ahora os explico el desarrollo: -Primero, ducha para todos antes de entrar en la sala de camillas. Después, tres cuarto de hora de masaje relajante, luego media hora de masaje estimulante “o sensual” para entenderlo mejor, y, si no hay interrupción de nadie, la tercera parte será libre.

-¿Qué quieres decir por libre? Pregunta Stone

-¡Erótica o sexual! Le contesta Maleva con una sonrisita torcida y sigue: -los masajes son exactamente los mismos para cada persona, los masajistas hacen los mismos movimientos al mismo tiempo. Cuando toco un pie, los otros masajistas tocan el mismo pie, eso sin vernos, solo siguiendo el ritmo de la misma música que escucharemos en cada habitación. Tsumi y Stone, una cosa muy importante, tenéis que iros de aquí con un excelente recuerdo de nosotros, entonces a la más mínima duda, en cualquier momento, parar el juego y nos despediremos con otro mojito, y tan amigos como ahora.

Que tía más guay, tan delicada, con tanta identidad, tiene estilo, es un personaje. Los cinco brindamos, ya estoy alterada y un poco tensa por lo que puede ocurrir. Pasamos bajo la ducha, vestimos con un mini pareo a Stone, más una mini caracoa para nosotras. Maleva, Paolo y Blood el joven ayudante ingles que va a tratar a Lena, nos esperan, vestidos los tres de un kimono negro. Doy una última mirada a Stone antes de verlo entrar en la habitación de Maleva, se gira, me hace un guiño y una media sonrisa serena, me relajo. Yo sigo a Paolo y Lena a Blood. La habitación es oscura, en cada esquina oscila una vela, una suave melodía clásica y 45 minutos de masaje más tarde estoy en el paraíso, una multitud de mariposas multicolor vuelan en todo mi cuerpo. Estoy en una burbuja de quietud y paz, totalmente debilitada. Paolo es un artista, de los pies a la cabeza, ha sacado todas las ondas negativas de mi cuerpo. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Que está pensando Stone?

Estoy pensando que esta ninfa es una gran profesional, con una fuerza increíble por su estatura, estoy soñando, sus dedos corren sobre mi piel como una colonia de hormigas estimulando mis sentidos más escondidos. Estoy boca abajo, siento sus manos, empapadas de aceite, subir y bajar entre mis piernas, subiendo cada vez más el pareo, que ahora siento situado en la base de mi culo. En cada pasada me roza los testículos y el nacimiento de mis nalgas, estoy en la gloria, lo mismo le está pasando a Tsumi. Ahora imagino que Paolo tiene en su punto de mira su culo y su monte de Venus, tengo mucho calor… ¿Son celos o las manos de Maleva? ¿Cómo lo lleva Tsumi?

Después de algunos empujones tengo mi pareo en medio del culo, sus dedos rozan mis genitales, puedo sentir su mirada acariciar mis partes intimas, su soplo entre mis piernas, estoy avergonzada, pero muy excitada. El pulso se me acelera, cierro los ojos y me dejo sobar, me llegan fragancias de Jazmín, estoy febril. Se ha puesto delante de mi cabeza, sus manos aceitosas bajan de mi nuca hasta masajear la parte alta de mi trasero, el caracao está abierto por detrás liberando toda mi espalda, sus palmas van y vuelven otra vez entre mi raya, cada vez unos escalofríos me hacen vibrar. Pienso que Stone y Lena reciben el mismo tratamiento.

Poniendo sus manos en mis costillas Paolo me ayuda a voltear. Me encuentro tumbada sobre la espalda, mantengo los ojos cerrados, no quiero despertarme de este suplicio carnal. Sus manos masajean mi busto, mis senos, la punta de su lengua se desliza sobre mis aréolas, sus dientes pellizcan mis pezones, estoy delirando, es una tortura soportable, mi piel tirita bajo sus caricias, sospecho que Stone esta para morirse de gusto…

Maravillosos espasmos me atraviesan cada vez que su lengua cruza mis pezones, mi apéndice se ha puesto como el mástil de un velero, dando un aire de vela al pareo. Maleva deshace el nudo de la tela que cubre mi sexo y la deja caer al suelo, pienso en Tsumi…

Paolo me quita el pareo, la ultima tela que quedaba sobre mi piel. Estoy acostada sobre mi espalda, totalmente desnuda, temblando de nerviosismo, la libido a flor de piel, él esta de rodillas entre mis piernas abiertas, contempla mi delicado sexo, como un relámpago su mirada me quema hasta dentro.

¡¡¡Joder!!! Se quita el kimono… ¡¡¡Madre mía!!! Que cuerpazo, y su…su…no sé cómo llamarlo…su prolongación sexual es colosal, estoy alucinada, cautivada, es que a pesar de toda esta musculación es un sol de ternura y de erotismo. Parece el tarzan de mis sueños. De pequeña estaba enamorada de tarzan, me evocaba la fuerza, la sensibilidad, el héroe protector, guapo y sin temor. Sus manos untan de aceite las últimas partes vírgenes de mi anatomía. Con una exquisita delicadeza, percibo su lengua subir entre mis piernas, quiero moverme, tocar su cabeza, pero me lo impide, me murmura:

-¡Quédate quieta amor mío!

Con la lengua moja mis genitales, succiona mi clítoris, “Ay dios mío, que no se pare”. Sube hasta mis pezones, roza uno, el otro, mi piel tiembla, incontrolable, enviando deliciosos escalofríos por mi espalda dorsal. Su cuerpo ondula sobre mí, lo estrecho con los muslos, me mantiene los brazos para frenar mi exaltación. Suavemente, me coge por las caderas y me da la vuelta. Su piel roza la mía serpenteando de mis pies hasta mi espalda, su lengua ardiente lame todo lo que encuentra en su camino, su boca achucha mis nalgas, su dulce saliva excita mi ano, pienso en Stone…

Maleva ha tirado su kimono al suelo, mi corazón se apresura, es una joya preciosa, una perfección de la naturaleza, su lado izquierdo esta tatuado de la rodilla hasta el hombro con flores y mariposas que la envuelven en parte, incluyendo su seno izquierdo. Esta increíblemente atrayente, quiero tocarla, acariciarla, pero me lo impide moviendo la cabeza en un “NO” explicito. Me quedo paralizado, los ojos despejados para captar esta imagen para siempre. Piel contra piel, me soba con la lengua como si fuera una serpiente, mi pene se hunde en su preciosa boca, me lo mordisquea suavemente, si el paraíso existe estoy en el. Pienso en Tsumi…

Paolo levanta mi culo, me quedo de rodillas apoyada sobre la camilla con mis ante-brazos. ¡Caramba! Veo su impresionante pene colgar entre mis piernas, acerco una mano, no me impide tocarlo. Ahora creo que la sesión es libre, toda mi vagina hormiguea, con la yema de los dedos acaricio su piel extendida, es suave y caliente. Palpo sus testículos, deslizo hasta su glande, lentamente para disfrutar al máximo de este momento, mientras él acaricia mi espalda, masajea mi nuca, recorre mi columna vertebral hacia mi ano, estoy tiritando como si estuviera helada, es excepcional, cojo su erección en la palma, la masturbo, mi mano parece tan pequeña. Llevo su punta a rozar mi clítoris, al borde del sincope,  despaciosamente introduzco su pene, milímetro a milímetro. Los ojos cerrados, me deleito de este regalo, siento su excitante monstruo moverse dentro de mí. De repente se inmoviliza, latiendo a mil por hora, un par de sus dedos buscan y encuentran mi clítoris. ¡Dios mío! ¡Que nunca se acabe este suplicio! ¡Es increíble! ¡Por favor, que sigue…que sigue! Me falta el aire, aspiro, expiro…aspiro, expiro…Llego al punto más culminante, me presiona las caderas con las manos, me empuja de un golpe, es la señal, presiono su erección, jadea, grito. Arrancamos una batalla de culo contra pene, chocamos, me da un placer inimaginable. ¡Dios, Dios, Dios! Estoy gozando como nunca. ¡Huiiii! Siento su semen estallar en mí, me relajo totalmente, me entran convulsiones, estoy poseída, mi cuerpo reacciona como un palo de bambú, se arquea, se extiende una y otra vez, hasta que una tremenda descarga de adrenalina lo atraviese. Me abraza, estoy tan pequeña entre sus brazos, Tarzan, mi héroe, me ha follado. Lo presiono con mi vulva para sentir sus últimas contracciones. Fue indescriptible, alucinante…Pienso en Stone…

Maleva se ha empalmado sobre mi erección, la cual impulsada por su mamada se ha puesto de un tamaño XXL. Se mueve sutilmente, es melodiosa como una música de Frédéric Chopin, me deja tocarla, su piel es cristalina, suave, sus senos reposan en mis palmas, es champán y caviar, es una cena en el Bulli un 31 de diciembre, soy un elegido afortunado, muchísimas gracias Lena. Maleva me mira, una de sus cejas, perfectamente alineadas se arquea ligeramente, una media sonrisa provocadora se diseña sobre sus labios, sus manos envuelven la base de mi pene, un par de dedos se introducen con él en su vagina. De repente el tempo cambia, el rock duro de AC/DC ha cogido posesión de su cuerpo, la agarro por las caderas, parece una muñeca de trapo, su melena salvaje voltea en un desorden sensual, mechones sueltos se pegan, tapando parte de su rostro dolorosamente impaciente, alterado por el subidón de adrenalina. Estoy agonizando, sus pupilas se dilatan, jadea, me asfixio, ya viene su orgasmo, la sigo descargándome en ella. Tengo que pellizcarme, ¡No! ¡No he soñado! Gracias vida…