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¿Y porque no? En un paraíso parte 2

en Intercambios

Me doy la vuelta con las dos copas, Tsumi está bailando a tres metros rozada por cuerpos desnudos. Una pareja a mi lado cautiva mi atención, son muy jóvenes, ella lleva una máscara satinada con incrustación de perlas de oro que contrasta con su piel oscura, parece una princesa negra con su larga melena lisa y su porte perfecto. Intento apartar la mirada de su escote pero me resulta imposible, sus pechos como los de todas las mujeres en esta isla se mueven al límite de la tela, pero los suyos tienen un magnetismo contra el cual no se puede luchar, irradian una especie de onda “electro-sensual” que se propaga en el espacio más cercano. Él lleva una máscara sencilla y plateada, su peinado es una obra de arte, un cruzado y trenzado de rastas atadas en un recogido, es bastante grande, delgado y musculoso, forman una pareja de cine. El hombre se aleja de su pareja y suavemente se pega a la espalda de Tsumi, se acopla a sus movimientos, la enrolla con los brazos, poniendo las manos encima de sus senos, les soba. Ella parece hechizada, no reacciona al acoplamiento, sigue bailando como si estuviera en una burbuja, desconectada del mundo exterior. 

En un “plis plas” el  mago negro se quita la ropa. Tengo que admitir, que a pesar  de que me duela,  tiene un  cuerpazo muy atractivo. Es evidente que sabe lo que quiere, no se corta un pelo, desabrocha el cuello y la cintura de Tsumi y deja caer su vestido al suelo

-¿Es tu mujer? Pregunta la pantera a mi lado.

Bajo su antifaz  adivino un hermoso rostro y aprecio sus ojos verdes acuáticos,  esta impresionante, de hecho estoy impresionado

-¡Sí! Y él es…

-¡Mi novio! Me contesta antes de que termine mi pregunta

-¡Sois muy jóvenes! Es todo lo que me salé, intimidado por tanta belleza

Se ríe:

-Tengo 26 años y mi novio 28, somos libaneses, vivimos en Dubai… ¿Puedo ponerme aquí? Me pregunta la joya chispeante

En dos pasos, una vez más sin esperar mi respuesta, se posiciona entre mis piernas dándome la espalda.  Mientras hablamos me siento  delante de la barra sobre un taburete alto

-¡Chin chin! Me dice brindando conmigo, me encanta mirar a mi novio con otra chica. Y la tuya tiene un hermoso y cimbreante trasero, baila muy bien, es guapa

Le sonrió ojeando la pista:

-¡Sí! ¡La quiero mucho!

No puedo apartar los ojos de los dos cuerpos desnudos ondulando al ritmo lento de la música

-¿Y tú, te gusta mirarla  al dejarse acariciar? 

-¡Mmmm! ¡Creo que no tanto como tú!

-No te preocupes, solo se masturbaran,  mi novio  y yo no follamos con otros.

-Jajaja, me rio mientras pongo las manos sobre sus muslos, -Entonces me preocupo por ti porque estoy muy excitado.

Es cierto que el baile de los cuerpos desnudos, rodeados por juegos de luces multicolores y una nube saliendo  de una maquina de humo,  es psicodélico y excitante.

El chico ha deslizado su sexo entre mis piernas y lo frota encima de mi vulva, estoy muy mojada. Bailar desnuda al aire libre en medio de desconocidos es una nueva experiencia súper excitante. Las manos que me acarician son suaves, delicadas, me parecen bastante grandes pero no quiero abrir los ojos para verlas, me quedo en mi mundo. Los brazos levantados, enredo y desenredo mi pelo con la punta de mis dedos, ondeando lentamente. Entrego mi cuerpo a este maravilloso desconocido, lo cierto es que me entusiasma, tengo la sensibilidad a flor de piel.

El chico se aparta un poco a la derecha de Tsumi, ahora su imponente falo frota contra su cadera perfecta. Él sigue las caricias, una mano sobándola por delante, la otra bajando y subiendo por la espalda. Se para un poco para  palpar sus nalgas, pasa su  brazo entre sus piernas  y vuelve todo mojado empreñado del jugo de ella.

-¡Quítame mi vestido! Me dice la perla negra  bebiendo un trago

Me ejecuto, el vestido cae al suelo, ella se aparta un poco, desabrocha el mío, y lo deja seguir el mismo camino que el suyo. Se queda inmóvil a un metro de mí. Con una mueca provocadora brinda conmigo, aspira un poco del inestimable elixir y lo deja gotear por encima de su cuello. Me quedo cautivado, siguiendo el liquido serpentear entre sus senos, su vientre, para perderse en su pubis totalmente despojado de todo rastro de vello.

Sonríe delante de mi cara asombrada

En la penumbra su cuerpo es color oro y miel, sus curvas perfectamente delineadas  parecen  dunas salvajes, lisas, perfectas. Sus senos, como lo imaginaba, son tonificados y flexibles, como ella,  llenos de vida. Sus caderas, levemente anchas, y su culo firme me aceleran el corazón,  su pubis parece un postre de chocolate de Jordi Roca, es para comérselo, sus piernas de líneas tan puras  parecen interminables, su cuerpo entero es  elegancia insuperable. Ella mira mi sexo híper erecto y pregunta:

-¿Soy yo o tu mujer quien te excita tanto?

-¡Un poco las dos! Contesto bridando con ella

-¿O sea que no te disgusto? Pregunta este sueño de mujer

-¡Heuuuu! Como decírtelo sin faltarte al respeto

-¡Me asustas! Me ves fea o…no te gusta mi color de piel

-¡Jajaja! Su reacción me da un ataque de risa… -¡No, por favor! Es todo lo contrario, eres una de las chicas más guapa que nunca he visto…quería decir que mis palabras podrían no estar a la altura de tu belleza.

Me enseña sus dientes blancos con una sonrisa sensual y provocadora

-Jajaja, te has salido de esta con maestría

“Chin, chin”, brindamos…

El bailarín sigue explorando el cuerpo de Tsumi,  las manos bailotean sobre su piel

-¡Muchísimas gracias por el cumplido! Me dice la diosa. En mi país tengo muchos pretendientes, mi padre es un emir muy rico y quiere casarme con hombres que no me gustan, por eso me he escapado con mi novio. La fuga, más el hecho que es actor,  no agreda a mi padre.

Esta para comérsela, ¡Tan sincera, tan frágil, tan natural,  tan deseable! Tengo la espada palpitando a la horizontal

Se excusa:

-Creo que hablo demasiado ¿Miramos un poco lo que pasa en la pista?

 La cara iluminada de deseos, le contesto:

-¡Lo que quieras princesa!

Me mira con una sonrisita perversa, se posiciona otra vez delante de mí, sube un escalón del taburete y viene a sentarse suavemente encima mi erección. Ahora desliza su sexo choreando encima del mío, apoyándose con las manos sobre mis rodillas. Estoy tenso como un arco, la mantengo por sus pecho, pellizco sus pezones, son suaves, sedosos,  esta gimiendo, su cabeza oprime mi rostro, sus cabellos huelen a frescura, a erotismo, respiro profundamente para empreñarme de este excitante perfume.

La mano del chico parece inmóvil entre las piernas de Tsumi, la esta masturbando, ella tiene las suyas caídas de cada lado del cuerpo, con la derecha acaricia el sexo enorme,  con la palma de la mano levanta los testículos, los palpa, los dos cuerpos ondulan pegados.

-¿Y cómo habéis llegado aquí? Susurro a la oreja de la pantera negra

-¡Pffffff! Me gusta tus caricias me contesta sin apartar los ojos de la pista. -El propietario de la isla es amigo de mi novio y de momento nos escondemos aquí.

Mis manos reptan hacia su sexo, entreabro su vulva con la punta de mis dedos y los  mojo en su vagina, pellizco su clítoris, esta temblando cómo una luna en el agua.

Me implora:

-¡Por el amor de Dios, sigue, sigue así! Estoy llegando al clímax, voy a correrme. La penetro más profundo, se arquea, crispa sus manos sobre mis rodillas empujando su vagina hacia mi mano. La estrecho con el brazo izquierdo

-¡Wowww, me gusta, me gusta! Y se pone a gritar sin vergüenza ajena

Siento su jugo llenar mi mano, de repente se afloja entre mis brazos.  Nos quedamos un par de minutos así mirando nuestras parejas, la mantengo para que no se caiga del taburete, inmóvil, para no estropear este instante mágico. 

-¡Pffffff! Buenísimo, dice la perla negra poniéndose lentamente de pie apoyándose en mis rodillas. ¡Ahora no voy a dejarte así! Balbucea mirando palpitar mi erección. Se  inclina hacia mí,  coge mi base con sus manos y empieza a chuparme

Me encanta la gente con modales, esta agradecida y me lo demuestra

Le murmuro:

-Eres un encanto, que placer, no podré aguantar mucho más. El calor es sofocante. Delante el chico ha introducido su pulgar en el ano de Tsumi y sus dedos en su vagina, la música sigue lenta pero han cogido un ritmo de hard rock, ella lo masturba con  agresividad, se ponen a gritar los dos, ella se corre, temblando de los pies a la cabeza, el eyacula dando golpes de cadera hacia la mano de Tsumi que aprieta con fuerza el descomunal pene.

Mi maravillosa mujer se da la vuelta, mira el actor negro como el ébano, se achucha en sus brazos y siguen bailando piel contra piel. Él la envuelve con los brazos tapando su culo con sus grandes manos.

De repente disparo mi postre en la boca de la princesa negra, ella lo traga,  presiona mi base,  lengüetea, choco contra su paladar, su garganta, aprieto su nuca, es fantástico, un estallido inolvidable