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A FLOR DE PIEL...salsa caliente en Cuba

en Erotismo y Amor

Estamos de vacaciones en la Habana, por segunda vez  y con mucha ilusión. Hoy, el director del hotel nos ha presentado a Mario, un español sevillano afincado en Cuba hace12 años y propietario de una discoteca salsera. Unos cuarenta años, 1 metro 70,  bastante sexy con su pantalón y camisa de lino blanco y su sombrero negro. Es muy amable y le agrada hablar con compatriotas. Esa noche nos invita a ir a su discoteca.

Dos leones de guardia nos indican la entrada de la discoteca, pisamos un suelo de mármol blanco incrustado de luces coloreadas. Un impresionante  cubano musculoso, por suerte muy amable, nos abre la enorme puerta de madera de roble. Entramos en un corredor decorado con delicados tonos verdes y blancos, las paredes tapizadas de fotografías firmadas de músicos y artistas famosos.  Un perfume exótico y sutil nos envuelve en un ambiente evocador de la indolencia y prosperidad de los barrios ricos. Nos empreñamos del olor, de la dulzura del sitio a la vez elegante y acogedor. Cruzamos un recibidor donde un puño de pétalos de camelia duerme en un plato de cristal. Entramos en un gran salón con una barra a la izquierda, un par de pistas de baile y algunos sofás majestuosos.  Una ingeniosa mezcla de luces y sombras dan a la decoración intimista un toque acogedor y sociable.  Las mismas fragancias de la entrada llenan el aire...

Mario nos recibe con unas palabras de bienvenida y nos lleva a un sitio reservado cerca de un acuario de peces exóticos, un rincón encantador. El lugar respira paz y seguridad.  Nos presenta a su esposa, una joven cubana/americana, de unos treinta y pocos años,  de piel marfil, su cabello lacio y oscuro cae salvajemente sobre sus hombros desnudos, su  mirada transparente y luminosa  es color esmeralda. Sus espectaculares piernas no parecen tener fin, mis ojos la recogen desde abajo hasta  arriba, al andar le envuelve un aura de delicadeza y fragilidad, el susurro de su mini vestido acaba de convencernos, es un encanto. Stone me aprieta la mano,  sabe lo que me pasa por la cabeza, su mirada me reconforta, sé que me quiere, me runrunea (soy su gatita) a la oreja “estas muy guapa”, parpadeando le devuelvo una mirada cómplice, una mirada que conecta dos pensamientos al unisonó.

Media hora después estamos los cuatro como viejos amigos, Soraya me cae muy bien, Stone  y Mario parecen conocerse de toda la vida. En un momento que seguramente  Mario ve oportuno, nos explica que él y Soraya son una pareja liberal, se conocen hace 10 años, se quieren como el primer día. Han abierto esta discoteca de espíritu liberal, pero hay parejas no liberales que vienen a pasarlo bien, atraídos por el ambiente amical y la buena música. Delante nuestro silencio  entienden que formamos una pareja convencional y nos aseguran que nadie nos molestará. Aquí cada uno se respecta y reina la mejor convivencia entre parejas tradicionales y liberales. Nos quedamos un poco sorprendidos porque el sitio parece muy normal, con gente normal y ambiente normal, exactamente lo que Mario acaba de decirnos, convivencia perfecta.

Son las dos de la mañana, la verdad es que lo pasamos muy bien, acabamos la tercera botella de champan. Mario se va a otro sitio de la discoteca que nos hará visitar a la hora de irnos, para no incomodarnos, nos dice.

Seguimos bailando y hablando con Soraya.  De repente  se levanta y corre en brazos de un bellezón, los mismos genes que ella pero en chico,  los mismos ojos, mismo pelo, la misma piel dorada, parece una liana de 1 m 75, más o menos. No sé exactamente el efecto que ha producido Soraya sobre Stone cuando la vio por primera vez, pero de repente mis pezones se endurecen, espero que no se vean bajo la fina tela que les cubre, me siento avergonzada, me cuesta quedarme natural.

Se acercan los dos, Soraya nos presenta a su hermano menor (2 o 3 años menos) Máximo y por si faltaba algo, **“la cerise sur le gateau”, es profesor de Salsa. Stone ha visto mi molestia y me invita a bailar una bachata:

¿Estas bien? me pregunta

¡¡¡Siiii!!! Mi voz se alza varias octavas…pero creo que nos hemos pasado con el champan, tengo ganas de hacer el amor. Mi lengua busca la suya, un dedo rodea mis aureolas, se une otro para pellizcar mis pezones, su otra mano roza mis nalgas,  nudas bajo mi tanga…

¡Vamos a hacer el amor, le suplico!

¡Espera! yo también tengo ganas, ¡vamos después de bailar!

Regresamos hacia los sofás, Soraya le pregunta a Stone:

¿Te molesta si Máximo  baila con Stumi?

Claro que no, si a ella le apetece y está en condiciones…él sabe a qué se refiere…yo también…tenemos que aplazar nuestra meta…me dejo llevar y entro en la pista como Alicia en el país de las maravillas.

Mira como baila, es un crack, me dice Soraya…

Estamos sentados en un sofá trampa, muy blando, nos hundimos en su medio y quedamos pegados el uno al otro. Miramos la exhibición. Bailan una salsa, Tsumi se mueve como una pluma, baila como nunca, el hermano es un mago, la mueve y la roza con un puto arte y una puta sonrisa seductora.

¿Estás celoso? me pregunta Soraya, poniéndome la mano, naturalmente, encima  de mi pene, tenso como un arco.

¡La verdad, es que si! estoy celoso, pero viendo ese arte, olvido un poco que estoy mirando a mi esposa bailar de esa manera.  Mientras contesto deslizo mi mano hacia el muslo suave de Soraya que me responde con una impertinente sonrisa torcida. Siento  mi erección crecer aún más.

Bailamos ahora una bachata, Soraya a abierto la bragueta de Stone, le esta masturbando, me parece que él tiene su mano entre las piernas entre abiertas de Soraya, de repente entro en una tormenta perfecta, el olor de Máximo me confunde, su soplo acaricia mis hombros,  la luz mágica y translucida me malea, miro sus labios carnales, su sonrisa sensual. Su mirada rebelde me observa, mi sangre esta bombeando alrededor de mi cuerpo, estoy cayendo en un remolino voluptuoso, mis piernas ya no me aguantan,  me abandono en sus brazos. Deliciosamente sus manos deslizan de mi cuello hasta mis costillas rozando mi piel, mi cuerpo es de goma bajo la sensualidad de sus movimientos, sus manos suben un poco, palpan mis senos, de la punta de los dedos  pellizca mis pezones…

¡Santo cielo! sus manos ya rozan mis piernas, otro paso de bachata y palpan  mis nalgas, una ola de escalofríos hunde mi cuerpo cuando un dedo roza mi ano…me mantiene pegado a sus caderas, siento su erección empujar hacia mí, me sonríe con una sonrisa malvada…

¡Eres muy hermosa…Tsumi¡ me susurra al oído…¿Te gusta bañarte desnuda en el mar? me pregunta Máximo.

Heu!!! Si! es muy agradable, musito entre dientes ¿porque?

Qué bueno es sentir esta sensación de libertad en el agua ¿No?

¡¡¡Si!!! Pero ¿a qué viene eso? Le contesto a punto de atragantarme

Porque puedes tener la misma sensación si bailas sin nada abajo, quítate el tanga después y te enseñaré a bailar la bachata más sensual del mundo…

¡Ahhh! Es lo único que puedo articular…

Sus palabras son un detonante para mi cerebro que hace volar mi imaginación…

Empieza una cumbia, volvemos a sentarnos.  Soraya y Máximo nos dejan un momento para buscar a Mario que ha desaparecido hace ya un buen rato.

¿Qué hacemos? pregunto a Stone, ¿nos vamos? ¡No sé lo que va a pasar si nos quedamos!

¿Quieres irte, lo pasas mal? me pregunto Stone

No, estoy muy excitada y tengo miedo ¿estás celoso?

Si! Cuando lo vi acariciarte casi tengo un paro cardiaco, pero estabas tan guapa bailando de esa manera que mi corazón siguió latiendo…

Bueno, creo que Soraya te ha ayudado a superarlo. Cuando la vi  con tu pene en la mano, me pregunte si tenía que parar todo eso, pero estoy un poco desorientada y muy excitada. Máximo me ha pedido de quitarme el tanga para seguir bailando…

¿Qué tengo que hacer?

¡Yo estoy bien, si tu lo estas también nos quedamos!

Cariño, vamos a un sitio tranquilo, hazme el amor y me lo quitas tú!

Nos escondemos en un rincón oscuro, donde solo se podría ver nuestras sombras. Stone me arranca el tanga, yo su cinturón, le bajo el pantalón, con la mano cojo su erección latiendo  y la guio entre mis piernas. Me perfora de un golpe, lo agarro por el culo clavándole las uñas en sus nalgas nudas. Me corro sintiendo su semen estallar en mi. Fue rápido pero de un goce excepcional...

A la vuelta peso 10 gr menos,  Stone lleva mi tanga en el bolsillo.

Brindamos, en nuestras venas corre champan, con Stone nos miramos con chipas en los ojos sabiendo que nuestro amor es indestructible y que la noche aún promete.

Soraya y Máximo  han vuelto y nos reímos contándonos algunas anécdotas de nuestra vida. Nos dicen que tenemos que visitar  la Cabaña, la Fortaleza más grande construida por España en América, la iglesia de la Reina, la plaza vieja, al final nos proponen hacer de guías, si nos apetece. Naturalmente aceptamos encantados.

Tocan una bachata, menos mal que la luz tenue esconde lo roja que me pongo. Soraya invita a Stone, y Máximo me tiende las manos, las mismas que ahora ardían sobre mi piel,  mis pezones  suaves y tiernos (me lo susurra al oído),  soban mis nalgas, mis genitales, sus dedos se mojan  en mi. Estoy oscilando, me cuesta deglutir, un burbujeo se extiende por mi vientre haciendo que mi sexo comience a palpitar encendiendo mis ganas, estoy vibrando de los pies a la cabeza, él me mira con una sonrisa maliciosa, sus ojos hechiceros me preguntan…¿estás disfrutando? Cierro los míos en signo de contestación. Mis manos entran en su melena…

¡Santo Eros! es tan sexy, podría follarme ahora mismo, no podría impedírselo…

Bailamos como dos serpientes, su pulgar entra en mi vagina, el resto de la mano abierta sujeta mi culo y mi cuerpo que dejo caer al ritmo de la música. Es un cuerpo a cuerpo intenso, vibrante, en menos de dos minutos tengo el primer orgasmo. Estoy extenuada, asfixiada, pegada a él, con una mano me soba el culo, la otra suavemente coge mi mano derecha y la lleva encima su tremenda erección que estira su pantalón, deslizo su  bragueta, busco y encuentro su sexo demasiado extenso para quedarse encerrado, estiro el bóxer,  doy un poco de aire a su verga que se extiende hacia mi mano con mis dedos húmedos, estoy ardiendo, la masajeo con suaves movimientos, me gusta su delicada piel , es dulce, caliente, mis caricias la ponen erecta en segundos…

¿Que estoy haciendo?

Busco a Soraya y Stone con la mirada, están besándose, sus manos han pasado la barrera de la ropa, tengo un picoteo al corazón, un ataque de celos, murmuro un “te quiero” en dirección de Stone…

Acabo de ver las manos de Maximo subir por los muslos de Tsumi y esconderse  bajo su mini falda. Ahora veo la tela moverse, está dejando sus huellas sobre las hermosas nalgas nudas de mi mujer, estoy aturdido, desorientado, pero tengo entre mis brazos una preciosidad, el deseo de poseerla es más fuerte que cualquier otro sentimiento, mis manos exploran cada centímetro de su piel, mis dedos la penetran, jadea, su boca se pega a la mía, su lengua saborea la mía…

Ella  ha liberado mi erección de la opresión de mi calzón y me masturba con gran arte. Mi  erección esta erectísima, sus dedos se mueven como si tocasen un concierto para piano, una mezcla de emociones me confunden,  suaves, sensuales, electrizantes, excesivamente eróticas. Veo los labios de Tsumi moverse en mi dirección, entiendo su mensaje, le contesto enviándole un beso…

Max me mordisca la oreja, esta jadeando,  lo masturbo más rápido apretando su fogosa erección desde su base hasta el glande donde recojo un poco de  miel a cada llegada para extenderlo en toda su rigidez, me excita mucho  sentirla latir entre mis dedos…La bachata se acaba, de prisa quito mi mano, tengo vergüenza a que alguien pudiese verme ahora que las parejas se separan…

No se puede ser más tonta, aquí la gente no se ofusca, al contrario disfruta. Aún no estoy de todo preparada para exhibirme delante terceros,  fue un reflejo instintivo de principiante. El pobre Máximo se queda cerrando su bragueta con el miembro apretado y convulsionado. Lo miro con aire de desolación,  él me tranquiliza con una media sonrisa torcida y un guiño…

¡Oh, Dios mío...! estoy en una nube placentera, entre  lágrimas de felicidad vuelvo a los sofás. Veo a Soraya hablar a la oreja de Stone…

Ya estamos otra vez con una copa en la mano, la cosa se ha puesto muy ardiente, brindamos con miradas prometedoras. Me acerco a Stone…y murmuro…

¿Qué te ha dicho Soraya volviendo de bailar?

Me ha dicho: ¡fue un aperitivo, el plato principal viene después!

¡ahhhh! ¿Y quieres llegar al plato principal?

¡si! Me responde, seguro de si mismo…¿y tu?

Frunzo el ceño, aprieto mis labios y le susurro ¡yo también! Creo que parezco  una niña sorprendida haciendo algo malo y esperando su castigo…

Media sonrisa aparece en la boca de Stone, su mirada tierna  va directa al corazón, se acerca, me da un reconfortante y largo beso en el cuello…Me estremezco, me relajo, mi cuerpo pide más…

Soraya se lleva a Stone  para enseñarle  la parte escondida de la discoteca.

Me quedo Con Máximo y Mario que ha vuelto con nosotros. Se preocupan de mi estado de ánimo, y del de Stone,  no quieren que nos queden malos recuerdos, ni secuelas en nuestra relación de pareja si esta noche traspasamos fronteras.  

Mario cruza las manos, apoya sus codos encima sus rodillas, abre los ojos en grande, me mira fijamente y me pregunta con una sonrisa atenta…¿Qué tal, Tsumi?

¡Bien! Contesto acercando mi copa hacia la boca intentando dar una imagen de relajación para esconder mi nerviosismo…

¿Estáis preparados?

¡Parece que si! Farfullo…

¡Pero eso puedo ir a más…!

¡Bueno, creo que ya hemos empezado! Tartamudeo mordiendo mi labio inferior

Maximo frunce un ceño, me coge las manos con la punta de sus dedos y me dice con una sonrisa angélical que me deja boca abierta…

¡Fue deliciosamente delicioso, pero después de eso es sexo!

Los dos me miran con mucho respecto y francamente preocupados…

Me sonrojo. Son tan sinceros y cariñosos que me levanto, me acerco a ellos y les doy un beso tranquilizador…

Stone y Yo estamos muy enamorados y preparados para nuevas experiencias, siempre y cuando las compartamos…afirmo, esta vez con un tono más seguro y decidido…

Mario nos propone otro brindis, me mira con ojos lascivos y me dice…

¡Entonces vamos a hacer que esta noche sea inolvidable para todos!

Me coge la mano, nos levantamos y 5 metros más tarde pasamos entre dos cortinas de terciopelo blancas, entramos en un lugar más oscuro iluminado con un pasillo de velas, la música relajante y los olores florales me impregnan de erotismo. Pasamos cerca de un jacuzzi en el cual un par de pajeras  se acarician y follan también, me parece. Llegamos a un lugar muy íntimo, con una barra a la izquierda incrustada de centenas de lucecitas, 3 velas sobre 3 mesitas dispuestas entre un par de sofás. Detrás de la barra un atrayente camarero nos prepara un coctel. Sentados delante de la barra sobre sillas altas, una pareja bastante mayor nos saluda, Mario les abraza como viejos conocidos. Enfrente hay una pared cristalizada que da a una habitación muy grande, donde vemos 8 o 10 parejas acariciarse. Es como un ballet de manos, piernas y cuerpos, muy harmonioso, delicado. Es muy excitante  ver esta gente desnuda entrelazada, me llega una imagen de ternura y dulzura, a pesar de que están follando. De repente veo  delante de mis ojos a Soraya sentada encima de Stone, puedo ver el pene entrar y salir animando a nuestra amiga, se pellizcan los pezones. Me paralizo, una ola de calor invade mi cuerpo, es la primera vez que lo veo hacer sexo con otra mujer (a parte del episodio del barco con la mulata, pero fue rápido y en la penumbra). Aquí es diferente, puedo ver los sexos rozarse, las manos acariciar, estoy despistada, disgustada pero cautivada, celosa y  excitada, mareada por la mezcla de sentimientos.

Estamos apoyados sobre una enorme almohada de cuero, Mario nota mi reacción, me invita a beber un trago, la mezcla de champan/cointreau me estimula el paladar y  anestesia un poco más mis neuronas. Tengo un mareo exquisito y excitante. Me estoy relajando cuando siento un par de manos alzar mi falda por detrás, instintivamente quiero darme la vuelta pero Mario me murmura con el índice encima de su boca …

¡Ssssss! no te muevas y  disfruta!

Lo miro como un pajarito asustado, su sonrisa serena me tranquiliza, me aflojo. Las manos acarician mi culo desnudo, bajan entre mi raya, palpan mis nalgas, las abren, un dedo soba mi ano, las manos bajan un poco más, se mojan al rozar mis labios íntimos humedecidos, pellizcan mi clítoris,  jadeo, excitada por lo que veo por delante y lo que siento por atrás. Un par de dedos se introducen en mí, los aprieto con la vagina, ronroneo, no sé quién es. Aquí estaba el camarero y el hombre mayor, pero prefiero pensar que es Máximo y me excito aún más, un pene que me parece bien proporcionado roza mi entrepierna. Los dedos deslizan hacia mi ano y lo masajean con un gel, supongo que es vaselina, dan vueltas a su alrededor, lo penetran un poco, estoy gozando esperando lo que va a suceder. Las manos entreabren mis nalgas, siento la punta de la erección rozarme, deslizar entre mi raya, inmovilizarse a la altura de mi ano, estoy preparada para recibirlo, al comienzo es doloroso, el tamaño importa en algunas ocasiones, pero es muy fugaz porque el placer comienza a subir por las fibras de mi cuerpo, es  deliciosamente estimulante, aquel pedazo entra y sale de mi arrancándome alaridos de placer con cada embestida que me llevan al éxtasis en segundos varias veces, dejando mis piernas débiles y temblorosas. Sigo viendo a Stone quien mientras entusiasma a Soraya introduce un par de dedos dentro del sexo de otra chica la cual mama a un gigante polo negro. Relajo todos mis músculos, dos manos me acarician hacia la espalda, es  deliciosamente excitante, el pene sigue un movimiento de ida y vuelta, penetrándome entero a cada empujón, las manos de mi amante arrancan mis caderas y dan la cadencia. Es simplemente exquisito, intento seguir el ritmo, cada vez que su bajo vientre toca mis nalgas empujo un poco más para sentirle aún más profundo.

Con una mirada envidiosa y una sonrisa provocadora media torcida, Mario se quita la ropa lentamente, hasta lo último, su bóxer. Está en frente de mi totalmente desnudo, su cuerpo bien proporcionado y muy cuidado, seguramente por un par de visitas al gimnasio a la semana, es bastante excitante. Su pene se vigoriza velozmente, lo cojo con mi mano izquierda, lo acerco a mi boca, mis labios se posan en el glande para coronarlo con besos. Su mirada me suplica seguir tragándolo hasta la profundidad de mi garganta, vuelvo a sacarlo una y otra vez con más ritmo, mientras mi lengua saborea cada parte desde la base hasta la punta.

 Siento un segundo orgasmo atravesarme como un tsunami, detrás las idas y vueltas se aceleran, tengo un obús entre mis piernas listo para explotar. Nos liberamos juntos en un rugido de satisfacción. Lentamente el miembro se retira de mí…gimo, lo aprieto para que salga aún más despacio, necesito asimilar lo que acabo de sentir…

Parpadeo abriendo los ojos que tenía cerrados en este último asalto. Mario retira su pene ensalivado de mi boca, lo miro oscilando, me sonríe, se sienta en el sofá a mi lado, me atrae por las caderas y delicadamente me empala encima de su erección. Giro la cabeza, ¡Gracias Eros mío! Detrás esta Máximo muy gracioso con el pantalón en los pies y el sexo empapado colgando entre las piernas. Entrecerró las cejas,  con un indicio de sonrisa marcada con dos hoyuelos en sus mejillas, la cabeza ladeada como si se burlara de si mismo, esta irresistible, me siento desarmada y conquistada…

Detrás de la barra, la cara de felicidad del camarero habla sola, está disfrutando con lo que está viendo. La pareja mayor se masturba mientras nos miran, con un movimiento de  cabeza me hacen entender que el espectáculo les gusta. Debo estar muy mareada para participar en este espectáculo, no me choca la situación, al contrario me deleito muy naturalmente…