miprimita.com

Mi Razón De Vivir

en Gays

Mi Razón De Vivir.

Capitulo: I

-Luke-

La profesora no para de hablar, veo sus labios moverse, pero sus palabras no penetran mis pensamientos, solo oigo ruidos descoordinados salir de su boca, estamos en el último día del último  año, ella quiere darnos aliento y recomendaciones para que nuestra nueva etapa de la vida, que es la universidad sea optima, cosa que de seguro ahora no valoramos, pero de seguro luego lo haremos, también nos habla  del poco interés que le damos. Quizás es cierto que no le estoy prestando la atención necesaria, pero ¿Quién lo hace? Dirijo mi mirada a mi costado derecho donde está sentado Marcos con cara de sueño, mientras me hace señas por lo aburrida que es la clase, él es guapo, no,  en realidad es muy guapo; el típico chico surfista, piel canela de ojos azules de quien todas se desviven, yo también solía hacerlo, pero poco a poco me fui dando cuenta que yo no estaría más cerca de él, de lo que podíamos estar en un trabajo grupal. A mi costado izquierdo veo a un grupo de mis compañeras con sus celulares bajo la mesa, escribiendo textos cual poeta inspirado. Debido a que ellas tienen cinco años de práctica en el moderno arte de ver a la profesora mientras escriben un mensaje y en un segundo revisar los recibidos, esto no es más que una pequeña práctica de la rutina diaria. Si buscasen técnicas para mejorar su aprendizaje, en lugar de técnicas  para copiarse o escribir textos en clase, de seguro ellas lo lograrían. En la secundaria se aprenden miles de cosas, supervivencia, adaptación, estudio, etc. Mi punto es que cada quien toma una de estas para aplicarlas en su vida diaria el resto de sus años acá, tomando en cuenta que esto no es más que una práctica para la vida real en las calles.

-¿No es cierto Luke?- La voz de la profesora me saco de mis pensamientos, quien con una gran sonrisa me pedía afirmar algo, que según parece me había dicho.

-Si-sí, claro profesora- respondí con aires de incredulidad.

-Profesora ¡Qué falta de respeto sinceramente!- Exclama mi compañera, Mary con cara de indignación –¿Con que valor usted interrumpe el juego de “yo-yo” que tiene Luke con su moco?-

A  lo que todos comenzamos a reír por lo que había dicho, aunque a la profesora no le había causado tanta gracia, ya que frunció el ceño viéndolos a cada uno, luego me miro volviéndose a poner seria.

-De ejemplo deberían  tomar a Luke, quien por sus notas y su gran proyecto consiguió una beca para ir a estudiar a los Estados Unidos- Dijo la profesora con gran orgullo, aunque a mí no se me hacía gran orgullo, ya que conocía a mis compañeros y más que sentirse bien por mí, buscarían una manera de burlarse de eso.

-¡Claro, como el habla inglés!- Exclamo pedro con la mirada a un lado y haciendo pucheros.

Genial ya comenzaron, por eso odio que los profesores toquen ese tema, sé que mis compañeros no se burlan por envidia o hacerme mal, ellos lo hacen porque como buenos Venezolanos que somos, acostumbramos a reírnos hasta de las desgracias. Pero qué más da, la profesora ya encendió la mecha de esta bomba, ya solo me queda reírme con los demás.

-Usted también pudo haberse preocupado por aprender otra lengua joven-  Respondió la profesora viéndolo directo a los ojos.

-Claro, porque cualquiera se iba a inventar para su proyecto un modelo a escala de un carro que solo utiliza energía eléctrica, en quinto año de bachillerato.- Replico Mary con ironía.

-Es verdad! Fíjese que nosotros hicimos un gel anti-bacterial- Acoto Vanesa bajando el celular al tomar interés en la conversación.

-Sí, lo recuerdo- Respondió la profesora –Aun no se me quitan las manchas de la piel-

Riiiiiiin*

El sonido del timbre de salida se hizo presente para salvarme, dando por culminado nuestro último día de clases, generando gritos de emoción provenientes de  todos los pasillos de último año, quienes corrían emocionados por los pasillos sin prestar atención a los profesores que exigían orden. Afuera nos esperaba una sorpresa de la que nos habían comentado algunos profesores, llamado por todos “el ultimo timbre”. A cada uno se nos entregó un globo de color blanco, luego los profesores uno a uno se paró en frente de nosotros para darnos unas palabras, a lo que de la nada el personal administrativo y de limpieza nos rodearon arrojándonos agua con mangueras, tobos y embaces de refrescos, mientras exclamaban.

-¡VENGANZA POR ESTOS ULTIMOS CINCO AÑOS-

Se nos dieron unas palabras de despedida que a más de uno le hicieron aguar los ojos, luego nos tomamos de la mano cantando una canción de amistad y recuerdos, rodando un video con fotos de cada uno de nosotros en el transcurso de esos años pasados que no teníamos idea de como habían conseguido, terminada de correr  la grabación, nos hicieron arrojar los globos al aire. Cuatrocientos globos flotando en el aire haciendo una ilusión casi mágica encima de nosotros, cosa que nos motivó a todos a tomarnos fotos  rápidamente  en medio de aquel espectáculo estando aun mojados.

Hasta el más fuerte llego a su centro con aquel “ultimo timbre” que nos había organizado el colegio como despedida. La hora de irnos había llegado, por doquier se veían grupos de amigos abrazándose entre lágrimas y sollozos, algunos se tomaban fotos, como también otros se sentaban juntos a hablar con sus ojos rojos, cosa que hice con todos mis compañeros. Nunca tuve un grupo en específico a el que perteneciese, solía estar con un grupo diferente todos los días, o simplemente irme temprano, así que en esta despedida me juntaba con cada uno de ellos para dar su merecido minuto a cada uno.

A lo lejos veo a un chico de cabello castaño muy claro acercarse en dirección a mí, mientras se intenta limpiar los ojos con sus manos, hasta legar frente a mí y abrazarme repentinamente.

-Te voy a extrañar mucho Luke- Decía sollozante mientras me apretaba cada vez más fuerte.

- M-Marcos- alcance a decir titubeante e impresionado.

Su acción me hizo conmover mucho, seguido de una regresión de todos los cinco años pasados, que propago en mí una insaciable necesidad de abrazarlo aún más fuerte. En esa regresión pude darme cuenta de muchas cosas, como que él había sido el chico con el que más compartía, él siempre me buscaba para estar con él en las horas de receso, era quien preguntaba por mí el día que no podía ir a clases por alguna enfermedad, era quien intentaba incluirme en los deportes, ya que nunca fui muy buen deportista, aunque siempre me gusto hacer ejercicios. Marcos siempre me buscó, pero era yo quien se iba a penas culminando las clases sin esperarlo, aun cuando él me lo había pedido;  era yo quien nunca acepto sus insistentes invitaciones a jugar football con él, fui yo quien solo se permitía estar cerca de el solo en la elaboración de un trabajo grupal, por miedo a sentir algo más por él. Estuve solo en todos estos años porque yo lo decidí así, muchos grupos me ofrecieron su invitación, pero no acepte ninguno. Creo que si sumo las horas que estuve en cada grupo y las pusiese en una balanza, el tiempo que Marcos logro que me mantuviese a su lado era el que mayor peso y duración tendría.

-También te extrañare- Dije sin soltarlo.

-Awww, que lindos se ven abrazaditos- Dijo Mary tomándonos una foto.

-Qué?!- exclame apartándome un poco de Marcos.

-Jaja, claro, somos nosotros- Respondió marcos pasando su brazo por detrás de mí cuello.

-Ya debo irme a tomar un bus, más tarde será más difícil- dije apartándome de él.

-¡Yo te acompaño!- Exclamo Marcos.

-No, no hará falta, es acá en frente del cole.-

-Muy tarde, iré y punto- Sentencio poniéndose su bolso.

-Jaja, bueno, así no te pierdes Luke- Dijo Mary despidiéndose de mi con un abrazo y un beso – Chao, cuídate-

Me fui caminando a la parada con Marcos a un lado, este chico es todo un terco, cada vez que se le mete algo a la cabeza, no hay quien lo haga cambiar de opinión. En la parada tome asiento en espera del bus, a lo que Marcos hizo lo mismo a mi lado, me quede mirando al frente en silencio, en espera de un bus, mientras veía los carros pasar de un lado a otro.

-Oye Luke y…?- pregunto con la mirada baja, pero no entendí.

-Y qué?- respondí dudoso.

-Cuando te vas?- Podía notar que le costaba un poco hacer la pregunta.

-En dos semanas-

-Qué?! Porque tan pronto?- respondió exaltado.

-Las clases acá terminan en diferentes tiempos, a diferencia de allá, además debo ir al recorrido de presentación que nos hacen a los extranjeros, luego comenzare clases en los días siguientes-

-Entiendo, pero espero que regreses de vez en cuando- volvió a bajar la cara.

-Claro, puede ser- mentí, no tenía las más mínimas ganas de regresar.

-¿Puede ser? ¿Cómo es eso? ¡Explícame! – se levantó exaltado.

-Jaja, nada, llego un bus- dije señalando al bus que estaba parándose en frente de nosotros – Chao –

Me subí al vehículo dejándolo ahí hablando solo. No tenía ganas de darle explicaciones de por qué quería quedarme lejos de aca. Camine por el pasillo del bus hasta llegar al último asiento junto a la ventana, tome asiento y me incline dejando mi frente pegada al vidrio para divisar todo el camino a casa, de a momentos me llegaban ráfagas con recuerdos de los divertidos momentos que había pasado con mis compañeros. Todas las calles que veía, cada rincón y vereda, me recordaban a ellos, ya que en múltiples ocasiones habíamos salido todos juntos para celebrar algún cumpleaños de algún otro compañero, o alguna navidad, incluso vi la parada que quedaba en frente de mi casa, recordando… ¡Espera! ¡La parada de mi casa!.

-¡Señor me deja en la siguiente esquina por favor!- exclame exaltado, ya que al estar sumido en mis pensamientos había olvidado pedir parada en mi casa.

El bus se paró como pedí, me baje a casi dos cuadras del frente de mi casa, aunque no importaba, estirar un poco las piernas no hace mal a nadie. Al aproximarme al frente de la casa pude notar que el carro de mi papa estaba allí, que raro, el no acostumbra a llegar temprano, mucho menos un viernes, días como hoy suele irse a beber con sus amigos hasta muy tarde, incluso hasta llegar al otro día a rastras con tremenda borrachera. No di mayor importancia, ya que sabiendo cómo es de impredecible mi padre, no es de extrañar que nos sorprenda con algo nuevo.

Como de costumbre entre a casa, pero me extrañe mucho ya que la casa estaba muy callada, cosa que nunca es normal en casa, o mejor dicho, nunca es bueno. Continúe mi caminar hasta la cocina, donde me lleve una gran sorpresa al ver a mis padres sentados en la mesa del comedor; una gran sonrisa se posó en mi rostro, supuse que estaban allí por mi último día de clases y se habían reunido para felicitarme o algo.

-Hola pa, hola ma-

me acerque para darle un beso a mi mama pero esta me evadió con una gran cara de asco, quede perplejo por su acto.

-No me toques-

Me confundí mucho, pero en seguida cambie mi cara a una sonrisa incomoda, suponiendo que era otro de los chistes casuales de mi mama.

-De que te ríes maricon?- Esbozó mi papa con sumo asco, mientras me miraba de arriba abajo despectivamente.

En mi mente comenzaron a reunirse todo tipo de ideas. Recordaba si había cometido algún error, no puede ser, siempre elimino historial de internet, nunca hablo de eso con nadie, no compro porno ni videos, en la calle trato de no mirar a nadie a los ojos, así que ¿Cómo pueden haberse dado cuenta?

Mi madre comenzó a llorar desconsoladamente, mientras se preguntaba que había hecho, en que se había equivocado; intente acercarme para abrazarla y decirle que no era su culpa, que tampoco era mía, que había nacido así, pero no pude, un fuerte golpe en mi cara me había hecho caer de espaldas al suelo.

-Quien mierda de te crees tú para meterte a maricon?- Exclamo mi padre aproximándose a mí.

-Yo no…- una fuerte patada en mi estómago me impidió terminar mi oración.

-A mí no me mientas mariconcito-  Me levanto por la camisa pegándome fuerte contra la pared. –Que tú crees, que no me iba a dar cuenta? Hace rato cuando entre al computador el buscador decía “restaurar última cesión” ¿y que veo? Un montón de tipos desnudos dándose por el culo-

Continuaba gritándome en la cara con un fuerte olor a alcohol, mientras mi madre permanecía sentada en la mesa llorando cada vez más con las palabras de mi padre.

-No te preocupes- Dijo tomándome de la cara con fuerza – Yo te voy a curar a fuerza de coñazo-

Dicho esto, me arrojo al duro suelo, fije mi mirada en el mientras se aflojaba el cinturón de cuero con una gran hevilla de hierro en la punta, se la enrollo en la mano, dejando aquel enorme pedazo de metal en la punta. Aterrado por lo que este loco me fuese a hacer intente levantarme para correr, pero él fue más rápido, dándome una fuerte patada en el estómago que me dejo inmóvil.

-No vas a ningún lado, ahora te voy a enseñar lo que les pasa a los que quieren ser maricones en esta casa-

Sentí un fuerte golpe en la espalda, seguido de otro y otro, dejando fuertes dolores en mi cuerpo. La impotencia se apodero de mí, no era justo que me golpeara por ser a penas diferente en mi orientación sexual ¡No es justo! Me decía a mí mismo una y otra vez, mientras sentía que una lagrima iba a salir de mi ojo ¡No me permitiré llorar! Mordía fuertemente con mis dientes para reprimir esa lágrima y el dolor de los golpes de mi padre.

-Eso es lo que le gusta maricon? Puto de mierda! ¿Por qué no llamas a el que te rompe el culo para que evite que yo te rompa la cara mamahuevo-

No paraba de insultarme y denigrarme aún más de lo que ya estaba, al parecer disfrutaba el hacerme daño, creía que con todo esto lograría que yo cambiase y era eso lo que más me dolía.

De pronto sentí mi cuerpo reaccionar por un acto reflejo, tomando la correa por la hebilla, resistí el fuerte dolor del golpe, además de él que ya tenía en el resto de mi cuerpo; como pude tire de la correa, el lucho por mantenerla, pero termine por quitársela. Yo acostumbraba a ir al gimnasio después de clase, así que mantenía un perfecto físico, por ello pude resistir a esta humillante tortura.

-Respétame mariquito, mientras tu vivas en…-

-En tu casa? ¡No hace falta, de esta mierda me  voy ya!- Exclame, luego voltee a ver a mi madre, quien solo espectaba – Debes sentirte orgullosa de ser la mejor madre del mundo. De esta porquería de persona lo esperaba- dije refiriéndome a mi padre  - Pero no de ti… Mama… - Finalice más dolido por cómo se zafó de mí, más que por los golpes.

-Yo no tengo ningún hijo-

Mis ojos se abrieron involuntariamente, sentí como un puñal atravesaba mi corazón, hubiese preferido seguir siendo golpeado por mi padre, que escuchar esa frase de mi mama, de quien sea, menos de ella. En seguida volví a poner mi mirada seria para no mostrar ninguna debilidad ante ellos, ya me quedaba claro que no era bienvenido en el querer de ninguno de los dos, asi que en el estado que me encontraba me encamine a la puerta, donde papa me alcanzo.

-A donde coño crees que vas?-

me tomo del hombro intentando detenerme, por lo que me voltee y lo empuje fuertemente haciéndolo tropezar de espaldas chocando con algunos adornos de la casa. Mi madre rápidamente corrió a donde se encontraba para ayudarlo a ponerse de pie y cerciorándose de que no tuviese ninguna herida, aunque no se había hecho nada, mientras que yo no necesitaba verme a un espejo, los dolores era más que suficientes para darme cuenta que todo mi cuerpo tenia morados y moretones a montón.

 Los mire despectivamente a ambos sin poder evitar poner una cara de asco, pena y desilusión al ver esa escena.

-Me voy de esta mierda!-

-Vallase a que le den por el culo! Acá nunca más regresaras!-

Dicho esto me fui sin ropa o dinero, siquiera mi celular para llamar a alguien para que me diera la mano para quedarme unos días en su casa, aunque de algo estaba seguro, a esa casa no regresaría.

Continúe caminando sin rumbo fijo, hasta llegar a un parque que quedaba a unos kilómetros de la que solía ser mi casa. Los dolores por los golpes, el hambre y el cansancio me obligaron a recostarme en un banco, me senté inclinándome de frente, puse mis manos en mi cara y pensando en todo lo  sucedido, no pude evitar llorar.

¿Por qué debía  yo ser así? ¿Sera que Salí defectuoso? De seguro mi padre tenía razón, quizá, solo quizás yo merecía esos golpes, después de todo dios no creo a “Adán y Esteban”. ¿Qué mierda estás pensando Luke? Esto nunca fue mi decisión, yo nací así, en ningún punto de mi vida yo pedí o decidí ser así, después de todo ¿Quién pediría ser homosexual? Ósea, ¿un día me levante aburrido  y pedí humillaciones, golpes, discriminación y sufrimiento para toda mi vida de parte de otros? Mis padres no pueden sentarse un minuto a pensar en eso, claro más fácil es señalarme y golpearme cual televisor viejo que arreglan a golpes.

De todo esto lo que me dolió mas fue la actitud de mi madre, ella siempre me había dicho que me amaría incluso si fuese el peor de los asesinos, en ocasiones me preguntaba si ser gay era peor que ser un asesino, ahora con su actitud no me queda duda que para ella un homosexual es peor que un asesino.

-Luke que te paso?- una conocida voz que hubiese preferido que no estuviese allí me hablo en frente de mí.

-Nada Marcos, s-solo quería dar una vuelta- intentaba que mi voz no se quebrara nuevamente, mientras ocultaba mis ojos con mis largos mechones de cabello.

-Estás loco? Deberías estar con tu familia celebrando que pasaste todas tus materias-

No pude evitar dejar salir una lágrima por sus palabras.

-Tu eres quien debería estar con tu familia- continúe evitando mirarlo a los ojos.

-Bueno, yo… ¡Luke! ¿Qué te sucedió, porque tienen esos morados-

¡Demonios! Logro ver mis golpes.

-No, no es nada- me levante rápidamente y me fui corriendo, dejando al descubierto mis hinchados ojos por haber llorado.

-¡Luke, espera!- exclamo.

Ignore sus llamados y continué corriendo lo más que pude, había momentos en los que mis piernas me fallaban, pero no me importaba solo quería huir, si, huir lejos, estar solo no ver a nadie, llegar a un lugar donde pueda cerrar los ojos, volver a abrirlos y que nada de esto hubiese sucedido. De pronto tropecé con una piedra cayendo a la grama y rodando hasta llegar a la orilla del lago que está en el parque.

Me quede acostado allí unos segundos con los ojos cerrados, hasta que sentí que alguien se sentaba a mi lado, así que me incorpore a su lado, mientras lo veía quitarse la camisa y rasgarle una tira de tela.

-Que haces?- pregunte mirando a un lado.

-Te caíste y raspaste tu brazo-

Mire mi brazo y estaba sangrando, así que puse mi mano sobre la herida.

-Levanta el brazo, déjame ponerte esto-

-No necesito ayuda, anda a tu casa que ya está de noche- dije tajante.

-No te voy a dejar aquí en ese estado- insistió.

-Coño que te vallas, déjame, no quiero tu ayuda- me levante para irme.

Sentí que tiro de mi brazo, haciéndome caer sentado a su lado; con lo cansado que me sentía fácilmente me hizo caer.

 -No! Ahora quédate quieto mientras te pongo esto- Exclamo molesto ignorando todo lo que había dicho anteriormente.

-Porque coño eres tan insistente? No pedí tu ayuda- lo empuje a un lado, pero  sometió mi cuerpo contra el suyo con más fuerza, quedando yo debajo de él, mientras me ponía la venda en el brazo. – ¿¡Respóndeme, porque tu insistencia!?-

-Coño Luke, será que por una vez puedes entender que hay gente que se preocupa por ti.- Exclamo molesto.

-M-marcos, yo…-

-Si! Me preocupo por ti, ahora no te muevas-

Había quedado perplejo con sus palabras, estaba inmóvil, mientras limpiaba mis heridas aun estando encima de mí. Su actitud dominante me había logrado controlar sin que yo siquiera pudiese replicar nada en  su contra.

-¿Te quieres quedar esta noche en mi casa?- pregunto suplicante.

-No creo que sea buena idea…-

-Luke te conozco lo suficiente para saber cómo son tus padres y darme cuenta que algo paso para que estés en este estado en el parque-

No conocía esas capacidades deductivas de Marcos, que vergüenza que él me conozca mejor de lo que yo lo conozco.

-Está bien- respondí cabizbajo.