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Miriam. La chica que más me ponía en clase PARTE 2

en Dominación

Miriam y yo habíamos pasado las Navidades enteras juntitos, y ya no era un secreto que nos habíamos hecho novios desde nuestra ardiente e increíble primera cita.

Me sentía desde hace días como en una nube. Habíamos confesado nuestros sentimientos y llegado hasta el final de una manera increíblemente rápida para la edad que teníamos, y eso nos hizo tremendamente felices.

Quedé un día con Miriam para que me presentara a sus padres. Cuando los conocí me encontré con unas personas sorprendentemente jóvenes. Su padre y madre tenían de aquella 41 años, y resulta que la madre había tenido a Miriam con 24 años.

Con su padre congenié pronto, ya que a él le encantaban los deportes y era un tema del que solíamos hablar mucho. A su hermano lo conocí de pasada en Navidades, ya que él trabajaba en el extranjero y se había pasado unos días por casa para estar con sus padres.

Llegó el día de vuelta al instituto y la mayoría de mis compañeros ya sabían que Miriam y yo éramos novios. Al principio fue como una bomba la noticia.

De hecho, mucha compañeros nuestros nos preguntaban y avasallaban intentando saber cómo había sido lo nuestro (si supiesen como empezó todo...) XDDD

Fuimos el centro de celos y envidias de parte de chicos y chicas por igual. No era una situación nada fácil, ya que era sabido que Miriam había rechazado a muchísimos chicos; y claro, la gente creía que yo le hacía favores económicos o así para poder estar con ella.

Yo en el instituto entrenaba a un pequeño equipo que tenía con los de segundo curso. Y claro, desde que se sabía mi relación con Miriam, la mayoría de mis chicos en el equipo me miraban mal, se reían o ponían cara como diciendo: A ver que tendrá este para estar con Miriam

Sin embargo, pasado un tiempo todo se normalizó y ya la gente lo vio normal y dejaron de hacer comentarios sobre nosotros.

Pero bueno, paso de contaros más rollos y voy a lo que os interesa a vosotros los lectores:

Mis ardientes aventuras con mi preciosa Miriam.

Había llegado la primavera y con ella el calor. Había llegado un fin de semana de Marzo si mal no recuerdo, y estaba casa de Miriam.

Estaba en la sala viendo la televisión cuando apareció ella con unos pantalones muy ajustados color crema y que le sentaban de miedo. Se colocó muy cerca de mí y dándose un giro me preguntó:

- ¿Qué, David? , ¿Cómo me quedan?

Sus sensuales movimientos consiguieron una erección de mi polla. Contesté un poco atontado observando sus muslos apretados bajo esa ceñida prenda y como su culo se mostraba más redondo y respingón:

- Te sientan muy bien.

- ¿No me marcan mucho aquí?

 

Me hizo esa pregunta inocentemente señalando su sexo. Bueno, yo creía que iba a reventar, mientras mi pene palpitaba de excitación. Su chochito se marcaba precioso, algo abultado y la tela se metía un poco en su rajita, lo que unido al color del pantalón color carne, parecía estar desnuda de cintura para abajo. Y su culo… aayy dioss ¡¡como le marcaba el condenado pantalón!! Intenté contestar con naturalidad:

- No, la verdad es que te queda muy bien, en serio mi amor.

 

Luego salió de mi cuarto meneando las caderas con movimientos enloquecedores, se volvió hacia mí al llegar a la puerta y me sonrió con malicia. Estaba seguro que había notado mi erección y ella sabía que me ponía cachondo, que me tenía loco y me provocaba aún más sabiéndolo. Nada más cerrar la puerta, quise sacar mi aprisionada polla y masturbarme. Pero como estaba en su casa, temía que me pillara y me echara una bronca XDD.

 Otras veces la observaba cuando estaba en su cuarto en braguitas y sujetador o cuando se depilaba las piernas o cuando se sentaba en la cama para hablar conmigo tapada solo con un corto camisoncito, cada día que pasaba la quería con locura más y más.

Un día había quedado con unas amigas y en su casa se duchó, se vistió y antes de irse, me dio un beso en los labios.

 

- Ya vendré a la noche mi niño, no desesperes.

 

La estuve esperando toda el día hasta que llegó a eso de las 11 de la noche.

Yo estaba desnudo cintura para abajo, sentado en el sofá. Al verme me preguntó:

- ¿Me estabas esperando?

- Sí Miriam, tengo ganas de verte desnuda conmigo.

Ella me miró y puso su cara más traviesa y picara, a lo que me contestó:

- Ven, me voy a dar un baño, estoy empapada de sudor.

 

La acompañé hasta el baño y preparó el agua. Llevaba una minifalda de cuadros y una blusa blanca anudada a la cintura, su ombligo parecía llamarme para que me lo comiera. Mientras se soltaba la trenza que llevaba el pelo me preguntó pícaramente:

 

- ¿Te has masturbado pensando en mí toda la tarde?

- No, pero quiero hacerlo delante de ti.

- Ja, ja, ja, te gusta más así ¿eh?

- Sí, mucho.

- ¿Quieres desnudarme tú?

¿Cómo podía negarme a algo así?

 

- Sí, claro.

 

Primero le quité el nudo de la blusa y uno a uno le fui quitando los botones de la blusa, dejé caer al suelo la prenda y llevaba un sostén color azul. Se dio la vuelta se sostuvo la melena y con alguna dificultad le desabroché los corchetes del sujetador. Volvió a ponerse frente a mí y me sonreía. A todo esto mi nabo estaba apuntando al cielo y a ella le encantaba verme así. Le bajé un tirante, luego el otro y el pequeño sostén cayó al suelo también. Sus erectos pezones me miraban. Le solté la cremallera de la falda que estaba en un costado y se deslizó hasta el suelo. Sus braguitas azules eran muy pequeñitas y algo transparentes, podía verse el vello de su pubis a través de ellas. Me quedé un rato parado.

- Venga David, ¿a qué esperas?

 

Obedecí como un niño bueno y mientras me agachaba iba bajando las braguitas por los muslos. La despeloté pasando unos momentos más que excitantes. Me agarró de la mano con la suya, una suave y pequeña mano que terminaba en unos preciosos dedos y unas afiladas y bonitas uñas, me encantaban sus manos.

 

- Ven, vamos a ducharnos juntos.

 

Pasamos juntos a la bañera cogidos de la mano. Agarró la ducha de mano y comenzó a mojarse con el agua templada, su cuerpo brillaba y el agua se deslizaba por su piel formando unos ríos de los que yo deseaba beber. Después me mojó a mí con la ducha quedándonos empapaditos. Mi polla seguía firme y dura sin importarle el agua que le caía encima. Tomó un poco de gel en una de sus manos, hizo que me girara de espaldas a ella y comenzó a enjabonarme el pelo, dándome pequeños masajes, después hizo lo mismo con mi espalda. Sus caricias eran suaves, tiernas, sensuales, sus finas manos eran captadas por todos los poros de mi piel. Bajó sus manos por mi cintura y enjabonó mi culo para luego meter su mano por la raja, hasta llegar a mi ano. Pegué un bote, pues era una especie de cosquilleo y de gusto a la vez. En alguna de sus lentas y concienzudas pasadas por mi culo aplicándome el jabón, sus tetas rozaban mi espalda, pudiendo notar cómo se me clavaban sus duros pezones. Me enjabonó los muslos, me dio la vuelta, yo estaba como un títere, me dejaba hacer lo que ella quisiera.

 

- Hace bastante que no nos duchamos juntitos…

- Sí, hace mucho tiempo, y espero que sea con más frecuencia. (La última vez que nos habíamos duchado juntos fue en la primera cita que tuve con ella – Leer primera parte-)

Se llenó las manos nuevamente de gel y me hizo una nueva aplicación por los hombros, el pecho, el ombligo, los brazos... Se agachó para lavarme los muslos y las piernas y subió con su mano hasta mis huevos, los sobó con dulzura. Mi polla rebotaba y yo notaba un gusto enorme en todo mi cuerpo. Me agarró la polla con su mano, cuando lo hice me tuve que agarrar a los grifos pues aquello hizo tambalearme, me echó la piel hacia atrás y con la otra mano me enjabonó suavemente el glande. Se recreó con mi polla que tenía una dureza mayor de la habitual, yo creía que iba a estallar como un petardo. Vaya masaje me hizo Miriam. Dio una palmada en mi culete y dijo:

 - Te toca, chato.

 

No lo dudé ni un segundo, tomando algo de gel en mi mano, comencé a acariciar su cuerpo, primero su espalda suave y brillante, le enjaboné el pelo metiendo mis dedos en sus suaves cabellos, acaricié su cintura, sus brazos, su culo... hice lo mismo que ella, metí mi mano entre sus glúteos y llegué hasta su ano, ella soltó un gemido. Se dio la vuelta y se la veía impaciente para que le diera unos masajes por delante, lo hice encantado. Enjaboné sus hombros, sus brazos, su cinturita, le dediqué un buen masaje a sus tetas y a sus pezones, cosa que le agradó mucho, pues cerraba los ojos y apoyaba su mano en mi hombro. Bajé por sus muslos, primero por la parte externa y luego desde los tobillos fui subiendo lentamente, muy lentamente, acariciando la parte interna de sus muslos rozando sus ingles, mi mano acarició su coñito depilado y luego metí un dedo en su rajita siguiendo toda su longitud. Miriam seguía con los ojos cerrados, comenzó a jadear y a respirar muy fuerte. Quité mi mano de su coñito, pero ella me agarró la mano y me dijo:

- No me dejes así, sigue David, por favor.

 

Se la veía cachondísima y seguí acariciando su pubis, sus ingles para rozar con la yema de mis dedos su húmeda rajita arriba y abajo, encontré lo que me pareció el clítoris, algo desconocido para mí, fue entonces cuando sus jadeos se convirtieron en gemidos y algún pequeño gritito, que me encantaba. Estaba dándole placer a esa niña, que era mi novia, pero que era una fantástica mujer con un fantástico cuerpo. Llegó al orgasmo y continuó con los ojos cerrados sintiendo en lo más hondo de su cuerpo todo el placer. Luego abrió los ojos y en un susurro me dijo:

 

- Qué gusto me has dado mi amor.

 

Todavía estábamos llenos de jabón, pero no nos importaba ya que estábamos disfrutando como nunca, al menos yo. No pude evitar empezar a pajearme teniendo a Miriam tan cerca, tan hermosa, tan sensual, tan cachonda, pero ella separó mi mano de mi polla y la agarró con su mano.

 

- Déjame a mí, quiero hacértelo yo.

 

Me masturbaba lentamente, con mucho cariño, con mucha suavidad, haciendo que mi glande apareciera grande y brillante cada vez que la piel de mi verga bajaba. Qué bonito ver su mano agarrándome la polla.

Entonces ella, sin dejar de masturbarme, se agachó delante de mí con intención de hacerme algo maravilloso.

 

- Acércate más a mi David, te la voy comer entera ¿vale?

- ¡¡Uuufff sííí.. ooohh siiiii Miriamm hazlo!!

 

Me acerqué a ella hasta casi quedarnos pegados y siguió pajeándome a mayor velocidad. Puso mi polla cerca de su boca, cuando de repente se la metió entera de una tacada. ¡¡¡Dioss fue una sensación increíble!!! Comenzó a succionármela con su boca como una auténtica maestra y yo estaba que desfallecía de placer. La agarraba de la cabeza mientras me follaba su boca como nunca:

 

- ¡¡Aaaaahhhh oooohhhh qué gusto Miriam, sigue así jodeeerr...!!

 

Siguió un buen rato comiéndome la polla y los huevos. Cambiaba de uno a otro ágilmente. Era increíble, ¡¡menuda mamada me estaba haciendo!!

Entonces llegó el momento y ya no pude aguantar más. Alcancé el clímax más bestial y lo único que pude hacer en ese momento fue cerrar los ojos y gritar:

 

- ¡¡¡¡ Miriammmm aaahhhh aahh me corro diosss , me corro!!!!

 

Ella abrió la boca sacando su lengua lista para recibir lo que iba a venir y me miró a la cara. Apenas de decir yo eso, fue cuando mi polla explotó. Salieron violentamente varios jeringazos de mi ardiente semen que acabaron en su boca, su cara, su pelo y sus tetas. Ella sólo disfrutaba y se relamía de la recompensa recibida:

- Uuuummmm que caliente y rico está David…

 Entonces rápidamente me agaché a la altura de su cara y la abracé hacia mí. Le comencé a comer la boca con los restos de mi esperma, intercambiándonos mis fluidos con nuestras lenguas, jugando con ellas todo el rato y acariciando nuestros desnudos cuerpos.

 

- Miriam, ¿puedo dormir contigo esta noche?

Miriam me miró con cara sería y sorpresa pero reaccionó al instante y me puso una mirada irresistible:

 

- Pues claro que sí tonto. ¿Cómo no voy a querer que duermas conmigo? Te quiero muchísimo David como para dejarte que te vayas a tu casa. Aparte, ¿recuerdas que estamos solos tu y yo y que mis padres no vienen hasta pasado mañana?

 

 

¡Que dulce, que tierna, que amable, que traviesa era esta chica! La quería tanto… Entonces agarré su cabeza y la acerqué a mi para darle un suave beso en su frente:

 - Gracias Miriam, me haces increíblemente feliz…

Así fue, después de habernos secado mutuamente, nos acostamos en la cama de sus padres.

Era increíble, estaba tan emocionado ya que iba ser la primera vez que iba a dormir junto a ella en la misma cama.

Aunque no os lo creáis, esa primera vez que dormí con ella no hicimos el amor ni tuve intención de hacerlo. Simplemente estábamos abrazados, ella pegaba su cabeza a mi pecho mientras yo la rodeaba con mis brazos en clara muestra de protección. Ella se durmió enseguida, pero a mí me costó más. No podía dejar de mirar a mi precioso ángel, tan suave, tan delicada, tan linda. Mi corazón me palpitaba a gran velocidad. Eran increíbles las sensaciones y los sentimientos que me despertó Miriam desde que la conocí.

 

Cuando me desperté por la mañana, debían ser las 7 más o menos, Miriam continuaba dormida frente a mí. Levanté las sábanas para observarla mejor. Qué guapa y qué buena estaba... Acaricié sus tetas, su pelo, después su coñito, cuando se despertó. Se estiró adormilada.

 

- Buenos días David, ¿qué tal has dormido?

- He estado toda la noche en vela mirándote con ternura. Mi corazón me palpitaba tanto que no podía dormir.

Ella se reincorporó y me miró con cara seria y de preocupación:

- Yo… oh lo siento David, no pudiste dormir por mi culpa… quizá no fue buena idea que durmiéramos juntos...

Entonces puso una cara de tristeza mirando hacia debajo de lado, como con sentimiento de culpa. Yo rápidamente la agarré de la cabeza y acerqué mis labios a su frente. Le di un beso muy profundo y suave en su frente y le dije:

- Tonta, no te preocupes… no ha sido culpa tuya. Me invadió el instinto protector estando a tu lado, aparte de sentirme en el cielo al estar a tu lado y notar tu suavidad y tu delicioso olor…

Aquí nos quedamos apoyados de rodillas en la cama uno frente al otro, nos miramos a los ojos sonriendo y fue cuando comenzamos a besarnos animadamente. Como quería a esta niña...

------------------------------------------ FIN DE LA SEGUNDA PARTE--------------------------------------------

Espero que os haya gustado. No es tan fuerte como el primer relato que hice, pero esto es realmente lo que sucedió en esos años.

Decir que, aunque no os lo creáis, mi mujer Miriam me está ayudando a escribir y recordar nuestros viejos y ardientes episodios de cuando éramos unos tiernos adolescentes.. XD