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Indecencia al Alba

en Sexo Anal

Ella es rubia de bote, de unos 47 años. Tiene muy buen físico para la edad que tiene. Pecho bastante grande aunque algo separado, pero lo que más destaca es su culo, sin duda. Poco sé de ella, sólo alguna de sus aventuras amorosas. Pese  a que poco he tratado con ella, es de esas personas que no es difícil hacerle el perfil. Creo que es perfecta para mi fantasía. Ella trabaja en un bar, con horario intempestivo. Muchas veces agobiada por la soledad y el lento pasar de las horas. Sobretodo a primera hora de la mañana, cuando para ella ya significa la mitad de la jornada. Lina es una persona bastante impulsiva y no muy centrada mentalmente. Debo ser directo, darle el mínimo tiempo posible para que se lo piense.

Hace mucho que no la veo, pero estoy seguro de que se acuerda de mí. Esta semana iré todos los días a su bar. No voy a plantearle nada de momento, necesito acercarme un poco, no mucho, pero lo justo. Quiero que mi proposición le coja desprevenida. Y cuando se la haga, tendrá unas horas para decidirse y luego tanto si acepta como si no, no me volverá a ver jamás.

Es Martes, son las 6:30 AM y entro en su bar. Con sorpresa, me atiende tras darme dos besos. Le comento que estoy haciendo un trabajo puntual muy cerca de la zona y me queda muy bien el bar para desayunar. También le digo que una vez terminado el trabajo me iré a vivir fuera. Nuestra conversación no trasciende, si mis miradas. A su culo. Aprovecho cada vez que se da la vuelta para fijar mi mirada en él y radiografiarlo. Intento averiguar su forma al desnudo y para ello necesito saber qué tipo de ropa interior lleva. Es sencillo ya que suele llevar los pantalones muy ceñidos, marcando así las costuras de las prendas que lleva debajo. También ayuda ver justo encima de la cintura, quizás un poco de tela de la braguita asome en algún momento dado. Cuanto más me fijo en él, más lo deseo. Me cuesta controlar mi erección. Ni siquiera su escote es capaz de hacer que se me quite de la mente su trasera. Estoy poco más de treinta minutos con ella y me despido por hoy.

Miércoles, 6:30AM. Puntual, como el día anterior, entro en su bar. Es justo la hora a la que abre, por lo que siempre está bastante vacío. Descubro que siempre va  la misma gente a más o menos la misma hora. Esto es interesante y comienzo a anotar las horas a las que entran los clientes mientras yo estoy. La conversación de hoy tampoco transciende en absoluto. No hay mucho tema de conversación a esas horas más allá de hablar del tiempo, del tráfico y comentar alguna noticia de carácter global. Hoy estoy de suerte, pues Lina trae unos leggins negros. Creo que es la prenda perfecta para hacerme una buena idea de cómo es su culo. Es más ancho de lo que pensaba, pero también más respingón. No parece ni muy duro ni muy blando, por como se mueve con sus pasos. Sus lóbulos apenas están separados, por lo que sospecho que lleva una tanga. Me lo confirma las marcas del “triángulo” se ven en la zona superior del leggin. Esta vez hasta averiguo el color, negro, ya que sobresale levemente cuando se agacha a por un refresco. Para arriba, lleva un top con bastante escote, con sus pechos apretados casi a modo de corset. Sin embargo, no se juntan por lo que le dejan un canalillo bastante amplio. Mi media hora de hoy se termina, y tras una cálida despedida salgo por la puerta.

6:30AM, Jueves. Hoy vuelve a los vaqueros, que tan bien le sientan. Para arriba, el mismo top rojo que el día anterior. Estamos solos hasta las 6:50, que es cuando llega el segundo cliente del día. Hoy trae 5 minutos de retraso. Sigo hipnotizado por sus glúteos. Cada vez me excito con mayor rapidez al verla. Aprovecho cada instante en el que se da la vuelta. Me siento muy pervertido haciéndolo, me encanta. Incluso cuando está de lado observo su silueta para comprobar como le sobresale. Esta  vez, quiero que me pille en alguna mirada. Las exagero quedándome más tiempo mirando para el. Al principio ella no se cree que sea tan descarado. Hace como que pasa de todo, algo cortada. Sin embargo, comienza a espiar mis miradas utilizando el espejo que hay tras la barra, que le queda de frente cuando está de espaldas. Mientras sirve  un café, recibo sus miradas a través del espejo, que cazan las mías con rapidez. El segundo cliente se va, y ahora hay 5 minutos en los que nos quedamos solos. En ese momento, se da la vuelta y comienza a pasarle un paño a la encimera de detrás, enérgicamente. Su cuerpo se inclina hacia delante, arqueando la espalda y sacando un  poco el culo. Maravillosa vista la que me ofrece. Analizo cada rincón de su pantalón, intentando borrarlo, sacarlo con la mirada. Viendo el color de piel de sus brazos intento imaginar sus nalgas desnudas, con su color, separadas para mostrar sus dos agujeros. Su cuerpo vibra con sus movimientos de la balleta aunque tras unos segundos se detiene. No cambia la postura pero sé que ahora me está mirando a través del espejo. Yo sigo con mi mirada clavada en su parte de atrás. Quiero que vea como la observo con deseo. Busco su mirada en el espejo y la encuentro, totalmente fija en mí. No decimos nada pero nuestra mirada dice mucho. Veo para el reloj y rompo el hielo de la extraña situación diciendo que me tengo que ir  al trabajo.

6:31 Viernes. Ayer le he dado a entender que hay algo de ella que me interesa mucho. Hoy le haré mi proposición. Esto que haré hoy nunca lo he hecho, por eso es una fantasía. No tengo nada que perder, en el peor de los casos no accede y adiós muy buenas. Esto será una anécdota más de bar. Entro en el bar y saludo como los días anteriores. Lina me saluda desde la cocina, un pequeño cuartucho al final de la barra. Se la ve un poco más seria que de costumbre, me da cierta inseguridad. Quizás no había hecho tan bien su perfil. Sin embargo cuando la veo salir de la cocina noto como me palpita la entrepierna. Hoy ha elegido un leggin, mucho mas ceñido que el que había elegido días atrás. Tan ceñido, que me da mucha más información. Para empezar, se ciñe tanto en su entrepierna que se notan sus labios. Se notan tanto, que sospecho que no lleva bragas. Cuando se da la vuelta, no veo rastro ninguno de marcas de braguita ni arriba ni en los glúteos. Hoy su culo no me hipnotiza a mi, si no que trae al bar de cabeza. Quedan pocos minutos, el segundo cliente se irá en unos 3 minutos y luego vendrán 5 en los que estaremos solos. Se lo diré justo al marchar, no quiero ni que me conteste. Se lo digo y me voy. Tras maravillarme con su trasero varias veces, algunas captadas por su mirada atenta, el cliente se va y nos quedamos solos. Termino mi café, es el momento. Me pongo muy nervioso, el morbo recorre mi cuerpo. Lina está de espaldas intentando pillarme a través del espejo. Miro para su trasero y luego busco su mirada.

- Lina –digo con un hilo de voz-

- Si? –contesta dándose la vuelta rápidamente-

- Acércate, tengo algo que decirte – mi corazón va a mil por hora-

- Dime –me dice mientras se acerca y se apoya en la barra, cerca de mi-

Me acerco a su oído y le susurro:

- Quiero tu culo, el lunes, de 6:30 a 6:45, en la cocina. Vente preparada. 

Tras esas palabras, nervioso me levanto y me voy del bar, sin ni siquiera ver la cara que se le debió quedar.

Durante el fin de semana, no dejo de pensar en lo que ha pasado y en lo atrevido que he sido. No pensé que fuese capaz de hacerlo, pero lo más difícil ya ha pasado. Mi fantasía solo depende de ella ahora. No he pasado por el bar en todo el fin de semana.

Lunes 6:30. Entro en el bar. No hay nadie. Saludo con voz tenue. Estoy como unas castañuelas. No veo a Lina por ningún lado. Muevo una banqueta y me siento. Hago ruido, y veo como Lina asoma su cabeza por el ojo de buey de la puerta de la cocina. Después de una mirada cuanto menos seria, se gira. Está en la cocina, pienso, ¿eso quiere decir que ha aceptado mi proposición? Solo imaginar que sí me produce una erección terrible. No tengo mucho tiempo, voy a ir a la cocina, no puedo esperar a que salga a llamarme. Son ya y 32. En 13 minutos entrará un cliente. Avanzo nervioso hacia el final de la barra, colándome dentro y con la puerta de la cocina a escasos centímetros. No me atrevo ni a ver por el ojo de buey, solo me detengo, suspiro hondo y empujo la puerta.

No me creo lo que veo. Lina está apoyada en una encimera con el culo hacia mi. No es una postura como la de días atrás, ya que tiene el pecho sobre la propia encimera, la espalda mucho mas arqueada y el culo levantado. Además, tiene las piernas separadas. Doy un paso al frente y la puerta de la cocina se cierra tras de mi. Veo el reloj, son y 35. Me acerco, sin perder tiempo. No me creo lo que está pasando. El morbo se apodera de mi y de un tirón bajo su leggin negro, dejándolo por las rodillas. No lleva bragas, por lo que sus bonitos y pálidos glúteos salen a la luz, maravillándome. Me desabrocho el pantalón nervioso, tengo una erección completa ya. La saco y me coloco rápidamente un preservativo extra-lubricado. Después de manosear sus nalgas unos segundos, separo sus lóbulos con una mano dejándome ver  mi objetivo. Su ano rosáceo queda a la vista, junto con su depilada e hinchada entrepierna. 6:37 AM. Apoyo mi glande en la entrada de su culo. Lina suspira hondo. Empujo. Descubro que lo tiene ya lubricado y que dilata muy bien. Me entra con facilidad. Sus paredes me aprietan mientras un grito sordo sale de su boca. Me tiemblan las piernas mientras conquisto su culo. La agarro por la cintura una vez que está dentro de todo y comienzo a moverme despacio. Intensifico el ritmo con movimientos más largos. Lina abre mas las piernas y se agarra con fuerza a la encimera. Deslizo una de mis manos por su espalda, todavía vestida y agarro su pelo. Le hago una coleta con mi mano  y tiro firme, poseyéndola. Comienzo a moverme más rápido y fuerte. Está dilatando muy bien, se nota que lo práctica habitualmente. Son ya y 40, nos quedan 5 minutos. Es más que suficiente. Tiro ahora de su pelo haciendo que se quede erguida delante de mí, sin dejar de penetrarla. Con la mano libre busco su escote y con dos tirones, uno hacia cada lado, libero sus pechos que salen amontonados. Los manoseo con deseo y de un empujón, hago que caiga otra vez sobre la encimera. Esta vez se agarra con las manos en el borde y sus pechos se balancean colgando. Coloco mis manos en su cintura y la agarro firme, acelerando el ritmo. 6:42 AM. Me voy a correr. Siento mi semen acumularse en la zona del tallo, noto la tensión que me viene. Doy una ultima embestida, entrando lo más dentro que puedo. Lina grita ahora aferrándose fuerte. Siento mis convulsiones en su culo y luego el calor que inunda el preservativo. La dejo bien dentro hasta eyacular la última gota. Me caigo jadeando sobre su espalda. Son y 44, solo tenemos un minuto hasta que el cliente aparezca. Rápidamente, salgo de ella, retirándome el preservativo y enrollándolo con una servilleta. Me subo los pantalones y me abrocho, todavía con una gran erección. Lina se incorpora y se sube los leggins rápidamente, acomodando sus pechos en el top y peinándose un poco. Salimos nerviosos de la cocina. Me siento en mi butaca de siempre y Lina vuelve a su trabajo. Me sirve el café como siempre. Le pago y me da el vuelto. El cliente entra y lo sirve también. Disfruto viendo sus curvas, aunque esta vez es especial saber que hace unos segundos eran mías. No nos dirigimos ni una sola palabra. Los minutos pasan despacio. Es hora de irme. Me despido y salgo por la puerta.