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La Isla del morbo (Parte 2)

en Orgías

Escucho ruidos fuera y me despierto, son las 11 y algo de la mañana todavía, he dormido unas dos horas más. Salgo de la tienda y saludo, intento evitar miradas con Jorge, me siento muy incómodo. No le cabría en la cabeza que tenga el sabor de su mujer en mi boca. Me dirijo al baño y me doy la segunda ducha del día. Ya de vuelta en la tienda, me pongo el bañador y compruebo en el móvil que tengo mensajes de Katerina. Simplemente me da los buenos días. Adjunta una foto nuevamente, la abro nervioso y resulta que es un auto-retrato de ella y de Luc todavía tirados en la tienda. Charlamos un rato y quedamos para vernos más tarde.

Salgo junto los chicos y me tomo otro café con ellos. Ya están todos despiertos y listos para ir hacia la playa.  Justo en ese momento, la pareja nórdica aparece para saludarme. Los presento ante todos y capto las miradas de mis amigos. La joven pareja llama la atención de unos y unas, son ambos muy atractivos. Ahora irán a dar un paseo  y luego irán también a la playa.

En la playa la mañana transcurre con intensidad, hace un día estupendo y caluroso y nos pasamos gran parte del tiempo en el agua. Carol está muy risueña y me manda miradas pícaras todo el tiempo, recordándome a los últimos días en la pista de tenis. Además, lleva desnuda desde primera hora, y siempre que es seguro, no me corto en disfrutar de la vista. Ella también lo hace siempre que puede. Entre ambos intentamos buscar situaciones en las que nos podamos ver explícitamente sin levantar sospechas entre nuestros amigos. Es un juego morboso y muy divertido. En el agua somos los que más aguantamos, aunque lo hacemos más que nada para poder quedarnos solos un rato. Cuando todos salen del agua, Carol se da la vuelta hacia mí, dándole la espalda a la orilla. Se coloca a una profundidad perfecta para dejarme ver sus pechos. Incluso pasa su mano sutilmente levantándolos, apretándolos, haciéndome disfrutar más aun de la vista. Cuando nos vamos más profundo, aprovechamos para nadar más juntos para así realizar un juego de manos completo bajo el agua. Nos masturbamos, nos tocamos, disfrutamos de nuestros cuerpos bajo el agua, mientras nadie se da cuenta. Ni su marido en la toalla. Pellizco sus pezones, que están duros permanentemente debido al frío y a la situación. Bajo mi mano a su entrepierna y noto el cambio de temperatura con respecto al agua. Introduzco uno o dos dedos en su interior, para sentir como arde por dentro. Yo también siento su mano, que juega con mi pene, apretándolo y recorriéndolo al tiempo que me masturba. Acaricio su culo, sus muslos, su espalda.

Ya de vuelta en la toalla, esta vez nos hemos sentado juntos. Jugar ahí es más arriesgado pero también más morboso. Ahora juegan todos a las cartas haciendo un corrillo. Carol está tumbada hacia abajo mirando hacia mi, que hago lo mismo pero mirando para ella. Yo estoy en el extremo de la fila de toallas, y ella es la siguiente. Noto como coge mi mano y la acerca un poco a su posición. Carol me observa con una mirada que me desarma  y acerca su boca a mi mano. Despacio, saca la lengua y, sin dejar de verme, comienza a lamer uno de mis dedos. Eso hace que me tiemble todo el cuerpo. Su lengua húmeda empapa mi dedo índice. Cuando llega a la punta, presiona con su lengua, intentando pasarla por debajo. Levanto sutilmente el dedo, de forma que sus labios lo abarcan rápido por la punta y dejan que se introduzca en su boca. Siento calor cubriendo el dedo y succionándolo. Sin dejar de verme, mueve su cabeza adelante y atrás muy despacio para pasar desapercibida, mientras siento su lengua juguetear con mi dedo dentro de su boca. No hay que tener una imaginación muy calenturienta para excitarse con eso. Mi pene es una piedra enterrada en la toalla.  Después de un rato chupando mi dedo, Carol deja que salga y después de darle un par de lametazos más me dedica una sonrisa que me lo dice todo.

Es cerca de la hora de la comida y comeremos en la playa. Están todos muy animados. Después de ir al Camping a por unas cervezas bien frías, nos disponemos a comer unos bocatas. Charlamos distendidamente mientras vemos como la pareja de finlandeses se coloca un par de toallas más allá. Saludan al vernos y se sirven unas cervezas. Los sigo atento con la mirada, Luc es el primero en quedarse en cueros, mostrando su gran dote. Katerina se lo toma con calma, desnudándose de forma tan sensual que hasta parece un streaptease.  No soy el único pendiente de ella, se ven varias miradas  de toallas colindantes e incluso de mis propios amigos. Kate viste unos apretados leggings negros, que desliza inclinando un poco su cuerpo y mostrando su diminuto tanga. Posteriormente, se quita el top mostrando sus pechos puntiagudos.  Mira alrededor mientras se quita la ropa, como si disfrutase de ser observada. Y al mismo tiempo, deseada. Se deshace de su fino tanga, quedándose como vino al mundo. Se queda un rato de pie, piernas algo separadas, como dándonos el placer a los que la observamos de verla en todo su esplendor. Se da la vuelta, mostrando su trasera. Se sienta y se queda incorporada, cerrando sus piernas.

Caen unas 3 o 4 cervezas con la comida y también un poco de licor. Entre el alcohol y el calor que hace a esas horas estamos todos bastante alterados. Sobretodo Carol y yo, pero por otros motivos. Después de la copiosa comida, la mayoría nos quedamos dormidos. Me despierta un whatsapp de Kate. “¿Te vienes hoy?”. Miro la hora y son las 17:30. Miro para su toalla y veo que se están preparando para irse. Exactamente como pasó ayer. Un nerviosismo me recorre el cuerpo. Me están proponiendo que vaya con ellos. Por un lado me entra un morbo terrible, por otro lado, tengo miedo. Apenas los conozco y no sé que clase de gente me encontraré tras aquellos montones de arena. Tampoco sé como reaccionaré en esas situaciones. Sé que no tengo mucho tiempo para decidirme y eso me pone más nervioso. Quizás no tenga una oportunidad así en la vida. Carol está a mi lado, inclinada y ve para la pareja también. ¿Qué pensará ella sobre esto? Por fin contesto al mensaje diciendo que no voy a ir, que estoy demasiado nervioso. “Ven aunque sea sólo a ver” me contesta Kate. Levanto la vista tras leer el mensaje y veo que ambos se alejan hacia la esquina de la playa. Luc se ha puesto el bañadior y Katherina lleva un pareo para abajo. Me inflo de valor, recojo mis cosas, y me levanto diciendo de excusa que voy a dar un paseo. Carol tontea ahora con su marido que se acaba de despertar.

Por el camino voy súper nervioso. Miro alrededor y me fijo en cualquier persona que lleve la misma dirección que yo, pensando sí van a reunirse con los nórdicos. El camino se me hace eterno. Llego a donde la playa termina y se ve un camino estrecho entre los matojos. Entro despacio y cada vez se hace más estrecho e inaccesible. Paso por varias dunas hasta que escucho voces a lo lejos. Reconozco la voz de Luc, que está riéndose.  Llego cerca de donde están, el sitio es pequeño y bastante resguardado, si no llega a ser por las risas de Luc no creo que lo hubiese encontrado. Además de Kate y Luc hay otra pareja, que creo que es la de ayer. Ella es algo baja, rellenita pero bonitas curvas. Enormes pechos y pelo negro rizo muy tupido. Ojos castaños, nariz puntiaguda y boca pequeña con labios carnosos. El es alto, delgado, pelo corto moreno. Extrañamente parece muy tímido, al contrario que la chica, que se la ve muy extrovertida. Son claramente mayores que los nórdicos, calculo que ambos estarán cerca de los 40 años. Son españoles, me presento. Raúl y Natalia se llaman. Definitivamente son los de ayer, pues están hablando de lo que bien que se lo pasaron. Tras las presentaciones hay un momento de “¿Y ahora qué?”. Raúl y Natalia están completamente desnudos, pues vienen de la playa. Raúl ya tiene cierta erección en su generoso miembro, supongo que de la situación. Natalia comienza a hablar con Luc animadamente y poco a poco se van haciendo dos grupos, Natalia y Luc por un lado, y Kate y Raúl por el otro. Una nueva pareja joven, se acerca por el otro extremo, y aunque saluda educadamente se quedan al margen. Dada la forma de saludar no parece que se conozcan ninguno. Deben de tener como mucho 20 años, son ambos bastante menudos. El chico tiene pelo corto, algo regordete y barba de varios días. Ella es bajita también, regordita y con unos prominentes pechos. Vienen los dos vestidos de playa, en bañador, y se sientan a un lado observando. Se les ve muy nerviosos, debe ser la primera vez que van a un sitio de esas características. Está claro que por accidente no han venido.

Natalia comienza a acaramelarse con Luc, le besa la mejilla y apoya sus manos en su pecho mientras lo observa sonriendo. Natalia baja la mirada y separa la goma del bañador de Luc, mirando hacia abajo, y devolviéndole una mirada pícara. Del otro lado, Kate está apoyada en una gran losa vertical, algo inclinada hacia atrás. Mira hacia Raúl incitándole con la mirada. Kate lleva las manos a su pareo y lo levanta sensualmente, mostrándole su intimidad desnuda a Raúl. Él se acerca y después de tocar sus pechos lleva la boca a uno de ellos, mamándolo con deseo. En ese instante, Kate me mira sonriente primero y con cara de placer y lujuria después. Su mirada me fascina, cada vez estoy más pillado por ella. Me retira la mirada y veo como observa para su novio, que ya tiene a Natalia arrodillada delante de él. Natalia le baja de un tirón el bañador, dejándoselo por las rodillas. Con su mano agarra la polla de Luc, todavía algo flácida, y tras menearla enérgicamente durante unos segundos  se la lleva a la boca. Natalia mueve la cabeza adelante y atrás mientras el miembro de Luc crece a pasos agigantados. Vuelvo la mirada a Kate, y veo que ahora Raúl la masturba mientras sigue disfrutando de tus pequeños pechos. Kate agarra del pelo a Raúl, y le hace deslizase por su cuerpo hasta arrodillarse delante de ella. Ella separa un poco sus piernas y empuja su cabeza hacia su entrepierna. Raúl comienza a hacerle oral, deseoso, mientras Kate se abre más y comienza a gemir suavemente. Natalia comienza a gemir ahora también mientras mama a Luc, sin dejar de verle a la cara en ningún momento. La joven pareja que observa comienza a besarse y a meterse mano, tímidamente.

Kate y Luc se miran y se ríen, recibiendo ambos placer oral. A lo lejos, detrás de unos matojos, se distinguen varias personas, más bien mayores, que supuestamente se masturban observando la escena. A nadie parece molestarle eso, todo lo contrario, parece que provoca más morbo en las parejas. Natalia se incorpora y diciéndole algo al oído a Luc, este se tumba boca arriba en la toalla que han dispuesto sobre la arena. Natalia se coloca de cuclillas sobre la cara del nórdico, y apoyándose en una roca que hay a un lado comienza a moverse mientras roza su sexo contra la cara del chico.

Katherina gime alto, apretando fuerte la cabeza de Raúl y retorciéndose sobre la roca. Parece que está a punto de llegar, y tras un grito mudo queda confirmado. Kate tira del pelo de Raul para hacer que se levante, y rápidamente la joven se arrodilla delante de él. Dada la postura en la que estoy  no puedo ver como desenvuelve Kate, pero me lo imagino siguiendo los movimientos de su cuerpo y la cara mirando al cielo de Raúl. Distingo el ruido de la boca de Kate mientras succiona.

La joven pareja está cada vez más animada, la chica ya no tiene puesto el bikini, y su chico manosea sus hermosos pechos con grandes pezones, mientras ella lo masturba a él con la mano. Distingo unos 4 o cinco mirones a la redonda, que agitan sus miembros con rapidez. De vez en cuando alguno se va, supuestamente tras aliviarse.

Natalia se desliza por el cuerpo de Luc, colocándose de cuclillas a la altura de las caderas y sentándose. Se inserta en el nórdico de una forma violenta y comienza a mover su cadera en círculos mientras dice algo que no puedo distinguir, para luego comenzar a cabalgar rápido. Sus pechos saltan descontrolados al igual que su cabellera riza. Ambos comienzan a gemir, haciendo el amor de una forma muy salvaje.

Me sorprende que no usen preservativo, por lo que entiendo que se conocen previamente. Puede ser que se conozcan de alguna web que organice ese tipo de encuentros, en la que sus integrantes tengan que seguir una serie de normas de seguridad. Parece interesante.

Al otro lado, Kate sigue chupándosela a Raúl. En ese momento, alguien irrumpe en la escena. Un chico de color, de unos 27 años llega saludando efusivamente en un español con acento. Es un hombre imponente, 1.85, musculoso. Obviamente y pese a ser un hombre, la mirada se me va a la entrepierna y lo que se ve no es de este mundo. Nunca antes había visto algo así de grande, salvo en las películas. Las dos parejas en acción dejan lo que están haciendo para saludar al chico, de nombre Salim.

Tras saludar, Salim se dirige a la joven pareja preguntándoles si son nuevos. Natalia le para diciéndole que no son del grupo a lo que Salim pide disculpas y se vuelve para la zona donde se encuentran Raúl y Kate. Una mirada de la joven nórdica es suficiente para que Salim se coloque al lado de Raúl. Kate estira su mano libre para agarrar la verga de Salim, que pese a estar flácida, es  enorme. Su pequeña mano intenta abarcar su miembro en expansión. Ahora sí tengo ángulo para ver lo que hace Kate. Después de regalarme una mirada pícara, rodea el enorme glande Salim con sus labios e intenta introducirlo en su boca lo más que puede. Dado su grosor, solo es capaz de meterlo unos pocos centímetros. Después de sacarlo y recorrer con su lengua por todo el contorno, la joven vuelve a Raúl y continúa dándole placer. En los minutos siguientes, Kate se alterna entre uno y otro, usando la boca y las manos en plena consonancia, dándole placer a ambos. De pronto, la joven se pone de pie y se da la vuelta, apoyando las manos en la piedra. Arquea su espalda y levanta las caderas , ofreciéndolas. Raúl la sostiene por la cintura mientras dirige su polla en su interior. La vista de la postura es increíble.  Salim se coloca entre ella y la piedra de forma que pueda seguir mamándole mientras Raúl la embiste desde atrás. Raúl comienza a moverse detrás de Kate, mientras ésta emite gemidos que la polla de Salim  se encarga de silenciar. Raúl embiste cada vez más fuerte y gime, sospecho que no tardará mucho en llegar.

En el otro lado, Natalia y Luc han cambiado de postura, estando ella a cuatro patas y el de rodillas detrás, embistiéndola  con fuerza.

Unos nuevos gemidos se escuchan en la escena, son de la chica joven que está ahora sentada de espaldas sobre su chico, de cara a las otras dos parejas, y cabalgándolo con ansia. Sus pechos saltan mientras se observa como su entrepierna es penetrada una y otra vez por el pequeño pero tenso pene de su chico. Uno de los mirones se encuentra masturbándose a su lado, a unos escasos 2  metros.

La conjunción de todas las escenas hacen el lugar más morboso en el que he estado. Sexo, morbo, en estado puro. En ningún momento pienso que el estar allí sin hacer nada pueda incomodar a alguien, pero las miradas de Salim comienzan a inquietarme.

La pareja joven está descontrolada, y el mirón que tienen delante eyacula entre gemidos sobre la arena. Tras unos jadeos muy intensos por parte de ambos jóvenes,  la chica se baja y busca un paquete de kleenex. Se asean y se reparten dos cigarros, que fuman con tranquilidad mientras observan a las otras parejas. Luc agarra del pelo a Natalia, mientras cada vez empuja más y más fuerte. El ruido de sus fuertes muslos golpeando sus nalgas resuena más que sus propios gemidos.

En el grupo de Kate todo sigue igual, Raúl bombea con fuerza detrás de ella, puedo observar como sus nalgas se enrojecen con los golpeos. Delante, Samir gime de placer mientras la mandíbula de la joven trabaja de una forma increíble para darle entrada a su miembro.

Aunque me siento con autorización para estar ahí, me siento un poco egoísta y mirón, por lo que decido bajarme un poco el bañador y sacármela para contribuir un poco al morbo. Que vean que la situación me excita. Siento que el glande se me moja poco a poco. Noto la mirada de Natalia que se fija en mí, lo cual provoca más erección si cabe. Busco también la mirada de Kate, pero está demasiado atareada con sus dos chicos, y ya hace algún tiempo que no me dedica sus pícaras miradas.

Son ya casi las 18:00 de la tarde y llevo 2 horas allí. Las mirada de  Salim me inquietan cada vez más y sospecho que no está cómodo de tener un mirón. Por ese motivo decido abandonar la zona. Antes de volver a la playa, debo bajar mi excitación por lo que doy un paseo por los alrededores. Me sorprendo al descubrir que hay otras zonas del estilo, aunque separadas por orientación sexual. Varios chicos practican sexo en una gran orgía gay, no muy lejos de allí. Desde luego, es la playa del morbo.

Ya de vuelta a la normalidad, entro en la playa, curiosamente mucha gente me observa, supongo que lo que pasa en esa zona no es secreto de sumario. Estar en una playa nudista no ayuda con la excitación que tengo. Es imposible no fijarse en pechos, bonitas curvas y sexos perfectamente depilados. Cuando son parejas, las imagino teniendo sexo del más salvaje, y cuando son grupos, me imagino una gran orgía.

Al llegar a la toalla, la cosa no mejora, o más bien no deja de mejorar, pues sólo se encuentra Carol, boca abajo, tal como vino al mundo. Veo a los demás en el agua y otros paseando por la orilla. Hace mucho calor a esta hora. Saludo y me siento en mi toalla, que es adyacente a la de Carol. Pienso más de una vez en si sacarme o no el bañador, tengo la excitabilidad a flor de piel, creo que el más mínimo roce podría provocarme una erección. Finalmente decido quitarme el pantalón y ponerme boca abajo. Sentir la dureza de la arena provoca irremediablemente presión en mi pene y noto como aumenta su tamaño rápidamente. No tengo una polla grande, más bien bastante normal. Unos 18-19cm en erección, y no muy gorda. Nunca tuve queja en ese sentido, ni complejos, pero la verdad me hubiese gustado tenerla más grande. Tras mitos y leyendas y aunque se diga lo contrario, estoy convencido de que a la gran mayoría de las chicas les gustan las pollas grandes, gordas y venosas. Otra cosa es que con las de sus chicos y maridos se conformen.

Saludo a Carol que se vuelve hacia mi lado, sonriente, separando el torso de la toalla, y dejándome ver uno de sus pechos, que tiene las marcas de la toalla de llevar un buen rato en esa posición. Miro su pezón y rebobino automáticamente unas horas, en el momento en el que lo mamaba con deseo. Charlamos un poco, sin sacar nada de lo que pasó a la mañana. Curiosamente me habla de lo especial de la playa y hace algunas alusiones a si me lo he pasado bien a donde fui, si eran bonitas las vistas, lo que me hace plantearme si ella sabe el tipo de cosas que se hacen en la playa. Al fin y al cabo, no es la primera vez que viene a esta playa, de hecho, va muchas veces. Sin embargo no la veo metida en esos ambientes. Todavía recuerdo que perdió su virginidad ya pasada la treintena, por lo que es cuanto menos, raro, que frecuentase esos sitios.

Se coloca casi de lado, quedándose de espaldas al agua. Esto nos da un poco de intimidad que no voy a desaprovechar. Cojo  su mano y girándome lo justo levanto mi cadera, llevándola hacia mi entrepierna. Carol suspira nerviosa al sentir mi dureza y su mano me aprieta varias veces. Yo mientras alargo la mano y busco uno de sus pechos y comienzo a sobarlo de la forma más disimulada que puedo. Carol comienza a masturbarme, retorciéndose en la toalla y noto como mi glande va mojando su mano debido a las gotas pre-seminales. Su pezón se endurece al momento en mi mano. Con la otra mano, busco su mejilla y la acaricio. Carol se deja llevar y siento como cada vez se excita más y más. Entrecierra los ojos mientras me masajea más intensamente. Levanto la mirada y veo que todo sigue igual en el agua, no quiero tener un disgusto si su marido o alguno de los demás nos pilla en tal tesitura. Acaricio su mejilla con la mano, y ahora acaricio sus labios con el pulgar. Tras deformar sus finos labios, éstos ceden y dejan que mi dedo entre en su boca. Siento el calor de su saliva abarcándolo hasta el nudillo y como empieza a succionarlo como ayer. Carol comienza a mover ahora la cabeza, suavemente, adelante y atrás, dejando que el dedo pulgar entre totalmente. La verdad es que hemos tenido sexo varias veces, pero nunca me ha hecho oral, y verla así, mamando aunque sea mi dedo me produce un morbo increíble. Carol respira agitada por la nariz mientras mueve la cabeza en un movimiento constante, llevando el mismo ritmo que lleva su mano mientras me masturba. No sé porque pero me la imagino mamando la enorme verga de Salim. Enloquece, cada vez lo hace más rápido y siento que no voy a tardar mucho en terminar.

No quiero montar el numerito en la playa, por lo que muy a mi pesar bajo la mano y detengo los movimientos de Carol, al tiempo que saco el dedo de su boca. Pero no quiero detenerme ahí. Deslizo mi mano ahora buscando su entrepierna y lo que encuentro me derrite. Está empapada. Deslizo un dedo entre sus labios, mientras con el resto de la mano abarco el sexo entero. Casi sin hacer ningún movimiento, mi dedo parece guiarse solo entre sus labios y buscar su agujero, totalmente lubricado y preparado. Masajeo con la mano entera y con dos dedos juego con su abertura, repasando su entrada  y su anchura. Carol gime al momento. Una mirada hacia la orilla me da la tranquilidad para comenzar a masturbarla, sin perder tiempo. Me gusta hacerlo despacio, sentir cada segundo, cada centímetro, pero ahora eso no es posible. Tenemos poco tiempo, y quiero que me regale un orgasmo ahí mismo. Deslizo uno de los dedos en su interior, que arde, mientras ella se retuerce. Busca mis labios,  y los encuentra, en un beso fugaz pero intenso. Comienzo a mover el dedo en su interior, entrando lo más que puedo. Ya todo nos da igual, y cualquiera de las toallas adyacentes que nos esté viendo sabrá lo que hacemos sin lugar a dudas. Hago círculos con mi dedo en su interior, pero está tan mojada que necesito introducir otro, que entra sin problemas. Los muevo cada vez más rápido y hago presión en la zona de la entrada, hacia arriba. Carol gime ahora muchísimo, la siento cerca, muy cerca. Eso me anima a mover mis dedos con más intensidad. La humedad es increíble, nunca la sentí tan mojada. Sin más, decido introducir el tercer dedo, colocándolos en forma de cuña triangular. Siento la presión de sus paredes abriéndose, sobretodo cuando los tres dedos están dentro e intento entrar más y más. Un gemido sordo y su cuerpo en tensión me avisan de que va a correrse ya. Dejo los dedos muy dentro y me detengo mientras siento sus convulsiones muy fuertes. Carol cierra los ojos y muerde la toalla para no gritar, gimiendo y respirando muy agitada. Retiro los dedos despacio, están los tres empapados de la punta al tallo. Sin perder tiempo, capto su mirada y llevo mis dedos a mi boca, saboreándolos mientras la observo. Sonríe.

Carol se incorpora y busca un kleenex para secarse toda la humedad, que incluso ha mojado sus muslos. Intento relajarme pues mi erección es tal que no permitirá que me de la vuelta sin llamar la atención. Esto lo pienso como si no hubiésemos llamado la atención ya. Antes de darme la vuelta, utilizo también un kleenex para secar mi glande y me giro buscando un cigarro y e intentar no pensar más en sexo. Katherina y Luc todavía no han vuelto. Si veo pasar a la joven pareja, ya vestida que se va de la playa. Nos miramos y claramente nos reconocemos por lo que les saludo educadamente, pese a lo raro del momento. Mientras disfruto de una fría cerveza, vuelven los demás y nos ponemos de charla. Son las 19:40 y hace un calor increíble aún, aunque ya muchos ya comienzan a irse de la playa. En ese momento decido ir al agua, espero bajar así definitivamente todo mi calor interior.

Llego a la orilla y poco a poco voy entrando en el agua. Hace un día estupendo y el paisaje es mágico. Disfruto de cada paso que doy entrando en el agua. Cuando me cubre por la cintura, me lanzo para dar un par de largos. Nunca pensé que nadar desnudo fuese tan placentero, la verdad, la última vez que lo hice creo que estaba en el útero. Quizás nos recuerde a ese momento por eso es tan placentero. Después de relajarme nadando y buceando me doy la vuelta en dirección a la toalla.

Pero todavía no es momento de salir, pues veo a Carol ya con el agua por la cintura, entrando. Sonrío al verla, y toda la relajación que he intentado tener en esos momentos se me va. Siento mi dureza revivir a una velocidad incontrolable. Carol sigue adentrándose hasta que el agua le cubre por encima de sus pechos. Sin mediar palabra siento su mano agarrándomela muy firme. Y sin perder ningún segundo, comienza a masturbarme. Ella siempre lo hace muy rápido, y ahora además lo hace muy fuerte. Tanto, que me duele un poco en el tallo. Pero la excitación está por encima de todo eso. El agua nos da toda la intimidad, y mis manos ya recorren su desnudez, deseoso como si fuese la primera vez. Bajo una mano para masturbarla pero ella se separa y me hace un gesto con la cabeza de que no. Entonces, me dedico a disfrutar de sus pechos. Dada la postura, de cara a mi, le es un poco complicado el masturbarme por lo que me giro sutilmente quedándome a su lado. Ella se coloca a mi lado, a mi izquierda,  y tras pasar su mano derecha por mi espalda y luego cintura, utiliza su mano buena, la izquierda, para masturbarme desde una postura más natural. Estamos ambos mirando para las toallas, dando un poco más de morbo a la ya de por si morbosa situación, ya que puedo observar como su marido bromea con los demás mientras su mujer me hace una paja increíble. Deslizo mi mano izquierda por su espalda y la bajo hasta su culo, manoseando sus glúteos. Tienen un tacto estupendo. Carol no cesa en sus movimientos, quiere hacerme llegar cuanto antes. Deslizo mi  mano entre sus nalgas, guiando un dedo por su raja. Bajo despacio el dedo para llegar a mi objetivo, su ano. Siento una convulsión en mi al sentir su tacto. Juego con el mientras la miro a los ojos. Está inquieta, como si fuese la primera vez que se deja tocar ahí. Lo manoseo con cuidado mientras se deja hacer. Su mano se mueve ahora en movimientos más cortos y más cercanos a la punta. Esto hace que pierda el control y me dirija sin control hacia el orgasmo. Gimo, jadeo, sabe que estoy cerca e intensifica todo, yo presiono su ano, Carol gime no se si de dolor o de placer, pero ahora ya no me importa, mi orgasmo se viene. Noto como me late la polla en su tierna mano, y siento el semen recorrer todo mi miembro para salir con enormes sacudidas… Carol no deja de mover su mano mientras disfruto de un orgasmo increíble.

Me quedo jadeando un buen rato, en sus brazos. Me aseo todo lo que puedo, al igual que ella, que tiene restos de mi líquido en su mano. Salimos como si no hubiese pasado nada,  y al llegar a la toalla nos riñen por las horas de baño. Ya casi tienen todo recogido, solo falta mi parte. Mientras salimos de la playa, observo que todavía no han vuelto Kate y  Luc. Parece ser que la fiesta se alargó todavía más.