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Los malditos documentos

en Voyerismo

¡Primer relato! Para leerlo correctamente uso las siguientes normas.

- El texto es descriptivo.

- Entre comillas dobles “”, expresiones de los personajes.

- Entre cuñas <<>>, mis pensamientos

Espero que os guste a todas.

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Que vida más dura. Y es que a la mínima que le dices a alguien que sabes de informática siempre te encasquetan problemas a resolver. <<¿Les pasará esto a los mecánicos o a los dentistas?>>

El caso que me ocupa hoy, en mi tarde libre, es un problema que debo resolver a mi usuaria favorita: mi novia. Alba es una economista que trabaja en una gran empresa financiera. Es ambiciosa y algo reservada, mantiene ese halo de misterio que siempre te deja un resquicio de duda sobre si lo que dice o hace se lo está creyendo realmente. Su aspecto físico es envidiable: una mujer de 26 años delgada, de estatura media-alta (1,72m) para nuestro país, pelo castaño claro, ojos claros, melena lisa perfectamente peinada y una cara con facciones francesas, muy finas, con labios carnosos y sensuales. Ante los ojos de cualquier hombre su cuerpo era como el de una modelo, esbelto y con unas curvas deliciosas, medidas 95-60-90, piernas cilíndricas bien proporcionadas y tonificadas.

Siempre pensé que qué debo tener yo para atraer a una mujer así. No destaco en nada, soy un hombre de tamaño medio, con estudios (si es que la arquitectura vale algo hoy día), algo timorato, con un trabajo con un sueldo mediocre (clásico español) y sin ningún atributo físico destacable. Subrayo esto último: ninguno destacable. <<Quizá estuviera cansada de tanto macho alfa y necesitaba a alguien más constante y normal, con el que tener una vida más tranquila>>. He visto fotos de algunos de sus ex-novios: son enormes, con brazos tan grandes como mis piernas y un pectoral y unas espaldas que empequeñecen a cualquiera. Prefiero no compararme en lo que no se veía de las fotos, porque me entran sudores fríos.

Al llegar a casa me encuentro un post-it de Alba con la tarea a realizar: hay que recuperar los ficheros borrados en un pen drive de su trabajo, básicamente informes. Me da el nombre de los ficheros a recuperar y me subraya "sólo documentos, no te líes a hacer nada más que el jefe me mata si lo entrego tarde". <>. Alba le tiene manía por ser un tirano, y yo por eso y por querer follarse a mi novia.

Tras la tediosa espera veo que tengo varios ficheros a recuperar, todos son de tipo documento a excepción de dos ficheros de copia de seguridad. <<Bueno, pues lo recupero todo y así nos quitamos todos los problemas. Veamos si están los que me ha indicado Alba... Perfecto.>>

Llegados a este punto. <>.

Unos ficheros protegidos por contraseña son un caramelo para una mente inquieta. Alba usa muchas contraseñas, así que me propuse a probar con diversas. <>. Al poco rato conseguí abrir el primer fichero, eran fotos. Diez minutos más tarde abrí el segundo: al ver que tardaba mucho en recuperar la copia me dispuse a ver las fotos.

<<¡Que bonita es Menorca!>> Este verano pasado ella y Andrea se fueron de viaje unos días porque, esencialmente, querían mantener su tradición de estar unos días juntas.

Andrea es enfermera y es una guarra folladora: es la versión femenina del jefe de Alba. Además, las dos compartían perfil de novios. En alguna de sus conversaciones, que oía desde otra habitación y a hurtadillas, cuchicheaban jactándose del tamaño de las pollas de algunos novios y de la caña que les pegaban. Ella siempre comentaba que en las guardias del hospital jamás dormía nadie... "había actividad las 24 horas".

Las clásicas fotos de playa, de mujeres sonrientes en vacaciones y de bikinis se sucedían. Andrea estaba buenísima, tenia unas tetas grandes operadas que, con cu cuerpo voluptuoso y moreno, la hacían todo un espectáculo. Su pelo negro rizado y esos rasgos sureños me estaban poniendo muy cachondo. Me las hubiera follado a las dos allí mismo.

De las fotos de verano pasé a otra foto que me encantó. Era una foto de la cara de Alba. Estaba preciosa, miraba hacia la cámara de frente y parecía completamente natural. A esta foto le seguía otra foto de Alba un poco más alejada. Estaba en una habitación, con una cama y unos cuadros en la cabecera. Tenía las manos sobre los pechos, como resaltando su figura, con su mirada hacia el suelo y su pelo cubriendo un poco de su cara. <>. Me encendía ver esa escena pero a la vez me preguntaba qué significaba esa foto.

De repente cierro el programa, como si estuviese sintiendo que atacaba la intimidad de Alba: en el fondo, ella no me ha querido mostrar estas fotos... Ni tan siquiera las ha nombrado. <>. Vuelvo a visualizar las fotos de nuevo con una curiosidad morbosa.

En la siguiente, aún más alejada, estaba de rodillas sobre la cama mientras. La foto mostraba como se levantaba ligeramente su camiseta roja dejando sus suaves y firmes abdominales desnudos. Mientras se mordía el labio de manera provocadora, su mano derecha quedaba sobre el pecho mientras que la izquierda estaba sobre su pubis, como si escondiese su sexo aún teniendo los shorts puestos. Su silueta dibujaba una figura deliciosa, tanto, que sin darme cuenta tenía la mano sobre mi paquete.

Me imaginaba la situación de Andrea haciéndole la foto y de Alba posando: lo que para ellas debía ser divertido a mi me estaba excitando. Igual iban un poco bebidas y se desinhibieron, quizá es que entre ellas este comportamiento era común, pero lo que yo vi a partir de este punto no me dejó dudas.

<> En la siguente foto Alba estaba sin camiseta. Continuaba de rodillas sobre la cama, vestida con los ajustados pantalones rojos. Ubicó sus manos tapando sus tetas, como si le diese vergüenza enseñarlas, como si quisiera jugar con la cámara. Su cara se ladeaba ligeramente hacia el costado con ojos de lujuria. <<¡¡Alba es bisexual!!... ¡Oh!...¡Joder!... Me ha puesto los cuernos con una mujer>>. Me quedé aturdido viendo su cuerpo e imaginando como debía estar disfrutando Andrea de esa sesión de fotos. Debería haber supuesto que Andrea era bisexual, que su frenética actividad sexual no acababa en las locas historias que contaba y que, probablemente, mi novia siempre había sido uno de sus objetivos. <<¿¡Cómo coño se supone que voy a competir contra una mujer!?>>

La siguiente foto me dejó perplejo. Alba estaba de lado a la camára mirando hacia la pared de la cabecera y de rodillas sobre la cama con los shorts rojos recogidos bajo sus rodillas. No se veía su pubis puesto que estaba de lado pero se podía ver su perfil esbelto y sus perfectas tetas. Al no llevar calzonillos, mis pantalones estaban humedecidos por el líquido preseminal, mi polla estaba dura como una piedra y me empezaba a doler al sentirse aprisionada por los shorts de verano. <>

La foto sucesiva daba una vista frontal de su escultural cuerpo, con su mano tapada sobre su sexo como si fuera la musa de un artista. Yo me perdía entre sus piernas que formaban un triángulo con el suelo de la cama sobre la que estaba situada. Sus muslos mostraban el perfil del músculo y hacían aún más perturbadora esa visión. La cámara se situaba a la altura de sus sexo y su cuerpo quedaba en la parte superior tal cual si fuese un gran monumento.

<<¡Madre mía!>> Una nueva foto presentaba una vista excepcional de su coño: estaba hecha a escasos centímetros de su pubis. Tenía las piernas abiertas delante de la cámara, con los labios que asomaban tímidamente de su vagina, ligeramente humedecida por sus flujos. Su mano estaba masajeando su clítoris como si se estuviera masturbando. Yo tenía esa imagen grabada a fuego en mi mente: le he chupado el coño desde cualquier ángulo posible, recuerdo ese sabor dulzón y ese olor a sexo que me pone cachondísimo. Me imaginaba en ese momento a Andrea: qué debía estar sintiendo. Estaría como yo, con el corazón acelerado a tope y chorreando como una perra en celo, solo que yo estaba hecho un saco de nervios y excitación. En esa misma situación yo me hubiese lanzado hacia ese coño como un poseso, pero esto le hubiese quitado todo el morbo del momento, al contrario, Andrea era paciente y rodeaba a su presa con un montón de fotos, para acabar chupándole el chocho.

Me metí la mano en el pantalón instintivamente y empecé a manosear mi miembro duro y aprisionado. Notaba mis huevos llenos de leche como pedían liberarse del pantalón corto.

Me estuve un rato masajeando mi polla antes de pasar a la siguiente foto, donde mostraba su cuerpo sin el más mínimo pudor. Tenía las piernas abiertas sobre la cama mientras con su mano chupaba el dedo como si sintiese un placer que la complaciese lentamente.

Me tuve que sacar la polla fuera del pantalón.

En otra foto tomada des de arriba hacia abajo, es decir, des del techo a la superficie de la cama, Alba estaba estirada en la cama abierta de piernas mientras tapaba su chocho y sus tetas. Me estuve pajeando unos segundos antes de llevarme una grata sorpresa con la siguiente foto. Mis ojos se abrieron como platos al ver a Alba con las piernas formando un rombo, abiertas pero con los pies juntos, estirada en la cama, con su chocho al aire y su cadera ligeramente ladeada respecto a su cuerpo, como si retorciera con un suave orgasmo. Miraba a cámara con unos ojos llenos de placer, como si estuviese esperando a que Andrea se acercase a su sexo.

La última foto de la secuencia, era la de Alba a cuatro patas sobre la cama, lanzando un beso al aire. La foto estaba tomada enfocando desde la parte posterior de su lado derecho, por lo que se podía ver los agujeros de su culo y de coño. Era una clara invitación a Andrea. Me las imaginaba a las dos encajando sus piernas hasta que sus coños se rozasen. Las visualizaba contorsionando sus caderas mientras los flujos de sus chochos se unían con el rozamiento, agarrándose la una a la otra y buscando el placer contínuo.

En un determinado instante decidí que no podía más, que necesitaba liberar mi polla de su encaje y cascarme un buena paja. Al bajar el pantalón quedó al aire mi pene erecto que después de liberarse se levantó de manera escandalosa golpeando contra mi estómago.

Repasaba con deleite las fotos mientras manoseaba mi rabo con el pantalón corto puesto. Sentía mi polla bien tiesa, mis huevos completamente llenos y acariciados por la ropa. Pese a una polla de tamaño discreto, tenía unos huevos enormes que me permitían eyacular semen en cantidad. Más aún cuando, por causas de trabajo y cansancio, llevaba varios días sin follar con Alba.

Instantes después consigo ver la copia de seguridad que llevaba minutos de proceso. Es un vídeo. <>

Comienza el video. Mi corazón palpita como si quisiera salir de mi pecho. Son secuencias de video que parecen unidas. <>

Las fotos parecen sacadas de fotogramas del vídeo. Yo miraba ese vídeo incrédulo, viendo como Alba se despojaba de sus prendas una a una. Su aparente timidez aún hacía que me pusiera más cachondo, pues en realidad se manejaba delante de la cámara con total destreza... como si eso lo hubiera hecho ya en otras ocasiones.

Estaba llegando a la mitad del vídeo. Otro cambio de postura. Alba estaba postrada a cuatro patas sobre la cama mientras miraba hacia la cámara. Podía sentir el aroma de su chocho, grabado a fuego en mi mente. Después de esa mirada perturbadora lanza un beso a la cámara, como despidiéndose. No sé como Andrea es capaz de soportar tal provocación. <<Oh! Dios...>> Tengo la polla a punto de sacar toda la leche. Noto como mis músculos pélvicos comienzan a contraerse para eyacular y intento retrasar en la máximo posible para incrementar el orgasmo.

Instantes después me invade una sensación de frío y de rabia. La escena cambió de repente: Alba está sentada en el borde de la cama agarrando una polla y chupándola. Un hombre de piel clara, cuerpo fibrado y con una polla bien erecta tenía a mi novia a su servicio. Mi corazón pego un vuelco, solté de repente mi polla y pausé el vídeo apretando varias veces la barra espaciadora del teclado con torpeza.

<<¡Como se puede ser tan puta! Zorra... ¡Joder, cómo no le he visto venir!>> La escena era dantesca. Todo me daba vueltas. Ella estaba enganchada a su miembro chupándosela con devoción y yo estaba con las manos petrificadas y con mi polla erecta moviéndose al compás de los latidos de mi corazón y sin saber que hacer.

La frustración hacía que los segundos pareciesen horas. Mi cabeza ató cabos rápidamente: el tío al que Alba estaba chupando la polla era su jefe. El único pijo, cabrón, sucio y pervertido con suficiente pasta para llevarse a su casa de veraneo a las zorras que se dejasen... entre ellas mi novia. <>

Pese a la situación mi polla seguía erguida, levemente mojada por el líquido preseminal. Yo estaba confundido. Aunque la idea de que mi novia fuera bisexual la acepté relativamente rápido, que me engañara con otro me cabreaba de sobremanera. Más aún cuando, el que se la tiraba era su propio jefe, a quien odiaba.

Instantes más tarde, renegando de mi orgullo como novio y humillado hasta el tuétano continué viendo aquel maldito video. Golpeé la barra espaciadora con desgana. Lo peor estaba por venir.

Alba chupaba la polla del jefe con delicadeza pero disfrutando cada milímetro. Movía sólo unos milímetros su mano por la piel resbaladiza de su rabo, lubricada con la saliva de Alba, a un compás más rápido que el de su mamada. Mamaba engullendo su glande poco a poco a través de su boca cuyo contorno estaba mojado de la saliva que ella depositaba sobre su pene. De vez en cuando se sacaba su polla de la boca para darle lametazos con su lengua vivaz. Acompañaba, al compás de su mano, su cabeza metiendo y sacando la polla del jefe de su boca. <>

Varios minutos de mamada ante un jefe impávido, que mantenía erecto su rabo ante Alba que, de vez en cuando, se apartaba y miraba hacia arriba como esperando la aprobación por su excelente labor. Ella se sentía dominada por ese imbécil y actuaba en consecuencia. Yo no podía parar de ver esa secuencia. Mi mano volvió otra vez a mi polla, ligeramente más flácida, y comencé a menearla con ligera desgana. No tardó mucho en ponerse tiesa, ver a Alba chupar aquel nabo con semejante afición me impedía apartar la mirada de esa escena. Jamás había visto que engulliese mi polla con ese tesón, buscando que el glande tocase su garganta. Cada vez que ella se apartaba de esa tranca, dejando el glande a unos escasos milímetros de su boca, su mirada se dirigía al miembro y ella volvía a abrir la boca rotando levemente la cabeza al hacer la mamada como si su rabo fuera un tornillo, buscando el contacto y el placer máximo de su amo.

En ningún momento él se planteó comerle ese coño tan jugoso. Alba no tenía otro objecto que satisfacer las necesidades de su jefe: estaba a su servicio. Lo máximo que él hacía era tocar las tetas de Alba haciendo que su teta encajara perfectamente en su palma, a la vez que las manoseaba de manera zafia y torpe.

Instantes después Alba separaba su cabeza de la polla de su amo y se echaba hacia atrás en la cama, sin quitar la mano de la salivada polla del jefe mientras la miraba lujuriosamente. Él ya había alcanzado su chocho y le estaba metiendo sus dedos mientras la mirada de Alba se perdía en la punta de su rabo. De vez en cuando soltaba un gemido más visible por la cara de viciosa que ponía que por el sonido que salía de su boca. El rabo del jefe estaba bien gordo y ella disfrutaba masturbándole moviendo la mano des de la punta hasta el pubis buscando hinchar aún más aquel miembro.

La cámara no se movía. En mi delirio imaginé que Andrea estaría metiéndose algo en el chocho mientras veía la escena. Imaginando los estándares de Andrea debía ser un dildo bien grande. Sonaba un ligero jadeo que no era ni de Alba ni de su jefe mientras el ruido de la calle invadía el apartamento.

Seguía esperando que los tres formasen un trío al cabo de unos minutos. Pero Andrea no salió en cámara en ningún momento. Sólo imaginar esos tetones rebotando a cada embestida de ese pollón, de ver su pubis semirasurado lleno de la leche de esos huevos, de ver a las dos besándose mientras a la otra le calzan esa tranca, interrumpiendo cada beso húmedo con un gemido cada vez que era embestida... Mi pene estaba a punto de estallar.

La imagen pasa de su mamada en primer plano a otro en que ella está a cuatro patas sobre la cama. La cámara apunta al lado derecho de Alba des de su culo, de manera que se puede ver como el nabo de su amo penetra lentamente su coño. <> En ese momento me sentía tan humillado que me hubiera dado igual comerle el chocho mientras le penetraba ese salvaje. Se ve perfectamente como le penetra por detrás y como ella permanece deseosa de sus embestidas.

Cada vez la penetra más rápido. Sus nalgas se mueven al compás de sus embestidas mientras se oye el ruido de sus cuerpos al chocar. Sus tetas se bambolean de manera hipnótica mientras tiernos gemidos suenan de fondo. Ella está disfrutando de su rabo: sentirse dominada por un macho la hace disfrutar aún más. A cada embestida la polla desaparece dentro de su chocho y los gemidos incrementan en volumen.

Continúan en la misma postura y el plano ahora abarca su lado derecho, de manera que se puede apreciar aún más sus embestidas y sus tetas bamboleándose. Él aprovecha y le enfunda todo su rabo de punta a base a cada embestida.

Mi polla estaba completamente tiesa y con el glande completamente humedecido y brillante. Me estaba pajeando a la vez que ondulaba mi cuerpo de manera autosugestiva como si me la estuviera follando allí mismo.

En un nuevo plano, grabado des de primera persona, Alba se monta en la polla del jefe. <<¡Como puede ser tan puta!>>, pensé mientras me pajeaba a un ritmo frenético, con los ojos como platos y una sensación de cosquilleo y nervios en mi estómago. Veo como poco a poco se mete su rabo en su chocho empapado. Se desliza con completa suavidad, lentamente, disfrutando del largo recorrido que le ofrecia esa polla, hasta que llega al fondo uniendo sus pubis. Alba suelta un gemido ahogado. Se oye una risa de mujer de fondo. El cabrón del jefe no pronunciaba palabra: yo esperaba un rugido, un grito gutural de dominación, pero en cambio él no emitía nada audible. Era como si él fuera un espectador pasivo, ordenando cada paso que daba Alba externamente, pero sabiendo que tenía una esclava dispuesta a satisfacerle.

Para satisfacerse más Alba se abría de piernas encima de su jefe, que yacía sobre la cama, mientras subía y bajaba haciendo que sus pubis chocasen. La cámara se movía a cada movimiento de Alba puesto que estaba grabado en primera persona, como si el espectador fuese quien se la estaba follando. Primero ella se ladeaba para no caerse aguantándose con la mano izquierda mientras le follaba. Alba es una mujer con una flexibilidad envidiable: sus caderas permanecían sobre las de su macho mientras ella ladeaba su cuerpo. La imagen de su chocho abierto sobre esa polla era una locura, me excitaba hasta un punto que jamás hubiese imaginado.

La cámara hace zoom y acaba enfocando únicamente su chocho y el rabo del jefe. De su chocho humedecido salía un breve hilo de flujo que mostraba su necesidad de polla. Al final, él acaba agarrándola de la cadera mientras la apretaba contra su pubis para dominarla aún más.

Ahora sí: ella se monta sobre él manteniéndose sobre su eje y le monta como una posesa mientras mira a la cámara con lujuria y gimiendo. <<¡Folla como una perra en celo!...>>

Vuelve a bajar las piernas y ahora está sobre sus pantorrillas cabalgando encima de su amo. Él aprovecha que ella está estable para tocarle las tetas y manosear todo su cuerpo.

El cambio de plano obedece a una nueva postura. Ahora los dos están recostados de lado en la cama ella en primer plano delante y el está oculto detrás: los dos tienen las piernas abiertas y él la penetra desde atrás de manera salvaje. Cada empujón de su rabo hace que la cabeza de Alba se mueva. Desde este punto de vista la penetración es espectacular: los huevos hinchados de su amo se mueven al compás de su embestida mientras el chocho de Alba recibe su polla cálida y placenteramente.

No contento con sus embestidas su amo le agarra la cadera con una mano para poder penetrarla más profundamente. A cada vaivén de su cuerpo ella lo acompaña con su cadera maximizando el ruido, buscando un choque más potente entre sus caderas.

Él no emite ningún sonido, ni de placer, ni de pasión. <<¡Pero como puede ser que no esté pegando gritos en la cama follando ese chochete!>> Empezaba dudar que él disfrutase con el sexo.

Este plano continúa. Aún manteniendo las piernas abiertas la mano del jefe coge la rodilla de Alba, obligándola a abrir aún más sus piernas a la vez que la apreta contra su cuerpo para poder embestirla mejor. Su sincrónico ritmo ahora ha cambiado: es caótico, muestra que el placer les está dominando y que los dos están buscando el orgasmo como si entre ellos compitieran. Los huevos de su amo intentaban invadir el chocho de Alba que lanzaba gemidos mirando el techo como si el placer la invadiese por completo.

En la última secuencia, el jefe se la calzaba frente a frente. Ella permanecía recostada en la cama boca arriba, sostenida con sus codos clavados y con una pierna estirada sobre el pecho del jefe y la otra estirada sobre la cama, recibiendo embestidas de ese macho, mientras que él permanecía de rodillas en la cama y aprovechaba para sacar y meter su polla de manera perfectamente rítmica. Se podía ver perfectamente su chocho aplastado por el pubis del jefe y el ruido de sus pelvis al chocar. Sonaba un ruido cada vez más amortiguado debido a que los fluidos de Alba empapaban completamente su coño y la polla de su amo. A cada embestida un gemido. A cada gemido el cerdo la golpeaba más fuerte.

De fondo, fuera de cámara, se oía una voz de mujer muy tenue "Joder... que ritmo... mi culo... me corro". Andrea estaba dándolo todo. Al oir "mi culo" la visualicé metiéndose un consolador por el culo y por el chocho a la vez. Sacándoselo del chocho y chupándolo con deleite para volvérselo a meter.

Otro plano aún más cerca casi igual que el anterior, sólo que Alba ya o se aguantaba por sus codos y se dedicaba a tocarse las tetas mientras que él le follaba el chocho a toda velocidad. La cabeza de Alba miraba como le penetraban su chocho como si tuviera curiosidad, y cuando su curiosidad estaba saciada miraba hacia el techo emitiendo un bufido de placer, para volver a concentrar su mirada en esa penetración.

El jefe sacó su polla del húmedo chocho de Alba que gemía como una loca. <>. Empezó a meneársela en toda su extensión mientras sus huevos oscilaban a compás. Su ritmo era rápido pero sincronizado. Ella levantó ligeramente la cabeza solícita al deseo de su jefe, como si fuese adicta a su leche y él se la ofreciera con reservas, como un amo ofrece comida a su mascota.

<>. La cámara cambia de plano y de repente pasamos a una perspectiva más cercana. Sale disparado un chorro de leche de su cipote dejando la cara de Alba completamente estucada de su semen. Ella busca el placer en beber de su chorro y deja la boca abierta esperando otra ráfaga que le sacie su sed de polla. <<¡Oh Dios!>> Mis músculos pélvicos empiezan a contraerse, una sensación de calor y placer me invade, mi camiseta negra queda manchada completamente por mi leche mientras mis huevos no paran de bombear semen. Sale una cantidad de leche espectacular que se desparrama sobre mi camiseta y mi mano.

Suelto mi pene con cierta rabia a la vez que siento los restos del orgasmo mientras Alba, medio sonriente, pega lametazos en el glande del jefe. La cámara ahora es sostenida por su amo que muestra a Alba como un trofeo más en su historial mientras su rabo flácido reposa en la cara de lo que a partir de ahora será mi exnovia.

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Bueno, os dejo, que voy a enviarle 'los documentos' al trabajo.