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¿Y Tú Qué?

en MicroRelatos

Vivimos en un mundo diseñado para el sexo. Las campañas publicitarias de perfumes, ropas y un sinfín de productos nos acerca a probar la manzana tan prohibida y deseada por casi todos.

Muchos artículos aseguran que una de las grandes motivaciones humanas es el sexo. Es eso los que nos hace mover hacia objetivos difícilicimos de lograr.

Ya en este punto empezarás haz de pensar que a todos nos gustas y todos nos movemos a buscar esa delicia que es comparado con el sorbo del más exquisito y exótico vino que hayas probado jamás.

Y sí todo es cierto; ¿pero sabías que para disfrutar del mejor sexo deberías haberlo hecho contigo mismo? Y encima, haberlo disfrutado. Sí, lo que digo es totalmente cierto.

¿A ver? ¿Quiénes de los que leen han tocado sus zonas prohibidas sin ningún tapujo? ¿Quién ha descubierto por sí mismo su área corporal más sensible al tacto? ¿Quién coño ha hecho el amor consigo mismo?

Señores, hacer el amor no es sólo tener una felación, hacer el amor es un ritual de lo más íntimo y sagrado, que debería disfrutarse primero con uno mismo y luego con otros.

O mejor dicho con otro, y no me venga con pendejadas a decirme que ser promiscuo es lo mejor. Porque tener a muchos al mismo tiempo es más común de lo que se cree, pero tener a una sola persona, hacer mil veces el amor con ella y que en cada una de esas oportunidades descubras algo nuevo es lo que te hará sentirte satisfecho y pleno.

Lamentablemente eso no ocurrirá hasta que te hayas aceptado a ti mismo, hasta que no disfrutes de la autosatisfacción, hasta que no hagas el amor contigo mismo. Empieza por querer, por amar y aceptar a esa persona que vez, todos los días, frente al espejo y que te acompañará por siempre y para siempre. Acéptate a ti mismo tal y como eres y verás como todo empieza a cambiar en tu vida sexual.