miprimita.com

Deseos oscuros (parte IV)

en Fetichismo

Despertamos temprano, Nuria antes que yo, ya que nada mas abrir los ojos, la vi con los ojos totalmente abiertos y observándome.

-En que piensas? - le pregunté yo.

-En como lo pasé ayer. –dijo con una lagrima escurriendo en su mejilla.

-Ey que te pasa, no lo pasaste bien?.

-Si, pero…

-Y por que lloras? -le dije yo.

 -Pues eso porque no creo que podamos repetirlo más, por lo feliz que me he sentido estas ultimas horas.

Acto seguido nos fundimos en un abrazo y comenzamos a besarnos jugando con las lenguas. A los pocos minutos ya volví a ponerme a chuparle el coño. Ella rápidamente quiso también recompensarme de alguna manera y nos pusimos haciendo el 69.

Yo le avisaba cuando estaba próximo y rápidamente paraba, ya que ella era capaz de llegar una y otra vez al orgasmo, pero a mi, y por muy salido que estuviera, me costaba algo mas.  Después de un rato de esta forma le propuse que fuéramos al baño.

Nos metimos en una especie de jacuzzi que Nuria tenía en su habitación, vacío de momento, y le obligué a que se acomodara sentada y abriera las piernas. Fui directo a comerle la entrepierna. No se porqué pero era con lo que más disfrutaba. Estuve entretenido un rato allí abajo, y después pasé a descubrir su puerta trasera. Me centré en acariciarlo con la lengua, jugando también con la zona perineal, y cuando ya consideré suficiente, quise sacarle el nuevo tampón que se puso para dormir la noche de antes.

Nuevamente lo saqué y caliente me lo introduje rápidamente en la boca no sin antes recoger y degustar las pequeñas tiras rojas que había pegadas a él. Enseguida y mientras Nuria me veía como disfrutaba de mi particular manjar, siguió tocándose la vagina con violencia, dándose golpecitos en el clítoris para incrementar la sensación de placer, lo tenía superinflamado.

Ya había perdido la cuenta de los tampones que había podido disfrutar en mi boca en las pocas horas que llevamos de auténtica pasión y desenfreno. Lo más increíble de todo era la sensación que yo tenia de que ese elixir venia de un coño sano, que aunque no virgen pues había sido madre en dos ocasiones, si que había estado muy poco explorado. Aquel manjar rojo con el que me deleitaba y  salía directamente de su vagina y me lo introducía en la boca no era un producto de deshecho sino la más sana y pura de las sangres, pues era la que se preparaba para dar una nueva vida.

Al acabar salimos cubiertos de sudor y nos dirigimos a la habitación del sexo, nuevamente a la cama donde habíamos pasado la noche, con ganas de continuar. La habitación seguía oliendo maravillosamente a sexo.

Nuria se aproximó a su habitación y trajo una caja y un par de condones. Parece que tenía ganas de acción y yo estaba encantado.

La caja escondía un vibrador y pronto me dijo lo que tenía pensado. Quería volver a llegar al orgasmo que le provoqué la noche de antes, aquel en el que empapó con su corrida. Yo estaba encantado pues era otro fluido más del que disfruté, y estaba encantado de volver a degustarlo.

Comencé a comérselo con ella tumbada en la cama, pero rápidamente se puso a hacerme una mamada y en medio de la misma abrió el condón, me lo puso y ayudándose con la boca, lo bajó. Cuando sentí esto me estremecí y evité eyacular tan pronto (tuve que pensar en otra cosa que no fuera lo que estábamos haciendo allí).

Empecé a penetrarla boca, para enseguida comencé a refregar la punta del glande contra la entrada de la vagina y sobre todo en el mismísimo clítoris.

-Siiiigue, siiiii, así, así Toni, como sabes lo que me gusta Dios, siiiii!

-Que bien lo estoy pasando Nuria.

-Vamos ahora métela.

-Me dejas hacerlo?

-Vamos, claro que si. Fóllame quiero correrme!!

Yo seguí dándole con la punta del glande sobre el clítoris que era como más veía que disfrutaba y para mi era mas que suficiente ya que incluso tenía que ir parando para no correrme enseguida.

-Métela ya por favor.

-De acuerdo ahí va pero no aguantaré demasiado.

Nada más introducirla sentí un calor muy agradable, además Nuria sabía lo que darme, y comenzó a jugar con los músculos de su vagina para apretar más y liberar, vamos que hacia un efecto succión que era increíble. Se juntaba todo, el calor, su maestría en el control de la musculatura vaginal… Cuando en varias ocasiones saqué mi polla de su interior, el condón salía bastante rojo, era una sensación bestial.

-te está gustando eh Toni, puedes hacer que me corra como ayer?

-Tus deseos son ordenes mi Diosa!

-jajaja, eres un sol Toni.

Sin sacar el pene de su interior me hice algo de hueco con mi dedo índice y se lo introduje tocando nuevamente la cara superior de su vagina, cerca de la raíz del clítoris. Ya lo tenía bastante hinchado y yo seguí estimulando.

Estaba disfrutando de aquel polvo mañanero, concentrado en intentar darle mucho placer a Nuria, y creo que lo estaba consiguiéndolo, hasta que de repente vino la confirmación;  comenzó a salpicarme el abdomen de una manera brutal. Yo saqué rápidamente la polla de su interior y me bajé a intentar recoger sus fluidos con la boca. Aunque la colcha quedó bastante salpicada, llegué a coger la mayoría de ellos. Conseguí llenarme la boca y los tragué frente a Nuria, mirándonos cara a cara y separados tan solo por un palmo, con nuestros cuerpos empapados de sudor y las respiraciones muy aceleradas, nos dimos un beso increíble en el que nuestras lenguas jugaron por un rato.

Tras yo hacer eso, Nuria me dijo que tenía unas ganas locas de que me corriera dentro de ella, que quería sentir mi calor, mi fuego, que sabía que no estaba ovulando y que no se quedaría embarazada. Comenzamos a follar y a los escasos minutos me vine dentro de ella teniendo el orgasmo más espectacular que jamos recuerdo.

No hemos repetido desde entonces, pero se que ella como yo nos masturbamos pensando en aquel loco día, cuando tiene oportunidad me lo susurra al oído. Estamos ambos esperando la ocasión para pasar un loco fin de semana, un día, una noche, y volver a sentir lo que sentimos entonces, yo el placer por su cuerpo y aquella oscura pasión por su más preciado néctar, y ella a intentar repetir el que hasta ahora había sido su más brutal orgasmo.