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Alocada

en MicroRelatos

ALOCADA

No pude, no quise y además fue maravilloso. Una locura vamos…

Me llamo Carmen casada con Jesús y madre de una niña de 6 años, tengo 36 años y mi vida es cómoda ya  que mi marido tiene una empresa que le da mucho dinero lo que nos permite vivir muy bien. Me  gusta vestir bien y estar siempre muy mona y a la moda.

Soy una mujer normal que le gusta explotar sus encantos ,estoy muy satisfecha con mi cuerpo y así me lo recuerdan muchos hombres con sus miradas cuando voy por la calle ,tengo buen culo, cintura estrecha y piernas rollizas aunque mis pechos no son muy grandes, no salgo de casa sin maquillaje, llevo media melena rubia ondulada  con mechas las cuales me favorecen y me dan un aire de mujer interesante, siempre llevo ropa interior cómoda y sexi me hace sentir bien…mas mujer ,me suelo vestir con cómodos vestidos  cortos y rara vez me pongo pantalones aunque si los pongo siempre son elásticos y ceñidos para resaltar mis redondos  muslos notando los ojos clavados de muchos hombres en mi culo y en mi coño,  como  ya os daríais cuenta soy una mujer muy caliente.

Nací y viví siempre en una gran ciudad en la que conocí a mi marido en una boda, Jesús es un muy bueno conmigo y con nuestra hija  pero se pasa muchas horas trabajando y no nos dedica mucho tiempo.

Tenemos una casa muy bonita en el pueblo de mi marido y solemos ir mucho por allí, aunque yo no tengo mucha relación con las gentes de su pueblo pero siempre que hay alguna fiesta no perdemos la ocasión.

Fue en una de esas fiestas en las que paso algo que nunca me hubiera imaginado. Una locura de la que no me arrepiento, más bien todo lo contrario.

La cata de los vinos…Recorríamos  bodegas por el pueblo y la gente probaba los vinos del año, íbamos de una bodega a otra bebiendo y hablando entre risas pasando un buen momento entre toda la gente del pueblo y a la que yo conocía bien pero que también era cierto que con alguna gente no tenía mucha confianza y Salva era uno de ellos. Diez años mayor que yo, vecino del pueblo casado también y muy atractivo así como atento y educado.

Ese día me di cuenta que me miraba mucho, bueno él y alguno más aunque yo me fije en él ya que me llamo la atención su aspecto algo rudo, a medio afeitar con unos ojos preciosos y un cuerpo musculoso, de locura…

Reconozco que no iba vestida para la ocasión llevaba un vestido de gasa finito de tirantes muy por encima de la rodilla y escotado con mis zapatos de tacón, hacía mucho calor.

En una de las bodegas y ya algo cansada me senté en un taburete tan relajada que aunque algo tapada por la multitud  no me di cuenta que se me había subido el vestido y enseñaba mis muslos…o si me di cuenta…que Salva no me quitaba el ojo de encima con lo que añadiendo algo más de malicia y cuando no me veía nadie abría algo mis piernas para él, me estaba poniendo a cien pensando que  estaba deseando follarme.

Seguimos y la siguiente bodega era la suya, la gente ya estaba algo desconcertada por tanto vino, a mi no me gusta y solo  bebí unos pequeños sorbos pero la mayoría de la gente estaba muy eufórica y ya cada uno iba por su lado, incluso mi marido que no solía beber; Salva no bebía tampoco y yo ya no le quietaba el ojo de encima, estaba encelada en él y se dio cuenta claro, el tiempo que estuvimos en su bodega nos rozamos más de una vez,yo su entrepierna y él todo mi culo.

Propusieron seguir a otras bodegas y la gente se adelantaba bastante ebria  mientras Salva  recogía unos vasos y yo les decía a mi marido  y a los demás que siguieran que iba al lavabo y que nos veríamos en las siguientes bodegas.

Fui al lavabo y cuando salí me dirigí a la puerta para comprobar que  ya no quedaba nadie en la calle; dando la vuelta rápidamente y encontrándome con el cuerpo de Salva en mis narices; no nos dijimos nada… nada había que decir.

Cerró la puerta y al momento sentí sus manos subir por mis muslos levantando mi vestido y apartando mi braga para acariciar con fuerza  mi culo mientras me besaba; su  media barba rascaba mi cara y mi cuello,  eso me enloqueció; metí mis manos dentro de su camiseta acariciando su torso, un pequeño y ancho mueble nos sirvió para apoyar mi culo,Salva me arrancó la braga literalmente y yo me abrí de piernas mientras le desabrochaba el pantalón y le sacaba su gran polla, dura y muy tiesa apuntando a mi encharcado coño; estábamos muy calientes ,entre nuestros cuerpos se notaba el olor a sudor y fluidos y eso me enloqueció  aún más; tire de su polla hasta la entrada de mi coño y de un golpe me la metió hasta el fondo, nunca había sentido tanto gusto solo con sentir una polla entrar en mi coño y habían entrado ya algunas en él. Se quedó quieto dentro de mí, solo lo justo para bajar los tirantes del vestido y sacar mis tetas para lamerlas y besarlas, follamos como dos locos desesperados, me bombeaba fuerte unas veces y suave otras mientras me besaba con dulzura acariciándome también el culo y apretándome contra él para metérmela bien adentro  me hizo correr como nunca ningún hombre me lo había hecho, no me reprimí en absoluto y grite de placer mientras me pedía permiso para descargar su leche dentro de mí, me enloquecía  su dulzura, no desperdicies ni una sola gota por favor , le dije; la quiero toda dentro de mí, y descargo una catarata de semen gritando también de placer, lo que hizo que me volviera a correr con él mientras le cogía la cara para besarle y comerle la boca. Cuando terminó de correrse acaricié su precioso culo y lo apreté contra mí, lamiendo su sabroso torso mientras le susurraba al oído que no se saliera de mí, y así estuve un buen rato gozando con las contracciones de mi coño apretando y sintiendo los espasmos de su gran polla sacándole  hasta la última gota de sus huevos.

Una deliciosa locura.

Salva no puede tener hijos con su mujer…y yo quiero darle uno o una…preciosa locura.