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La hechicera y la lesbiana Parte IV (Raquel)

en Lésbicos

La hechicera y la lesbiana Parte IV (Raquel)

Raquel era apenas una muchacha de 17 años, este verano había comenzado a trabajar en ZARA para poder continuar con sus estudios, era chaparrita, no más de 1.60 mts de altura con una cara divina, lo más intrigante era su cuerpo, llena de curvas que expresaban peligro, caderas amplias y piernas bien torneadas por el ejercicio y unos senos no tan grandes pero lo suficientemente abundantes para saciar los deseos en una noche de pasión.

Esta mañana había tenido una pelea con su novio Dorlan, un patán que estaba con ella en la escuela pero se la pasaba coqueteando con cualquier otra chica, Raquel no sabía ni porque seguía con él, todo lo que buscaba era tener sexo con ella cada que pudieran y ni siquiera era satisfactorio, esa misma mañana la había buscado en su casa porque no estaban sus padres, llego muy temprano solo para empezar a tocarla en el sillón de su casa, aun y que Raquel no le apetecía en ese momento, sus manos pasaban torpemente por su cuerpo y decidió dejarlo hacer a su antojo, Dorlan metió la mano bajo el pantalón del pijama y comenzó a meter dos dedos en su vagina, la sensación no era la más agradable para Raquel pero de a poco comenzó a dejarse llevar, Dorlan la arrebato el pijama y ahí donde estaban y sin más aviso le clavo su miembro que ya estaba en su máximo esplendor, Raquel dio un pequeño grito entre dolor y placer mientras que su novio comenzaba a meter y sacar con desesperación, no fueron más de 2 minutos y Dorlan descargo su semen dentro de Raquel, un embarazo no le preocupaba porque había comenzado a tomar pastillas anticonceptivas por mandato de él mismo.

Al ver que Raquel quedaba inmóvil y con expresión desencajada, Dorlan comenzó a cuestionarla

-Que, ¿no te ha gustado?

-Si mi amor claro

-Pues no parece, deberías agradecer que te vengo a coger

-No, en serio si me ha gustado, es que estoy algo preocupada por otras situaciones

-Pues más te vale que te saques las tonteras de la cabeza, o mejor me consigo a alguien más

-No baby, ven,  discúlpame enserio

-Ahora no, quítate que voy a tarde al partido de futbol y no tengo tiempo para tus estupideces

Raquel había intentado abrazarlo pero Dorlan salió de su casa tan rápido como había entrado, no hubo beso de despedida, ni siquiera un adiós.

Con esa y algunas otras preocupaciones en la cabeza, Raquel salió rumbo al trabajo, sus papás estaban metidos en problemas de dinero con un negocio que no les había salido como esperaban y se la pasaban trabajando para darle solución a su economía, le habían cortado el apoyo y ella tenía ahora que pagar la escuela y sus necesidades, además el abusivo de su novio siempre le estaba pidiendo dinero para irse de fiesta con sus amigos.

En su cabeza rondaban sentimientos de mandar todo a la chingada y empezar de nuevo, ella sola, pero tenía miedo, con todo esto a cuestas llego al trabajo, se puso el uniforme en los vestidores y su divagación solo fue interrumpida por el cuerpo de Ana, una amiga que trabajaba con ella y de la cual se rumoraba que era lesbiana, Ana llego de prisa y se cambió de ropa enfrente de Raquel dejando ver un cuerpo delgado y atlético, con unos pequeños senos de forma muy linda, un abdomen marcado y unas nalgas perfectas.

Raquel siempre había tenido la curiosidad de que se sentiría estar con otra mujer y la imagen de Ana en ropa interior vino a inundarle los pensamientos, ¿Cómo sería? ¿Se sentiría más placer? ¿Cómo se sentirá tocar unas tetas que no fueran las de ella? Ana salió del vestidor y dejo a Raquel sola con sus ideas, ideas que ella consideraba locas, se sonrío sin saber porque y salió a la rutina de todos los días, atender a mujeres odiosas durante 8 horas.

Lo que sucedió ese sábado nunca se lo hubiera imaginado, daban casi las 7 de la tarde, solo faltaba una hora más para poder salir e ir a casa a descansar ya que los fines de semana no solía ir a divertirse como otras chicas, ella se estaba dedicando a ahorrar y eso implicaba quedarse en casa a ver películas sola, de repente entro en la tienda la mujer más hermosa que ella jamás había visto, de figura perfecta y cara divina, cabello hermoso, unos senos grandes que parecía que iban a desgarrar una blusa de tirantes rosa, piernas largas y torneadas como no había visto nunca, ni las de su amiga Ana eran tan lindas.

La manera en que vestía la mujer era extraña, como si fuera lo único que tenía para ponerse, una falda vaquera pasada de moda y una blusa de tirantes demasiado pequeña para tan enorme delantera, pero lo que si era realmente raro eran las sandalias de baño viejas y feas que llevaba puestas. Ninguna mujer que fuera tan hermosa vestiría de esa manera, seguro tenía miles de pretendientes que la llenarían de regalos y ropa fina, no coincidía su manera de vestir con el tipo de mujer, esto le causo mucha intriga y decidió que ella la atendería y de alguna manera descubriría que estaba sucediendo con esa extraña pero bella mujer.

Raquel se dedicó a hacer lo normal, le ofreció su ayuda y le resulto hasta lógico que la hermosa mujer le dijera que necesitaba un cambio de guardarropa, la llevo al último probador con la intención de que tuviera libertad de probarse muchas prendas sin ser molestada por gente moviéndose o pasando constantemente, sin darse cuenta, le estaba escogiendo ropa de los más sexy que había en la tienda, shorts pequeños, blusas escotadas, vestidos entallados, faldas cortas etc. Mientras iban rumbo al probador hubo algo que llamo su atención, la mujer miraba con una atención inusual a todas las demás mujeres dentro del vestidor, las miraba casi lascivamente, unas chicas estaban batallando con los zippers de unos bonitos vestidos de coctel y las observo como queriendo entrar al privado, después una señora estaba cubriendo sus enormes tetas con la cortina de un vestidor y la mirada fue aún más penetrante, con deseo, con morbo sobre todo, como si jamás hubiera entrado en un probador para damas, como si de un hombre se tratara, cuando pensó esto se rio de lo ridículo que sonaba eso, como iba a ser un hombre, si era una mujer de pies a cabeza y una muy hermosa por cierto.

Raquel intento ya no pensar en eso y al llegar al último probador comenzó a pasarle la ropa que le había escogido, lo primero fue  un micro short blanco y una blusa a rayas blancas y azules muy escotada, para cuando le alcanzo la ropa, la sensual mujer ya estaba solo en calzones mostrando sus grandes tetas, esto puso algo nerviosa a Raquel que solo atino a pasar algo de saliva y trato de voltearse para que la despampanante mujer se vistiera en privado, fue imposible evitar tener contacto visual con el hermoso cuerpo delante de ella ya que la mujer le pidió que le ayudara a ponerse la ropa, pensó que era tonto que necesitara ayuda para ponerse una prenda tan sencilla pero en su papel de vendedora tenía que hacer lo que el cliente pida.

Primero acomodo la blusa en un gancho del vestidor y después con el shorts en mano se agacho para que la atractiva dama no tuviera que levantar mucho las piernas, ella paso delicadamente un pie y después el otro, Raquel subió el shorts despacio y al llegar a la altura de las caderas dio un empujoncito que provoco que el shorts se le enterrara en la entrepierna, a lo que la mujer respondió con un pequeño salto, al abrochar el botón, las manos de Raquel rozaron la intimidad de la cliente.

Raquel le pidió a la bella mujer que se volteara de espaldas para ahora ayudarle con la blusa a rayas, a lo que ella simplemente obedeció, ya de espaldas, Raquel bajo la blusa tocando su espalda desde los hombros hasta quedar sus manos encajadas en su cadera, la sensación era divina, había recorrido esa hermosa figura con sus manos, era una piel tersa y no pudo  evitar descansar sus manos en esas caderas perfectas.

Lo que paso enseguida jamás lo imagino, La mujer volteó y quedo cara a cara con ella, se acercó hasta casi quedar pegada a su cuerpo y la beso, Raquel no sabía cómo reaccionar pero el beso se sentía tan suave y agradable que no se atrevió a romperlo, pasaron varios minutos y el beso se había intensificado, las manos de Pedro estaban tomándola por las prominentes caderas y fueron hasta el comienzo de sus nalgas obligándola a juntar sus cuerpos, Raquel podía sentir como los pezones durísimos de la mujer se le encajaban sobre sus propios senos por encima de la fina blusa del uniforme, era una sensación espectacular, se sentía muy húmeda y se dejó llevar por lo caliente del momento, de pronto eran sus manos las que agarraban las nalgas de la voluptuosa desconocida y el beso habría durado ya un buen rato, Pedro comenzó a desabotonar la blusa de Raquel descubriendo un pequeño brassiere de encaje negro que acomodaba perfectamente las tetas de aquella hermosa muchacha, le quito la blusa y comenzó a acariciarlas con fuerza a lo que se escaparon varios gemidos de la boca de la vendedora, Pedro tenía una mirada de lujuria que Raquel jamás había visto en nadie, sus ojos parecían salir de sus orbitas y brillaban de una manera apantallante mientras empezaba a comerle las tetas por encima del bra hasta que logró arrancarlo de una mordida, una mano de Pedro bajo por su abdomen hasta encontrar la manera de entrar por el frente de su pantalón negro de licra y descubrir la humedad que emanaba de su vagina, en poco tiempo Pedro ya la tenía contra la pared del vestidor comiéndole las tetas a la vez que su mano derecha frotaba intensamente su intimidad mientras que con la mano izquierda la abrazaba para acercarla en señal de que no quería que escapara.

Fue tanta la insistencia de la mano de Pedro en su vagina que Raquel no podía aguantar más, se estaba corriendo, lo sentía en sus piernas que temblaban y en el jugo que sentía correr por el interior de sus calientes muslos, era un orgasmo lento, poco a poco, sin prisas, los gemidos habían aumentado de intensidad pero lograba contenerlos en cierta manera para no alertar a las demás clientes de lo que estaba pasando en ese probador, Pedro quería besarla toda, iba de una teta a la otra y al cuello y de nuevo al pecho, nunca dejo de frotar la húmeda vagina hasta que un pequeño grito y las piernas apretadas de Raquel le anunciaron que había terminado de correrse, junto tanto sus piernas que Pedro no podía sacar la mano por la presión que ejercía Raquel para terminar de sentir esas pequeñas explosiones que suceden justo después de un orgasmo.

Finalmente Pedro pudo sacar su delicada mano del pantalón y ver la cara extasiada de la niña que acababa de tocar hasta el arrebato, llevo su mano empapada de los líquidos vaginales a su boca y probo con sensualidad el néctar que acababa de obtener, Raquel se alejó como pudo de la hermosa mujer, busco su brassiere y dio cuenta de que estaba roto, logro ponerse la blusa y salió corriendo del vestidor lo más rápido que pudo.

Pedro no podía creer lo que acababa de hacer, prácticamente había manoseado a una jovencita sin su consentimiento y lo peor de todo, ahora se sentía muy excitado, trato de controlarse, se vistió de nuevo como pudo, tomo un par de shorts, y pantalones, 4 blusas y un vestido de las prendas que Raquel le había llevado y antes de salir del vestidor tomo del piso el brassiere destrozado que le había arrancado a la nena de una mordida.

Continuará