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Una tarde con mi amigo y mi mujer (1ª Parte)

en Bisexuales

Abrí la puerta y ahí estaba mi amigo Carlos. Había venido desde Badajoz de visita. Hacía tanto que no lo veía... Nos fundimos en un abrazo, tras el cual, carlos dio dos besos a Ana, mi mujer. Tomamos un café charlando alegremente, tras el cuál dimos un paseo los tres y cenamos en una famosa cadena de hamburguesas. A la vuelta, sacamos unos tercios de cerveza mientras jugábamos a las cartas. Yo sabía que a mi amigo le ponían cachondo los pies de las mujeres, al igual que a mi. Veía como Carlos miraba de reojo los pies de Ana, que estaba descalza en casa. No me molestaba, me llenaba de orgullo que mi mujer atraiga sexualmente a otra gente y me gusta que se exhiba. En alguna ocasión durante la partida yo tocaba y masajeaba los pies de ella, que los puso sobre el sofá y lo veía a él cómo miraba con cierta envidia y excitación.

Varios tercios después comenzaron las conversaciones calientes, como por ejemplo las fotos de una famosa actriz a la que le habían hackeado el móvil en las que aparecía desnuda teniendo sexo con un hombre y una mujer. Ana confesó que al ver las fotos se había excitado, que le había gustado no solo verla teniendo sexo, sino que se había puesto cachonda de verla a ella desnuda y ver cómo follaba con otra mujer. De ahí pasamos a los tríos hombre-hombre- mujer. A ella le gustaría probar, según decía. Yo dije que también, ¿porqué no? había que probar de todo.

Carlos, excitado, borracho ,con el deseo de ver a mi mujer desnuda y, quién sabe, quizás cumplir esa fantasía sexual, propuso que jugáramos a soltar prendas de ropa por cada partida perdida. Ana, quizás por el alcohol, la excitación, o la mezcla de ambas cosas accedió ante mi sorpresa. Yo, la verdad estaba deseando mostrar el cuerpo desnudo de mi mujer a mi amigo, así que accedí.

Mi amigo y yo ya nos habíamos visto desnudos en muchas ocasiones, así que la principal atracción era Ana. Carlos y yo nos aliamos para desnudarla a ella, pero era buena y acabó desnudando a Carlos primero. Carlos estaba un poco cortado, lo que no quitaba que su excitación hiciera crecer su polla, no del todo, lo justo para que colgara grande y gruesa. Mi mujer se la miraba y descubrí que eso también me excitaba. Ella aún estaba en sujetador y tanga y a mi sólo me quedaba el bóxer.

Varias partidas más tardes estábamos Carlos y yo desnudos, con las pollas semi erectas y ella con las tetas al aire y con el tanga aún. Nos miraba divertida. Mi amigo disfrutaba mirando sus tetas y el culo y el coño a través del tanga cada vez que ella se movía. Ana se ponía de posturas sexys para excitarnos.

-Bueno, he ganado, ¿cuál es mi premio? -dijo ella.

-Pues vernos desnudos, ¿te parece poco? -le respondí.

-Sí, me parece poco. Como castigo por perder tenéis que cogeros la polla -dijo Ana con sonrisa pícara.

-Me parece un castigo muy duro -dijo Carlos pensando -si te quitas el tanga, con permiso de tu marido, nos lo pensamos.

-Ella no contestó, pero nos miró pícaramente.

Yo fui hacia ella y le dije a Carlos que viniera también. Le levanté las dos piernas, lamiéndole un pie, y le dije a Carlos, que miraba excitado, que las sujetara. Él la sujetó por los pies, que tocó de manera sexual y yo comencé a quitarle el tanga. Vi como la polla de Carlos se ponía erecta en todo su esplendor, cosa que me excitó. Levanté el tanga por encima de sus rodillas y se lo pasé a carlos, que se sentó en el sofá de al lado con los pies de Ana en su regazo para poder coger el tanga. Él sacó el tanga por sus pies y los volvió a dejar en su propio regazo. El tacto de los pies de una mujer, de la mujer de su amigo, en su cuerpo le exitaba. Su polla, dura y venosa, rozaba sus talones. Me sorprendí a mí mismo mirando la polla de mi amigo, sus huevos. Miraba cómo los pies de Ana rozaba la punta erecta, eso me excitaba mucho, pero creo que la polla de mi amigo también me estaba excitando. Comenzé a tocar y abrir el coño de Ana con una mano, le tocaba las tetas con la otra. Carlos masajeaba excitado los pies y las piernas de Ana. Intentaba con disimulo acercar más la polla a sus pies, pero ella se dió cuenta y empezó a tocársela descaradamente. La sujetaba entre los dedos y la masturbaba, masajeaba sus huevos manejando los pies con habilidad. Carlos estaba entre atónito y excitado. Yo miraba cómo mi mujer masturbaba a mi amigo y la cara de éxtasis que éste ponía. Ella me empezó a masturbar con sus manos. Sacó mis dedos de su coño empapado y ante la mirada de Carlos, se los metió en la boca chupando sus propios fluidos.

Carlos no se atrevía a hacer nada más sin consentimiento, así que miraba y se dejaba masturbar por los pies de Ana. Ella los subió hasta su boca para que él se los chupase. Yo me levanté y metí mi polla en la boca de Ana, que chupaba con ansia. Ella se sacó la polla de la boca y me susurró que quería que Carlos le comiera el coño.

-¿Te apetece chupárselo?- le pregunté a Carlos.

-Claro, siempre que queráis- respondió.

Tras esto, Ana atrajo con los pies su cabeza en dirección a su coño. Como él seguía sin atreverse, yo mismo le empujé con una mano la cabeza entre las piernas de ella. Él chupó con ganas y ella gemía de placer. Volví a meterle la polla en la boca, lo que hizo que los gemidos salieran distorsionados. Yo miraba a mi amigo desnudo sobre las piernas de mi mujer, con la cara metida entre sus piernas. Estaba muy cachondo y saqué la polla antes de correrme.

Ana se tumbó en el sofá. Carlos siguió comiendo su coño, tocando sus tetas. Yo me puse de rodillas sobre su cara, ofreciéndole mi perineo. Me lo chupó, me chupó los huevos.

-¡Que alguien me folle! -gimió desde debajo de mi.

-Fóllatela -le dije a Carlos.

-¿Estás seguro?- titubeó él levantando la cabeza de su coño, con su boca empapada del jugo de mi mujer.

-Es un honor que tú, mi mejor amigo, y yo nos follemos a mi mujer.

Carlos se incorporó, abrió más las piernas de Ana y le metió despacio la polla. La tenía muy grande, yo no imaginaba su tamaño ya que siempre la había visto pequeña y colgona. Vi cómo la punta de la polla de mi amigo se hundía destro del coño húmedo de mi mujer, la oía gemir debajo de mi. Una vez metido hasta el fondo, enpezó a follársela, primero despacio, después fuerte. Los tres estábamos depilados y oía el plas plas plas de la follada de Ana y Carlos, cuya polla salía húmeda cada vez.

Ana sacó un brazo y me empujó la espalda haciendo que me inclinara sobre su vientre. Comenzó a lamerme el culo y a meterme la lengua, que era capaz de sacarla bastante, dentro haciendo que se me escapara un gemido de placer. Estaba mirando en dirección al salón y volví la cara. Lo que veía era muy de cerca la polla de mi amigo follándose a Ana. Estaba tan cerca que podía oler los fluidos que empapaban la polla de Carlos. El coño de Ana estaba abierto de pura excitación y podía oir cómo los huevos de él golpeaban el culo de ella. No negaré que me hubiera gustado meter la lengua ahí, entre la polla y el coño de mis seres más queridos, pero él era hetero del todo y quizás se molestaría, así que resistí la tentación.

Sentía la lengua de Ana muy dentro de mi, movíendose. Era increíble la fuerza, la longitud y la habilidad con su lengua. Entonces ella gritó y gritó de placer. Se corrió y empapó a Carlos, pude ver su polla chorreando fluidos de ella. Al terminar de gemir se movió para cambiar de postura. Yo me levanté y Carlos sacó la polla, que gotebaba por el sofá y por sus piernas. Ella nos colocó a cada uno a un lado y cogió una polla con cada mano. La primera que chupó fue la de Carlos, la limpió con su boca y su lengua de fluidos. De la puntita de su polla salió líquido preseminal que ella chupó con sensualidad. Se levantó del sofá y me besó. Ella sabía que su boca sabría a su propio coño, sabía que eso me gustaba.

-¿Sabes que su polla ha estado en mi boca y un poco de su sémen también? -me susurró al oído, chupando mi oreja.

Tras decir eso volvió a besarme, sabiendo ahora que a ella le excitaba hacerlo con sabor a otra polla. Yo me excité aún más. Mientras me besaba, agarró a Carlos por la polla y lo atrajo hasta que tocó su culo. Él la rozó entre sus nalgas húmedas por el sudor e incluso la hundió hasta notar en la punta el ano de ella. Jugó a empujar un poco sin llegar a penetrar mientras yo probaba los fluidos de ambos de la boca de Ana. Ella metió mi polla entre sus piernas. Mi amigo y yo nos masturbamos con el cuerpo de mi mujer.

Ana volvió a sentarse con las pollas en las manos y empezó a masturbar y a chupar, primero una, después la otra. Unió las pollas de manera que se tocaban de la punta hasta los huevos, ante la sorpresa de Carlos. En un principio se sintió un poco incómodo con mi contacto, pero después se dejó llevar al sentir la habilidosa boca de Ana chupando y lamiendo ambas pollas mientras masajeaba con las otra mano los dos pares de huevos juntos.

Después de un rato de lamidas, y de mi amigo y yo sintiendo placer juntos frente a frente, ella tumbó a Carlos en el sofá, se puso a cuatro patas sobre él y empezó a comerle la polla. Yo se la metí en el coño por detrás y me la follé, haciéndola gemir en la polla de él. Me excitó ver las piernas y los pies de los tres juntos en el éxtasis del sexo. Las piernas de él flanqueando las de ella, y ella flanqueando las mías mientras yo empujaba detrás de ella.

Casi me corro y saqué mi polla a tiempo. Me puse de pie al lado de mi mujer y mi amigo para ver mejor mientras descansaba. Mi polla erecta y empapada apuntaba a ambos. Vi cómo Carlos me la miraba con cara de exciación. ¿Será por la comida de polla y la habrá mirado por casualidad o también le pone mi polla? Ana cogió me la cogió y volvió a limpiarla con su boca. Empecinada en hacernos probar a mi amigo y a mi nuestro sexo, se abalanzó hasta su boca, que lamió y besó. Él me miraba de reojo y yo le miré con una sonrisa de complicidad. Él sabía que dentro de su boca, estaba la lengua de Ana, que había estado en mi culo y en mi polla y aún así las atraía más por la nuca para besarla con mayor profundidad. Ana le cogió la polla, como estaba tumbada a cuatro patas sobre él y se la metió en el coño. Se lo folló besándolo. Me miraba de reojo, le ponía que la viera follar con otro tío. Se incorporó sobre él, que le cogió las tetas. Con movimientos fluidos de cadera se lo folló como nunca se habían follado a Carlos, que gemía de placer deshinibido. Me acercó y me besó mientras se follaba a mi amigo. Ella cogió la mano de Carlos y la acercó con disimulo a mi polla. Él la tocó. Pensé que se apartaría rápido, pero la sujetó unos segundos e incluso hizo un ligero movimiento que recordaba a una masturbación, pero al ver que yo lo miraba de reojo se cortó y la soltó. Ese breve instante de sexo entre los dos excitaron muchísimo a Ana que empezó a moverse más deprisa.

Yo me fui detrás de ambos de nuevo, empujé a Ana sobre carlos, que volvió a besarla. Desde ahí tenía otra perspectiva de mi amigo penetrando a Ana. Sus huevos botando casi alcanzaban el culo de ella, ya que él también se movía y la empujaba hacia arriba. Vi el el ano de mi mujer, abierto de excitación y moviéndose con cada penetración de Carlos. Le metí la punta de la polla, pero la tenía tan excitada y grande que no entraba. Sólo tenía un lubricante a mano y era el coño de Ana, pero estaba ocupado por la gran polla de Carlos. No había otra manera, así que acerqué mi polla al coño de ella y la restregué, pero también lo hice con la polla de él. Lo miré, él me miró, pero no dijo nada así que seguí lubricándome entre ellos dos. Por fin se la metí en el culo a Ana, que gimió. Se la metí entera. Dentro de ella pude notar la polla de Carlos moviéndose dentro del coño y nuestros huevos se tocaban cada vez. Me la follé un rato por el culo.

-Métela en el coño, las quiero las dos en el coño -dijo ella volviendo la cara hacia atrás con expresión de ninfómana.

Entonces la saqué de su culo, miré la polla de mi colega entrando y saliendo. Casi no había sitio, pero empujé justo en el borde de su coño, contra la polla de él. Y entró, vaya si entró. Estaba tan lubricada y excitada que mi polla entró junto a la de Carlos sin ninguna dificultad. Nos la follamos, realmente nos follamos los tres. Nuestras pollas daban placer en el coño de Ana que pasó de gemir a gritar de placer. Y al igual que yo, Carlos debió darse cuenta de que estaba follándose no sólo a la mujer de su amigo, sino a su amigo también. Las pollas se frotaban una con otra, piel con piel, no como cuando estaban separadas en el coño y el culo, produciéndose placer.

Entre los gritos de Ana escuché que Carlos gemía también, se estaba corriendo y veía cómo mi polla salía manchada de su sémen. Yo tampoco pude aguantar más. Sentí cómo mi sémen fluía fuera de mi y entraba empapando por dentro a mi amigo y a mi mujer. Los gemidos se calmaron, las pollas reducieron su tamaño y salieron de dentro de Ana por sí solas. Ana chorreaba fluidos del sexo de los tres, que caían sobre la polla y los huevos de Carlos. Los tres, nos llenamos de los tres. Los tres, nos dimos placer. Lo tres, habíamos follado con los tres.

Tras limpiarnos, nos fuimos a la cama. Carlos iba a la suya, pero Ana lo detuvo de la mano, me miró con complicidad. Yo asentí y lo dirigimos a nuestra habitación. Los tres nos tumbamos en la cama exhaustos, Ana entre nosotros dos. Los tres pensando en lo que habíamos hecho y ninguno estaba arrepentido. Yo me dormí pensando en Carlos, era mi amigo y habíamos mantenido, aunque con una mujer por medio, relaciones sexuales... pero ¿qué había de malo en eso cuando era una forma más de pasarlo bien y de unir lazos entre amigos? Ana pensaba en qué más fantasías sexuales podría cumplir y en que después de esto, haber expandido nuestra relación a sexo con otras personas, su relación conmigo se había fortalecido y la confianza se había reforzado. Carlos pensaba en que había cumplido dos sueños, hacer un trío y otro más secreto que era follarse a la mujer de su amigo (cosa que nunca habría hecho sin su consentimiento, tan sólo en su imaginación), y por otro lado se sentía algo confuso. Le gustaba ver transexuales en secreto y masturbarse, pero hoy había probado una boca que había comido una polla, había tocado esa misma polla y se había corrido dentro de un coño con ella, con la polla de su amigo.... y le había gustado.