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2. los primeros cuernos consentidos

en Trios

 Y llegó el día. Su marido la besó metiéndole la lengua mientras ella estaba de rodillas sobre la cama de aquella habitación de hotel con un body de encaje negro que dejaba entrever todas sus bonitas tetas y las sinuosas curvas de sus caderas. Se sentía sexy y dispuesta a recrear la vista de los dos hombres.

A los pocos minutos, el joven salió de la ducha con la típica toalla blanca de hotel que a duras penas le cubría sus partes. Las gotas de agua recorrían su piel. Con el calor que hacía aquel cuerpo joven y fresco le hubiese apetecido a cualquier mujer. Ahora viéndole desnudo, a ella le gustó aún más. Estaba bien formado. Marcaba músculos pero no demasiado y tenía un tono de piel moreno q le hacía un hombre muy atractivo. Ella lo miró a los ojos, dispuesta a dejarse llevar por sus instintos más íntimos.

El joven dejó caer su toalla quedando su polla morena y morcillona totalmente al descubierto. El marido ya la tenía tiesa pues se la había estado meneando mientras el joven se duchaba. Se acercó a ella, y de inmediato entendió que tenía q poner aquel miembro en marcha. Le agarró la polla y tiró con suavidad hacia ella. Se la llevó a la boca y en cuestión de un minuto mamando aquel pollón ya notaba como crecía en su boca. El joven estaba reaccionando bien. Con la otra mano, iba masajeando la polla del marido para q su erección no bajara.

El joven le sujetaba el pelo con suavidad, sabiendo q aquella hembra no era la suya. Sin atreverse a mirar a la cara al marido q con sus manos la iba sobando el culo y las tetas mientras ella no paraba de chupar.

El marido hundió sus dedos en el coño de ella y los sacó empapados en flujo. Estaba cachonda. Bruscamente, le tiró del pelo, saliendo la polla del chico disparada de su boca. Y dirigiéndose a él le dijo:

-Está cachonda como una perra! Ponte un condón!

El chico saltó de la cama y corrió hacia su bolsa. Abrió el envoltorio del preservativo con los dientes y se lo colocó en la polla con prisas. No quería perder la erección para no quedar mal. Ella esperaba desesperada con el culo en pompa mientras el marido le hundía la cara en las sábanas y le decía :

-Espera un poco más cariño, enseguida la tendrás toda dentro-le dijo.

Ella levantó la cabeza y sin decir nada, se lo agradeció con una chupada de polla bien húmeda.

Estaba tan cachonda por probar una polla nueva que estaba manchando las sábanas con flujo.

Sin avisar, ni tan siquiera notar sus manos sobre ella , aquella polla se clavó de un golpe en su coño. A pesar de q la estaba esperando, le sorprendió aquella clavada tan brusca, sin pedir permiso.

Le proporcionó un gustazo tremendo en el coño. En nada la tuvo bien colocada y el joven empezó a bombear dándole buenos pollazos. A ella se le escapaban suspiros de placer q no podía ni quería contener. Estaba disfrutando de una buena follada. El joven quiso comprobar si podía meterla más adentro de aquel coño tan mojado así q la sujetó bien por aquellas caderas de curvas sensuales y cerradas y tiró de ella con fuerza con cada pollazo. Se estaba dando un gusto tremendo en la polla, olvidando por completo la presencia del marido, el cual se había quedado absorto viendo la escena. Ver cómo desaparecía aquel trozo de carne en el coño de su mujer y q ella estuviese disfrutando como una puta, le humillaba y lo calentaba a partes iguales. Una sensación extraña q le enganchaba a no dejar de mirar aquellos tremendos pollazos en el coño de ella.

Estaba disfrutando como una perra en celo con un tío q apenas conocía pero q sabía perfectamente cómo hacerla suya.

En un momento dado, levantó la cabeza entre jadeos y se metió la polla de su marido en la boca. Succionó con fuerza pero le costaba mamarla como siempre lo hacía, pues continuamente recibía los pollazos del joven q la desplazaban una y otra vez. Le encantaba.

Viendo el marido aquella salvaje follada, no pudo evitar soltar:

-¡Mira que llegas a ser puta!

Fue oir la palabra puta y ella se desató. Era lo que necesitaba oír para pegarse una corrida como Dios manda.

-¡La culpa es tuya cabronazo q me has puesto la miel en los labios! ¡Ahora te jodes y miras como se follan a tu puta!

El joven alucinando con aquel juego de palabras entre ellos se puso perraco perdido y dándole pollazos más profundos le dijo:

-¿Te gusta mi polla? ¿Te gusta cómo te follo? ¡Te voy a romper el coño....!-pensó llamarla puta pero se reprimió.

Ella se dió cuenta q el lenguaje guarro ponía al joven más cachondo y le dijo:

-¡Me encanta! ¡Ahhh me encanta tu rabo! ¡No pares cabrón! ¡Ahhh no pares! ¡No sabes las ganas q tenía de pillarte!

-¡Pues aquí me tienes putita! ¡Disfruta de una buena polla!

Sabiendo ella q ya lo tenía al límite le soltó:

-¡Tu eres otro cabrón! ¡Estás engañando a tu novia cerdo! ¡Cerdo! ¡No pares de follarme!

El marido tenía una erección bestial y estaba deseando meter polla. Pero aquellos dos estaban tan metidos en su inminente corrida q no sabía cómo intervenir.

Las palabras cerdas de ella hicieron q el chico la jodiera con todas sus fuerzas, rompiéndole el coño de puta. Empezó a notar como le subía toda la leche.

Fue entonces cuando la mandó callar:

-¡Calla puta! ¡Y no pares de menear ese culo de guarra! ¡Ya sabes a lo q he venido!

Soltándo todo el semen dentro del condón en una tremenda corrida.

Habiendo conseguido que él se corriera, ella se dejó ir también y se corrió como si el coño le estallase de gusto segundos después.

Acostumbrada a tener su ración de leche, le hizo un gesto a su marido para q se colocará encima y rematara la faena.

El marido q también estaba a punto viendo aquel polvazo, metió la polla en el coño mojadísimo de ella y con dos sacudidas se corrió llenándola bien.

Le comía la boca mientras le decía:

-¡Zorra, más que zorra!

Mientras ella sonreía picarona.

-¡Ya lo sabes que lo soy cariño mío!