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Vacaciones con mi prima y su nuevo novio (III)

en Gays

A la mañana siguiente me levanté y fui al baño a ducharme, al salir me puse a cepillarme los dientes y entra Marcos aun mareado. Se veía que su polla aún abultaba mucho bajo su calzoncillo. 

-       Buenos días – me dice mientras se baja los calzones y entra en la ducha

-       Menuda llevabas ayer – respondo 

Podía ver toda la escena por el espejo del baño. Sus músculos se pusieron en piel de gallina con las primeras gotas de agua fría y en efecto, tenía la polla dura, que fue bajando a medida que caía más agua por encima.

Él no miraba si un segundo hacia donde estaba yo, lo que me permitía contemplar la escena sin molestias mientras alargaba el tiempo de cepillar los dientes y me hablaba.

-       Que putada ayer con tu prima tío. No fui capaz de metérsela, y mira que estaba cachondo. Le estuve comiendo las tetas y el coño ahí en tu cama y me moría de ganas pero la borrachera me ganó.

-       Ya veo que aún sigues cachondo – le respondo mirando su polla

-       Jajaja ya ves – se rió mientras se la enjabonaba bien

 Continuamos hablando sobre lo divertida que fue la noche de ayer así que me esperé a que acabase su ducha, ya que a él parecía no importarle. En esto sale de la ducha y me suelta. 

-       Creo que voy a necesitar que me eches un cable para depilármela, ya me están saliendo algunos pelos, ¿te importa?

-       Pero si yo no tengo ni idea, qué dices, que te ayude Laura

-       Con Laura no soy capaz, se me pone durísima solo de tener su cara ahí tan cerca

Y yo pensando… y cómo se pondrá Laura con la boca ahí tan cerca de semejante bicho.

-       Bueno, podemos probar pero no se te vaya a poner dura conmigo – le respondo

-       Jajajajaja – se ríe – te garantizo que no.

Se aproxima al lavabo, saca una crema y espátula, y se la empieza a untar por la entrepierna. El espectáculo no podía ser más morboso.

-       Creo que ya puedes, acércate y empezamos.

Me puse de rodillas, frente a él, con mi cabeza a la altura de su polla, lucía tan gorda como siempre y a él no parecía importarle nada tenerme tan cerca. Yo en cambio no podía con mis nervios.

-       Voy a necesitar que la levantes para esta zona, le dije.

-       No te preocupes, apártala si te estorba, entre casi primos hay confianza.

-       Ya bueno, pero te estás pasando un poco con las confianzas, le respondo. 

Al decir esto suelta una carcajada, balanceando su polla a 1cm de mi cara.

-       Jaja que va, siempre encuentro algún colega que me echa una mano para esto, en el cuartel estaba el hijo del general, más o menos de tu misma edad, era un poco mariquita pero a mí eso me daba igual siempre que me la depilase bien.

-       ¿Mariquita? ¿Y eso no te incomodaba? – le pregunté mientras levantaba su polla para empezar con la depilación.

-       A mis compañeros sí, por la manera en la que nos miraba en las duchas, pero a mí la verdad es que no, si le gusta mirar pues que mire. Yo me siento muy seguro de mi sexualidad.

-       Ya, pero cuando te la depilaba, siendo gay… ¿no era raro?

-       Bueno, yo creo que a él le gustaba mirármela y agarrármela, pero yo no tenía problema. La verdad es que me estaba haciendo un favor y era yo el que se lo pedía.

Además le encantaba alagarme mi polla, que si le parecía gorda, que cuánto me medía dura, que si le dejaría probar un día jajaja. Pero él ya sabía que ni loco.

-       Que desinhibido eres. Pero la verdad es que sí, la tienes grande, nada de lo que avergonzarte.

-       Jaja gracias tío, siempre está bien un piropo.

En esto veo que durante la conversación se le empieza a poner morcillona.

-       Que curioso el tema de este chaval que te la depila.

-       Jaja sí, ya ves. Nos aprovechábamos un poco el uno del otro, pero bueno, que disfrute.

-       Oye creo que se te está hinchando con la conversación.

-       Jaja, parece que un poco. Es que me están viniendo recuerdos. Espero que no te importe.

-       ¿Qué tipo de recuerdos?

Se lleva las manos a la cara, con aire de vergüenza, y confiesa: 

-       Pues es que un día mientras me estaba ayudando con la depilación, empezó a hacerme preguntas sobre tu prima y el sexo con ella, le expliqué todas las cosas buenas pero también alguna queja.

-       ¿Y qué pasó?

-       Pues que con la conversación, cuando me di cuenta, la tenía dura del todo.

-       ¿Y él cómo reaccionó?

-       Se puso nervioso, me la soltó, y me dijo que lo sentía. Pero bueno, vamos a dejar de hablar de esto.

Nos echamos los dos a reir y acabé de depilársela, se metió en la ducha para limpiarse mientras continuábamos con la conversación con su cuerpo mojándose a plena vista.

A partir de este momento su relación conmigo era mucho más cercana, le caía bien y se sentía muy cómodo conmigo. Yo, en cambio, cada vez me sentía más nervioso por la cancha que me estaba dando. Además de que empecé a ponerme celoso de cada movimiento de él con mi prima.