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El novio de mi hermana, desnudo en el sofá (II)

en Gays

Ya se había roto la veda. Después de lo que había ocurrido el otro día ("El novio de mi hermana desnudo en la cocina"), un poco en contra de su voluntad, yo me estaba envalentonando.

Las visitas del novio de mi hermana continuaron, cada vez con más frecuencia. El pasado sábado vino a follársela, me saludó a lo lejos cuando entraba por la puerta y, rápidamente, subieron a la habitación. Estuvieron cuchicheando y moviéndose, pero no parecía que estuviesen follando. Al cabo de un rato veo como él baja las escaleras, parecía molesto y venía en shorts de deportes, me encantaba poder ver de nuevo esos abdominales y su polla botando al caminar. Desprendía testosterona por todos lados, y yo, al olerla, sentía escalofríos por todo mi cuerpo.

- Tu hermana se tiene que depilar justo ahora, ¿te puedes creer cómo son las tías? Estábamos ya medio empezando y va y me dice, cuando ya le estoy bajando la faldita, que para que no le ha dado tiempo de depilarse. ¡Hay que joderse!

- Ya. Es que no sé cómo estás con ella. Anda, vente aquí, estoy jugando a la Play.

Se sienta a mi lado en el sofá. Aparto la vista de la pantalla para echarle un vistazo. Qué bueno estaba el cabrón. Pero realmente parecía ofuscado con ella.

Continué jugando mientras él se centraba en mi partida, ya que solo tengo un mando. Él mientras seguía quejándose.

-        Anda, toma el mando, dale ahora tú un rato a ver si te relajas.

Pilló el mando y se empezó a meter en la partida. Parecía que le estaba cambiando el humor.

Yo hacía como que miraba la tele, pero con el rabillo del ojo analizaba su abdomen y sus piernas. Qué guapo era el cabrón. En uno de sus espasmos por la adrenalina del juego decidí apoyar mi mano sobre su pierna y apretarla de un modo afectivo. Él seguía ensimismado en el juego. Al cabo de un rato movió su pierna apartando mi mano.

Repetí la maniobra en otro de sus chimpos mientras me decía: -Has visto qué golazo le he metido! – Estaba cada vez más contento. Posé mi mano y la dejé ahí quieta. Pasados un par de minutos, en medio de la conversación, le empecé a acariciar. No tardó mucho en apartarme.

Esperé un poco y volví a poner mi mano en su pierna y acariciar otra vez, esta vez bajando un poco hacia el interior de sus piernas. Veía su bulto marcado bajo sus shorts y yo sabía hacia donde quería ir. Parecía que a cada roce que iniciaba tardaba más tiempo en molestarse.

Decidí mover mi mano un poco hacia dentro de su pierna, intentando acercar mi dedo meñique hacia la punta de su nabo. Me volvió a apartar la mano, siempre sin mirarme, seguía ensimismado con el juego. En otra de esas jugadas entusiastas, volví a felicitarle acercando mi mano y llevando el dedo hacia la punta de su polla. Se la toqué, todo de una forma muy sutil. Parecía no enterarse, así que empecé a mover mi dedo por la punta de su rabo despacito, acariciándole, mientras él seguía hablando de la partida. Pasaron un par de minutos y me volvió a sacar la mano.

En cuanto estaban a punto de marcarle el siguiente gol, sabiendo que él no tendría mucha maniobra, fui con mi mano directa, la metí bajo el short y agarré su tremendo trozo de carne flácido. Me encantaba lo blandita que estaba, siempre he sido un fan de las pollas en estado de relajación. Mi mano duró todo el tiempo de la jugada agarrada a su rabo.

Esta vez me dice:

-        Chavalín qué haces. – mientras seguía mirando para la pantalla

-        Pues mirar cómo te dan una paliza – respondí cambiando de tema

No me sacó la mano. Así que empecé a manosear su rabo, cada vez con más ganas. Él miraba la tele y de vez en cuando echaba algún vistazo hacia la escalera por si bajaba mi hermana. Le estaba haciendo una paja, y con lo cachondeo que él iba, me decía sin muchas ganas:

-        Chavalín, déjame quieto el rabo, que me vas a desconcentrar. – Yo mientras seguía apretando su enorme polla mientras notaba cómo crecía. Buffff me encantaba notar el cambio.

-        ¡Por ahí, por ahí! Que te la va meter por la escuadra, le dije haciendo referencia a la partida.

Él seguía moviéndose con espasmos por el juego y por la excitación. Cuando ya noté que tenía la polla bien dura le bajé el short, dando un buen tirón que creo que él facilitó, como si sintiese una gran liberación por que su polla respirase tras esa erección.

Yo sabía lo que quería: Me la tenía que comer entera.

Sólo deseaba que mi hermana tardase un poco más de la cuenta en bajar a por él para que se la follase.

Mientras él seguía jugando, bajé mi cabeza y la metí bajo sus brazos, quedando el mando sobre mi cabeza. Él miró de reojo para abajo y volvió rápidamente a la pantalla.

Sin pensarlo ni un segundo la meto entera en mi boca.

-        Qué haces maricón. – me dice dándome un codazo en la cabeza.

Yo no iba a sacar ese pedazo de carne de mi boca, por lo que se la empecé a comer. Él empezó a hacer movimientos intentándola sacar de mi boca, y me daba codazos par que parase.

-        Maricón, vas a hacer que pierda.

Yo estaba disfrutando como un animal comiéndome el pedazo de polla del novio de mi hermana, sabiendo que yo lo estaba haciendo antes que ella, cuando aún está más dura y viene más precum. Que gorda y rica era. Me encantaba comérsela. Y aunque él intentase apartarme todo el tiempo, tampoco es que me lo impidiese en realidad.

Empecé a chupar sus abdominales y pezones a lo salvaje. Él me apartaba para ver la tele pero se dejaba.

-        Chavalín, mi polla va a reventar, para ya coño, a ver si baja ya la fulana esa y puedo acabar.

Seguí chupándole como un salvaje. No quería dejar nada para mi hermana.

-        Chaval, que pares coño

-        Ohhh joder

-        Que pares, marica

-        Que va a bajar

-        Ohhhh

-        Joder

-        Para ya, en serio

Cuanto más me decía más succionaba con mi boca.

-        ohhh joder, chaval, para

-        Para

-        Maricón la vas a liar como sigas

-        Para joder - susurraba

Y en esto, se pone todo su cuerpo en tensión y grita: - ¡Gooooool!

Un montón de lefa empezó a desbordar dentro y fuera de mi boca.

Suena la puerta de arriba y se escucha como mi hermana empieza a bajar las escaleras.

-        ¿Qué haceis? Par de básicos. – Suelta mi hermana

-        Echar una partidita a la Play. – Suelta su novio girándose hacia detrás del sofá sin que se viese mi cabeza con su tranca aún dentro de mi boca. – Me traes una cerveza, cariño? – le dice intentando ganar algo de tiempo.

-        Te odio, suelta mi hermana dirigiéndose a la cocina.

-        Como me vuelvas a hacer eso te rompo el culo, maricón – me suelta susurrando el novio de mi hermana, levantando la mano como si me fuera a dar una paliza.

Acto seguido se subió rápidamente los shorts y yo pasé mi lengua alrededor de mi boca para que no quedara nada.

Esa última frase suya era todo lo que quería oír. Así que me fui del salón con una sonrisa de oreja a oreja.