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Humillada 5

en Confesiones

HUMILLADA 5

 

                Hoy es jueves, son las ocho de la mañana y acabo de levantarme, estoy desayunando y no puedo dejar de pensar en lo rápido que se están desarrollando los acontecimientos, el lunes vine en tren a Madrid y sin poner mucha resistencia acepté quitarme la ropa interior y dejarme meter mano, la verdad es que no era la primera vez que lo hacía, pero si era la primera vez que lo hacía por dinero.

                El martes acepte convertirme en la sumisa de Javier lo que suponía, por un lado, convertirme en la esclava sexual de quien Javier quisiese, esa misma tarde fui follada por él y cuatro de sus amigos, y si la entrevista de hoy por la mañana salía bien a partir de mañana mismo, viernes, empezaría a trabajar de prostituta.

                Ayer, miércoles, llegaron mis compañeras de piso, la verdad es que tanto Ana como Gloria parecen dos chicas muy agradables, creo que nos llevaremos bien, las dos tienen novio y me comentaron si para mi representaba algún problema que viniesen a visitarlas al piso. Evidentemente las dije que por mi parte no existía ningún problema.

                También me llamo Pedro, mi casero, me comentó que hoy por la mañana teníamos una cita con su amigo Jesús, dueño del local de alterne, para valorarme y decidir si podía trabajar en su local. Me acompañaría Pedro, ya que Javier a esa hora tenía trabajo en la inmobiliaria.

                A la hora de vestirme no tenía muy claro que ponerme, finalmente me decanté por algo sencillo, elegí un minivestido de pana, color vino, de escote recto y abotonado delante por medio de nueve botones, con este tipo de escote como los tirantes que unen la parte del busto con la espalda del vestido no suelen ser muy anchos, siempre se ve algo del sujetador que es algo que a mi no me gusta, al contrario de cuando se transparenta que me parece algo muy sexy. En consecuencia, siempre acabo decidiendo lo mismo, ir sin sujetador, por lo que debajo del vestido únicamente llevaba una minúscula braguita negra que, junto a unos zapatos de tacón, de unos ocho centímetros, azules completaban mi indumentaria.

                No se si las aspirantes a putas acostumbran a desnudarse delante de sus jefes, yo tenía bastante claro que, si lo iba a tener que hacer y aquel vestido era muy fácil de quitar, que en un momento en el que quizás me pusiese nerviosa era algo importante.

                Una vez vestida y maquilada me despedí de mis compañeras de piso y me dirigí hacia la cafetería en la que había quedado con Pedro. Cuando llegue él ya estaba sentado en una mesa, tomándose una cerveza, a la que me acerque y me senté a su lado.

                - Buenos días – Le saludé.

                - Hola, no vienes muy sexy que digamos.

                - Bueno, hoy es sólo la entrevista. Mañana, si me acepta ya llevaré otra ropa más sexy.

                - Debajo del vestido ¿Llevas algo?

                - Unas braguitas.

                - Bueno con esos zapatos y en braguitas será otra cosa, o sin ellas que no creo que te duren mucho puestas, Jesús querrá examinarte a conciencia.

                - Bueno tú ya me has visto desnuda y sabes cómo estoy.

                En ese momento se acercó el camarero y sin darle tiempo a preguntar nada, Pedro me dijo:

                - Bueno, no sólo te he visto desnuda al igual que los demás, sino que te follamos los cinco.

                - ¿Desea algo la señorita? – Preguntó el camarero.

                - Otra cerveza – respondí sintiendo como me subían los colores.

                - Ahora mismo se la traigo.

                Una vez que se alejó el camarero, le dije a Pedro.

                - No creo que fuese necesario que me lo recordases delante de él.

                - Recuerda que además de puta eres sumisa, y dentro de tu rol como sumisa está el de ser humillada delante de terceros.

                - Soy la sumisa de Javier.

                - Pero él te cede a nosotros cuando no está presente, recuerda que dijo que podíamos follarte siempre que quisiéramos.

                En ese momento se acercó el camarero con mi consumición y con la cuenta que le entregó a Pedro.

                - Aquí tiene señorita.

                - Gracias.

                Mientras le pagaba, Pedro añadió:

                - Se ha enfadado conmigo por decir delante de ti que nos la follamos los cinco que estábamos con ella. Tenías que haberla visto, completamente desnuda ofreciéndonos todos sus agujeros, seguro que tú también te la hubieses follado.

                - Si la señorita estaba de acuerdo seguro que sí.

                - Claro que estaba de acuerdo, dile Lorena ¿Estabas de acuerdo?

                - Si, estaba de acuerdo.

                - Tenías que verla como disfrutaba tragándose la leche de los cinco.

                Pedro le pagó diciéndole:

                - Quédate con las vueltas.

                - Gracias, encantado de haberla conocido, espero volverla a ver por aquí, Pedro es un buen cliente.

                - Y si no viene ella siempre puedes ir tú a verla en el local de Jesús, ahora vamos para allá, desde mañana algunos fines de semana trabajara en su local, jeje ya sabes de puta.

                - Es bueno saberlo, hasta otro momento parejita – Dijo mientras se alejaba.

                Yo no sabía que decir, me moría de vergüenza. Pedro me dijo:

                - No te preocupes, le conozca hace tiempo, a los dos nos gustan las putas como tú, y a menudo comentamos nuestras aventurillas y ni yo le cuento nada a su esposa ni el a la mía. Si no hubieses protestado es posible que no hubiese seguido con este tema, y hubiese pensado que eras una putilla, pero para que aprendas a aceptar nuestras decisiones he decidido dejárselo bien claro.

                - No cabe duda de que se lo has dejado muy claro.

                Tanto él como yo nos quedamos en silencio hasta terminar nuestras consumiciones. Pedro se levantó y me dijo:

                - Venga vamos.

                Me levanté y le acompañe hasta el lugar en el que tenía aparcado su vehículo, nos subimos y en cuanto estuvimos dentro puso su mano sobre mi rodilla y la fue subiendo a lo largo de mi muslo introduciéndola debajo de mi falda hasta llegar a mi braguita, metió los dedos por debajo de ella hasta acariciar mis labios vaginales, yo le deje hacer hasta que finalmente le pregunté:

                - ¿No me ibas a llevar al club de tu amigo?

                - No te preocupes ahora mismo vamos, veo que lo estas deseando.

                Dicho esto, puso en marcha su coche y los dos permanecimos en silencio hasta llegar al parking del lupanar, que se encontraba en la vía lateral de una autovía.

                Era la típica casa que tenia en un lateral visible desde la autovía, en tubos de neón, la silueta de una chica desnuda y las palabras “GIRLS CLUB”.

                En ese momento la puerta estaba cerrada, Pedro llamó a la puerta y salió a abrirnos un chico alto y fuerte, más tarde supe que se trataba de uno de los dos responsables de seguridad del local.

                - ¿Está Jesús? – Preguntó Pedro.

                - Si, pasad, os está esperando en su despacho, supongo que esta es la nueva – fue la respuesta.

                - Si, nuestra intención es que comience a trabajar mañana mismo.

                El local era un salón amplio con varias mesas y sillas, al fondo de frente una barra con una puerta que se encontraba cerrada a la izquierda y unas escaleras a la derecha que subían al piso superior y en ambas paredes laterales varias cortinas, tras cada una de las cuales averigüe mas tarde que se encontraban unos reservados.

                En ese momento en la sala había dos chicas realizando labores de limpieza que me miraron con curiosidad, nos dirigimos hacia la puerta cerrada y Pedro golpeo la puerta suavemente con los nudillos, desde dentro nos respondió una voz diciendo:

                - Adelante.

                En cuanto entramos en el despacho, Jesús se levanto de su sillón y dirigiéndose hacia nosotros dijo:

                - Buenos días Pedro, veo que Javier no ha venido.

                - Hola Jesús, ya sabes que ha esta hora tiene trabajo en la inmobiliaria y le resulta muy complicado venir.

                Y dirigiéndose a mí me dijo:

                - Creo que te llamas Lorena.

                - Si señor.

                Se acercó a mi mí y al mismo tiempo que me daba un beso en la mejilla añadió:

                - Encantado de conocerte Lorena.

                - Es un placer – Le respondí.

                - Tengo entendido que nunca has trabajado de puta y que quieres iniciarte en este local.

                - Si señor.

                - Muy bien te voy a comentar las condiciones, por media hora cobrarás cincuenta euros y el veinte por ciento será para el local, de la consumición de los clientes el diez por ciento será para ti. Con los clientes tienes que usar siempre preservativo, ¿Estás de acuerdo?

                - Si señor

                - Muy bien, entonces sólo falta comprobar el cuerpo que tienes y si de verdad sabes follar, desabróchate el vestido.

                Así lo hice, empezando por el botón de arriba y terminando por el de abajo, pero lo hice con el suficiente cuidado para que la abertura que quedaba no permitiese ver mis pechos. Él se me acercó, cogió con sus manos los dos laterales de mi vestido y me lo abrió completamente, deslizándolo a continuación por mis brazos y quitármelo dejándome en bragas.

                - Mmm, sin sujetador y con braguitas, a mí me gusta que la ropa interior de mis chicas esté conjuntada y en tu caso al ir sin sujetador es imposible que las braguitas vayan a juego, o se llevan las dos piezas o ninguna.

                Dicho esto, cogió cada uno de los laterales de mis braguitas con sus manos y de un fuerte tirón las rasgó quedándose con ellas en sus manos y yo completamente desnuda.

                - Así esta mejor, vete andando hasta la puerta y vuelve.

                En ese momento llamaron a la puerta, y me dijo:

- Abre la puerta.

Ante mi estaba él que nos había abierto la puerta hacía unos minutos.

- Pasa Javi, Sonia te presento a uno de nuestros responsables de seguridad, Javi esta es la amiga de Javier, la universitaria que quiere trabajar de prostituta en nuestro local y quiero comprobar si está capacitada para ello.

- Encantada – Le dije.

- Un placer – Me respondió mientras nos besábamos en la mejilla.

Jesús dirigiéndose a mí, dijo:

- Bien Lorena, imagina que Javi es un cliente que acaba de entrar en el local, quiero ver como le convences para que te folle.

- Voy a estar así, desnuda, delante de los clientes.

- No, salvo que se organice alguna fiesta especial, pero ahora haz lo que te he dicho.

Me puse frente a Javi diciéndole:

- Hola cariño, ¿te gustaría pasar un rato divertido conmigo.

Mientras le decía esto, puse mi mano derecha sobre su bragueta presionando ligeramente su paquete.

- Siempre me ha gustado divertirme con zorras como tú.

Dicho esto, me agarró con ambas manos por la cintura, hizo que mis pies perdieran el contacto con el suelo y me llevó en volandas hasta dejarme sentada sobre la mesa del despacho de Jesús. Puso sus piernas entre la mías y comenzó a tocarme las tetas y a pellizcar y tirar de mis pezones, yo aproveche para soltarle el cinturón y desabrocharle la bragueta metiéndole la mano dentro de sus calzoncillos y sacando su polla, que mediría unos quince centímetros pero que era gruesa y ya en esos momentos estaba dura como una piedra, con mi mano libre abracé su cuello para acercarme un poco más e introduje su glande en mi coño mientras le decía:

- Fóllame.

- Será un placer cacho puta.

En un movimiento coordinado, por un lado, con sus manos apoyadas en mis caderas me atraía hacia él, por el otro me embestía con su pene introduciéndolo completamente en mi interior, tras estar unos segundos dentro de mí, se separaba un poco sin permitir que su miembro saliese completamente de mi interior para volver a embestirme de nuevo, yo procuré en todo momento acompasarme a su ritmo hasta que finalmente se corrió dentro de mí, finalmente se separó de mi dejándome sentada encima de la mesa completamente exhausta.

CONTINUARA