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Humillada 4

en Confesiones

HUMILLADA 4

 

A aquella frase de “Joder Javier, la puta está buenísima nos lo vamos a pasar de miedo.” Le siguieron un coro de risotadas que me asustaron un poco.

Me encontraba en una habitación inmovilizada en una cama, prácticamente desnuda, con un antifaz que no me permitía ver quienes habían entrado en la habitación y con la seguridad que aquel body transparente no iba a durar mucho en su sitio.

Tras las risas, oí la voz de Javier que me decía:

- Muy bien Lorena, ya puedes estar contenta a mis amigos les gustas tanto como a mi y estoy seguro de que todos nos vamos a divertir mucho.

- Quítame el antifaz por favor.

- No, solo vas a sentir como nos divertimos contigo y conociéndote como te conozco estoy seguro de que tú también te divertirás.

- ¿Cuántos sois?

- Cinco.

El único que hablaba era Javier, los demás reían.

- Bueno chicos, esta es Lorena que además de puta es mi sumisa y estará encantada de que la hagáis todo lo que queráis, ¿a que estas encantada de ser nuestra puta?

- Si amo.

- Si amo ¿qué?

- Que me encanta ser vuestra puta, amo.

- Muy bien así me gusta, podemos empezar.

Inmediatamente comencé a sentir manos que toqueteaban todo mi cuerpo, mis piernas, mi coño, mis pechos, mis pezones, alguien desabrochó los corchetes del body con lo que mi sexo quedaba totalmente expuesto, noté como jugueteaban con él, me penetraban dedos que a continuación llegaban a mi boca para que degustase el sabor de los líquidos que segregaba mi coño.

De los cuatro dos permanecían en silencio, pero tanto Javier como el que había hablado cuando entraron en la habitación no hacían más que hacer comentarios sobre lo mojada que estaba, seguidos de expresiones como puta, zorra, ramera…

Poco a poco fueron deslizando mi body a lo largo de mi cuerpo hasta dejar mis pechos al descubierto y sacármelo por la cabeza hasta dejarlo a la altura de las muñequeras que me mantenían sujeta a la cama.

- Bueno chicos, ya está a punto vamos a follarla – Dijo Javier.

Se tumbo encima de mí, estaba desnudo y acerco su pene a la entrada de mi coño, introdujo un poco la cabeza y a continuación de una única embestida el resto de su miembro, la sacaba un poco y volvía a embestirme metiéndomela más profundamente, así una y otra vez hasta que finalmente se corrió dentro de mí, a continuación le tocó el turno al único que había hablado de los otros cuatro, y tras derramar su leche en mi interior, les tocó el turno a los otros tres, los que hasta el momento no habían abierto la boca nada más que para reírse. Al igual que sus compañeros se corrieron en mi interior, mientras yo disfrutaba de un orgasmo tras otro, ninguno de ellos utilizó preservativo.

Cuando terminaron de follarme los cinco Javier dijo:

- Hemos terminado la primera parte, es momento de comenzar la segunda. Vamos a soltar las cuerdas, pero mantente en esta posición hasta que yo te diga lo que tienes que hacer, y no intentes quitarte el antifaz, ya te enterarás en su momento quienes te han usado aparte de mí. ¿Entendido?

- Si amo lo entiendo perfectamente.

Percibí que las cuatro muñequeras ya no tiraban de mis muñecas ni de mis tobillos. Mientras volví a sentir manos y dedos en mis tetas, pezones y coño Javier me dijo:

- Te puedes levantar – mientras entre todos me ayudaban a levantarme, ya que yo me sentía un poco desorientada, aprovecharon también para terminar de quitarme el body que se encontraba a la altura de mis muñecas y que mientras estuve atada no me pudieron quitar completamente.

Una vez de pie, nuevamente habló Javier:

- Date media vuelta y te vas a tumbar a lo ancho de la cama boca abajo, no te preocupes que nosotros te ayudaremos.

Como os podéis suponer los puntos que fundamentalmente eligieron para sujetarme y ayudarme a tumbarme a lo ancho de la cama, volvieron a ser mis tetas y mi entrepierna, una vez tumbada de nuevo en la cama, sentí como las muñequeras volvían a tensarse manteniendo mis piernas y mis brazos completamente separados, volví a sentir sus manos en mi cuerpo, por lo que evidentemente las cuerdas que salían de las anillas de mis tobilleras volvían a estar atadas a algún sitio. Repentinamente sus manos dejaron de acariciar mi cuerpo y al cabo de unos segundos, recibí un sonoro azote en mi trasero, mientras Javier me decía:

- ¿Sabes lo que toca ahora?

- No, amo – aunque en el fondo me lo estaba imaginando.

- Una ayudita.

Metió los dedos en mi coño mientras decía:

- Entre tus líquidos y los nuestros no veas como tienes el coño. Y tu culito se merece algo también.

Y entonces comenzó a meter sus dedos empapados en mi ano lubricándomelo lo que confirmo mis peores temores, nunca me había dejado que me follaran el culo y era evidente que lo iban a hacer, decidí no darles el placer de que obtenían algo que a mí no me apetecía, decidí no protestar, además era lo que se suponía que debía hacer una buena sumisa.

- ¿Sigues sin saber lo que toca ahora? – Volvió a preguntarme.

- Si, amo, lo sé, me vais a follar el culo.

- Correcto – dijo, mientras me daba otro cachete en el culo.

Siguió lubricando mi ano durante unos instantes hasta que comencé a notar que la cabeza del pene de Javier empezaba a penetrar poco a poco en mi culo, al mismo tiempo alguien me agarro de la melena y tiró de ella hacia arriba obligándome a levantar la cabeza, mientras me decía:

- Abre la boca puta – Era la misma voz que al principio había dicho “Joder Javier, la puta está buenísima nos lo vamos a pasar de miedo.”

Inmediatamente metió su polla en mi boca llegando a provocarme arcadas, en ese momento una embestida de Javier provoco que su polla penetrará completamente dentro de mi haciéndome sentir dolor al mismo tiempo que placer, también sentí, como unos dedos me volvían a follar mi coño. El primero en correrse fue Javier e inmediatamente su pene fue sustituido por otro.

El que me follaba la boca me dijo:

- Me voy a correr quiero que te lo tragues todo, sin derramar ni una gota.

Inmediatamente se corrió y yo, obedientemente, me tragué su corrida, como ocurrió con mi trasero y al momento otro pene estaba en su lugar, mientras tanto empezaron de nuevo a tocarme las tetas y pellizcarme los pezones, seguían las risas, perdí la noción, de cuantas pollas pasaron por mi culo y por mi boca, tampoco sabría decir cuantas veces me corrí.

Finalmente, Javier dijo:

- Por hoy es suficiente.

Sentí como mis extremidades dejaban de estar inmovilizadas, como quedaban libres mis tobillos y mis muñecas, me ayudaron a ponerme de pie, aprovechando para volverme a meter mano.

- Vamos chicos vale ya, las putas también tienen derecho a descansar.

Nuevamente las risas, Javier me quito el antifaz y pude ver a los cinco que me habían estado follando, además de Javier estaban sus dos compañeros de la inmobiliario y dos más de unos cuarenta años a los que no conocía de nada. Ellos ya estaban vestidos, yo seguía únicamente con mis zapatos de ajuga.

- Bueno, a la puta ya la conocéis, se llama Lorena. Y tu Lorena a mis compañeros de trabajo ya los conoces y además te presento a Pedro, tu casero, que por cierto no tiene ningún problema en que seas puta y Alfonso, tu vecino del segundo.

- Encantada – les dije

- Ha sido un placer follarte – Me contestó Pedro.

- Yo espero repetirlo muchas más veces – Añadió Alfonso.

- Será un orgullo para mí, si Javier está de acuerdo – y a continuación dirigiéndome a Javier le dije – Puedo vestirme ya amo.

- No, no puedes vestirte mientras nosotros estemos aquí, y por supuesto que estoy de acuerdo en que te folle cualquiera de ellos. Por otro lado, como a partir de mañana estarán tus compañeras de piso, los encuentros los tendremos en una casita que tiene Pedro en la sierra.

- Me parece bien, amo.

A continuación, Javier añadió:

- Hoy me he gastado contigo noventa y ocho euros, te he comprado un body que únicamente me ha costado seis euros, un par de muñequeras y otro par de tobilleras a cuarenta euros cada par que son ochenta euros y el antifaz de doce euros. Sabes que acordamos los gastos que originaran estas sesiones los ibas a abonar tú.

- Si amo, no se preocupe usted, le abonaré hasta el último euro.

- Sí, pero no sólo pagarme la deuda, recordaras que ese dinero lo tienes que obtener de una forma muy especial.

- Si amo lo recuerdo.

- Muy bien, entonces cuéntales a mis amigos como recaudarás dicho dinero.

- Amo, no creo que sea necesario que les cuente ese tipo de detalles.

- Eso lo decido yo, tienes dos opciones o lo cuentas ahora o te saco tal como estas a la escalera hasta que decidas contarlo y lo contarás mirándolos a la cara.

Estaba claro que más pronto o más tarde iba a tener que contarlo, no pensaba salir desnuda a la escalera y esperar a que me viera algún vecino. Por lo que mirando a los cuatro amigos de Javier les dije:

- El dinero para pagar a mi amo lo obtendré trabajando de puta.

- Ja ja, y ¿dónde te vas a prostituir? – me preguntó mi vecino del segundo.

Yo en ese momento no tenía respuesta para esa pregunta, pero Pedro contestó a la pregunta de Alfonso:

- Tengo un amigo que regenta un puticlub, ya le he hablado del tema y esta encantado de tener una prostituta nueva en su local, el jueves a la mañana iremos a verle a su local y si Lorena resulta de su agrado el viernes a la noche empezará a trabajar de puta.

Entre risas se fueron despidiendo de mí, quedándome sola en casa, no me moleste en vestirme, tampoco me apetecía cenar, en consecuencia decidí irme a esa misma cama en la que había sido follada por todos mis agujeros, mientras me masturbaba pensé en como había cambiado todo en dos días, cinco tíos a los que no conocía de nada, me habían follado y estaba claro que lo seguirían haciendo, y a partir del viernes me iba a acostar con cualquiera que quisiera pagar por follarme.

Continuará.