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Mi tía me la chupa en público.

en Amor filial

Después de la experiencia que tuvimos en su casa el día de la comunión de su propio hijo, ambos sabíamos que esto ya no había como pararlo. Estábamos totalmente colados el uno por el otro y lo que es peor, en ambos se había despertado un instinto sexual depredador como pocas veces se había visto. 

Habíamos pasado a un nivel superior, ya no sólo teníamos sexo salvaje a escondidas como dos adolescentes, sino que también nos mandábamos mensajes al WhatsApp contínuamente mostrándonos nuestro cuerpo desnudo en pleno estado de excitación.

Era alrededor de las 12am de la mañana, cuando de repente el tono de WhatsApp de mi móvil sonó, era ella, mi diablo.

-Estoy pensando en tí-. Adjuntando una foto; Era un selfie hecho desde arriba, alargando su brazo, en el cual estaba completamente desnuda y con el otro brazo levantaba sus pechos para que se vieran aún más su turgencia.

-Ya se te notan los pezones duros, ¿te has mojado ya para mi?- Le respondí.

-Me he mojado pensando en ti, que es diferente. ¿Quieres ver como juega tu tita?-

Habíamos llegado a un punto de no retorno, un punto en el que habíamos perdido la condición de tía y sobrino. Esa relación ya no existía. Éramos dos amantes a cual mas cerdo de los dos. 

-Claro que quiero verlo, pásame un vídeo para que vea como te metes los dedos en el coño. Pero enfoca el móvil de frente, no quiero perder detalle-.

Pasados unos 8 minutos me llega un vídeo de 5 minutos de duración, en el que se veía como empezaba a jugar con su clítoris. Lo masajeaba, lo acariciaba, se mojaba los dedos con saliva y palpaba con toda la palma de la mano su vagina entera. Apretaba muy fuerte con la palma mientras empezaba a emitir pequeños sonidos que procedían del interior de su garganta. Acto seguido con dos dedos empezó a hacerse movimientos circulares en el clítoris. Los tono de los gemidos iba en aumento cuando de repente, sin calibrar su fuerza ni nada, se metió un dedo hasta lo más profundo de su vagina del tirón. Empezó a masturbarse rápidamente hasta que emitió un gran gemido final. Podía apreciarse perfectamente en el vídeo como su líquido vaginal iba callendo a las sábanas de la cama. 

-Eres una puta golfa. Gimes como una auténtica perra. Ya podías haberte esperado y haberte quitado esas ganas conmigo en persona-.

-Aún tengo cuerda para rato. ¿Nos vemos?- Me respondío.

-¿Nos vemos en el gym? Es la hora. Le comenté. 

Ella accedió y empezó a prepararse cada uno por su cuenta. Desde la comunión de mi primo ambos nos apuntamos al mismo gym para tener una excusa para vernos todos los días. Era una idea genial, puesto que aunque no pudiéramos follar todos los días, me recogía en coche para ir juntos al gym. Había días  que nos hacíamos nada, días en los que sólamente nos besábamos apasionadamente; morreos eternos con la lengua entrelazándose como si la vida dependiera de ello y había días en los que nos perdíamos en la oscuridad de la noche al salir del gym y tardábamos aún más rato en llegar a nuestras respectivas casas. 

En las últimas de esas ocasiones, me pasé toda la sesión de gym mirándole el culo, veía cómo sus mallas se le clavaban en la raja de su culo, dejando notar que debajo de eso llevaba un tanga de hilo brutal. No era el único que la miraba, el problema es que los amigos me decían lo buena que estaba mi tía, y yo tenía que asentir como un gilipoyas para no liarme a hostias con todo el que la mirara.

Algunas de estas sesiones me ponía tan celoso que a la salida del gym, al ser ya de noche, nos íbamos a determinados lugares del pueblo completamente oscuros, entre los polígonos para poder follarla a mi voluntad, para saber que sólo la disfrutaba yo. 

Una de esas noches, después de las folladas en la parte de atrás de aquel coche, nos paramos un poco a hablar, y fantasear con otras cosas, cosas que estaban fuera de nuestro alcance pero que si lo planeábamos bien, podría hacerse y ni su marido ni mis padres notarían sospecha.

Ambos le dijimos a nuestras respectivas familias que el gym estaba organizando un gymcana con otro pueblo de Córdoba. Sería ir a aquel pueblo, realizar la actividad y pasar allí la noche para el día siguiente hacer otra actividad distinta de senderismo con los dos gimnasios. El plan surgió a la perfección y los dos hicimos nuestra maleta para pasar un noche juntos en aquel pueblo que habíamos escogido.

Nos fuimos hasta allí en autobús, porque según el plan, ibamos en bus con todos los integrantes del gym. Los dos con ropa deportiva. Llegamos a este pueblo el cual tiene un pantano, y nos fuimos a hacer un poco de senderismo alrededor de el. Mi tía llevaba esas mallas pegadas negras que tanto me gustaban. Se le resaltaba los dos cachetes por separado. Yo no paraba de manosearla y besarla durante todo el camino. La empotraba en cada árbol y la levantaba del suelo, ella enrollaba sus piernas alrededor de mí; coño y polla rozándose a través de nuestros pantalones, disfrutando con el restregueo de nuestros sexos. 

Seguimos andando y llegamos a la orilla del pantano, no había mucha gente y decidimos meternos en el agua. Ella se quitó sus mallas y la parte de arriba de ese top deportivo, por lo que se dispuso a meterse en el agua solamente con el tanga puesto, las tetas al desnudo. Era el centro de atención de las personas que había allí, tanto hombres como mujeres. Me metí con ella en el agua, empezamos a besarnos y ella se agarró sobre mi cuello, volvió a rodearme la cintura con sus piernas, y de repente se acerca a mi oído y me susurra: -Fóllame-.

Ella extendió su brazo, me desabrochó las cuerdas del pantalón deportivo, y me lo bajó un poco hasta que mi polla pudo salir de aquella prisión a la que la tenía sometida durante toda la ruta de senderismo. Se apartó a un lado el tanga, dirigió con su mano mi polla hasta la estrecha entrada de su vagina, y empezó a meterla muy despacio. Cuando llegó hasta el final y mis huevos chocaron con la pared de su pelvis, dio un suspiro de exalación de aliento, lo estaba deseando. 

Empezó a subir y bajar más rápido, mi polla entraba y salía de su coño con rapidez pero sin violencia, me estaba follando con cariño. De repente nos fundimos en un largo beso con lengua y me muerde el labio inferior, le miro a los ojos y los tenía completamente en blanco. Seguía mordiendome el labio cada vez más fuerte hasta que me empezó a salir sangre y ella se relajó y me solto. Su agitada respiración empezaba a disminuir. Se había corrido. 

-Joder tita, me has hecho sangre.-

-Ha sido genial, no sabías las ganas que tenía. ¿No te has corrido verdad?-

-No-, le respondí.

Cuando salimos del agua la poca gente que había nos seguía mirando. Todos sabían los que habíamos hecho, todos sabían que habíamos follado en el agua. Nos tumbamos en aquella fina arena y piedras del pantano. Mi polla seguía como un mástil, mi tía me miró y me dijo: -¿Quieres que nos miren de verdad?-. En ese momento se agachó hasta poner su cabeza encima de mis piernas, con sus manos bajó mi pantalón de nuevo, agarró mi polla con su mano, y se la metió en la boca del tirón. "Joder, me la estaba chupando en público". Ella siguió a lo suyo, no le importaba nada ni nadie, empezó a mamármela cada vez más rápido, me succionaba la punta y me la mordía, pasaba su lengua entre mis huevos y volvía a clavársela entera en la boca, hasta la garganta. Cuando de repente sentí toda la presión de mi semen y la punta de mi glande y estallé en su boca. Nunca había sentido una corrida tan fuerte ni abundante, mi tía acostumbraba a tragárselo todo, pero esta vez el semen se le caía por la comisura de la boca, era imposible tragar tanto.

Cuando alzó la mirada, había varias personas alrededor nuestra, masturbándose. Se me quedó mirando fijamente a los ojos, y limpiándose los resto de semen que caían por su barbilla me dijo: -Vámonos de aquí-.

 

Nos fuimos a la habitación de hotel que teníamos reservada, nos duchamos y salimos a cenar. Se había puesto un vestido de color granate, corto, con un escote algo pronunciado. Queríamos perrear el uno con el otro por lo que nos metimos en una famosa discoteca de la zona. Nos tomamos un par de copas y comenzamos a bailar. Me hacía twerking muy despacio, movía su culo contra mi polla y yo la agarraba de la cintura, ya no podía más, la cogí de la mano y nos metimos en el baño de las mujeres, cerré con pestillo y la puse contra la pared, se la metí por detrás con fuerza, ella dió una exclamación de dolor pero no me importó, empecé a penetrarla fuerte y cuando empezó a gustarle ya gemía como la perra a la que me tiene acostumbrado ser. Me corrí dentro de ella y la dejé dentro unos segundos. Poco después se la saqué y mi semen empezó a caerle por los mulos hacia abajo. Ella hizo el amago de coger papel higiénico para limpiarse, pero le dije: -No, nos vamos a ir de aquí, y vas a ir hasta el hotel con mi corrida cayendo por tus piernas-. Ella me miró muy seria y acto seguido me sonrió: -Eres un cerdo, vamónos de aquí, aun no ha acabado tu noche-.

Ya en el hotel, nada más cerrar la puerta de la habitación la empotro contra la pared y empiezo a besarla. Le quito el vestido y la dejo simplemente en tanga y sujetador. Sigo con mis besos, la tumbo en la cama, y cuando intento a meter la mano entre sus piernas me para y me dice: -Esta noche mando yo-. Se levanta de la cama y abre su maleta, había traído cuerdas, y me dice: -¿Recuerdas cuando en la comunión de mi hijo me ataste a la silla de la cocina con tu corbata? Esta noche no vas a tener ni voz ni voto en lo que pase aquí-.

Me puso cachondo a más no poder, me ató de pies y manos a la cama, se quitó ella el sujetador y el tanga, se subió encima de la cama y fue acercándose a mi a cuatro patas hasta poner sus labios a la altura de los míos. -¿No querías que me limpiara en el baño en la discoteca verdad? Bien, ahora me vas a limpiar tú-. Se dió media vuelta y se sentó sobre mi cara. Empezó a moverse a un ritmo rápido. Me estaba follando la boca, abría la boca cuando ella me lo decía, sacaba la lengua cuando lo pedía, y ella más gritaba y gemía hasta que empezó a tumbarse hacia alante, cogió mi polla y empezó a chupármela. El mejor 69 de mi vida. 

En esa misma posición, dio un salto hacia delante y se metió mi polla en su coño de un solo golpe, estaba a tope de mojada, yo sólo veía su espalda y su culo moverse dando saltos. Tardamos ambos menos de dos minutos en corrernos. Ella se echó a mi lado y me soltó los pies y las manos. Sin decir palabra nos quedamos dormidos. 

A la mañana siguiente, después de hacer tiempo por la supuesta actividad que teníamos que hacer. Cogimos el bus y nos volvimos a nuestro pueblo. Estuvo todo el camino echada sobre mí, como si de una pareja de enamorados se tratara. Cuando llegamos al pueblo la acompañe en la puerta de su casa, y en el portal le di un último beso de despedia.

Al llegar a mi casa ya tenía un WhatsApp suyo: -Ya han publicado los tiempos!! Hemos quedado primeros! Formamos la mejor pareja del mundo.-