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No quería otra cosa

en MicroRelatos

Ese día realmente no quería otra cosa. Me había levantado con unas ganas terribles de que me follaran. Quería que de repente apareciera un hombre con ganas de penetrarme con fuerza. Que me lamiera, que me besara, que me metiera la lengua y los dedos, primero despacio, para que humedeciera, y luego con cierta violencia. Quería sentir en ese momento mis pezones cada vez más duros y que me los mordisqueara. Todo mi cuerpo era una ola que se mecía por mi cama esperando meterme una buena polla en la boca, bien dura, para probar lo que luego se me iba a meter adentro. Cuanto mas la chupara mas me iba a imaginar lo que ese rabo iba a ser capaz de hacer con mi coño.

Si, joder, que ganas de chupar durante un buen rato el rabo del hombre que fuera a venir a provocarme orgasmos. ¿Acaso no sería esa una de las mejores formas de agradecérselo? Hacerle una mamada que lo volviera loco. Comérsela durante un rato largo mirándole a los ojos para que supiera que lo único que quiero es esa verga venosa en mi cavidad bucal, en mi vagina, con toda se lefa estallándome en la cara, joder.

Estoy caliente, mierda. Y no estoy para consoladores ni juguetitos de goma. Quiero un hombre de carne un hueso. Un follador seguro de si mismo que me monte con energía.¿Es que no va a venir nadie a pegarme en el culo mientras me folla? ¿Nadie va a disfrutar de la posibilidad de meter su rabo incluso en mi culo? Tan caliente estoy que hasta sueño con que me penetren por detrás, con que me duela un poco al principio para luego morirme de placer y disfrutar viendo a mi hombre calentarse cada vez más.

Llámame zorra. Llámame puta. Hoy no quiero otra cosa, sólo que me follen. Después ya saldremos al mundo. Desayunaremos, bajaremos al perro y seremos aburridos, previsibles y monótonos.

Pero antes, de verdad…¿Es que nadie va a venir a golpear mi vagina con su polla?