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Cayendo en mi propio juego.

en MicroRelatos

Sucedía a veces que el morbo era mucho más de lo que creía... trataba de complacerme a como dé lugar con mi pareja, haciendo hasta lo imposible para llegar a esas situaciones.

Ese día lo único que le pedí a mi novia es que no llevase nada de ropa interior, me gustaba que pudieran verla, que pudieran notar como sus pezones se marcaban en esas escotadas y apretadas remeras, sin contar lo hermoso que era ver cómo se marcaba esa vagina cuando usaba unas calzas claras que tanto deleitan la vista de cualquiera (no solo la mía).

Eran pasadas las 19:40 hs y mi objetivo estaba claro, ella no sabía lo que me disponía hacer pero sin dudarlo me acompañaba, nos fuimos de la mano por dos o tres calles, en un momento me preguntó qué era lo que íbamos a hacer o al menos que le dijera a dónde íbamos, yo sin responder a esa pregunta me acerque hacia ella y le di un beso pasional, apoyándola contra un muro que se escondía de la luz por un árbol que le generaba sombra a cada uno de esos ladrillos; respondiendo a esos besos, entre sus labios en vez de salir exhalaciones, salían solo pequeños gemidos. Yo, por lo que imaginaba que pasaría y la situaciones que estábamos teniendo, me empezaba a sentir preso de mis ropas, y esto recién comenzaba.

Nos detuvimos alrededor de cinco o diez minutos en esos besos y caricias intensas, no fue más porque que iba hacia algo específico y no podía perder tiempo, llegamos a una parada de colectivos esperando que pasara el que tres veces por semana usaba, pero este día iba con un rumbo diferente al regular. Subimos al colectivo por supuesto como caballero que soy la dejé subir primero(y no solo por caballerosidad, sino para ver el espectáculo hermoso que me propinaba).

Nos sentamos en los asientos agrupados de a dos, ella contra la ventana y yo del lado del pasillo, me preguntó qué porque tomábamos este colectivo, me acerque hacia ella y en el oído le conté lo que quería hacer. Se sonrojó, acarició mi pierna y me beso, para ese momento mi pene estaba muy erecto se notaba claramente.

Luego de unos minutos le dije que aprovechemos el asiento de mi lado izquierdo que estaba vacío, era el momento, en la siguiente parada comenzaba a subir gente provocando que varios pasajeros estén parados.

Lo que sucedió fue que nos paramos de nuestros asientos antes que se llenara de gente, me senté en un asiento individual y Yanina para que nadie sospechara dijo en voz lo suficientemente alta para que escucharán los pasajeros de más cerca que prefería pararse por haber estado todo el día sentada en el trabajo y quedó parada a mi lado charlando normalmente hasta que comenzó a hacerse cada vez más densa la cantidad de gente y es ahí cuando comenzó mi juego. Comencé a acariciar su pierna lentamente de arriba hacia abajo desde la pantorrilla hasta el cuádriceps, mire apenas hacia arriba y ella se mordía los labios con una pequeña sonrisa, al ver que lo disfrutaba, mi mano con disimulo subió de a poco cada vez más hasta quedar casi en la costura de su calza.

En un momento mire hacia adelante y nadie notaba lo que estaba pasando, ya que la cantidad de gente generaba mal humor y que solo quisieran mirar hacia las ventanillas imaginando huir de ese transporte público.

Sin dudarlo seguí acariciándola, apretaba despacio su muslo en dirección de su hermosa vagina, pero solo acercándome me miraba y con los labios decía, "no seas malo", que me diga eso significaba que le gustaba así que sin aviso ni caricia cerca, puse la mano de canto y empecé a frotarla por su calza buscando rastro de su rajita, ella apretó las piernas y mi mano incluida, yo la mire medio asustado ya que tenía miedo que me vean por el movimiento brusco que hizo, se rió levemente y abrió más las piernas dejando que indague más y más esa calza, empecé a notar que su calza se humedecía y el hecho que fuese una calza clara lo hacía más evidente, por suerte para ella y para mí, esas vistas eran todas mías.

De repente el micro hizo una curva, dejándola a Yani más pegada hacia mí, permitiendo que toque sin parar por un momento sintiendo lo gordito de sus labios vaginales y el calor que emitía, ella aprovechó ese momento para tirar su calza hacia arriba dejando ver las dos ondulaciones que tenía en su entrepierna, eso a mí me mata, hace que me ponga como loco y quiero cogerla en ese instante, pero no podía, me había metido yo mismo en mi propio juego sufriendo,  limitándome a solo tocar, apretar sus piernas y vagina.

El juego continuó unas cuadras más, nuestra bajada iba a ser en el telo porque esta putita no me iba a dejar así.