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Marta (16: Culo sí, coño no)

en Autosatisfacción

Llevo tantas horas jugando con mi culito que ya no se cierra del todo cuando saco un juguete para meter otro. Está toda la casa llena de objetos "fálicos" que han atravesado durante el día de hoy mi ano. Desde pequeños mangos de cepillo hasta gruesos botes de productos del baño y de la cocina. Creo que ninguno es nuevo en esto, pero sí lo es que hayan participado tantos en la misma sesión.

Aguantar sin ni siquiera rozarme el clítoris está siendo un verdadero suplicio, pero hoy es el día de "solo culo, gracias"

Fue despertarme por la mañana y aparecer esa brillante idea por mi cabeza. Así que no perdí el tiempo y ya voy por la quinta hora de jueguecito.

Tengo el culo destrozado, pero aún quiero seguir un poco más. Y me he prometido a mí misma no masturbarme en todo el día (por la vagina, quiero decir) Así que he de aguantar sin un orgasmo por muy cachonda que me esté poniendo tanto juguete en mi culo.

Hace un rato he tenido incluso que ir al baño porque de tanto usar mi ano, estuve a punto de hacérmelo encima. Pero después de pasar por el inodoro y el bidé, todo ha seguido su curso.

Ahora voy sujetando un frasco de colonia mientras me paseo por la casa buscando algo más grueso que meterme.

Sara me dice que estoy loca, que cualquier día acabo en el Marañón con algo incrustado hasta el estómago. Pero me gusta tanto que no puedo evitarlo. De todas formas, he visto el pollón de goma que se traga su culito cuando está caliente y no es moco de pavo tampoco. La verdad es que no sé cuándo ni porqué perdimos la bonita costumbre que teníamos siendo muy jóvenes de masturbarnos juntas, incluso la una a la otra. A mí no me importaría revivir aquello.

Fuera la colonia. Vuelvo a sentarme sobre el salero cilíndrico de plástico (bien cerrado) como ya había hecho hace horas. Es más ancho que la colonia, por lo que siento como mi esfínter es forzado para permitir su paso. Estoy usando gel para lubricar los juguetes. Normalmente los pasaría primero por mi vagina para impregnarlos de flujo y así quedar lubricados, pero hoy está prohibido su uso. Lo que provoca que me vaya chorreando por las piernas. No hace falta que diga que voy completamente desnuda y que de cuando en cuando me asomo a las ventanas, salgo un momento al balcón o directamente abro la puerta de casa y saco mi cuerpo a pasear por el rellano. Ya son parte de mis juegos habituales que nada tienen que ver con que hoy sea el día de culo sí y coño no.

Al paso que voy no descarto ponerme algo de ropa y bajarme al parque con algún objeto a seguir el juego al aire libre.

Incluso me he puesto algunos vídeos de chicas masturbándose por atrás para copiar alguna idea. No es que sea muy asidua al porno, pero de vez en cuando sí me gusta ver qué se cuece.

También puede ser una buena idea subirme a la azotea. La verdad es que no se me ocurre un lugar que no me guste para darle caña a mi culito.

En este momento me puede la pereza de tener que vestirme, así que me decido por recuperar un bote de laca que antes me ha costado horrores conseguir que entrara. Lo cojo con firmeza y lo pongo sobre la mesa pequeña del salón, justo en el borde. Le pongo un buen chorro de gel y unto otro poco en mi ano. Ya estoy lista para volver a intentarlo. Me siento encima con las piernas muy abiertas, algunas gotas de flujo caen al suelo. Aprieto con fuerza y espero que el esfínter vaya cediendo. Giro mi cuerpo un poco buscando un mejor ángulo de entrada y por fin logro que pasen los primeros milímetros.

- Ahh - se me escapa. Ese precioso momento mezcla de dolor y placer.

Espero a que dilate bien y vuelvo a usar mi peso para engullir una buena parte del bote.

- Jo-der...

Un empujón más y, sin entrar del todo, llega a hacer tope. Me siento llenísima. No deseo más que cambiar ese bote por la polla de Javi. Y destrozarme el clítoris con los dedos. Pero me he prometido no hacerlo. Echo un ojo a mi sexo y veo un hilo de flujo colgar casi hasta el suelo.

- Mañana cuando venga Javi te vamos a reventar - le digo a mi vagina.

Me saco el bote de laca de golpe, sintiendo un vacío repentino que me hace estremecer. Meto tres, cuatro dedos dentro y me voy derecha al dormitorio.

- A la mierda - me digo - Vámonos de paseo.

Selecciono con mucha prisa un vestido, me lo pongo por la cabeza y salgo echando un vistazo. Veo uno de los botes altos de crema, no demasiado grueso y no me lo pienso. Lo cojo y bajo al parque.

En el ascensor ya no me aguanto y lo introduzco, percatándome de que el vestido se manchará de flujo por delante. Meto y saco la crema a toda velocidad mientras llego al bajo y salgo del edificio con él en la mano.

La ansiedad me puede, voy a paso ligero, casi corriendo hasta llegar al parque. Busco con la mirada un banco libre alejado y allá que me dirijo. Ni siquiera me molesto en mirar si hay alguien relativamente cerca que pueda ver lo que hago. Pongo el bote en el banco y me dejo caer encima. Entra sin ninguna dificultad, así que comienzo sin más dilación a follarme el culo con él, dejando el cuerpo del delito tapado por el vestido.

Lo hago sin miramientos, con velocidad y fuerza, sintiendo que entra hasta adentro y vuelve a salir sin problemas. Quiero correrme, ojalá mi culo supiera darme orgasmos. Hay gente que dice que eso es posible, pero yo nunca lo he conseguido (y no será por no intentarlo)

Pero soy una chica que cumple sus promesas, al menos hoy. Así que me levanto, dejando caer el bote sobre el banco, lo cojo con la mano y lo lanzo lo más lejos que puedo con rabia. Me aparto el pelo de la cara y me vuelvo para casa decidida a no tocarme en todo el día. Quizá un minuto después de la medianoche ya esté corriéndome, pero habré cumplido mi promesa.