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Cena y luego postre

en Amor filial

No era la primera vez que nos encontrábamos para estar juntos. Ya habíamos tenido una experiencia previa, una noche en Madrid que pensamos daría todo por concluido entre nosotros (leer relato previo: Princesa por QUIQUE). Pero tal parecía, que después de esa dulce mirada cargada de cariño y sentimiento, quedarían cosas por resolver y quedaría un deseo contenido de disfrutar de otro rato juntos.

 Después de nuestro encuentro en Madrid, J.E y yo, D.G, habíamos coincidido en un par de cenas familiares, donde solo cruzábamos miradas y a veces un par de palabras. Nuestras miradas decían más que las palabras. Estando con mi tía, J.E solo me preguntaba cómo estaba de forma cordial, aunque siempre de lejos se me quedaba mirando y a mi no me molestaba en lo absoluto. Un día en una de las cenas familiares, después del postre pedí permiso y me fui al jardín de la casa de mis abuelos. Me senté en la terraza y a los 5 minutos sentí una presencia detrás de mi…era J.E. Me volteé, lo vi y al ver como me sonreía con la copa en la mano le devolví la sonrisa. 

- ¿Qué haces acá bonita? – Preguntó y se sentó a mi lado.

- Necesitaba estar un rato a solas, las conversaciones familiares son tediosas, siempre criticando a todos…No me gusta eso.

- Disculpa sin interrumpo tu soledad, ¿deseas que te vuelva a dejar sola?

- No, sabes que me gusta tenerte cerca, aunque…no sé si sea buena idea venir a hacerme compañía a mi y dejar a mi tía sola allá adentro.

- Créeme, ella está de mil maravillas allá dentro, yo en cambio estaba anhelando tener un momento a solas contigo, desde Madrid que apenas hemos intercambiado palabras.

- Bueno…no se ha presentado ocasión y creo que la idea era alejarnos, ¿o me equivoco?

- ¿Quién dijo que quería alejarme?

- Pues nadie…pero asumí que era algo que debíamos hacer, no quiero ocasionarte problemas.

- No lo harás…Sabes desde aquella deliciosa noche que pasamos juntos, extraño tu olor, tu calor, tu respiración. Me hace falta tener tu presencia corporal, en especial cuando fantaseo contigo.

- ¿Fantaseas conmigo? Espero sean cosas buenas – Dije soltando una ligera risita.

- Siempre preciosa, te imagino en mi cama haciendo cosas no tan buenas – Dice J.E con una risa pícara.

- Apuesto a que son cosas muy buenas…riquísimas – Le seguí el juego – Pero en vez de imaginar podrías hacérselas a mi tía ¿no te parece?

- Pues sabes cómo son las cosas cuando el matrimonio es largo. Duermo con dos mujeres en mi cama, y no siento el calor de ninguna de las dos.

-Si, me imagino…Hablas de dos mujeres ¿cómo es eso?

-Si, tú tía y tú…estás frecuentemente en mi cabeza.

-Jejeje no lo sabía… ¿te gustaría…? mmm…olvídalo.

- ¿Qué?

- Nada…

- Si, me gustaría tener la oportunidad de estar de nuevo contigo. Te confieso que he venido no solo a conversar contigo, sino a decirte que deseo volver a jugar cómo jugamos en Madrid.

- ¿Lo dices en serio? Pero tengo novio…lo sabes.

- Si lo sé, bueno…El próximo finde volveré a Madrid por cosas de trabajo y como estás viviendo allí, así que pensé que podríamos pasar un día y una noche juntos…si te parece y si quieres claro.

- De acuerdo, es una cita.

- Es una cita.

- Creo que mi tía te esta buscando, la oigo. Vete, nos vemos el próximo finde.

- Vale – respondió J.E mientras caminaba a la puerta de entrada a la casa, justo antes de entrar se voltea, sonrió y dijo – Te tendré para mí solo y te comeré enterita el próximo finde, cuanto lo deseo – Luego se tocó su miembro, se mordió los labios y entró.

 El viernes antes del viaje de J.E a Madrid, en la noche luego de que su mujer se fuera a dormir, me escribió por whatsapp:

 - Hola bonita, ¿todo bien?

- Hola, sí bien ¿tú qué tal?

- Deseoso de que sea mañana…ya tengo ganas de estar a solas contigo.

- Jejeje siempre de exagerado.

- ¿Te parece si te espero en el portal de tu residencia a las 20:00 hs?

- Sí, avísame cuando estés abajo… ¿qué haremos?

- Sabes que haremos…aunque primero deseo llevarte a cenar – Dijo J.E pícaro

- Vale…hasta mañana.

 Eran las 19:00 hs, y en una hora habíamos quedado en encontrarnos en el portal de mi residencia. Me di una ducha con agua fría…había estado todo el día caliente, estaba deseosa desde el día en que me había dicho que quería que estuviéramos una vez más solos en Madrid. Esa mañana de sábado había estado tan cachonda, que vi un video porno y me toqué mientras imaginaba como J.E me follaría en la noche…Ufff me corrí a chorros y quedé con las piernas temblando. Al meterme a bañar, mientras me enjabonaba, sentí ganas de volverme a tocar el sexo. Primero baje lentamente desde mi cuello hasta mis tetas, las apreté y las masajee como él haría en poco más de dos horas, luego baje hasta mi vagina y empecé a tocarme muy rápido. Subí la pierna un poco para que mi coñito quedará más al descubierto y puse el chorro de agua directo sobre mi clítoris, tenia tanto tiempo sin llegar a un orgasmo con el chorro de agua, creo que desde los 17 años que no lo hacía.

Después de acabar me di prisa, ya faltaban 20 minutos para que J.E llegara. Fui al cajón y tomé una tanga negra a juego con mi sujetador negro. Me puse un vestido negro que llegaba por encima de mis rodillas, ajustado en la parte superior y suelto en la parte inferior, dejaba ver mis piernas, de las cuales me sentía orgullosa de mostrar. A juego unos tacones color cobrizo, brillantes, muy sexys.

 Al terminar de arreglarme, sonó mi teléfono, era un mensaje de J.E:

 - Estoy aquí, baja.

Bajé y lo vi, estaba muy guapo. Recién afeitadito, su cabello gris peinado hacia tras. Llevaba unos pantalones de vestir negros, zapatos del mismo color y una camisa blanca con rayas delgadas azules.

- Estás preciosa…no sé si podré contenerme durante la cena.

 Le di un beso sin decir una palabra. Un beso tan apasionado que no eran de esos que se daban a la vista de todos. Mientras lo besaba lo apretaba hacía mí, quería que sintiera mis tetas y mi calor. El me tomo de la cintura y luego bajo para apretar ligeramente mi culito.

Al separarnos me dijo:

- No me lo esperaba, vamos que deseo llevarte a cenar 

Fuimos a un restaurant en la Calle Preciados. Pidió una mesa y nos sentamos uno frente a otro. Pidió una botella de vino tinto. Mientras brindábamos me tomaba de la mano y jugaba con ella. Debajo de la mesa empezaba yo el juego y la provocación. Me deshice de uno de mis tacones y con los dedos de mi pie fui rozando la pierna de J.E hasta llegar a su entrepierna…apretaba un poco y sentía como se iba poniendo un poco dura su polla…como me excitaba sentirla así. 

- Eres mala, mala de verdad

- Así te gusta que sea

- Me gusta de todas las formas

- ¿Cenamos y nos vamos a tú hotel?

- ¿Y el postre?

- El postre te lo daré yo…te aseguro que será delicioso y lo disfrutaras muchísimo. 

Cenamos y nos fuimos. En el taxi, no pudimos resistirnos a las caricias, a los toqueteos y al juego previo. No nos importaba el taxista, solo queríamos gozar. Metió su mano en mi entrepierna, separó mi tanguita y empezó a notar mis jugos…estaba ya empapada. Tuve que contener mis gemidos para que el taxista no se diera cuenta que la cosa iba más allá de los besos. Al correrme, me quitó la tanga por completo, la olió y se la metió en el bolsillo de su pantalón. 

- Esto es mío, es mi primer premio. 

Al llegar a la habitación del hotel, llamé a servicio a la habitación y pedí crema chantilly. La trajeron. 

- ¿Qué has pedido? 

Me eché un poco de crema en la boca y lo besé. Me pegó contra la pared con fuerza, me quitó el vestido y el sujetador de pie. Se quitó a toda prisa la camisa y el pantalón y se sacó la polla del pantalón. La restregó en mi culito. Me volteo, me puso de rodillas y se echó crema en la polla. 

- Lame, lame hasta que te canses. 

Lamí y chupé. Ufff que rica polla tenía mi tío, era deliciosa. Metía mi lengua por la punta, como disfrutaba. Me volvió a pegar contra la pared, de frente a él. Lamió, chupó y mordió mis pezones con mucha fuerza y mientras lo hacía sus dedos tocaban y estimulaban mi clítoris gordito, rosadito y mojadito. Yo gemía, él respiraba rápido, se sentía un ambiente espeso, donde imperaba las ganas de placer y sexo. 

Me echó sobre la mesa y llenó mis tetas y mi coñito de crema. 

- Este es mi delicioso postre y me lo comeré enterito. 

Lamió las tetas llenas de crema y luego pasó a mi coñito depiladito. Quitó la crema con la lengua y empezó a comerme el coño despacio y pasó luego a hacerlo muy rápido. Cada vez iba más rápido hasta que metió dos dedos y luego tres, me penetro tan duro que en minutos me corrí. Esa corrida fue acompañada de un estruendoso grito. 

- Ahora es que te voy a follar zorrita – Dijo 

Me arrimó a la orilla de la mesa, levantó mis piernas hasta sus hombros y me embistió con su polla gorda y dura. No paró de hacerlo, la metía completa y al mismo ritmo siguió sin parar. Yo gritaba de placer, había deseado que me follara desde la última vez. 

- Aghhhh sigue, anda sigue, no pares

- Si, quieres mi polla, quieres que te reviente ese coñito delicioso ¿no es cierto?

- Si si si…sigue que me corro

- Córrete, anda, hazlo con mi polla dentro

- No aguato mássss...aghhhhhhhh!!!!!

- Que ricoooooooo…Me corrooooooo…te lleno de lecheee!!! 

Se había corrido dentro de mí. Sentí toda su leche mezclada con mis jugos y con la poca crema que quedaba. Se quedó un rato sobre mí, para después sacar la polla y lamer mi coñito, saboreo y me besó para que también probara el producto de la follada que acababa de darme. 

Le dije que deseaba tomarme una ducha. Fui al baño y al rato que estaba ya enjabonándome se metió conmigo. Me echaba jabón en la espalda mientras me daba besitos y mordisquitos en el cuello, hasta que bajó a mis nalgas. Me erizaba cuando hacia eso. 

Al salir de la ducha, le dije que me iría a casa…me dijo que quería que pasara la noche con él.

- Quédate…por favor.

- Nunca hemos dormido juntos, ¿por qué quieres hacerlo ahora?

- Porque quiero…compláceme.

- Más de lo que te he complacido

- Haz lo que te pido…quédate

- Vale, me quedo

Me eché sobre la cama, desnuda. Él se acostó a mi lado, tomo mi cara y me beso. Luego me acosté sobre su velludo pecho y mirándome a los ojos me dijo.

- Te quiero bonita, creo que…que…olvídalo

- ¿Qué? Dime lo que estás pensando 

Sonrió y supe que es lo que deseaba decir, le dije 

- Creo que yo también, pero es un imposible y lo sabes. Eres mi tío, yo tu sobrina.

- Lo sé…no hablemos de eso, déjame soñar

- De acuerdo – Y lo besé con lágrimas en los ojos

- Siempre te hago llorar, soy un tonto – Dijo J.E, mientras secaba con sus dedos mis lágrimas.

- No lo eres…prométeme que no me olvidaras

- Te lo prometo, princesa

- Prométeme que otro día volveremos a repetir esto

- Te lo prometo, princesa 

Esa noche dormimos juntos, abrazados, acurrucados. Quizás pasarían días, meses o más que no se volverían a ver así, como esa noche.