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Laura cuenta la experiencia que mas le ha marcado.

en Sexo con maduros

Muchos me escriben y me motivan a que relate cual fue mi experiencia sexual mas interesante, atrevida o morbosa. En realidad cada experiencia es un mundo y cada una tiene su parte interesante, atrevida o morbosa.

 

No obstante, y a pesar de que a la edad en que se desarrolla este relato, 18 años, yo ya había tenido cierto numero de encuentros sexuales, este que os relatare fue, quizá, el que me abrió mas la mente y la búsqueda incesante del morbo.

 

Para que os ahorréis las preguntas: es real, totalmente, pero, también como es lógico, cambio nombres, lugares, en fin… el resto, mas o menos y teniendo en cuenta que sucedió hace ya 20 años, es mas o menos como lo recuerdo.

 

A los 18 años me toco ir a la Universidad, en aquel momento1999, me marche de mi ciudad porque la carrera que deseaba no existía en la universidad que tenia mas cercana a mi domicilio. Lógicamente, toco buscar alojamiento, pensé en una Residencia Universitaria o Colegio Mayor, pero bastante snob y con demasiadas reglas, busque un piso, una habitación compartida… no es fácil porque esa ciudad en concreto es universitaria, vive de los universitarios y por tanto los pisos de alquiler están muy demandados. Generalmente te toca concertar cita tras cita y entrevista tras entrevista. Tarde unos quince días en encontrarla, y tuve suerte: se trataba de una vivienda unifamiliar que contaba con un pequeño terreno y una casia en dicho terreno separada de la vivienda principal, que contaba con una piscina. La casita disponía de un sala con cocina integrada, americana vamos, un dormitorio con mesa de escritorio y armario empotrado y un baño completo. En la casa principal residía un matrimonio jubilado, y alquilaba la vivienda a estudiantes durante el curso y a personas que venían de vacaciones en la época estival. El tema de situarse en el exterior de la zona urbana quedaba arreglado porque prácticamente en frente disponía de una parada de autobús urbano con unas frecuencia de 15 minutos, y en menos de diez estaba en el Campus. A mi inicialmente me pareció genial. Prefería algo en el centro, pero era consciente de la dificultad, y era mi primer año, empezar ahí y luego ya buscaríamos. Adema, el precio me permitía no compartir el alojamiento, que era todo para mi… y con 18 años era la primera vez que viviría completamente sola, atada a un presupuesto y enteramente libre. Toda una experiencia.

 

Me mude en septiembre, antes de empezar el curso. Olga y Manuel, los caseros, eran una gente encantadora y muy amable. Atentos a cualquier necesidad. Me dejaron claro que podía usar la piscina, y que no tenían inconveniente en que trajera algún invitado, pero eso si, nada de fiestas, ya que eran gente tranquila. Me parecieron normas de lo mas lógicas y normales.

 

Dedique mis primeros días a familiarizarme con la ciudad, hacer compras, y adecuar todo a mi personalidad. Olga me invitaba siempre a comer o cenar en casa y pronto les cogí cariño, la verdad es que eran unas personas fantásticas.

 

En esta ciudad en concreto el calor del verano se prolonga, y al ser interior, mas. A media mañana era normal estar a 22 grados, y pronto le tome el gusto a darme un baño en la piscina, algo fantástico que te refresca y te deja nueva para el día. No solía estar sola, a veces Manuel, a veces Olga y a veces los dos me acompañaban, bien charlando, o bien bañándose también. Nada raro. Yo usaba bikini, y si es cierto que alguna mirada sorprendí, pero tampoco es nada raro. De hecho, y como ya sabréis, siempre me han gustado los maduros, así que no me molesto en absoluto esas miradas, ademas, la piscina pronto pasaría a la historia, en Octubre ya no podría usarla.

 

El caso es que las clases comenzaron. Nuevas amistades, amigos, amigos especiales con derechos… en fin… lo normal. Mi relación con mis caseros era muy buena y amigable, casi los consideraba como mis abuelos… llego un punto que existía una confianza total...un día. que lleve a un “amigo con derecho a roce” me cruce con Olga en el jardín, que me saludo y todo bien. Folle, pase una noche estupenda, y listo. Al día. siguiente, que era sábado, me invitaron a comer, supongo que después de cerciorarse que mi “amigo” se había marchado. Comimos, charlamos de los estudios, del tiempo y de la política. Manuel se marcho al centro social a jugar su partida a las cartas, con casi 70 años era todavía un hombre muy vital y social. Olga y yo quedamos charlando, y fue cuando lo soltó.

 

- Perdona la pregunta Laura, pero ¿eres liberal?

 

Me quede un poco a cuadros. No la esperaba. Ella se rio.

 

- Tranquila hija, que no estamos escandalizados. Nos parece bien que disfrutes de la vida, pero claro, “este” es el tercero que vemos, vamos, que no quieres lio fijo, o eso parece. Pero no me contestes si no quieres que no pasa nada.

 

- Bueno, es que así de golpe… no pero no me gusta comprometerme. Solo pasarlo bien.

 

- Claro. Eres muy joven cita para comprometerte con nadie, es normal. Tomaras precauciones claro.

 

- Si -jo, parecía mi madre

 

- Bien. A nosotros nos parece muy bien. Queríamos que lo supieras -hablaba en plural- siempre nos has parecido una chica muy guapa y bien formada. Algo delgadita desde luego -sonriendo.

 

- Bueno gracias. Me sorprende un poco, lo digo, bueno, ya sabes…

 

- ¿por la edad?. Ay hija miá… quien tuviera tus años. A mi esposo lo conocí en una playa nudista en Francia y siempre hemos sido muy abiertos. De hecho hacia mucho que no usábamos la piscina con bañador.

 

Me quede mirándola sorprendida. Ella sonreía abiertamente. La verdad es que no sabia a donde quería ir a parar.

 

- ¿Quiere decir que Manuel y tu habéis… tenido otras parejas, quiero decir..?

 

- Si. Hemos tenido otras parejas en el sexo, y siempre hemos mantenido una relación abierta. Por eso llevamos tantos años juntos. Comprendo que te sorprenda.

 

- Bueno…

 

- Lo se. Te extraña y te estas preguntando porque te lo cuento, ¿verdad?.

 

- Si, Olga, te agradezco la confianza pero no se porque me lo cuentas.

 

- Claro que lo sabes.

 

Me miro a los ojos. Por primera vez vi su belleza oculta en sus arrugas. Tuvo que ser una mujer tremendamente hermosa, y aun lo era con sus 67 años. Nunca había pensado en ella, ni en el, en ese sentido, desde luego… creo que me ruborice, entonces ella se rio.

 

- Ves como lo sabes cariño

 

- Olga yo no se que decir no quiero que pienses…

 

- Hija, no pienso nada… solo queríamos que lo supieras. Pero no tiembles criatura...¿quieres un café?

 

Me heche a reír.

 

- Una tila mejor jajajaja

 

Las dos reímos. Entonces la conversación fluyo entre dos mujereres que hablaron abiertamente de que les gustaba, de sus sueños, de sus emociones, de sus sexualidad plena Sin tapujos. Como si lo hiciera con una amiga. Paso tan rápido la conversación que cuando me quise dar cuenta ya tocaba la cena, y a mi me venían a buscar para salir de copas con la pandilla de la facultad. Manuel llego casi cuando yo me marchaba, nos dimos dos besos y salí a cambiarme. La noche con mis amigos fue como siempre, copas, música, risa, bailes… Volví como es habitual en el ambiente de fin de semana a las siete u ocho de la mañana. A dormir. Y a pensar.

 

Me levante casi a la hora de comer. Decidí hacerme un filete con unas patatas y una ensalada. Al mirar por la ventana vi a Olga y a Manuel en el jardín, me hicieron una seña y respondí. Hice la comida, comí, me asee y pensé en estudiar un rato. Y estudie. Me reconci a mi misma que no había dejado de pensar en lo relatado por Olga… ¿lo había dicho para proponerme algo?. Si. Claro que si… y me gustaban mayores pero ¿tanto?¿y los dos?… No me costo mucho estar húmeda al pensarlo… claro que de la humedad al hecho va un trecho… tenia que tranquilizarme… Mire por la ventana, Olga estaba en el jardín, Manuel no se le veía por lado alguno. Estaría jugando la partida, me dije.

 

La mire. No tenia una figura esbelta, como era lógico. Pero sus pechos no eran enormes, medianos y parecían bien situados. Y era guapa la verdad, para sus años. Pense en Manuel, en sus grasas, y en sus pectorales colgando que había visto en la piscina. ¿podría poseerme?… mientras lo hacia, poco a poco, me iba tocando… cerré los ojos y me imagine en situación. No se como deje los libros y me encontré sobre la cama, tocándome por encima de la braguita, ya que después de la ducha solo llevaba el albornoz y una braguita negra de encaje. Estaba cansada...pero esa humedad, mis pezones duros aun tapados por el albornoz… me encontraba muy excitada.

 

No se como. Olga se apareció a mi lado. Supongo que me vio por la ventana recostada y tocándome. Abrí los ojos al sentir su mano sobre la miá y me sobresalte.

 

- Tranquila.-me dijo- soy yo. No pasa nada…

 

- Yo…

 

- Calla...relajate… dejame.

 

Su mano sustituyo a la miá encima de mi braguita… era hábil. Muy hábil. Me arquee de gusto. Gemí.

 

- Tranquila, tranquila…

 

Me corrí. Temblaba. Pero no de miedo, claro… de deseo. Ella me miro. Me deseaba. Se hecho a mi lado, me beso… nos comimos la boca con pasión. Abrió mi albornoz… toco mis pechos, pellizco mis pezones… los beso…

 

- Quitame las bragas...-le pedí.

- No amor, no...quitatelas tu.

 

La bese con deseo mientras me bajaba las bragas para ella.

 

- Tienes un cuerpo muy hermoso niña.

 

Y se puso a trabajarlo. Su lengua y sus manos recorrieron todo mi cuerpo sin dejar absolutamente nada sin saborear...nunca me habían comido el ano como lo hizo ella y nunca volverían a hacerlo… antes de que comiera en mi sexo ya me había corrido otras dos veces… y ella no se había quitado ni una sola prenda. Era increíble. El placer que estaba sintiendo era superior a todo lo que había sentido desde que era una adolescente. Grite abiertamente de placer. Los orgasmos se sucedieron… no se como, ni cuando paro… se acostó a mi lado… besándome.

 

- Eres maravillosa -le dije

 

- No cariño. Lo que sucede es que tu eres todo sensualidad y sexo. Dejame que te ayude a descubrir la puta que hay dentro de ti.

 

Me quede mirándola. La palabra puta, si bien no era nueva para mi, no me la esperaba. Le di un beso. Ella respondió con otro. ¿acaso volveríamos a empezar?¿cuanto duraría?¿y Manuel?.

 

De repente Olga se levanto.

 

- Cariño, creo que ya nos ha llegado.

 

- Pero yo no te he hecho nada.

 

- Oh si niña, me has dado mucho. Muchísimo. Creeme. Pero estaremos mas cómodos en la casa no crees. Tenemos Yacuzzi, una cama mas grande, juguetes...-sonreía.

 

- Manuel…

 

- Ya te dije que no hay problema.

 

- Entonces nos dejaría a ti y a mi solas.

 

- Si eso quieres, claro… nadie te va a violar...¿quieres eso?.

 

¿Lo quería?.

 

- No te preocupes. Ya nos dirás lo que deseas. Vamos, Manuel ya estará al llegar. Y tranquilizate niña.

 

- Bueno, dejame cambiarme.

 

Se rio…

 

-No se para que quieres cambiarte… a mi me gustas mucho así.

 

- Tonta reí

 

- Vamos, no tardes.

 

Me beso y tomo el camino por el jardín hacia la casa. Supuse que ahora era yo quien tenia que ir a casa ajena y tomar mis decisiones. La llame.

 

- Olga. - ella se giro.

 

- Si

 

- No digas nada. Por favor.

 

- No preocupes. Tranquila. No ha pasado nada.

 

Me lanzo un beso y siguió andando.

 

(Continuara)