Una conversación en un chat puede llevar a las aventuras eróticas más excitantes.
A menudo esperar tiene su recompensa y las situaciones más complicadas pueden dar lugar a los momentos más excitantes.
Una atracción al borde del incesto me llevó al voyeurismo.
Con 21 años logré dos cosas la misma noche: perder la timidez y cumplir mi mayor fantasía.
¿Hay algo más excitante que el sexo improvisado con alguien a quien no conoces y en una situación arriesgada?
La imaginacion es la mayor zona erógena. Esta conversación por teléfono fue real y pocas veces me he excitado tanto estando solo.
Tras mucho tiempo de espera por fin me encontré con Gloria. Enonces los nervios dieron paso a 23 horas en las que el juego sexual pasó casi sin darnos cuenta de los besos besos inocentes a un juego en el que durante horas nuestras manos y lenguas decubrieron sin prisas cada rincón de nuestros cuerpos.
Una noche de invierno en un hostal, una muchacha muy caliente que desvela sensualidad escondida bajo su aparente timidez... una noche de sexo ardiente.
El mejor regalo de cumpleaños. Todo parecía que iba a salir mal, pero una atractiva amiga se encargó de que eso no ocurriera. Aquella noche, mientras hacíamos el amor en el sofá, me alegré de que todos los demás me hubieran dejado tirado.
Ella es una joven deseosa de desatar su sexualidad, él es el muchacho que atre todas las miradas entre las amigas. Juntos son un un torbellino que desatará las pasiones de ambos y su despertar al sexo.
La sala de estudio de una biblioteca es un lugar para estudiar, un lugar tranquilo y serio donde la gente se aísla entre las hojas de libros o apuntes. Al menos en teoría. Mi historia empezó en una de estas salas de estudio y se convirtió en una de las experiencias más calientes que he tenido.