Sigo convirtiéndome en la putita del piso... Muchas mamadas, juegos con el culo y sorpresas...
Mis dos compañeros de piso eran muy diferentes. Para mi era una situación ideal, porque lo que no podía hacer con uno, lo podía hacer con el otro... Lo que no me esperaba era que me acabaría convirtiendo en la putita de ambos. Este es el comienzo de la historia.
No me engañé a mí mismo: me gustaban las tías, pero tenía ganas de comerme una polla.
Una versión diferente de las primeras experiencias con mamadas entre amigos siendo adolescentes.
Más experiencias bisexuales adolescentes, esta vez en un festival y acompañados por un grupo de amigos y amigas.
Un relato de la primera vez que le chupé la polla a mi mejor amigo, experimentando con nuestra sexualidad en la adolescencia.