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Carolina y su familia (V)

en Lésbicos

Carolina y Cristina se embarcaron en el autocar rodeadas de sus amigas, con destino a París, el viaje era caro, pero iban a ser 5 dias con el instituto en la ciudad del amor. Los chicos no se habían animado en ir al viaje, por alguna razón, no se había apuntado ni uno. Así que la única referencia masculina iba a ser la de los dos vejestorios que las acompañaban. Mejor, pensaban las hermanas, así ningún pesado las agobiaría. En la calle, su madre y su hermana pequeña las despedían efusivamente, la pequeña Laura estaba un poco triste, porque estaba muy unida a sus hermanas, pero su madre, Cristina, conseguiría que no le durara demasiado, Carolina pensaba que su madre se había enamorado de Laura, últimamente solo se acostaba con la pequeña, le hacía regalos estúpidos y no la dejaba marchar sin que le diera un beso muy largo. Así que le tendría preparada alguna sorpresa a la niña para que no se sintiera sola.

El autocar arrancó con mucho ruido y comenzó a moverse, haría el viaje de noche, para poder empezar a explorar París a la mañana siguiente, era ya febrero y dejaban atrás un invierno en el que habían explorado las fantasías y satisfacciones de ellas, su madre, su hermana, y una amiga de pechos enormes que las miraba con gesto ansioso delante suyo. La chica se había descubierto una ninfómana insaciable después de que las hermanas la sedujeran y la violaran. La dejaron atada a su cama, y cuando volvieron se encontraron a Laura masturbándose en sus tetas y a ella pidiendo sexo a gritos.

Sin embargo, las hermanas querían tener experiencias nuevas, Carolina se había encaprichado de una chica nueva, con unos pechos pequeñitos, pero un culo encantador que Carolina soñaba con lamer todas las noches, y todas las noches se encontraba con el no menos apetecible de Cris, pero no era lo mismo. Deseaba explorarla con su lengua, y seria en aquel viaje.

Cristina en cambio deseaba follarse a todas las chicas que pudiera, incluidas algunas parisinas si la ocasión se presentaba.

El autocar tomó la autopista entre risitas de adolescentes de entre 12 y 18 años...

Laura estaba sentada en un sillón, muy cómoda, al llegar a casa había querido follar con su madre, pero ella no le había dejado, cogió una rabieta, pero calló cuando Cristina prometió una sorpresa, la hizo vestirse completa, aunque normalmente iba medio desnuda por casa, por si se presentaba alguna ocasión de sexo, y la sentó donde se encontraba ahora.

Sonó el timbre, y apareció Cristina por el pasillo, vestida de gala, se preguntó si iban a salir, abrió la puerta, y tras un triple taconeo apareció Cristina seguida de 2 chicas de no más de 18 años, muy exuberantes.

Éstas saludaron haciendo una reverencia que dejaba ver las enormes tetazas y Cristina dio una palmada en el culo a una de ellas y las presentaba "Éstas son Sara y Marta, y son todas para ti Laura, harán todo lo que tu quieras durante 2 horas".

Tras meterle mano a Sara, Cristina se dispuso a marcharse, pero Laura le dijo que se quedase, que quería que ella también fuera su esclava. Y Cristina aceptó encantada.

Laura ordenó primero que desnudasen a su madre....con la boca. Pero sin tocarle ni el coño ni las tetas. Las chicas lo hicieron bien. Entonces ordenó que se desnudasen entre ellas, y también lo hicieron, entonces Laura se levantó y pidió que las tres la desnudaran a ella, con la boca y lamiéndola toda. Y así lo hicieron, la niña estaba en el cielo, y se corrió por primera vez en la noche. Lo siguiente que pidió fue que cada puta le lamiera una teta y su madre el coño hasta que se corriera, que no fue mucho tiempo. El segundo. Acto seguido se dio la vuelta y pidió que le comieran el culo, las tres. Así lo hicieron, era increíble, 3 lenguas recorriéndola y saboreándola, mientras, la masturbaban hábilmente, y se volvió a correr. El tercer orgasmo. La siguiente orden fue que la penetraran con algún consolador de cintura de su madre. Pero las putillas ya venían con las herramientas. Era muy flexibles, pero duros. Marta se puso debajo, y penetraba su coñito mojado sin dificultades, mientras, le lamía los pezones, Sara estaba arriba y tenia el consolador en su culo, era bastante gordo, y costó un poco de entrar, pero no mucho, se apretó a ella y la sujetaba de las tetas mientras se la follaba por detrás. Mientras, Cristina se había metido otro en su culo y tras penetrárselo bien se lo dio a lamer a la niña, que no paraba de moverse. Estaba realmente poseída, todas se movían, y se corrían solo con ver a la niña dar esos jadeos de placer cuando su madre sacaba el consolador de la boca. Así vinieron el cuarto y el quinto orgasmo de la niña. Impresionantes. Pasaron las dos horas acordadas, pero a nadie le importaba, seguían follando como locas, ahora Laura estaba reventando el culo a Sara, Cristina se dejaba comer por Marta, y pasaron 4 horas.

Al final, todas, realmente agotadas, se pararon a descansar, a las 3 de la mañana, Cristina quiso pagar las horas extras, pero las putas invitaron, dijeron que se habían corrido como pocas veces. Se marcharon contentas y folladas hasta la saciedad.

Carolina estaba deshaciendo su maleta en un hotel parisino. Había sido un día agotador. Durmió muy poco en el autocar y se había pateado medio París, sin embargo estaba contenta y muy excitada. Las habitaciones eran triples, pero no fue con su hermana, habían decidido montárselo por separado por las noches. Carolina estaba con la chica que la hipnotizaba(María) y una quinceañera que tampoco tenía desperdicio.

Cris dormiría con 2 compañeras de su clase, aunque habían preparado unas 15 chicas una fiesta en una habitación. Carolina también estaba invitada. La "fiesta" no se salió mucho de madre, ni siquiera hubo conversaciones sobre sexo.

Al día siguiente visitaron Versalles. Era una lugar precioso, y el grupo de las hermanas coincidió en la visita guiada con otro grupo, este de italianos. El grupo era numeroso, con una mayoría femenina, recorrieron juntos el trayecto por todo el palacio entre risas y alegría, parecían muy abiertos. Al terminar la visita, ambos grupos se sentaron y empezaron a charlar, algunas compañeras de Carolina charlaban con los italianos, y algunas italianas se acercaron a las catalanas. Dos italianas preciosas, las típicas rubias mediterráneas, se acercaron a Carolina. Comenzaron a hablar, bueno, más o menos, era una conversación bastante estúpida sobre algo que ya no recordaba en una especie de ingles latinizado, pero Carolina observó como una le tocaba acariciaba el muslo a la otra por debajo de la falda, las chicas sonrieron pícaras, quizás esperando algún gesto de aversión por parte de la española, ella se comenzó a excitar, en contra de lo que las italianas esperaban, Carolina se acercó más, y se quedó rozando la pierna de la que se dejaba meter mano, todas sonrieron y se apretaron un poco más.

Carol podía sentir los 4 ojos clavados en sus pechos, de un tamaño bastante mayor que los de ellas, Carolina pasó la mano por el muslo de la italiana, que no se sobresaltó en absoluto y la beso fugazmente en la boca. Carolina ya estaba a 100, y se levantó no sin antes estirarse, para dejar que sus pechos volaran un poco. Se marchó contoneándose hacia dentro del palacio, donde se metió en el lavabo, tras acicalarse un poco el pelo, espero con gesto seductor, las italianas no tardaron en llegar, echas un vendaval. La tomaron y la llevaron a un lavabo donde echaron el pestillo, y le sacaron el jersey y la camiseta en poco segundos, apareció un sujetador muy sexy que había elegido para la ocasión, y las cosas se relajaron un poco.

Comenzaron a besarse, primero una, luego otra, después las tres juntaron sus lenguas... Carolina las desnudo a ambas, y después la desnudaron a ella en el espacio reducido de el lavabo, sentaron a Carolina y comenzaron a mamar sus pezones, una cada una, mientras ella las masturbaba muy hábilmente, era maravilloso y las cabecitas rubias de las italianas se mecían al son de los pezones de la españolita. Entonces Carolina cogió a una de ellas y comenzó a comerle el coño, muy rápidamente, Carol estaba a muy caliente, pero le faltaba algo y la otra italiana se lo dio, empezó a penetrar su ano con su lengua. Carolina se corrió salvajemente, dando unos alaridos apenas contenidos, una de las italianas, al ver tal muestra de pasión no pudo contenerse y se corrió con ella, se besaron todas y compartieron sus jugos. Después, a la que quedaba en pie se la comieron entre las 2, y se corrió como una loba. Finalmente, se vistieron y abandonaron el lavabo. Carolina se quedo un rato allí sentada, cuando volvió al patio del palacio, el grupo que provenía de Italia ya había desaparecido para siempre.