Buenas noches. ¿Qué tal están? ¿Se imaginan que cada uno de
ustedes subiese aquí ahora mismo y me contase realmente "que tal está"?. "¿Pues
yo acojonao con la hipoteca" "Pues yo estoy fatal de las cervicales y tengo que
ver la tele con un espejo" "Pues yo muy bien, pero mi marido cada día está más
tonto". Sería terrible. Pero ustedes saben que yo no les digo "qué tal están"
para que me lo cuenten. es una muletilla. Las personas no podemos vivir sin usar
muletillas... Yo creo que es porque el cerebro es más lento que la lengua. O
sea, que decimos algo así como "Voy a ponerme a hablar. para ver si mientras se
me ocurre algo que decir".
La primera muletilla que aprendemos es "mamá". Y la utilizamos para todo:
"Mamaaaaá leche" "Mamaaaá pipi" "Mamaaaá caca". Llega un momento en que el que
el niño ya sólo utiliza la coletilla. si te dice. "¡¡Mamá, mamá, mamá!!" . Eso
es que se está cagando. Pero si dice. "Mamaaaá" ¡Eso es que ya... !
Y claro luego llegan al colegio y su muletilla principal es: "Que te cagas". "Mi
padre me ha comprado una Play-Station que te cagas" y también tienen otra que es
"pos mi padre" . "Pos mi padre me ha comprado la Play-Station en la que salen
todos los Pokemon". "¡Pos mi padre es Pokemon y te va dar una paliza que te
cagas!"
Lo que pasa es que llega una edad en que al niño le salen pelos en las piernas y
se da cuenta que aunque quiera no puede seguir diciendo: "Mamaaá." Y entonces
empieza a decir: "tío": "¿Qué pasa tío? ¿De que vas tío? ¿Cómo está tu tío, tío?
Y así vamos creciendo y creciendo. Y vamos almacenando cada vez más muletillas,
hasta que llega un momento en que tenemos muletillas para cualquier situación.
Por ejemplo, cuando estamos en grupo y de repente se acaba la conversación,
mientras pensamos algo que decir empezamos:
¡Aaaaayseñor...! "Pues si..." "Aquí estamos". "Pues eso..." "Pues estamos
buenos"... Aquí un coletillero chistoso añadiría "Bueno estaba y se murió"... Y
otro "Pues no estaría tan bueno..." "Es que no somos nadie" "Oye, pues el muerto
al hoyo y el vivo al bollo" "Pues bueno" "Bueno estaba y se murió". Y así hasta
el infinito.
Porque las coletillas definen nuestra personalidad: "Dime qué coletilla usas y
te diré quien eres". Por ejemplo están los que se creen que los demás somos
imbéciles: "Estábamos en su casa, ¿entiendes?, y él se quedó en pelotas,
¿entiendes?, e hicimos el amor, ¿entiendes?". Pero bueno en qué fase de la
conversación cree que me he perdido. Y luego están los inseguros que dicen.
"Estábamos en su casa, ¿no?, y él se quedó en pelotas, ¿no?, e hicimos el amor,
¿no?". Que aquí ya dan ganas de decirle. "¡Pues no lo sé, hija! Si tú tienes
dudas. es que "no", porque eso se nota ¿no?
Por la muletilla que usan también se reconoce a los pijos. Por la muletilla y
porque parece que estén saliendo de la anestesia del dentista. La muletilla
favorita del pijo es "para nada... te lo juro": "¿Has visto a Pepota?" "Para
nada". "¿Te gusta el funky?" "Para nada". "¿Vales para algo? "Para nada... te lo
juro".
De todos modos los reyes de la coletilla son los locutores de radio musical, que
claro, como hablan tan deprisa no les da tiempo a pensar... Estos con cuatro
coletillas y un reloj tienen el programa hecho: ¡Hey! Son las cuatro de la
tarde, las tres en Canarias ¡guau! y en treinta minutos, llegaremos a las cuatro
y media ¿No te parece increíble? ¡Hay que ver como pasa el tiempo!, ayer era
sábado y mañana ya es lunes, o sea que tenemos el próximo fin de semana a la
vuelta de la esquina. Y seguro que bailas música como ésta. Te dejo con ella
cuando son las cuatro y dos minutos de la tarde... Dentro de nada las cuatro y
cinco...". ¿Qué les pasa? ¿Van drogados?
Aunque los futbolistas tampoco se quedan cortos con las muletillas, y eso que
estos no hablan deprisa. "Sí, la verdad es que... sí" "No, la verdad es que.
no". "Bueno, no sé, ¿no?" Y como los periodistas deportivos lo saben, se lo
ponen fácil: "Quique, el partido bien aunque habéis empezado el segundo tiempo
un poco más flojos y luego habéis remontado al final, parece que os quedan
fuerzas suficientes para el partido del próximo domingo que es donde tenéis que
poner toda la carne en el asador". "Ahora que lo dices, sí, la verdad es que...
sí".
¡Qué obsesión con la verdad tienen los futbolistas! Aunque esto no es nuevo, lo
de usar la verdad como coletilla viene ya de los Evangelios. Estaban todo el
día. "En verdad en verdad te digo...", lo que daba lugar a conversaciones del
tipo: "En verdad en verdad te digo, Judas, que ¿qué tal estás?" "Pues en verdad
en verdad te digo, Jesús, que por aquí, traicionándote un rato".
Y luego están los políticos, que como no tienen nada que decir son los que más
muletillas utilizan: "Puedo prometer y prometo" "Por consiguiente" "La Reina y
yo, nos llena de orgullo y satisfacción"... Algunos de tanto usarlas se les
estropea el mecanismo. Como a Pujol "Forns forns frons... frons frons frons
frons... Para Cataluña"... o Fraga, "Fongrrnsss fongrsss msrrrss... Cien mil
gaiteiros". Y el mejor es Aznar que consigue alargar los discursos doblando sus
propias muletillas: "¡Somos una nación moderna!" "¡¡Una nación moderna!!" Que es
para decirle "¡Ya te hemos entendido" "¡¡Te hemos entendido!!".
Claro, así duran los discursos lo que duran, que les tienen que poner un himno
para que se vayan. Con lo fácil que es despedirse a base de coletillas: "Hasta
luego Lucas" "En fin Serafín" "Me piro vampiro"... O simplemente, buenas noches.