miprimita.com

El lobo y los tres hermanos (1)

en Parodias

EL LOBO Y LOS TRES HERMANOS (I)

Hola queridos lectores:

Les mando un cordial saludo y un beso enorme ya que gracias a sus comentarios y opiniones me han motivado para que siga enviándoles por este medio mis parodias que espero que les sigan gustando.

La siguiente narración, se desarrolla en un área rural, en la cual vivían tres hermanos. Los dos menores, eran algo alocados, por aquello de que eran los más jóvenes. Mientras que el mayor, era todo un trabajador.

Entre los dos jóvenes, se la pasaban jugandole bromas a su hermano mayor. En cuanto a un notorio delincuente que tan solo se le conocía por el apodo del Lobo. Cada vez que el mayor de los hermanos se encontraba trabajando, los dos menores, por el solo hecho de joder, lo llamaban a gritos. Haciendole creer, que se encontraban siendo asaltados.

Desde hacía tiempo que los tres hermanos, vivían separados. Cada uno en su respectiva casa, la cual reflejaba el carácter de sus propietarios. El menor Juan el más joven y despreocupado. Era propietario de una casucha hecha en paja. El segundo Dario, era algo menos despreocupado, disfrutaba la vida desde una casa realizada con cajas de madera. Mientras que el tercero y mayor de los hermanos Luis, su vida era el trabajo. Poseía de una gran casa, de cemento.

En una ocasión, el menor de lo hermanos, Juan. quiso jugarle otra broma a su hermano mayor, sin que participara el segundo de sus hermanos, como era su costumbre. Para lo cual, se despojó de toda su ropa. Totalmente desnudo, y se puso a gritar como un desesperado a la orilla del camino. Con el fin de llamar la atención de su hermano mayor. El cual como persona responsable, al escuchar los gritos de su hermano menor se dirigió corriendo al sitio de donde provenían los gritos.

Al llegar donde su hermano, lo encontró desnudo y tendido a un lado del camino. El hermano mayor al acercarse, sumamente preocupado por lo que le podía haber pasado a su hermano menor. Juan comenzó a reír con fuerza. Como castigo, Luis, se llevó toda la ropa de su hermano. Obligandolo de esa manera a irse a su casa desnudo, pero eso realmente no le importaba a Juan, el sabía que nadie pasaba por esos lares.

Algo que los dos desconocían, era que durante todo el tiempo, fueron observados por el Lobo. El cual se encontraba durmiendo, cerca del sitio donde el menor comenzó a gritar. Una vez que el Lobo vio, que el hermano mayor se desaparecía de su vista, en la espesura del bosque. Tomó la decisión, de asaltar a el menor, al este llegar a su casucha de paja. El delincuente era alto, corpulento, de piel y cabello oscuro, al igual que su barba. Al llegar Juan, a su casucha se tiró en la hamaca en la cual dormía, riendose de la cara que había puesto su hermano. En eso el Lobo, le dio una sola patada. A lo que parecía ser la puerta, desbaratandola en un santiamén, al entrar en la casucha con una gran pistola en su mano. Encontró a Juan, acostado en la hamaca boca arriba sin nada de ropa.

Al verlo él se quedo petrificado, y con la boca abierta, ya que nunca pensó que en su puta vida se encontraría con el Lobo en persona. El delincuente, al verlo se comenzó a reír con gran fuerza. Lo que asustó, más aún al joven desnudo. Este tartamudeando, le dijo. Señor Lobo, como verá yo casi no tengo nada. Por favor no me haga daño. El lobo dio un vistazo a la casucha, y realmente no encontró nada que le llamara la atención. Ya se encontraba a punto de marcharse, cuando le ordenó que se levantará de la hamaca. Ya que había decidido quedarse con ella. El Juan se levantó de la hamaca, temblando de pies a cabeza, y de inmediato se dispuso a desamarrarla, para entregarsela al delincuente.

Al darle la espalda al Lobo, este se le quedó viendo las blancas nalgas del joven. Y un fuerte excitación asaltó al delincuente. El Lobo tenía más de un mes, que no jodía a alguien con su descomunal verga. Entre los pueblos de las comarcas vecinas ya era famoso, tanto por sus fechorías como por lo grande de su pedazo de carne. Mientras que el joven muy asustado, descolgaba la hamaca, la verga del Lobo se iva poniendo tiesa. La erección era tal, que el soló roce de su pantalón le molestaba. Por lo que si decir palabra, mientras que el Juan le daba la espalda, el Lobo se dejó caer los pantalones, quedando su verga más erguida y parada que el cañon que mantenía en sus manos. Aun el joven se encontraba de espaldas al delincuente, cuando este se sienta en un taburete, con su verga parada, viendo con lascivia, fijamente las bien formadas nalgas de su victima, y futura presa, mientras se relamía sus labios, pensando en el gusto que se iva a dar después de casi un mes sin comerse un coño o un culo. La mano izquierda del Lobo comenzó a frotar para dentro y para afuera la gigantesca verga. Juan se sintió incomodo, cuando a pesar del miedo que tenía, reparó que se encontraba totalmente desnudo. Sin decir nada, y sin ver al delincuente. El joven, se dirigió a una caja de cartón, en donde se veía un viejo pantalón sucio y todo estrujado. Al casi ponerle una de sus manos encima a la caja, sonó un estruendoso balazo.

La caja con todo y ropa salio disparada, al ser atravesada por la bala. De inmediato el joven se volteó más asustado, pero al ver la inmensa verga del Lobo, los colores de su cara desaparecieron. Se encontraba paralizado, en un ataque de pánico, realmente no sabía si fue por el balazo, o por la monstruosidad que tenía ese hombre en su mano izquierda. Su respiración se aceleró, pero nuevamente regresó a su ritmo normal. El Lobo esperó pacientemente, a que los colores regresaran a la cara de Juan. Una vez que lo vio, más tranquilo le dijo. Acercate, te voy hacer una sola pregunta, y solo quiero que me des una respuesta, bien entendiste?. A lo que joven asintió con su cabeza. Mientras el Lobo colocaba la boca del cañon entre las cejas del joven. Tu, que quieres, darme una buena mamada, o que yo te meta un tiro entre ceja y ceja ahora mismo. Sin decir palabra, el joven cerro los ojos abrió la boca, y se arrodilló frente a su agresor. El olor que despedía aquella verga era desagradable, en si todo el olor del Lobo lo era.

Pero si quería vivir sabía que debía obedecer al pie de la letra, lo que le ordenase ese tipo. Sus manos lentamente tomaron la descomunal verga, mientras con sus labios lentamente hacía contacto con ella. La lengua del joven, pasó por sobre la cabeza de la verga del Lobo, mientras este se relamía del placer. Diciendole a Juan, mira maricón , hazlo bien no se ocurra mordermelo o soplarlo, por que si lo haces yo te soplo un tiro. Aun más asustado, que asqueado el joven se dio a la tarea de mamar, introduciendose parcialmente aquella gran verga dentro de su boca. Con suavidad comenzó a mover la cabeza para arriba y para abajo. El Lobo, colocó su arma fuera del alcance de Juan, para luego con ambas manos sujetarlo por la cabeza. Al tiempo que le hablaba diciendole. Eso así se hace, sigue, nena, sigue chupandolo, mamaíta que cuando me venga quiero que te tragues todo.

El solo pensar en eso, le dio nauseas a el joven. Pero el Lobo continuaba marcando el ritmo con sus grandes manos sobre la cabeza de su victima. El Lobo disfrutaba, todos y cada uno de los movimientos, que su victima le hacía a su verga. De momento una de las manos del Lobo comenzó acariciar la espalda de Juan, y sus largos brazos le permitían que cómodamente alcanzara las tiernas y virginales nalgas de aquel que tenía bajo su completo poder, mientras le decía. Mami, a ti nunca te han comido el culo, verdad? Al escuchar eso el joven paró de mamar pero sin sacar la verga de su boca, levantó su cara un poco, y se le quedó viendo con los ojos desorbitados la cara del Lobo. No podía creer, lo que ese tipo le estaba diciendo. Justo en ese instante, sintió como algo caliente y de salobre sabor invadía su boca. El Lobo nuevamente puso sus manos sobre la cabeza del joven, y continúo moviendose hasta que descargó totalmente dentro de la boca de su presa. Al Lobo le dio la impresión, de que Juan no se había tragado toda su leche, por lo que nuevamente tomó su arma y la colocó en la frente del joven. El cual al sentir el cañon, no tubo más remedio, que pasar el mal trago. Una vez que el Lobo comprobó, que el joven se había tragado toda su leche, le dijo.

Ponte en cuatro, que te quiero ver las nalgas de nuevo. Llorando de miedo y de rabia, por lo impotente que se encontraba. Juan se tiró al suelo, y se puso en cuatro. Lobo se había terminado de quitar el pantalón, se levantó del taburete, mientras que con una mano se daba un masaje sobre su pinga. Se dirigió a una pequeña mesa, de ahí tomó un tarro de manteca y con ella se embadurno su verga, diciendo. Yo soy bueno y te considero, si no lo fuera te lo metería seco, y hay si ibas a ver las estrellas. En cosa de unos segundos, la verga del Lobo se revitalizó nuevamente. Se puso de tras del Juan, y de inmediato comenzó a introducirselo entre las nalgas.

Los gritos de dolor, no se hicieron esperar. Pero eso en vez de detener al Lobo lo animaba más. Los brazos y piernas del joven cedieron ante el peso y el dolor, hiendo su cuerpo a parar totalmente sobre el suelo. Estuvo a punto de que la verga del Lobo, se saliera del culo del joven. Pero este lo tomó por las caderas, y lo levantó como si fuera de papel. Juan casi perdió el sentido por el intenso dolor, pero al sentir como esa bestia entraba y salía parcialmente de su cuerpo, una y otra vez, dejó de percibir ese intenso malestar. Una de las manos del Lobo llegó a la pinga del joven, y fue cuando este reparó que se encontraba erguida, y disfruto el pequeño instante en que las manos de su victimario, se la rozaron. El lobo le dijo. Se ve que en el fondo eres maricón, dime que te gusta que te de por el culo, dime que te gusta mamarmelo, di que me lo quieres lamer otra vez.

Y como un autómata, al principio. Juan repetía al pie de la letra, las palabras dichas por el Lobo. Luego comenzó a poner de su propia inspiración, diciendo cosas que jamas llegó a pensar que él diría, como, dame quiero que me lo sigas clavando, ese culo es todo para ti, si te lo quiero volver a mamar, tu eres mi macho. Mientras decía eso Juan comenzó pajearse al tiempo que el Lobo nuevamente descargaba su leche, pero en esa oportunidad se lo sacó del culo al joven, y descargó parte de su semen sobre las nalgas y espalda de Juan. El joven continuaba masturbandose, mientras que con la otra mano se regaba todo el semen del Lobo por sobre sus nalgas y el resto de su cuerpo, hasta que el también se vino al sentir como el Lobo se orinaba sobre él. Demarcando su territorio.

El Lobo, no es de los que gusta quedarse mucho tiempo en un mismo sitio. Por lo que luego de pasar tres días comiendole el culo mañana tarde y noche al joven sin decir nada se marchó. El joven luego de que el Lobo se fue, no volvió a ser el mismo. Se tornó serió y trabajador, pensaba en esa experiencia como algo sumamente desagradable, aunque en el fondo la disfrutó muchísimo.