Hola, esta es mi primera vez en esto de los relatos. Espero que les parezca interesante, ya que de ser así, me dará muchísimo gusto seguir escribiendo mis vivencias.
Mi nombre es Ramiro y nací en algún lugar del estado mexicano de Jalisco, en una familia numerosa y de muy bajos recursos económicos. Debido a ello, mis padres nos "repartían" para dormir a 7 de los 12 hermanos que somos, entre sus familiares que estaban dispuestos a recibirnos. A mi me tocó ser aceptado por una familia donde ya había dos hombres y tres mujeres, mis tíos todos, además de los "tíos abuelos" que eran la pareja cabeza de familia.
No tenían una cama para mí sólo, así es que me tocó dormir con uno de mis tíos, al que llamaré Pedro y que era el mayor de los 5 hermanos de esa familia; ahí fue como empezó todo. Debo decir que en ese entonces, yo contaba con algo así como 6 o 7 años de edad y mi tío Pedro debía tener 17 o 18. Después de que mi padre agradeció al tío abuelo el que me dieran alojamiento, cenamos, me di un baño y me dispuse a dormir. Mi tío Pedro andaba con su novia, así es que cuando él llegó, yo ya estaba dormido, en su cama, como dije antes.
No lo sentí llegar, ya que yo estaba muy cansado, pero de repente desperté al sentir que estaba pegado a mí; yo estaba sobre mi lado derecho y el atrás de mí. En mi inocencia, yo no sabía qué estaba pasando, pero la verdad es que su cuerpo era tibio y no me desagradaba que me abrazara. Yo no dije nada y traté de seguir durmiendo, pero empecé a sentir algo muy duro y muy caliente en mis nalguitas, a pesar de tener mis trusas puestas y mi tío también; además, él me jalaba hacia él y me frotaba las nalgas con su verga. De verdad, yo no sabía qué onda y además él me dijo al oído que no dijera nada, que no me iba a hacer nada malo.
Luego, me bajó mi trusita y se bajó la suya y siguió con los frotamientos, pero ahora piel contra piel; debo confesar que me agradaba sentir aquella cosa tan caliente y tan dura pero a la vez tan suave que se aplastaba contra mis nalgas y las frotaba y acariciaba una y otra vez. Después, agarró su verga que me parecía enorme (en realidad lo era, ya que años después confirmé que medía como 17 o 18 cm., aunque no era muy gruesa) y la puso entre mis nalgas; pasando la cabeza por toda mi rajita, humedeciendo mi hoyito a cada pasada.
Supongo que ya no pudo aguantarse y sentí que se separó un instante para luego estar otra vez con la punta de su verga en mi hoyito, pero esta vez noté que estaba mucho más mojada. Imagino que se había echado saliva, porque empezó a empujar mientras con una mano trataba de separar mis nalguitas. En ese momento yo estaba muy confundido porque no sabía de qué se trataba todo aquello, pero él me seguía diciendo al oído que no me asustara, que no me iba a dañar, así es que yo me quedaba quieto. De repente, empujó con más fuerza y me ensartó; aunque me dolió mucho, tanto que grité, no era algo insoportable, como he leído que les ocurre a algunos en su primera vez.
Creo que mi tío ya sabía que iba a gritar, porque cuando me ensartó, me tapó la boca, de modo que mi grito quedó ahogado. Se quedó sin moverse un rato y luego empezó a sacarlo lentamente; yo sentía que me iba a hacer popó, pero tenía ahí un buen tapón; el tío Pedro lo volvió a meter igual de lentamente que como lo había sacado y luego lo volvió a sacar, también muy lentamente. Yo sentía cada milímetro de su verga recorrerme y creo que el sabía que mi pequeño ano se estaba acostumbrando a su verga, ya que me quitó la mano de la boca y me agarró por las caderas para empezar a bombear un poco más aprisa y luego más aprisa, hasta que en unos minutos me estaba dando una tremenda cogida, aunque yo lo ignorase en ese momento.
Siguió dándome verga hasta que ya no se pudo contener y de repente se quedó muy quieto, pegado totalmente a mí y obviamente con su verga hasta lo más profundo de mi intestino. Yo tenía cada vez más ganas de cagar y se lo dije. Me dijo que me esperara un momentito y que enseguida él me acompañaría al baño. Su verga se fue haciendo blanda y me la sacó, igual de lento que cuando empezó a cogerme; yo no aguantaba las ganas de cagar, así es que me levanté y fui corriendo al baño, con mi tío atrás de mí. Después me dijo que quiso acompañarme para que en caso de que estuviera sangrando mi ano, no me fuera asustar y fuera a gritar y que todos se enteraran. Sí tenía unas pequeñas muestras de sangre mezcladas con heces, pero nada que me hubiera asustado, incluso sin estar él presente.
Por supuesto me dijo que ese era nuestro secreto, y que yo no debía contárselo a nadie y que él me regalaría muchas cosas y me querría muchisimo.
Si les parece interesante y me escriben, les contaré lo que ocurrió desde entonces.
JA