Hola, me llamo Agnes. Me presentaré para todos. Tengo 37 años, divorciada desde hace 12 años, con dos hijos Rubén de 17 y Josefa de 14. Soy esteticista y vivo en Santiago de Chile. Mi concurso hoy aquí, se debe a un acto de rebeldía contra mi vida actual, a un intento de no dejar en un doloroso olvido, parte de mi pasado, que no siendo lejano, noto como se difumina día tras día... Y pese a que mi vida hoy está a los ojos de los demás, mucho más resuelta, ya que parece que mi salón de belleza funciona bastante bien, no puedo menos sentir nostalgia, de aquellos otros tiempos cuando era una simple empleada esteticista de un salón de alto standing de mi ciudad, preocupada siempre por el aspecto económico. Tiempos revueltos, donde sin embargo, tenía al amor más increíble que nadie pudiera tener. Durante aquel tiempo, él era mi válvula de escape, la fuente de energía que me permitía seguir en la lucha. Me dio tanto..., pero me quedo con esa entereza que me permitió ser valiente y creer en mi, gracias a lo cual, hoy tengo un negocio de éxito, y me quedo con esos dias, semanas, meses en los que mi mente, siempre tenía algo extraordinario en lo que pensar, una riqueza íntima sin parangón, que me hacía sentir inmensamente llena cada minuto de mi vida.
El culpable, se llama Esteban, tiene dos años menor que yo y es español. Lo conocí por internet en uno de esos que pululan, chats, pocos días después de comprarme mi P.C. Lo reconozco, mi interés en internet, siempre fue el de hacer amigos, el de sentirme más acompañada, aunque para el resto de la gente, la justificara como inversión hecha para la formación de mis hijos. Él estaba como yo, recién incorporado al mundo cibernético, y nuestro encuentro fue fortuito. Su lenguaje, su entusiasmo, lo adoraba. Nos llamamos por telefono, su voz ... era varonil y irresistiblemente seductora. De mi, me decía que pensaba lo mismo, por lo que no paso mucho para que nos buscaramos e intimáramos. La primera vez que me hizo el amor, por el net..., bueno quizás piensen ustedes que soy una loca, pero, me hizo correr dos veces. Yo, con una sexualidad adormecida, creyéndome más fria que otra cosa, sin mas de dos o tres contactos con hombres desde mi divorcio y sin recordar ninguno de ellos bueno, me deje arrebatar por ese hombre. Era verlo aparecer en el chat y me mojaba. En fin, para resumir, diré que con el tiempo hablamos de todo, disfrutaba de las mas variadas charlas, y en el tema sexual, también lo haciamos de aquellas fantasías mas increíbles que imaginarse pudieran. Haciamos planes para vivirlas en el futuro, y bien sabe Dios que en aquellos momentos lo hubiera dado todo, todo!, por hacerlas realidad. Era mi sueño: vivir con el hombre de mi vida, con la intensidad y la forma que el quisiera regalarme.
Tantos planes, tal firmeza para llevarlos a cabo, que al año y medio de conocerlo, me vino a visitar. Para entonces no era una persona, era pura lujuria rodeada de piel. Igual que él. Nos lo demostramos con creces, en los 12 dias que estuvo aquí. Haciamos el amor 3 o 4 veces diarias. Yo no podía pensar en otra cosa, cuando no lo estabamos haciendo. El era mi dueño, y solo ideaba locuras que plantearle, para excitarlo. Para que os hagais una idea, provocaba bromas entre él y una vecina mía divorciada, entre él y las hijas de esta, entre él y mi hija. Me deje fotografiar por él en las posturas y tomas mas lúdicas que podía adoptar. Y hasta incluso, manoseé a mi perro frente a él, le pasé la lengua por su pene, y me deje montar por él. Esto no resulto, pero la cara de placer que ponía Esteban, su disfrute, hacía que mi voluptuosidad se disparara, y que mis orgasmos de esa época fueran los más intensos que puedan imaginarse. El último día me compró una webcam que me dejó como regalo, la promesa de volver, o hacer que yo fuera a España, y una tristeza que me costó 2 dias de puro llanto.
Justo el tiempo que tardé en volver a encontrármelo por internet. Ambos rezumabamos amor por cada poro, y como transcurridos unos días, su carácter parecía el mismo, alejé definitivamente los fantasmas de un posible alejamiento, consecuencia de habernos entregado todo. Que va! Aún quedaba mucho por entregarnos. La webcam, potenció esta posibilidad.
Para entonces, la primavera chilena dejaba paso al verano. Pronto mis hijos, que contaban con 16 y 13 años respectivamente acabarían el curso escolar. Josefa, finalizaba su primaria y fue la primera de marchar al sur con los escolares de su promoción. Nos quedamos mi hijo Ruben y yo solos durante ocho dias, los cuales desde el primero, y entonces sin "competencia", dormiría en mi cama junto a mi. Los niños estaban acostumbrados a dormir conmigo por temporadas, sobre todo en verano, y ciertamente, el hecho de monopolizarme cada noche, había costado no pocas trifulcas entre ellos. Que Josefa no estuviera, ponía a Ruben feliz. Me abrazaba cada rato, me besaba, me reñia si encendía la webcam por la noche para hablar con mi Esteban cuando vestia ese camisón transparente que uso para dormir. Jajaja, sentía celos de chico. Algunas noches, pese a que se acostara antes que yo, siempre me esperaba despierto, para abrazarme. Yo lo acariciaba y lo besaba, y nos quedábamos dormidos así.
Esa situación, la conocía lógicamente Esteban, cuya lubricidad la revistió de situación morbosa entre madre e hijo. El ya había visto por webcam que mi hijo y yo andabamos poco más que en ropa interior por casa, y a veces, exclusivamente en eso nada más. Sus preguntas del corte de "¿cuándo te abraza Ruben donde coloca sus manos?" "¿cuándo estais en la cama no os importa rozaros?" "cuando te levantas por las mañanas, le miras su pene erecto?", etc..., me las tomaba en un principio como juego ciber, pero como siempre me engañaba, porque su habilidad para hacerlas, el contexto en el que las hacía, y el ascendente que tenía sobre mí, no solo desató mi lubricidad con las escenas y posibilidades sexuales con mi hijo, que me relataba, sino que sumergió en el deseo real de llevarlas a cabo. Como siempre. Así que cada noche, al acostarme llena de gozo y humedad, iba con el deseo de ser atrevida, de hacer todo aquello que tan claramente habiamos planeado por internet, Rubén y yo. Y sí, algo hacía pero, mi sentimiento maternal y la candidez de Rubén dormido, mataban paulatinamente ese deseo y al final optaba por dormirme pensando que tal vez fuera más facil al día siguiente.
Esteban, se enojaba un poquito cuando al día siguiente le reconocía la verdad: que no había sido capaz, pero bueno, seguíamos charlando y cada noche acababamos como la anterior, o en orgasmo o en excitación supina. Esteban no cejaba en su empeño, en su carácter decidido y dominador. Me imaginaba que todos los españoles eran así, y me alegré de que nos hubieran colonizado. Incluso que en otros tiempos nos hubieran esclavizado. Cuantas veces me enajené de la realidad, soñando despierta que él era mi amo español enfundado en coraza plateada, y yo su esclava indígena chilena. Porque sí, tengo visible ascendencia indígena. Mapuche, para ser concretos. Bien, llegó el día en que mi hija volvió, y la vida recuperó un poco más la normalidad.
El tema de Rubén paso a un segundo plano entonces, aunque para ser más exactos la principal causa fue las fantasías ideadas por Esteban sobre mi hija y la familia vecina. Algunos datos, para que los lectores conozcan los antecedentes sobre esto:
Alguna vez Esteban y yo habiamos conversado eróticamente cuando tenía a mi vecina junto a mi. Ella, Paula, la separada, sin trato con hombres desde hacía meses igualmente, estaba encantada con que demostramos tanta confianza en ella como para dejarla ser testigo de algunas de "nuestras conversaciones". Me habia dicho muchas veces, lo caliente que Esteban la ponía, y las masturbadas tan ricas que se hacía cuando llegaba a casa tras estar en el P.C. de la mía. Aparte Esteban la conoció en su visita a Santiago, y tras la vergüenza inicial, sus bromas eran muy excitantes, pese a que no llegaran a nada serio.
De siempre, pero sobretodo desde que Esteban entró en "nuestras vidas", Paula y yo estabamos muy unidas. Su familia, y la mía estaban muy enlazadas, y ambas queriamos a los hijos de la otra, casi como a los nuestros. Todos nos ayudábamos tanto como podíamos.
Paula tenía cuatro hijas. La segunda y la tercera, eran de las edades de Ruben y Josefa. Pero eran la tercera, Carolina amiga inseparable de Josefa, y la pequeña, Daniela, en aquellos entonces de 10 años, las que estaban siempre en mi casa. Aparte de que Paula necesitaba que me quedara al cuidado de las pequeñas mientras trabajaba, es que ambas parecían estar mejor en mi casa jugando con Josefa. Yo las adoraba, e incluso la pequeña me decia quererme más que a su mamá. Cosas de crias.
Pues bien, yo por supuesto que no me detenía a cuidar de que las chicas aparecieran en la webcam, o no. Esteban era de la "familia", y ellas, Josefa, Carolina o Daniela, no solo se mostraban cuando y como querían sino que a veces incluso me fastidiaba que no me dejaran solo con él. Particularmente la pequeña Daniela, a la que le fascinaba el p.c. y chatear con Esteban. Nos divertiamos los tres cuando Daniela, muy precoz para su edad, decía ser la "polola" de Esteban, y le daba besos por camara. Y sí, imaginábamos con ella Esteban y yo. Tanto que... una vez cuando envuelta en una toalla la saqué de la tina donde la había bañado, la senté sobre mis piernas y en el transcurso de la charla con Esteban, y debidamente estimulados los tres, la dejé desnuda frente al objetivo y la hice colocarse de los modos en los que Esteban pudiera verla entera. Estabamos solos, Esteban se masturbó, y por el micro nos iba diciendo que hacer. Daniela, muy excitada, me buscaba la boca, y me dejaba que la tocara.
Sería largo reproducir lo que hablábamos que nos llevaba al extasis, a la enajenación, y a la exacerbación de la sexualidad, solo diré, que fue ese dia, fue el inicio de un salto cualitativo de la sexualidad que envolvió mi casa, sexualidad, que se disparó, mientras Ruben, permaneció fuera, 15 dias en un campamento en la costa con los scouts, hacia mediados de enero. El miedo a que todo llegara a saberse, que en frio hacia paralizarme, desparecía cuando Esteban me envolvía. Entonces estimulaba a Daniela, y disfrutaba de su precocidad sexual. Era una niñita, adorable, y salvajemente caliente. Mojaba casi como una niña mayor, y lo que más le gustaba era besar, y que moviera mis dedos o mi lengua sobre su clítoris. Cuando me decía que no tenía más ganas, me hacía parar, pero no pasaba ni 15 minutos cuando de nuevo volvía a la carga. Me corrí, muchas veces con ella, bien cuando se rozaba sobre mi, o bien cuando me metia todo su puño en mi vagina y lo movía a modo de consolador vivo. Yo le decía "así mi vida, así, sigue...", y ella obedecía sabiendo que me estaba proporcionando el mismo placer que yo le proporcionaba a ella cuando le venía "el gustito", como ella lo llamaba. Esteban, me vió algunas veces con Daniela. Según el, la vez mas espectacular: cuando frente al pc y webcam, se sentó sobre mi hombro, sus piernecitas abiertas y sus pies sobre la mesa del pc, dejando su sexo infantila menos de un metro del objetivo de la webcam, y ella diciéndome: "Tia Agnes, metame su dedo como le hago yo" "Si cariño? Quiere que su tia, le meta el dedito y lo vea su pololo español?" "Siiii,-contestaba ella-, a él le gusta mucho verme". Desde luego que le gustaba. Y a mi.
Esteban me hizo pecar de esta manera, pero no fue su culpa. A mí me gustaba tanto como a él o más. Lo único que me negué siempre fue a incluir a Josefa en nuestros juegos, y más que por respeto, por miedo. Era lo suficiente mayor y consciente para que el intento fuera muy peligroso. Además Josefa tenia un carácter un poco hosco. Así que nada le insinué, pese al interes de Esteban, y nada hizo al margen de su voluntad. Mi amado solo se conformó con verla con mas o menos ropa cuando ella quería, y con mis narraciones sobre su físico desnudo y su sexo, que lógicamente yo conocía. Más factible veía yo el juego por Rubén por su carácter, y apego a mi. Y ante su inminente regreso de los campamentos, resolvimos ver que podía hacerse.
Parece que fuera el destino, pero Rubén llego a casa con una necesidad extrema de su mamá. Sus besos, sus sonrisas, sus interminables y sentidos abrazos, avalaban lo mucho que me había echado de menos. Y yo a él, la verdad. Esa noche durmió en mi cama. Muy pegados. El uno frente al otro, mientras hablábamos en susurros. Yo le acariciaba el pelo, y el me acariciaba la mano, mientras la otra la apoyaba en mi cintura o mi cadera. Hacia calor y los dos, recien duchados, desprendiamos un fresco olor a jabón perfumado. Me sentía feliz de tenerle de nuevo en casa, de tenerle de nuevo así. Pasado un tiempo tras el que lo habia besado mucho, abrazado mucho, le di la espalda para dormir. Me moví para acomodarme, y mi trasero se pego a él. Noté su sexo, pero no me moví. Estaba semiduro, y lo noté crecer apoyado en mi raja del trasero, pero no me moví. El tampoco, excepto esporádicos y leves movimientos, en los que no aparto su sexo de mi, hasta que terminé durmiéndome. A la mañana siguiente nada extraño pareció haber ocurrido.
A la tarde hablé con Esteban y lógicamente le conté lo sucedido la noche anterior en mi cama. Tiene gracia, la única vez que no me había incitado a hacer nada deshonesto y... fue cuando ocurrió. Y más extraño aun, no me sentia mal por ello. Sentía como si todo hubiera sido natural. Esteban me comprendió, y me pidió que le contara todo lo que fuera sucediendo en las noches siguientes. Yo le confirme que esa noche volvería a dormir con Rubén y que comprobaría si podriamos ir mas allá. Mi resolución le encantó. Y es que verdaderamente, yo tenía curiosidad morbosa de comprobar que pasaba por la mente de Rubén.
Me duché y me coloqué el colaless mas pequeño que tenía. Una tanga, que todo lo dejaba al aire por detrás, y transparentaba por delante. Por encima, mi camisón grisáceo transparente, de tirantes y amplio escote terminado en pico y que por abajo, caía hacia medio muslo. Rubén, como de costumbre me esperaba, echado de lado sobre la cama, con sus slip como unica vestimenta. Era mas alto que yo, y tenia un buen fisico, con algo de barriguita. Me eche sobre la cama, le besé la mejilla, y le dije que estaba muy cansada. Así que hablando nada, cosa que no era normal, me gire, y le di la espalda. Eso sí, me procuré hacerlo muy pegada a él. El me abrazó por mi cintura, y yo, en una reflejo tierno, le acerque su mano a mi pecho, y se la mantuve en actitud cariñosa ahí. En ese momento no, pero al rato, cuando ya simulaba estar dormida, note como acerco su pelvis a mi trasero, y al poco, apoyo su pene erecto sobre él. Ya no tenía dudas de sus intenciones. Pero lo dejé hacer. Menos mal que no me veía la cara, se hubiera dado cuenta de mi azoramiento. Con suavidad, movió su manos sobre mi pecho, rozando lentamente mis pezones duros, mientras instantes después, con la otra me acariciaba mi trasero por encima del camisón que a fin de cuentas es lo unico que tapaba. Lentamente retiro su brazo de mis pechos y cintura, y confiando en mi sueño, las llevo a mis piernas... Sobre la cara externa de mi muslo la subió, hasta que llego arriba de ellos, y al seguir, me destapó las nalgas subiendo mi camisón hasta mi cintura. Se separó, se volvió a pegar, se volvió a separar y al pegarse, noté su miembro mas calido... se habia retirado el slip, y ahora rozaba su pene contra la piel de mi trasero. Bajó la palma de su mano por mi nalga, en dirección a mi sexo. Metió un dedo por el hueco que habia entre mi entrepierna y mis muslos. No obstante, la posición difícil y su exaltación, hacian que me rozara fuerte. Para que no sospechara sobre mi simulación, hice un movimiento tipico de dormida, y me tendí algo mas boca abajo y abrí una pierna doblándola sobre la cama. Así tendría el camino mas franco, y podría volver a ser suave. El retiro la mano, y esperó un tiempo, al ver que nada pasaba, volvió a la carga. Su mano suave sobre mis nalgas, y lentamente, bajándola hacia la entrepierna. Tuvo que notar, una calentura en ella que yo misma me sentía. Una humedad que yo misma creía que le encharcaria la mano. Pero como mi cuerpo estaba flácido, relajado, su mano, me lo abarcaría y presionaria repetidamente, sin intentar colar los dedos por debajo de la braguita. Mi placer impúdico, fue indescriptible. El presionándome cadencialmente con sus dedos mi sexo, mientras el colchón empezaba a moverse. Dudé un poco sobre que era ese movimiento, hasta que la frecuencia, cada vez mayor, y su respiración entre cortada me sacaron de dudas. Estaba masturbándose con la mano derecha, mientras con la izquierda me tocaba a placer, nunca demasiado fuerte. No duró mucho. Note como se paró, como retiro la mano, y se fue al baño. Yo me metí la mano por debajo, y me froté el clítoris. Obtuve un placer distinto a todo lo que había experimentado antes. Antes de su vuelta, ya había tenido mi orgasmo. Ocupó su puesto en la cama y yo me moví, alejándome de él, dada por terminada la noche.
Hubo más noches, durante ese verano. Un verano en el que vivía para alimentar el sexo que alimentaba mi relación con Esteban. Al término de ese verano, puse mi negocio. Los esfuerzos del principio, me alejaron de todo, de Esteban y de mis hijos, que a fin de cuentas empezaban un nuevo curso. Postergué sin fecha, mi viaje a España, y las ocupaciones de mi amado, postergaron un nuevo viaje a Chile. Muchas cosas pasaron en esos meses. Solo diré ahora, que con Esteban, me hablo de vez en cuando por teléfono o chat en el que casi no entro. Que él tiene una nueva realidad, igual que la tengo yo, y que pese a que esta fue añorada por mi, durante años, jamás podrá sustituir a aquella, en la que pasión mas irracional e inmoral habitaba en mí. Aquella que aun pobre, me hacía sentir rica en sentimientos, en experiencias, en descubrimientos....
Ah! por cierto, amo a mi hijo, y mi hijo me ama. Cosas que jamás antes reconocí, y jamás volveré a reconocer, pasaron ese verano, pero para él, siempre estuve dormida. Fui consciente de su lujuria, pero sintiendo la misma, él nunca fue consciente de la mía. Nunca me comporte durante el día de forma distinta o singular hacia él. Lo consolaba de noche como mujer, y de día como madre. Madre de la que se siente muy orgulloso, y mientras pueda, así me seguirá sintiendo, mientras viva.
FIN.
Dedicado a mi español, porque sentir siempre ira asociado a tu recuerdo, vida mia.
Agnes D.