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Mi sumisión (3)

en Erotismo y Amor

MI SUMISION 3.

El nuevo camino señalado por La SEÑORA, era en verdad mi oculta fantasía desde siempre. La serviría y amaría con esmero y a cambio de eso ella dispondría libremente de mí.

Eso no tardó en llegar, su torcida pero siempre excitante mente discurrió que primero se inscribiría como AMA el un sitio Web y a mí como esclavo, ella era la AMA Nº 001640 y yo el esclavo Nº 001261 y como tal debía marcarme para que quedara claro que era un efecto personal suyo, y para eso me llevó a que me tatuaran una de mis depiladísimas nalgas con su precioso nombre de AMA, Terciopelo, y bajo el estaba mi número de esclavo, todo esto rodeado por un hermoso látigo. Me emocioné mucho al verme y sentirme usado de esa manera por ella. Ella era la puta mas grande y la amaba con locura y devoción, era muy feliz cuando agrandaba mis cuernos, si la amaba cada vez que lo hacía.

¿Eres feliz siendo cornudo?

Muy feliz, adoro mis cuernos, me encanta ver como un macho te lo mete, disfruto enormemente de eso.

De ahora en adelante no saldrás de la casa, te dedicarás a las tareas domésticas, y cuando venga alguno de mis amigos a culearme, te pondrás el uniforme que te dejé encima de mi cama. Está claro.

Si SEÑÓRA

Rápidamente fui hasta su cama y ahí encima estaba mi destino final... un uniforme de SIRVIENTA con falda y lleno de vuelitos. Como mi actitud fue de asombro y duda, me dio un palmazo en las nalgas para que me apurara. Primero me senté en la cama y me puse las medias negras, su suavidad me hizo empezar a erectarme, luego afirmé el liguero a mi cintura y afirmé ambas medias, ahí ya lo tenía tieso.

Ja, ja, ja... te calienta vestirte como putita ¿ah?

Me puse rojo y me arrodillé metiendo mi cara entre sus piernas.

Párate, que quiero ver a... la PUTA con que me casé. ¿Porque eres puta verdad?

Si SEÑORA soy tu puta...

Bien, termina de vestirte...

Me puse la falda, que era de ruedo amplio y llena de vuelos, y me llegaba a media pierna, luego la blusa, todo era negro y solo los vuelos de falda y blusa eran bancos. Puso en mi cabeza una cofia que afirmó con pinchas. Me miré al espejo y debo decir que no me desagradó lo que veía. Ella metió su mano bajo mi falda y me apretó mi verga, se dio cuenta que ya jadeaba, estaba próximo a explotar, me miró fijamente.

¡Te lo prohíbo puta!

Y me dio un tirón a mis repletas bolas, eso impidió que acabara y me tranquilizó. Para completar mi atuendo me pasó un par de zapatos de tacón altísimos, se rió al ver que trataba de caminar con ellos. Me enseñó a dar pasos cortos y sin mover los hombros ni los brazos, de esa manera movía el trasero al desplazarme, volvió a meter su mano bajo mi falda, y masculló algo. Luego tomó el teléfono y habló con alguien cosa que no pude escuchar. Seguí con mi entrenamiento, al rato sonó el timbre y ella ordenó que abriera, no tuve otra opción que abrir. Un tipo de aspecto vulgar sonrió mientras me miraba de arriba a abajo, y luego consultó a la AMA, que por cierto lucía espléndida enfundada en una bata de seda roja que se le adhería como segunda piel, resaltando sus generosas formas, asomó su provocador escote al tipo.

Esa cosa que te abrió la puerta, es mi marido... fuera de cornudo, porque lo es... es sumiso, es mi esclavo... el problema es que quiero le pongas en su verga... si se le puede llamar así a la porquería que tiene entre las piernas... un piercing grande con forma de aro.

¡Como usted diga!

Me hizo sacarme la falda y exhibir mi excitación ante ese hombre, ella se acercó y dio un palmazo en la cabeza de mi miembro, y se bajó hasta reducirse al mínimo. Luego me tendió encima de la mesa y me pasó un algodón con anestésico en toda la cabeza. Acto seguido sentí un pinchazo y unos tirones que no me dolieron, tras varios minuto de trabajo y ella finalmente dio su aprobación. Un argollón atravesaba mi miembro de lado a lado, igual que las narices de los toros. El tipo dio las indicaciones sobre la sanidad que debía observarse por unos días, y cobró. Tras pagarle me miró,

Mi sirvienta te va a dar la propina, recuéstate en el sillón y bájate los pantalones...

No se hizo repetir la invitación y dejó al descubierto una verga no muy larga pero si gruesa. Me acerque y me arrodillé y se la acaricié hasta ponerla muy tiesa, luego miré a la AMA para pedirle sus órdenes, no sabia si quería me la clavara en el culo o se la chupara. Me hizo señas que chupara, y eso hice, abrí mis labios y saque la lengua para ensalivarle el miembro, su aroma salobre me hizo cerrar los ojos y entregarme a aquella succión, con una mano le corría la paja y con la otra le acariciaba los huevos, no tardó mucho en tomarme de la cabeza y clavar su estaca en mi garganta llenándola de espeso semen que tragué sin dilaciones. Chupé hasta dejárselo limpio, como me había enseñado, luego me enderece y mientras él se subía los pantalones y le daba a la AMA palabras de agradecimiento le abrí la puerta y se fue. Ahora ella amarró unas finas correas de cuero desde mi aro que me llegaban casi a los talones. Me informó que de ahí me manejaría; de ahora en adelante yo tendría prohibido correrme la paja y ni eyacular siquiera sin su autorización, y como ya me habían pescado por el culo, ella tendría la libertad de prestarme o prostituirme si así se le antojaba, yo empecé a sollozar.

¿Y ahora que te pasa, cual es la pena?

No es pena es la inmensa felicidad que me llena, si tu deseas arrendar mi culo para ganar dinero... yo estoy mas que feliz de hacerlo... lo que TU dispongas... solo no dejes de amarme JAMAS.

NO, jamás lo haré... eres un cornudo, maraco y puta, como no hay otro en el mundo..

¡Gracias MI SEÑORA, gracias por tenerme a TU servicio! Gracias por convertirme en lo que soy ahora...

Ya, ven a prepararme, que tengo visita luego.

Rápidamente fui a preparar su baño de sales, y me hizo desnudarme para que no mojara mi nuevo uniforme que debía lucir ante su amigo. Lave prolijamente y rasuré su carnosa concha, de gruesos labios y apetecibles labios, la sequé y perfumé, luego arreglé pinté las uñas de pies y manos, unté en crema suavizante todo su cuerpo, era un terciopelo, tenía bien ganado su nombre, estaba espléndida, haría las delicias del macho que se la iba a pescar esa tarde. Se puso su bata de seda y sandalias de tacón del mismo color, maquilló sus ojos en oscuro que resaltaban con sus carnosos labios en carmesí opaco, su pelo lacio con la chasquilla cortada al límite le daba un aspecto muy exótico y especial.

Yo estaba con mi traje de mucama y apenas sonó el timbre, traté de irme a otro lado para que no me viera así vestido, pero me dio un solo grito, bajé mi cabeza y procedí a abrir para hacer pasar al invitado que no era otro que el AMO RAUL, se divirtió al verme así vestido.

A este ya de frentón lo estás transformando en puta... ja, ja, ja,,,

Así es, y si necesitas servicio para tu casa ... te lo puedo arrendar...

No es mala idea...ja, ja, ja.

Pero necesita algunos correctivos, para que no olvide su lugar...

Acto seguido me hizo sacarme la falda y blusa, ella tomó su nuevo juguete que era un pequeño látigo de tiritas de cuero, me hizo ponerme en cuatro patas y empezó a darme en el trasero... la verdad es que el escozor me daba un gusto enorme.

Oye el cornudo de tu esposo está caliente con la azotaina, ponle esto ja, ja, ja...

Le alargó un consolador de ano y lo empujó despacio hasta encajarlo completo en mi culo. Así ensartado me dirigí a la cocina y empecé a prepararles algo de bebidas, les serví una ronda de tragos que se empinaron entre besos y caricias, procuraba moverme lentamente como la AMA me había enseñado, el roce de las medias en mis piernas, el piercing, el tatuaje y mi condición de cornudo sumiso y ahora travestido me tenía loco, estaba caliente y así notaba mi erección. Ellos estaban en lo suyo, el AMO le metía la lengua entera en la garganta, mientras le tocaba las tetas, ya su bata estaba en el suelo. A una seña suya ayudé a bajarle los pantalones y como un resorte brincó la verga tiesa y lista para gozarse a mi mujer. Ella se merecía que un macho de verdad la penetre, y para eso estaba yo... para asistirla y verla gozar como hembra en celo. Era una puta, una diosa, era mi todo mi universo... y su placer era el mío.

El la levantó y la llevó al dormitorio, cayeron abrazados y enredados en la cama, la verga del AMO tiesa en las manos de mi mujer, no tardó en entrar a su boca y empezar a lamerla. El cerró los ojos y se entregó al placer de la mamada. Me ordenaron acercarme para que vea como me aumentaban los cuernos, asumí mi posición de rodillas lado de la cama. Ella me tomó de la cara y me besó apasionadamente traspasándome los jugos de su amante, me hizo tenderme boca abajo en la cama con las piernas muy abiertas, pensé que el AMO me lo metería, pero no... ella se tendió también boca abajo encima mío y el AMO se puso entre nuestras piernas y sin mas se metió entero en su sabrosa concha, con cada embestida ella se restregaba en mi espalda y gemía en mi oído por el placer que le estaba dando su macho... el AMO sabía hacerla gozar, él tenía una buena verga no como la mía... sus teas se deslizaban en mi espalda y las grandes y peludas bolas del AMO golpeaban mi trasero, apretaron un botón y el consolador que tenía en el culo empezó a vibrar produciéndome una dilatación y un calor interno enormes. Para evitar ser castigado nuevamente me concentré en otra cosa y no acabar ahí mismo. Ella gimió y se apretó contra mi mientras acababa entre espasmos de placer. Se quedó laxa encima mío, de su concha escurría el semen del AMO, se salió y se tendió al lado, y metí mi cabeza entre sus piernas y comencé a lengüetear esa preciosa vulva llena de la esperma del macho que la había poseído, ella abrió entera sus piernas y mi ávida lengua la recorrió entera dejándola limpísima. Luego me dirigí al AMO y tomé su verga todavía dura y me la llevé a la boca y se la chupé dejándola reluciente.

Ellos se recostaron y les traje algo de comer y beber, yo esperaba de pie al lado suyo.

¿Sabes como se llaman a los maridos cuyas mujeres cojan con otros hombres?

Si, cornudos...

Mas fuerte, no oigo...

¡CORNUDO!

¿Y tú que eres?

Soy un cornudo...

¿Que más?

Y sumiso...

o sea, soy cornudo y sumiso.

¿Te gusta?

Si mi Señora, me encanta ser tu fiel sirviente, y poder atenderte como te lo mereces, y asistirte cuando TU lo requieras para que obtengas el mas grande placer sexual, porque te lo mereces, que yo como tu fiel esposo no soy capaz de darte. Te gusta que te cojan con una buena verga y la mía ...que tu la llamas cosa... no sirve para darte ese placer, que tu hermosura y voluptuosidad merece. Deseo regalarte mi sexo, ya no me correré ni la paja si TU no me autorizas.

Ella me miró muy complacida por mi actitud, la que no era nueva pero si que la declarara con tanta vehemencia y acaricio mi cabeza mientras yo de rodillas besaba y lamía sus pies.

Bien cornudo mío, así será. Yo desde hace algún tiempo tenía algo así previsto...

Se dirigió hacia un mueble y sacó un paquete, lo abrió y me lo mostró. Mis ojos se abrieron por la sorpresa y emoción.

Acércate, para ponerte este cinturón de castidad, es un C-2000, con el me aseguraré que no puedas ni correrte la paja, porque a mis espaldas eras una puta pajerilla, ¿o creías que no me daría cuenta?

Si SEÑORA...

Me hizo abrirme de piernas y lo cerró alrededor de mi "cosa" y le puso un candado cuya llave la colgó alrededor del cuello. El argollón que le atravesaba la cabeza quedó aprisionado en el canastillo que era mas ancho en esa parte. Ahora definitiva e inmutablemente estaba entregado totalmente a mi AMA. La excitación por esa entrega era tremenda; mi corazón corría de prisa y solo atiné a llevar mis manos a la cara y mascullé un agradecimiento entrecortado por el sollozo. Besé nuevamente los pies de ambos y les reiteré las gracias.

¡Gracias por hacerme tan feliz, por cuernearme, por hacerme un dichoso cornudo.

Me di cuenta que mi erección era total, y sin poder tocarme, era una sensación distinta; de esa manera se aseguraba mi total fidelidad. Ya que no había caricia posible, ella me miró y me ordenó

No tienes opciones...Cornudo pásale el culo a tu AMO, quiero ver como te lo ensarta.

Me saqué el consolador y aprovechando mi dilatación lo encajó de golpe hasta sus pelotas, mientras me tiraba atrás de las caderas. Mi verga casi reventaba el canastillo del cinturón de castidad, creo que nunca en mi vida había estado tan caliente. Hundí mi cabeza en los gordos labios de su concha y se la lamí y besé mientras su macho me perforaba el culo en furiosas embestidas, cuando ya empezaba a acabar lo sacó de mi culo y acercándose a la tetas de mi adorada AMA se las llenó de tibia esperma.

Chúpalas Cornudo de mierda... sumiso maraco, límpialas del semen de un verdadero macho.

Me abalancé a sus tetas y me comí la tibia leche que le desparramó su amante, llené mi boca con el producto de su ardor, hasta dejarlas limpias.

El AMO se vistió y besando apasionadamente a mi mujer se fue, ella estaba muy cansada de manera que muy rápidamente fui a preparar su lecho para que descansara.

Despierto y me toco entre mis piernas... ahí estaba la prisión de mi castidad, o tal vez no era prisión sino una salvaguarda del inmenso amor y devoción que sentía por mi esposa, como cornudo y sumiso no tenía ningún derecho a serle infiel de ninguna manera.

Por favor escríbanme, me encantaría saber que piensan algunas mujeres "cuerneadoras" de esto.