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Basado en un hecho real (06: La sorpresa)

en Amor filial

Basado en un hecho real:

VI Any celosa, las leoncitas curiosas y la sorpresa.

Desde la vez que recibí su beso –sí porque ella me lo dio y no al revés-, Any me había puesto muy confundido. ¿Cómo una nena de casi 9 años podía tener dos caras y yo que era todo un HOMBRE de 12 no podía hacerlo? Y luego dicen que las mujeres no son tan precoces... Bueno el caso es que ese beso me quemaba todo el día, y toda la noche, y así hasta quitarme el sueño... No es que fuera el más mejor de todos los besos recibidos, ya que también los había probado todos –bueno los que había en esos entonces- y con nenes y nenas... Pero Any se había convertido en un instante en una obsesión tremenda.

Ella continuó acusándome de cuanta tontería y nimiedad podía, como para seguir siendo mi carcelera infantil y voluntaria ante mis padres, que aunque ya habían relajado un pelín su vigilancia sobre mí, estaban todavía muy atentos a todo lo que pasara.

Así que esa tarde fuimos a cumplir con nuestro "trabajo" de niñeras en casa de las leoncitas, y ahí vi la transformación de mi querida hermanita: de fiera inquisidora a una coqueta y dulce noviecita... Puras sonrisas, puras miraditas bellas, puras caricias sobre mi mano y algunos abracitos por la espalda... Estaba muy contento, pero al mismo tiempo estaba un poco ciscado, tu sabes, como que no me caía el veinte, la verdad desconfiaba de sus cariñitos, y luego que la Tía se fue corriendo a sus deberes fuera de la casa, quedamos nuevamente solos, Any, las tres leoncitas y yo... Mi adrenalina y testosterona estaban al máximo, estaba con la erección más hermosa de mis 12 años y listo para cualquier cosa que pudiera pasar...

En un momento de que las niñas comenzaban a sacar sus juguetes para comenzar la rutina de juego por la tarde, me acerqué a ayudarles a sacar las cajas y los trastecitos y tacitas, era lo "normal", yo era el grande de la casa, así que estaba ayudando a las chiquitas, y mi hermanita me abrazó por la espalda, yo estaba sentado con las piernas cruzadas en el piso, y ella en su abrazo me logró pellizcar mi tetilla izquierda, y me dio un beso en la nuca... ¡¿Sabes como se siente eso de repente?! Y para rematar su jugada, me dio unas nalgadas, más que golpes eran una invitación o algo así...

Me levanté muy "enojado" y la correteé por todo el cuarto, luego se salió y me la seguí correteando hasta que la alcancé, entonces, la abracé, la tomé de la cintura, nos caímos al suelo y también rodamos, pero no la solté, sus piernitas estaban muy tibias, era algo interesantemente delicioso... Y que me la acomodo en las piernas, ella boca abajo, y procedí a darle unas buenas nalgadas... Zá zá zá! – ¡Y para que aprendas a respetar al hombre de la casa, te las voy a dar a calzón quitado! – grité con una muy mal fingida ira... –¡No! Porque duele... – contestó riendo Any, pero ya era muy tarde, tenía la pantaletita bajada hasta la mitad de sus muslitos y comencé a darle las nalgadas, con algo de suavidad, no era el caso de enojarla, era un delicioso juego... Zá zá zá... Y las nalguitas comenzaron a enrojecer, estaban morenitas, redonditas y coloradas, otra tanda de nalgaditas lujuriosas: Zá zá... Y la risa era más ronca... Y levanto la cara y veo a las tres leoncitas que se reían y se empujaban entre ellas, al parecer les gustaba el espectáculo, tanto como a mí...

Dejé a Any rodando por el piso y les dije:

-¿Quieren jugar al Papá Pegalón?

-¡Sí!

-¡Pues corran y a la que alcance le voy a dar una zurra bien puesta como a Any! Y salieron corriendo por toda la casa las leoncitas, y Any, también corrió. Era divertido correr y tratar de alcanzar a las chiquillas, porque entre que las alcanzaba y no se dejaban coger, pues yo les daba sendos arrimones de verga y abrazos lujuriosos donde les acariciaba brevemente lo que alcanzara a tocar.... Y primero alcancé a Clau, y le di su tratamiento, con cuidado de no molestarla, y con la algarabía de sus hermanas y de Any... Coreaban cada nalgada, cada risa de Clau y también ellas me empujaban para que le diera más fuerte... Cosa que las divirtió por un momento. Luego alcancé a Sary, la cual era la mas nalgona de todas, me di un especial gusto en acariciar un poco ese culito antes de darle sus nalgadas, pero todo fue en juego, y a lo último alcancé a Gaby, a la que fue más simbólico que lujurioso el acto nalgueatorio... Y Any me exigió que la volviera a perseguir... La alcancé y la hice acomodarse exactamente arriba de mi erecta verga, como traía un pantaloncillo corto, short, por un lado se me salió el pichirilo y hasta lo logré acomodar entre su ingle mientras comencé a nalguearme a mi hermanita: Zá zá zá... -¡Más! ¡Más! ¡Más!- exigían las leoncitas, y yo miré a Any y ella sonreía muy roja, pues al público lo que pida: Zá zá zá...

Su sonrisa se volvió mas torcida y hasta logré ver cuando se pasó la lengua por los labios y se los mordió.... Mi verga sentía una humedad interesante, porque no era propia, en la ingle de mi hermanita.... Estaba casi en el éxtasis...

Any se levantó y se fue directo al baño. Las leoncitas y yo la seguimos, Any se sentó en la taza y se puso a hacer pipí, lo cual era lo esperado y las leoncitas y yo perdimos el interés y ellas se iban al cuarto a jugar cuando y cuando yo me disponía a seguir explorando los rincones de la casa, Any me llamó: -Quiero que me limpies...

- Bueno...

- Solo limpieza ¿he? ¡Nada de hacerme lo que le hiciste a Tita!

- ¡¿Yo?! ¿Qué le hice a Tita?

- Pues acuérdate burrote, que te sacaste tu cosa y se la pusiste en su cosita y luego se la metiste y ella hasta se ponía roja y luego hasta lloraba de lo mucho que le dolió, y todo eso lo vi y también por eso te castigaron ¡porque le lastimaste su cosita a Tita!

- ¿Y que te voy a hacer?

- ¡Limpieza!

- ¿Y qué le hice a Tita?

- ¡Ya te dije!

- ¿Y que te voy a hacer?

- ¡Yaaa! ... Y como la vi tan decidida, pues no me dieron ganas de seguir actuando como el "chavo del 8" y me di a la tarea de limpiarle su vulvita por lo que había orinado... Ya para ese momento estaba nuestro público en la entrada del baño, Any se empinó sobre la taba bajada de la taza y comencé a pasar suavemente el papel de baño en la rajita húmeda y morenita de mi hermana. Y las leoncitas miraban atentamente, la única que no tenía mucha cara de gusto era Gaby, como era una nenita muy tierna y pequeña, quizá no le interesaba mucho lo que estaba pasando...

–uhmmm... uhmmm... –Any lo disfrutaba y yo continué- uhmmm... uhmmm...

- Bueno, ya terminé...

- ¿Y la lamidita? – preguntó Sary, la muy indiscreta estaba atentísima a todo...

Any se volteó y me sonrió, así que comencé a lamer de arriba abajo la conchita de mi hermanita, como era todavía pequeña y sin pelitos, era más excitante, era una conchita con algo de sabor a pipí fresco, pero sin olores feos, al contrario, estaba arrolladora....

Poco a poco sus gemidos eran mas largos, y también más sonoros, la humedad en ella comenzaba a gotear y mi saliva se mezclaba con sus juguitos infantiles, era una verdadera primer venida, en mi boca y en frente de otras niñas que estaban interesadas en todo esto...

- ¡Maaas! ¡Maaas! ¡Mhhh! – Gimió y gritó suavemente Any, qué rápido había pasado todo.

Luego, con la misma seriedad de sus 9 añitos, se levantó la pantaleta y el shortcito, Y se volteó con la mas bella sonrisa que le he visto a mi hermana en toda la vida. Me abrazó apretándome mucho y muy fuerte, me dio un beso (completo y en toda forma pero sin lengua) y salió del baño.

Así es como pasó realmente.

Las leoncitas no se hicieron esperar, Susy fue la primera que quería ser "atendida", se sentó en el water, y simuló que hacía pipí, pero no le salía nada, su hermana mayor, Clau, la vigilaba con ojo avizor y lo hizo notar muy pronto:

-"Es mentira que esté pipiciando!"

Susy pujó tanto que hasta se le salió un "suspiro del alma" (pedo), y se puso roja, supongo que de la vergüenza y no del esfuerzo, pero ya con eso se me hizo justo que la limpiara, aunque fuera solo así… Y me di a la labor de limpiar el culito fruncido, y luego de eso, la lamidita… Tímida y lenta al principio, pero como la misma Susy se meneaba de manera tan sensual, sí para su edad ya el instinto le funcionaba, y decía con geográfica precisión: "Allí, así, allí mero lámeme más fuerte"; pues continué hasta que un temblor en su espalda y un "ahhh" de satisfacción salió de su linda boquita.

Y entonces, la sorpresa:

Miré hacia la puerta y se me heló la sangre: La Tía me miraba con una expresión incomprensible.

- ¿Así que de este modo cuidas a mis sobrinas? Ahora me explico por qué estaban tan contentas el otro día. ¡Tú vendrás a mi cuarto solo! ¡Esto es muy grave! ¡Ya verás lo que te va a pasar perro del mal!

La seguí a su cuarto, que en realidad era el de los señores, y ella con una autoridad que no comprendí cerró la puerta tras de sí con seguro. Me miró a los ojos directamente y me dijo:

- Ahora me vas a contar qué es lo que has hecho con mis sobrinas. Y quiero todos los detalles.

No tuve más que contarle la verdad, estaba en sus manos y no tenía salida.

Si ella lo decía a mis padres, pues ya sabía qué me esperaba y si ella lo decía a los señores León cuando regresaran, seguro que me podían meter preso a la correccional, yo estaba conciente de todo ello y también estaba asustadísimo: sentía que me cagaba para dentro…

- ¡Desnúdate perro del mal! – Y me desnudé todito.

- Ahora veo que estás desarrolladito, no para mi gusto, pero lo suficiente.. Desnúdame a mí también, pero cuidadito con querer tocarme algo… - Y me puse a desabrochar su cinturón del jeans que traía, le levanté la blusa de algodón, la abracé para poder desabrocharle el sostén, y noté que su respiración era tan agitada como la mía, me arrodillé para poder bajarle sus jeans, pero como ella tenía ya en la mano el cinturón, me dio un cinturonzazo en la espalda, y gritó:

-¡ Ahora te voy a castigar por todo eso que le hiciste a mis sobrinas! – Za, za, za, cayeron en mi espalda sus cinturonzazos, za za za, me comenzaba a arder mi espaldita…

-¡ Chilla perro! ¡Chilla perro del mal! – Curiosamente, mi verga estaba completamente parada, y proseguí a bajarle el jeans y el bikini juntos, ella perdió el equilibrio, la abracé y cayó encima de mí al suelo.

- ¡Ja ja ja! ¿Con que quieres escapar al castigo? Pues no lo vas a lograr… - Y se levantó con el cinturón en la mano y me pegó varias veces más, yo estaba en el suelo revolcándome de ardor y tratando de que no me pegara en la verga o en los huevos, pero no lo logré…

Para ese momento, las niñas estaban llorando atrás de la puerta, y Any tocaba y tocaba para que la Tia abriera, pero sin ninguna respuesta… Luego de varios cinturonzazos, la Tia se calmó y abrió. Las niñas entraron con cara de susto, y Any se me acercó y abrazó en el suelo como protegiéndome…

- Sólo nos ha cuidado y nos ayudó a limpiarnos cuando íbamos al baño, no tenías por qué pegarle tan fuerte… No nos ha lastimado y tampoco nos ha metido su cosa en nuestras cositas… ¡Ups!

- ¡Ah! ¡¿Con que esas tenemos?! ¡¿Así que también te las has cogido a todas?!

- No Tía, el no nos ha hecho nada, ni menos nos ha juntado su cosa como mi papi lo hace en las noches… - dijo muy seria Clau.

La Tía se calmó y nos miró a los tirados en el piso, yo y Any, abrazaditos y ella, con los jeans hasta los tobillos y su peluda vulva al aire, sus tetas estaban grades e hinchadas, subían y bajaban al compás de su respiración, sus pezones estaban muy morenos y algo grandes, se notaba que estaban bien erectos.

- Súbete a la cama. – Y me subí.

- Ahora me vas a hacer lo que le hiciste a mis sobrinitas… - Y ella se acabó de quitar los jeans y los tenis que traía, se quedó muy mona con sus calcetas blancas.

En los siguientes momentos, "toda mi vida pasó por enfrente de mis ojos", En especial el momento en que yo estaba acostado en la cama matrimonial de los León y con la Tía sentándose de cuclillas en mi cara, su vulva estaba muy húmeda y también –por el movimiento natural- abierta, era una vulva caliente que comenzaba a latir en mis narices (literalmente) y que a gritos callados me ordenaba que le hiciera el mejor cunilingus de toda mi vida… Y orgullosamente puedo decirte que: "LO HICE".

Lamí de arriba abajo, mordisqueé cada pliegue de los labios mayores y los labios menores, hice el "remolino" en su clítoris con mi lengua, tanto que hasta se me volvía un rizo de tanto hacerlo, mamé con furia su clítoris y también metí mi lengua tan larga como era (y ahora es más) dentro de su deliciosa vagina. Por cierto, la muy desgraciada tenía restos de sangre, sí había reglado durante la semana y aún le quedaban gotitas por sacar, pues me las estuve degustando muy a mi pesar… Luego de varios "uhmmm" y un largo "ayyy", la Tía me regaló sus jugos en mi boca, y como no tenía nada qué hacer, me los bebí todos.

Las leoncitas y Any estaban impactadas.

La Tía se volteó en silencio y las miró:

- ¿Qué creen? ¿Qué yo no tengo derecho a jugar igual que ustedes? ¡Ja ja ja!

Y con un ágil movimiento se puso en posición del 69 y me comenzó una mamada tremenda, y yo continué con su vulva en mi boca mordiendo y remordiendo a conciencia (OJO: no dije remordiéndole la conciencia) cada uno de sus plieguecitos y su botón del clítoris, y con algunas caricias perversillas en su asterisco anal, me chupé un dedo y le hice el candadito de manera que brincaba y gemía como una verdadera HEMBRA llena de placer. Claro que su mamada era increíblemente superior a las que me había dado el Chino, la Ballena Azul y cuanta criatura se había atravesado en mi camino hasta el momento. Tuve mis momentos de "ojitos con clara de huevo" y los instantes de "no me quiero venir, no me quiero venir", pero luego de lo que creí una eternidad, cumplí con la madre naturaleza: Di mi semilla, aunque no en el lugar adecuado, pero a una hembra, Real Hembra, de mi especie… a la Tía.

Y como colofón para este capítulo de mi vida, continuaron las 2 semanas de "niñera" más bellas e intensas de mi vida, porque para un HOMBRE de 12 años, una HEMBRA de 16 es algo más que cualquier sueño realizado, sobre todo si es la HEMBRA que te enseña a usar el condón, que te enseña las posiciones básicas (la torta, el perrito, la guinda mono, el chivito al borde del precipicio, voltea mira quien viene y sus variantes y la fundamental y exquisita postura de tijeritas –con la cual ella tenía de 2 y 3 orgasmos por palo-).

Lo único que no me gustaba era que para que ella se calentara, tenía que usar ese cinturón tan duro, porque primero me decía que yo era un "perro del mal" y luego me daba todo lo que nuestra especie conoce como placer y sexo desenfrenado… Con el paso de los años supe que eso se llama "parafilia" pero para mí era muy duro en su momento, porque a pesar de tener en mi experiencia sexo anal, sexo vaginal, sexo oral, hasta el día de hoy no me gustan las cosas a chingadazos, me llega más la ternura y el buen humor, que los insultos para que alguien se caliente y haga las cosas como en "el discovery chanel"…

¿Quieres saber cual fue la reacción de mi hermanita Any luego de ver un 69 en vivo?

¿Quieres saber más de las intrigas de la familia León?

¿Quieres descubrir qué secretos mantenían en secreto la Tía y demás compañía?

NO SE PIERDAN EL SIGUIENTE RELATO DE LA SERIE: "BASADO EN UN HECHO REAL" por este mismo web site, no más no les digo cuando , porque estoy sumamente ocupado en mis trabajos y jolgorios… MANDA TUS COMENTARIOS…

¡Chau!