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El día que hicimos las paces

en Lésbicos

No soy lesbiana, me gusta el sexo y estoy dispuesta y lo hecho con otra mujeres. Pero también me gustan los hombres, me gusta sentir sus penes en mi vajina, en mi culo y en mi boca, y eso mi amiga Mariana no lo acepta. Ella me quiere solo para ella, y la última vez que estuvimos juntas en una fiesta se enojo conmigo porque Yo tuve relación y anduve perdida por tres semanas con un tipo espectacular. Mezcla de francés y haitiano, este me fornico en publico y cuando digo esto es por que literalmente fuimos el centro de atracción en esa sala en esa fiesta. Al irme ella me trato de perra y de puta.

No me disguste porque sabía que me llamaría y así lo hizo ese viernes que les voy a contar.

Me llamo a la oficina alrededor de las 15:00 horas y me dijo si nos podíamos encontrar en la tarde para tomarnos un trago y conversar tenia cosas que contarme. Sabiendo que lo que tenía que contarme eran mentiras, le conteste que sí nos podíamos ver, pero tenía que ser como a las 21:00 horas y le insinué un bar que se llama Chivas Bar y tiene unos recovecos que parecen como privados. Me dijo que bueno y que nos veíamos a esa hora. Yo le dije ubícate al mozo que siempre nos atiende, cosa que si una de las dos llega antes no tenga que estar en la barra esperando a la otra, sino que nos colocamos en algún lugar más privado a esperar. Ok, me respondió y quedamos a esa hora.

Esa tarde me arregle y me puse el mismo vestido con el que había ido a esa fiesta. Es un modelito pequeñísimo que apenas me cubre. Esta compuesto de una pollera super mini a las caderas, de lycra, dorada y abierta a ambos costados hasta la cintura o mejor dicho cadera. Cuando me siento quedan todos mis muslos al descubierto. Debajo o no llevo nada o tiene como conjunto una pequeña tanga que se compone de un minúsculo triangulito que tapa la mitad de mi vajina y que debe estar completamente depilada o se ve muy fea. Como top tiene un bikini de dos triangulitos del tamaño suficiente para cubrir mis pezones, el resto son unas cadenitas que sirven para sujetarlo y mantenerlo en su lugar.

Ese día y como de costumbre me prepare un regio baño de tina con sales perfumadas y aceites afrodisíacos. Bañada unte mi cuerpo con un aceite de coco que da brillo y ese look húmeda que tanto excita. Perfumada, bañada, maquillada y peinada con mi pelo todavía cortisimo que deja mi nuca y lados al descubierto partí a la reunión. Eso si antes me puse un sobretodo negro largo para cubrir mi cuerpo.

Llegue al lugar como diez minutos pasada la hora. Busque a Juan y le pregunte por mi amiga. Me contesto que había llegado y estaba en el subterráneo al final del pasillo, me pregunto si deseaba algo le dije que por favor me llevara un gin tónica y partí donde mi amiga.

Mi amiga Mariana es una chica muy atrayente, no tiene el aspecto varonil de una lesbiana que hace el papel de activa. Posee unos pechos enormes, que mantiene firmes y erguidos gracias a la buena gimnasia, se viste muy bien, posee un precioso pelo largo hasta la cintura de color negro azabache. Cuando salimos las dos, nos reímos mucho porque los hombres tratan de iniciar conversa sin saber que ella los odia.

Baje siguiendo las indicaciones de Juan y encontré a mi amiga Mariana sentada esperándome. Andaba vestida con un enterito negro (es decir top y pantalón todo uno) muy ajustado y con un escote bastante pronunciado que dejaba entrever sus pechos relucientes. La salude con un beso en la mejilla y me senté junto a ella en un sillón que estaba pegado contra la pared. Me miro extrañada y me pregunto que me pasaba por la vestimenta tan recatada. Yo le conteste sino me quería ver así, sí total ella estaba enojada conmigo. Para que quería verme de otra forma. Acuérdate que soy una perra y una puta. Ella me miro fijamente y me dijo; sabes que me calientas y esperaba que vinieras sexy. Me pare justo en el momento que llegaba Juan con mi trago y un picadillo. Juan dejo ambas cosas sobre la mesa y como Yo estaba parada me pregunto si quería que él me ayudara a sacarme el abrigo. Le conteste que si y con buena educación me ayudo. Al quedar sin mi abrigo vi como los ojos de Juan brillaron, claro como no iban a brillar si Yo estaba casi desnuda. Pollera cortisima abierta a ambos lados y un peto que dejaban a la vista el 99,9% de mis tetas. Mire a Mariana y capte su cara de placer.

Antes que se fuera Juan me senté al lado y bien cercano a Mariana y al hacerlo me preocupe de dejar ambos muslos al total desnudo. Los ojos de Juan brillaron dos veces más.

Mariana me miro fijamente y me dijo; Carmen llevo un mes sin dormir. Deseo tu cuerpo más que nunca y hacer el amor contigo es maravilloso y el sexo muy especial. Lo que ella me decía me hizo ruborizarme, pero lo que decía era cierto, las veces que hemos estado juntas me ha hecho gemir como a una gata en celos. Me ha hecho rogarle que termine con sus caricias y besos y me haga llegar. Es una verdadera fiera haciendo el sexo con ella.

Ella se dio cuenta que me había ruborizado, se acerco más a mí y me acarició el pelo y me dijo; te queda bien el pelo corto, corto. No supe como reaccionar y solo le respondí con un beso suave en su cuello al que ella respondió con otro debajo de mi oreja. Me gusto sentir su calor nuevamente y no me opuse a sus brazos.

Comencé a sentir pequeños besos muy suaves en el cuello mientras con una mano exploraba mi desnudo vientre. Me puse ya calentita con sus manos explorando nuevamente mi cuerpo como ella sabe hacerlo y sabe como excitarme. Yo le respondía a todos sus besos.

Carmen me dijo; perdóname por lo del otro día, pero tus gemidos, gritos y tus movimientos de desesperada por agarrar su miembro mientras el tipo ese te tenia amarrada a la silla me dieron muchos celos, sobretodo cuando él te introducía su enorme y grotesco miembro por todas tus partes. Me gustas, quiero tenerte esta noche. Yo ya media excitada por sus caricias y besos, le respondí; quiero y esta noche deseo ser tuya.

Dame la mano mi amor. Yo le entregue mi mano, ya no era consiente de mis actos, ni quería serlo, sólo deseaba ser suya nuevamente. Nuevamente quería experimentar lo que sentía bajo el cuerpo de esa mujer, amor y pasión y gustos que no he dejado de tener aunque haya estado con otros hombres. Mariana me excita al máximo y me hace ser mujer al máximo.

Al darse cuenta que Yo no estaba enojada y más que nada el saber que la deseaba, me agarró del cuello y me besó suavemente en la boca. Yo la abracé y le correspondí su beso. Sentí sus labios carnosos apoderarse de los míos. Con pasión me agarró por la cintura desnuda y me volvió a besar el cuello dándome unos pequeños mordiscos que me hicieron sentir enormes escalofríos. Como lo había hecho tantas otras veces Mariana me estaba excitando al máximo, estaba comenzando a levantar mi pasión por sus caricias, Yo comenzaba a gemir de placer.

Le puse una de mis manos en su pierna y me correspondió, acariciando mis desnudos muslos. Durante este tiempo no hablábamos, sólo nos mirábamos a los ojos sabiendo lo que cada una esperaba de la otra. Mariana sabía que me iba a tener y Yo quería ser tenida por ella. Era nuestra pasión. Yo quería convertirme nuevamente y gustosamente en su presa, en su gata caliente.

Sin decirnos nada nos besamos de nuevo en la boca con pasión. Me puso de pie y me arañó la espalda con sus fuertes manos y me quitó el minúsculo peto. Furiosamente me besó mis desnudos pechos. Volvió a subir a mi cuello con pequeños besos y mordiscos mientras con sus manos bajaba arañándome la espalda y metiendolas bajo mi minúscula pollera en busca de sacarme la tanga.

Aún de pie paró un momento para abrirse la parte de arriba de su enterito, sus preciosos senos quedaron al descubierto. Mientras Yo la contemplaba, ella me quito la pollera y se bajo la parte de arriba de su enterito. Se quedó ella desnuda de la cintura hacia arriba y yo completamente desnuda.

Me tumbó en la banqueta y se colocó encima mío a cuatro patas.

Miré al techo y empecé a gozar. Jamás me había sentido así con un hombre ni aún hoy.

Sentir sus labios en mis pechos poniendo erectos mis pezones y produciéndome una humedad abajo que sólo deseaba que llegara a mi sexo.

Con sus manos me masajeaba la espalda subiendo y bajando fervorosamente mientras con su boca me recorría dulcemente mi cuello, mi boca, mis hombros y mis pechos. Después lentamente fue bajando con sus besos por mi vientre y me sacó las braguitas completamente. Yo tenía mis pechos erectos y redondos que sólo deseaban ser besados.

Sus manos masculinas recorriéndome me hacían estremecer y su dulzura de mujer me llevaba al séptimo cielo.

Poquito a poco besó mis muslos mientras con una mano me estrujaba el culo. Fornicame, por favor, -estaba yo clamando-. Deseaba que me comiera la vajina como ella sabe hacerlo.

Bajó por fin, me abrió suavemente las piernas y posó sus labios con un tímido beso en mis labios vaginales. Con un dedo abrió mis labios mayores mientras besaba la parte superior de mi vajina intentando buscarme el clítoris. En cuanto lo encontró lo rodeó con sus labios y lo estimuló con sus dedos… me estaba casi masturbando y muriendo de placer.

La clamé que volviera a mi boca y sin dejar de estimularme la vajina con sus dedos subió y posó sus pechos sobre los míos mientras me besaba la boca. La abracé y no la solté, sólo quería sentir su boca sobre la mía y subir al cielo con esa estimulación clitoridiana que me llevaba al borde de mi primer orgasmo. Me hizo acabar como una gata caliente, gemí, aullé y goce. Yo desesperadamente la estaba abrazando su espalda fuerte y bajé mis manos a su culo, intentando buscar su agujero. Eso le gusto y se estremeció más, Yo al sentirla estremecerse me calenté más.

Mientras no dejábamos de besarnos boca con boca, la volteé y me puse encima suyo posando mis pechos sobre los suyos. Bajé a comerle los pezones y lamer esos dos manjares a punto de reventar de placer.

Mariana me dijo; mi amor, hazme un 69, -me suplicó-.

Al terminar de decir lo del 69, sentí a Juan que entraba al privado preguntando sí deseábamos algo más. Pegue un brinco y quede frente a Juan completamente desnuda. Mariana con una calma indescriptible le respondió; gracias Juan tráenos otra ronda igual. Yo desnuda temblaba. Mientras Juan recogía los vasos Mariana parada al lado mío me abrazo y beso apasionadamente en la boca. Yo al sentir su calor me relaje y me deje llevar por su pasión.

Cuando Juan volvió con los tragos, Yo estaba entregada y no me importo que nos encontrara a mi tendida de espalda y Mariana ahora completamente desnuda en posición inversa en un 69. Ella exploraba con sus dedos y boca mi vajina y Yo exploraba la suya sorbiendo y besando sus jugos. Juan dejo los tragos y se retiro cerrando la puerta.

Por el placer de ser descubierta y por las caricias de Mariana volví a experimentar otro orgasmo, era tal la cantidad de jugo que Yo emanaba que tenia la cara de Mariana completamente mojada.

Sentir mis gemidos hacían que Mariana se excitara más y me hacia volverme más loca.

Mariana intentaba penetrarme con dos dedos, Yo sentía mi vientre estremecerse y temblar, ella al sentirme así no dejaba de jugar con mi clítoris.

Era muy tarde ya y luego cerrarían el bar. Ambas desnudas y calientes mientras nos besábamos y acariciábamos nos tomamos los tragos. Al terminar Mariana llamó a Juan, a mi a esa altura no me importaba que me viera desnuda en brazos de Mariana. Juan llego justo cuando Mariana chupaba uno de mis senos y aprovechaba de sacarme leche. Sin dejarme de besar le paso la tarjeta para que se cancelara. Volvió al rato con la cuenta cancelada. Mariana le dio una excelente propina y me pidió que me colocara el abrigo y nada más.

Salimos del local en dirección al auto de Mariana, antes de subir al vehículo ella me pidió que me quitara el abrigo. Yo como seguía caliente le hice caso y me subí completamente desnuda y me acurruque a su lado. Ella manejaba con una mano y gracias a que el auto era automático su mano libre la usaba para seguir excitándome y sobar mi clítoris . Yo le había levantado su pelo y entre gemidos le besaba el cuello y su mejilla. Llegamos a su departamento y antes de bajarnos me pregunto si me atrevía a subir desnuda desde el subterráneo hasta el departamento de ella en el noveno piso. Yo estaba tan caliente y excitada que estaba dispuesta a todo lo que ella me pidiera, quería entregarme y ser su puta, lo deseaba.

Le respondí; lo que tu desees, sí quieres que te vean conmigo desnuda y se den cuenta que soy tu perra, lo hago. Te deseo.

Me baje del auto completamente desnuda, llamamos el ascensor y subimos hasta el noveno piso. Gracias que nadie toco entrepiso. Caminamos por el pasillo hasta su depto., Yo rogando que nadie apareciera. Mariana abrió y entramos. Corrimos a su dormitorio, Yo ya estaba completamente desnuda así que me tire en la cama, ella se tuvo que desnudar.

Al sentir su cuerpo desnudo comencé a excitarme nuevamente. Mariana con su habilidad acostumbrada añaraba mi espalda mientras nuestras bocas se unían en un beso de pasión y de lujuria. Sus manos recorrían cada rincón de mi cuerpo. Yo ya estaba gimiendo nuevamente. Mariana besándome y con su lengua húmeda por la excitación marcaba mi cuerpo desde mi boca hasta mi vajina, pasando por mis pechos vientre y pelvis. Llegando a mi vajina comenzó a chupar mi clítoris mientras sus manos amasaban mis pechos y tiraban de mis pezones. Yo comencé a gemir y aullar. Mientras más aullaba, más Mariana succionaba mi clítoris. Así me tuvo hasta que me puse a corcovear de puro placer, mis aullidos ahora eran gritos, los pellizcos a mis pezones eran cada vez más dolorosos, pero cada vez me excitaban y gustaban más. Llegue a punto que no pude aguantar más y mis jugos volvieron a salir como un torrente. Esta vez Mariana tuvo que taparme la boca para ahigar mis chillidos de pasión. Corcoveaba en la cama y Mariana no paraba de chupar mi clítoris. Le pedía por favor que parara, pero ella seguía y Yo acababa y volvía a acabar, no daba más y Mariana seguía y seguía. La tuve que tirar de su largo pelo con fuerza para sacarla, porque Yo no tenía más fuerzas, no daba más. Nos abrazamos largamente y nos besamos teniéndola Yo a ella sobre mi, mi pierna se entremezclo entre las suyas y sentí la humedad en su vajina. Ahí me di cuenta que mientras ella me hacia acabar una y otra vez, ella también lo hacia.

Caímos abrazadas en un largo sueño. Nuestros cuerpos desnudos y llenos de pasión se habían juntado nuevamente. Ese fin de semana fue maravilloso, salíamos de compras y en el depto.