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La película (2)

en Jovencit@s

Han pasado ya varias semanas desde que mi vecina vino a por tabaco. La verdad es que he intentando volver a verla (a solas, evidentemente) pero de momento a sido imposible aunque todo llegará. No obstante, tampoco se pierde el tiempo. La película sigue dando sus frutos.

Como os decía, han pasado varias semanas de sucedió el tema pero yo estaba ya caliente al día siguiente. Cuanto más lo pensaba mas burro me ponía y no había forma de quedar con Irene. La ocasión se presento una noche, sin planificación, y no con Irene sino con los otros vecinos José y Lucía, los de al lado de casa.

Vivimos en un pueblecito del interior de Valencia rodeado todavía de cultivos y en nuestra barriada somos 8 plantas bajas por lo que nos conocemos todos ya que estamos un poco alejados del núcleo urbano, donde comienzan los cultivos. José es el vecinos de la casa de al lado, tiene 18 años y trabaja con su padre de albañil y vive con sus padres y hermanos, siete en total y Lucia es su novia. En verano es costumbre sacar las sillas a la calle y cenar y hablar un rato lo cual no deja de ser bonito en los tiempos que corren.

Una noche que estaba, solo ya que mi hermana se quedaba en casa de una amiga y mi madre trabajaba, me preparé la cena y salí a la calle. La verdad es que era un poco tarde, sobre las 11 por lo que solo quedaban Carlos el de enfrente y los padres de Irene que estaban recogiendo.

Buenas noches, dije.

Me saludaron los tres. Puse la mesa mientras ellos empezaban a recoger.

Ya os vais?, pregunte mientras me sentaba.

Si, dijo Carlos, esta noche hace fresquito y se dormirá mejor, hay que aprovechar.

Bueno, que se le va hacer, que descanses, dije.

Nosotros también, mañana se curra que aquí no vivimos todos como tu, dijo Mercedes sonriendo.

A si es la vida, dije riéndome.

En esas, salieron José y Lucía (a la que yo conocía de oídas pero no había visto).

Buenas noches dijo, José.

Menos mal que sale alguien, hoy todo el mundo tiene sueño, dije.

Buenas noches, se despidieron los demás.

Me fijé en Lucía, vaya preciosidad, tendría 16 o 17, ojos azules, 1,70 m y carita de niña que no ha roto un plato pero con un piersing en la lengua y otro en el ombligo.

Has cenado?, me pregunto José.

Iba empezar cuando habéis llegado, contesté.

Cenamos juntos?, dijo. Nosotros también lo tenemos preparado.

Ok, dije. Así por lo menos hablamos un rato, que hace unos días que no habéis salido nadie.

Solo estamos por la mañana y cuando estamos, nos hemos ido al pueblo de mi tía a pasar unos días en el chalet, pero como está cerca igual nos acercamos alguno, como es el caso hoy, explicó.

Se acercaron a la puerta con la mesa y la pusieron al lado de la mía.

Mira Ernesto, te presento a Lucia, mi novia, dijo. La conocías?, preguntó.

De oídas, dije mientras me acercaba a saludarla.

Que tal?, dijo dándome un beso.

Encantado, dije devolviéndoselo. Ya era hora de ver a alguien nuevo por aquí.

La cena transcurrió con total normalidad, estuvimos charlando de nuestras vidas. Conocí un poco mas a Lucía, averigüé que tenia 17 años, buena estudiante por lo visto y la cabeza mucho mas amueblada que muchas crías de su edad, averigüé también que le gustaba el mismo tipo de música que a mí, aunque José era un poco Bakala. Nos bebimos dos botellas de vino y nos pusimos un poco contentos.

Podíamos hacernos un peta, dijo José.

Vale, pero aquí no, dije mientras señalaba con la cabeza la ventana de otra vecina que es bastante cotilla, vamos si queréis al patio de casa que estamos mas tranquilos y no tenemos a nadie a los lados, expliqué.

Vale, dijo Lucía, envalentonada por el vino.

Bueno, pero ¿Qué confianzas son esas?, dijo José riendo, desde luego ha tenido que venir ella para que me enseñes las reformas.

Por que no has querido, estás siempre muy ocupado, le dije de coña.

Recogemos y guardamos todo y vamos, dijo Lucia.

Entre los tres terminamos enseguida. Mientras ellos llevaban los trastos a su casa salí y preparé el patio. Saqué los vasos, el hielo, unos refrescos y, por supuesto, la Yerba.

¿Qué tomáis?, les pregunté al entrar.

Yo whisky, dijo José.

Yo ron, si tienes, dijo Lucia.

Entré y saqué las dos botellas.

¿Tú no curras mañana?, pregunto José.

Por la tarde tengo que irme para cenar con unos clientes a Valencia, contesté, pero no tenía nada para por la mañana, con lo cual conectaré el móvil por si llama alguien.

Eso es vivir, y el resto son tonterías, dijo Lucia.

Les serví los tragos mientras José se hacía un canuto de polen y Lucía preparaba uno de Yerba, acerqué el mueble con la tele y el dvd por si hacían algo interesante y comenzamos a fumar y charlar un poco. Nos terminados de poner ciegos rápido. En un momento dado, José me preguntó si podía hacerse unas rayas.

Sin problemas, dije, mientras iba a buscar un plato y, de paso, mi bolsita.

Nos metimos un par de ellas y los consiguientes canutos y licores. Lucía estaba totalmente deshibida ya, había tomado confianza conmigo enseguida, a pesar de la diferencia de edad. Hablamos de drogas, de jóvenes, de respeto, de educación y al final tocamos el tema de sexo de pasada. Lucía se levanto para ir al baño y José pillo el mando de la tele y se puso a pasar canales hasta que llegó a los porno que ponen las locales. Una cría más o menos de 18 primaveras se comía dos pollas

Mira cariño lo que están haciendo, dijo José al verla salir.

Nene, por favor, que está Ernesto delante, dijo, sonrojándose.

Tiene 20 años más que nosotros, ¿tú crees que se va a asustar?, preguntó.

A mi me pilló en fuera de juego. Me subieron un poco los calores e intenté templar la situación.

Lucía, no te preocupes por mí, estoy curado de espanto, dije.

Me puse a pintar tres en el plato mientras, sorprendentemente José no cambiaba de cadena y la cría seguía chupa que te chupa. Dejó el mando en la mesa y pensé que Lucía cambiaría como así fue.

Qué portarrollos eres, dijo José. Como si fuera la primera vez que ves una.

Lucía lo asesinó con la mirada.

Tranquilos pareja, intervine. Nada de malos rollos, vale. Venga vamos a hacernos esto.

Les serví un par de copas y seguimos un rato charlando y consumiendo, pero se notaba que había tirantez. Lucía estaba digamos un poco enfadada. De momento se levantó.

Me voy a casa, dijo. No me encuentro muy bien, mintió.

Como quieras, ahora voy yo, cuando me fume el canuto, contesto José.

Tu misma, dije, pero si estás mosca con lo de antes me sorprenderías bastante.

¿Por qué?, preguntó.

Por que según la conversación de antes parecías más liberal, pero ya veo que es fachada. Piensa en ello cuando te acuestes, le contesté.

Dio media vuelta y se fue cerrando la puerta.

Eso le vendrá bien, dijo José, hoy está rarita.

No será por mi, ¿no?, pregunté.

Igual si. Ten presente que es la primera noche que habla con un tío que puede ser su padre y que fuma y se mete. Digamos que mucha emoción junta, contestó José cogiendo el mando y poniendo la porno otra vez.

Soléis ver pelis?, pregunté.

Si, además nos gustan bastante pero ese era nuestro secreto hasta ahora, por eso se ha ido, dijo.

Conmigo está a salvo, dije. Además yo también soy aficionado.

A muchas cosas eres tu aficionado, dijo riéndose.

Nos reímos los dos. La yerba seguía haciendo su efecto. La pelí de la tele terminó enseguida, era ya tarde, las 3 de la mañana más o menos. Cogí el mando y cambié de canal buscando que poner.

Tienes las películas aquí?, preguntó.

Se las di y pusimos otra de tríos. En eso llamaron a la puerta. Salí a abrir y distinguí a través del cristal la figura de Lucia. Se había puesto el pijama que, además de bonito, dejaba adivinar muchas cosas. Mi rabo comenzó a despertar.

Hola, no podía dormir y este no venía, dijo.

Pues para dentro, dije con una sonrisa.

Tomad, he preparado tres al oír la puerta, dijo José pasándonos el plato. ¿No te ibas a dormir?, cariño, preguntó a Lucia.

Si te molesta me voy, contestó.

Haya paz, no empecemos, dije. Lucia, estamos viendo una peli de las de antes, ¿La quito?, pregunté.

No, déjala. He sido un pelín tonta, nosotros también vemos, contestó, lo que pasa es que me siento rara viéndola con otra persona que no es mi novio.

Una nueva experiencia, dije sonriendo.

Me lanzó una sonrisa picarona y se acomodó encima de José abriendo un poco las piernas, dejando ver el borde de las bragas. Era evidente que notaba el bulto de su novio y yo luchaba por disimular el mío. A medida que avanzaba la película yo me iba poniendo mas burro y José parecía que también. En un momento dado puso las manos en los mulos de Lucia. Ella se estremeció.

Nene, no seas malo, por favor, dijo cerrando un poco las piernas pero sin esforzarse mucho.

José, lejos de hacer caso, se atrevió subiendo un poco mas, llegando al borde del pijamita que llevaba puesto y rozando con un dedo el borde de la braga. Ella suspiro.

Nene para, dijo suspirando. Parecía que el dedo de José se había adentrado ya en su coñito y lo acariciaba.

Instintivamente me lleve la mano a la polla que me iba estallar dentro del bañador y comencé a tocármela por encima de la tela. José me miró y sonrió. Siguió acariciando el coño de Lucia pero ya sin miramientos.

Mmmmmmmm, suspiró mientras le llegaba el orgasmo.

Abrió los ojos y me miró sofocada. Me limité a mirarla con cara de complicidad y así quedó todo dicho. No hacia falta dar explicaciones.

José se levantó y la sentó en el sillón de mimbre, se bajo el bañador y se saco la polla, poniéndola a la altura de la boca de Lucia.

Vamos, enséñale a Ernesto como la chupas, dijo.

Comenzó a chupar lentamente, ensalivando bien el capullo a la vez que la movía con la mano. No pude aguantar mas, me saqué mi verga y comencé a meneármela mientras los miraba. Tenía la polla a punto de reventar y aquello parecía que acababa de empezar y podía ir para largo.

¿Queréis que entremos dentro?, estaremos mejor, además empieza a refrescar, dije.

Vale, dijo José. Vamos nena.

Lucia saco la polla de su boca y se levanto. Cambiamos los trastos al salón y entramos la tele, todo con nuestras pollas al aire y bien tiesas.

Queréis una raya?, dije.

Yo si, dijo José mientras se sentaba en el sofá.

Bien, dijo Lucia acercándose a mí.

Saqué la bolsita. Lucia estaba a mi lado, me miró, miro a José buscando un consentimiento que era innecesario ya y se arrodillo. Cogió mi verga y comenzó a chupar mientras su novio se la meneaba.

Dios, que caña, dije suspirando mientras intentaba terminar las rayas.

Lucia paró. Acabé y le pase el material, luego a José y al final yo. Lucia se sentó al lado de José. Comenzaron a morrearse. Lucia le pajeaba mientras el le había quitado la parte de arriba del pijama y le chupaba los pezones. Ella suspiraba. Sin pensármelo me arrodille delante de ella y acaricie los muslos, despacito, subiendo poco a poco hasta el borde del pantalón. Abrió las piernas instintivamente. Metí los dedos llegando al borde del tanga, completamente mojado, llegué a su botoncito y lo toque. Se estremeció. La masturbé sin prisa pero sin pausa.

Sigue por favoooooor, gritó mientras le llegaba el orgasmo.

Le quité el pantaloncito y el tanga. Tenía un coño precioso, pequeño y con poco pelo aunque repartido por todo su monte de Venus y en los labios. Metí mi lengua, estaba ardiendo y completamente mojado. José se levanto y medio de nuevo su polla en la boca de Lucia, follandola sin contemplaciones, metiéndosela hasta la garganta.

Ohhhhh, como la chupas, cariño.

Ahhhhhhh, grito Lucia mientras se corría en mi cara entre espasmos.

Cambiemos, dijo José.

Me levante y el se arrodillo pero con la intención de follarla ya. Paseó el capullo por su raja empapada, entreteniéndose en el clítoris y de un golpe se la metió. A Lucia se le pusieron los ojos en blanco, los 23 cm. de la polla de mi vecino le entraron de golpe. Gemía sin parar. Me levante y clave mi polla en su boca ahogando sus gemidos. De repente comenzó a temblar y le llegó otro orgasmo. José se levantó, saque mi polla de la boca, me senté y Lucia se sentó encima con sus tetas en mi cara. Mi polla entró hasta el final, estaba chorreando, mis huevos y muslos estaban empapados de sus jugos, la cabalgué mientras mi vecino se masturbaba. Volvió a correrse entre gemidos.

Por favor parar un poco, suspiró, no puedo mas.

Tenia la cara desencajada de tanto gusto. Se levantó, y cayó recostada a mi lado. José le acerco la polla a la boca paseándosela por los labios.

Ahora nos toca a nosotros, dijo.

Volvió a meterla en la boca y comenzó a pajearse mientras una de las manos de Lucia me pajeaba a mí.

Ya llego nena, ya, dijo

Siiiiiiiiiiiiiiiii, gritó mientras lanzaba su leche a la boca y cara de Lucia.

Yo también estaba a punto. Me incorporé y la metí en esa boca llena de semen y saliva.

Yaaaaaaaaaaa, grité mientras me corría en su boca..

Nos recostamos en el sofá, y nos fumamos un canutito. Un descanso para continuar. Pero eso es otra historia.